Como la mayoría sabréis, lo táctico es aquello que nos confiere una ventaja estratégica sobre un objetivo claro. Sin embargo, hay algunas herramientas tácticas que quedan difuminadas por un enorme mar de datos y funcionalidades. Es el caso de las linternas tácticas, un terreno pantanoso en el que tras muchos años de desarrollo todavía impera el “cuanto más, mejor”. ¿Quién no tiene en su mente el prototipo de guardia de seguridad con una linterna de proporciones bíblicas? Puede que ese pensamiento guardado en nuestro cerebro y potenciado por la imaginería de Hollywood sea el culpable de que, a la hora de adquirir una linterna, cometamos fallos garrafales. Por lo tanto, dedicaremos este artículo a los 2 errores de base que hacen que desperdiciemos la ventaja táctica: la “potencia” y la usabilidad.
¿Sabemos qué son los lúmenes?
El campo de la iluminación y en concreto las linternas, ha evolucionado notablemente en los últimos años. Los costes y el consumo se han reducido, la potencia ha aumentado, la calidad de la luz es cada vez mayor con menor esfuerzo... sin embargo, ¿eso quiere decir que cualquier linterna se merece el apelativo táctico? Como veréis, existe una enorme confusión en el mercado...
Hace 10 años, cuando alguien quería comprar una linterna para algo más que uso doméstico, corría a una tienda especializada y buscaba un modelo con buena potencia. Para ello simplemente había que seleccionar un modelo con un indicador alto de watios, lo cual nos “aseguraba” que el accesorio iba a producir una buena cantidad de luz. Claro que, aquellos que recuerden el instituto, notarán que el watio en este caso es la medida usada para calcular el gasto de energía para que la linterna funcione correctamente. Y claro, en la época lo más fácil era pensar que a más consumo de watios, más cantidad de luz... por supuesto, nada más lejos de la realidad, como veremos a continuación.
Hoy en día no hay una sola bombilla que se venda, sin esgrimir por delante la cantidad de lúmenes que desarrolla. El lumen es la unidad de medida para el flujo luminoso, es decir, la cantidad de luz percibida por el ojo, proveniente de una fuente. Gracias al desarrollo de la tecnología lumínica, sobre todo los avances en tecnología LED, los emisores de luz actuales consumen cada vez menos energía y emiten más y mejor luz. Eso sí, este hecho no quiere decir que cualquier linterna actual valga para todo, sino más bien lo contrario. El amparo de los fabricantes en los lúmenes ha hecho que a la hora de comprar, los consumidores solo se fijen en este indicador... porque si una linterna desarrolla muchos lúmenes, deberá emitir más luz, ¿no?
Una vez más, volvemos a cometer el mismo error que cometíamos hace 10 años con la potencia de la linterna. Es cierto que los lúmenes son una medida más acertada que los watios, pero también está claro que el flujo luminoso es una cantidad más bien subjetiva que puede depender de muchos factores y que es meramente orientativa. Pueden existir perfectamente 2 linternas iguales que desarrollen los mismos lúmenes y sin embargo mostrar claras diferencias en cuanto a la calidad de su iluminación.
Entonces, ¿cuál es la solución para saber cuál es una buena linterna según su iluminación?
Los lúmenes como medida aproximada pero no fiable...
Técnicamente, la única manera fiable de conocer las prestaciones de un emisor de luz, sólo con leer sus instrucciones, es saber el valor de la iluminancia, es decir, el ratio de lúmenes desarrollado por cada metro cuadrado de distancia (lum / m ²). Sin embargo, casi ningún fabricante indica este valor en sus productos. Desgraciadamente, la única forma de acercarse a la respuesta es hacer una prueba de campo y probar la linterna a distintas distancias. Obviamente contar con un buen conocimiento nos puede ayudar a hacer nuestros cálculos, pero seamos claros: la mayoría de las veces, cuando compramos una linterna “estamos a oscuras”. Por lo tanto, nunca usen los lúmenes como una medida fija, infalible, sino como lo que es, algo orientativo, aproximado y, por supuesto, manipulable. Vean si no el pequeño experimento que presentamos, en la que enfrentamos 2 linternas de marcas de primera línea, de 300 y 200 lúmenes, a tan solo 5 metros de distancia de un objetivo. Como apreciarán, la supuesta linterna de 300 lúmenes comienza a perder nitidez apenas nos separamos unos metros, mientras que la de 200 lúmenes mantiene un halo brillante y nítido. ¿Y si en vez de 5 metros fueran 100? ¡los lúmenes desenmascarados!
