La plantilla policial de la Comisaría de Ourense ha protestado por toma de huellas a la que se han visto sometidos algunos de estos funcionarios en el marco de la investigación abierta tras el robo de seis armas en las instalaciones donde trabajan.
Esta medida se ha tomado con el fin de determinar si hay coincidencias dactilares con las huellas que se encontraron en la zona del armero. La medida no ha sentado nada bien a los agentes por ser tan generalizada.
Los hechos se conocieron cuando un anónimo lo sacó a la luz el pasado mes de febrero. Esta persona, de quien no se sabe nada salvo que difundió su anónimo desde un ordenador de la comisaría, divulgó que habían desaparecido un total de seis armas en perfecto estado y listas para ser usadas. Lo inquietante es que el robo se hizo en una sala de acceso restringido de la comisaría donde sólo el personal autorizado tenía acceso.
En total han sido dos sustracciones de armas las que ha sufrido el edificio policial. En la primera, en verano, fueron dos revólveres del calibre 38 y una pistola del 9 mm, de agentes ya jubilados. En la segunda, acontecida en febrero, se echaron en falta tres armas de uso reglamentario, "HK USP Compact".
Se cree que el objetivo del robo fue dañar la imagen de la jefatura; por lo que se duda de que las armas llegasen al mercado ilegal. Aunque no se puede saber con seguridad.