Lo justo es lo táctico / más no es mejor
Tras haber ahondado en el problema de los lúmenes, volvamos a la senda táctica y preguntémonos, ¿para qué necesitamos una linterna táctica? Esta simple pregunta ha acabado con las ilusiones de más de un profesional, por no haberla planteado bien. Volvamos a la definición de táctico: si una linterna táctica es aquella que nos proporciona superioridad estratégica en una situación concreta, ¿qué debe ofrecer una para, por ejemplo, un agente de policía? Para efectuar la mentada superioridad operativa, una linterna de servicio debe ser fácil de manipular, por lo que debe ser de pequeño tamaño, con una buena autonomía, posiblemente con modo ráfaga y, sobre todo, debe tener la potencia adecuada. Todo lo que no cumpla estas condiciones es una mera “linterna de camping”.
Cuando un policía hace un registro / redada, suele ser en sitios angostos y estrechos o incluso en pequeñas extensiones de terreno al aire libre. Muchos agentes suelen escoger linternas de 800 / 1000 lúmenes por el simple hecho de ser solo 20 euros más caras que las opciones más comedidas. Y claro... por 20 euros nos llevamos 600 lúmenes extra, por lo que el negocio está servido. ¡Error! Pongamos un ejemplo que nos ilustre: hoy nos vamos de caza con nuestro rifle y hemos comprado un flamante visor para que ayude a guiar nuestros disparos contra los despavoridos jabalíes, que cazaremos como mucho a 50 metros. En la tienda había uno de 4 aumentos y 24 mm de campana, pero por solo 100 euros más hemos comprado uno con 24 aumentos y 50 mm de campana. ¡Matar mosquitos a cañonazos! ¿Entienden ahora lo ridículo de la cuestión?
La linterna deja de ser un accesorio táctico para convertirse en una hipérbole de lo que debería ser. El flujo luminoso que suele ser la medida correcta para policías es una media de 120 lúmenes, una cantidad que de ser cierta, llega perfectamente a distancias de 100/150 metros con cierta garantía y lo que es más importante: no consume tanta batería, algo fundamental cuando hablamos de un profesional que debe accionar el accesorio reiteradamente durante el desempeño de su servicio.
Luego están las linternas policiales con 20 métodos de uso diferentes, incluyendo la ráfaga, el control de potencia del halo, y demás chucherías que pueden ser útiles a un agente en un momento dado. Sin embargo, recordemos una campaña publicitaria de la marca de linternas Surefire en la que un individuo sufría un percance y acababa muriendo porque no era capaz accionar su linterna con innumerables modos de uso. Porque... ¿qué clase de accesorio táctico es difícil de accionar?
Por supuesto, esto no quiere decir que una linterna con un indicador mayor al recomendado o una larga lista de funcionalidades no pueda cumplir su función, sino que estamos hablando de una pieza de equipo que la mayoría de profesionales tienen que costearse ellos mismos, además de que no es imperecedera e irá perdiendo cualidades con el paso del tiempo: gastar más o menos es solo decisión del comprador, pero hacemos hincapié:?no hace falta comprarse un cañón de luz para hacer bien nuestro trabajo.
Enfrentamos 2 verdaderas linternas tácticas: Ledlites VS Walther
linterna LEDLITES E7 de 120 lúmenes, uno de los productos más golosos del fabricante alemán Led lenser por el llamativo precio de 24,95 euros; además, sabemos que a pesar de haber expuesto las desventajas, habrá el que todavía quiera una linterna con un flujo de luminosidad superior, o incluso polivalente. Esa es la razón por la que usaremos en nuestra comparativa la linterna Walther Tactical de 250 lúmenes, un accesorio que sorprende en cualquier desafío al que se la someta, disponible por 32,95 euros.
Hora de ponernos la bata de laboratorio y de poner en práctica la teoría. Sigamos pensando en el desempeño de un agente corriente de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Lo primero, y detalle indispensable en nuestro artículo, es seleccionar artículos que den la talla, que cualquier profesional pueda permitirse, por lo que nuestro tope está situado en 35 euros. Hemos situado la franja de flujo luminoso ideal entre 100 y 150 lúmenes, por lo que vamos a seleccionar en este caso laComprobando la luminosidad
Probamos nuestras linternas en terrenos iluminados y en total oscuridad. Lo primero que notamos es que ambas herramientas poseen una iluminación perfecta, cumpliendo ambas con su marca de flujo lumínico. En el caso de Ledlites, vemos que el halo se concentra, generando una zona de luz nítida y resplandeciente. Como diferencial enfocamos un objetivo a 30 metros en total oscuridad, consiguiendo el efecto que vemos en la imagen, para después ver el resultado en un objetivo a 100 metros con iluminación media. ¿Resultado? Su usuario jamás tendrá que preocuparse por no detectar amenazas a media/larga distancia. Una linterna de 120 lúmenes reales que nada tiene que envidiar a otros modelos de luminosidad mayor (comprobado).
Poniendo a prueba la Tactical 250, lo primero que queda claro es que el flujo de luminosidad es realista. El haz de luz no solo es potente, sino que nos muestra algo todavía mejor: es nítido. La calidad de la luz que emite esta linterna es tal que, no importaba qué enfocáramos: el halo seguía siendo una perfecta circunferencia de luz blanca y limpia. Además, la apertura era excelente, consiguiendo un campo de luz sorprendentemente grande tanto a corta como a larga distancia.
Características técnicas:
Ya hemos hablado de lo básico en una linterna, ahora analicemos los detalles que terminan de convertir un ejemplo normal en una linterna táctica.
Examinando las herramientas, nos damos cuenta de que ambas miden menos de 13 cm de largo, algo importantísimo para no dificultar su manejabilidad. Por supuesto, ambas están fabricadas con aluminio anodizado, por lo que se les presupone una buena resistencia, un acabado estético impecable y buena resistencia al calor. Mientras que la LEDLITES tiene el cuerpo cubierto de micro acanaladuras de seguridad, la Tactical 250 tiene separadas las acanaladuras en 2 cómodas partes, que hacen más fácil el agarre. Sin embargo, un punto a favor de la LEDLITES es la presencia de una anilla portalinterna que brilla por su ausencia en su oponente.
En cuanto a la accesibilidad del conmutador, ambas cumplen perfectamente con la misión de ofrecer un pulsado suave y rápido. Por poner un pero, quizá la Ledlites peca de sobreprotectora al esconder el botón en la empuñadura, complicando un poco la tarea en el caso de llevar guantes de servicio poco sensitivos, pero sin llegar a molestar demasiado. Otro detalle importante es la alimentación, terreno en el que Ledlites es la líder absoluta, con un recipiente adaptado a 3 linternas AAA, lo que garantiza un suministro decente de energía y larga duración de la carga. En cambio la Tactical 250 utiliza 2 pilas AA que se insertan en el clásico conducto en el cuerpo de la linterna, lo que sin ser un defecto, no deja de ser un detalle que se podría haber optimizado un poco más.
Conclusión
Como habréis podido comprobar, no hace falta dejarse el sueldo para contar con 2 buenas herramientas tácticas, sino más bien saber dónde mirar.
Esperamos que después de leer el artículo, podáis escapar de la tiranía de los lúmenes y que elegir una linterna táctica / de servicio sea como ir al supermercado.
Recuerda: más lúmenes no es garantía de éxito. Esta no es una medida fiable, pero sí orientativa. Si decides guiarte por ella, piensa que, de ser real, estos son los lúmenes aproximados que necesitarías:
-Policía: 100-150 lúmenes
-Seguridad en grandes superficies: 150-300 lúmenes
-Caza: 300-600 lúmenes
-Fuerzas especiales (rescate, búsqueda nocturna, etc): 600-1200 lúmenes