Hace apenas un par de semanas, Ernesto Pérez Vera y Pedro Pablo Domínguez Prieto presentaron oficialmente su libro electrónico “Con vocación de servicio: armas cortas reglamentarias”. Para conocer un poco más a fondo el contenido de esta obra, hemos entrevistado a sus dos autores, quienes entre otros asuntos nos desvelan en primera persona cuáles son sus preferencias armamentísticas dentro del sector policial.
- ¿Cuándo y por qué os decidís a escribir conjuntamente este libro electrónico?, ¿de quién de los dos fue la idea?
Ernesto: La idea fue de Pedro, ya que tiene más visión que yo para estas cosas. Debo decir que fue él quien también me dio la idea de escribir mi libro sobre las fuerzas de seguridad de Gibraltar: “Una mirada desde la “Verja”: Policías en la Roca (1830-2011)”.
Pedro: Como comento en la introducción a la obra que publicamos en el blog, todos los días surgen buenas ideas en las mentes de muchos autores, no solo en temas relacionados con el tiro o las armas, pero la mayoría de ellas no llegan jamás a hacerse realidad por muchos y variados factores. En esta ocasión, la idea era crear un libro completo a partir de multitud de artículos que teníamos en el disco duro, y darles una forma coherente, lo que en nuestra opinión, no se había hecho hasta ahora en España (sí en otros países).
- ¿Por qué escogisteis lanzarlo en formato electrónico?, ¿qué ventajas o inconvenientes encontráis en este formato con respecto al libro tradicional?
Ernesto: Hombre, los costes son menores en formato digital. Todos arriesgamos menos, nosotros y los lectores... Aquí, la inversión mayor ha sido el tiempo dedicado a la redacción. También los costes de maquetación, pues ni Pedro ni yo somos expertos en informática, y hemos recurrido a un profesional.
Pedro: Las ventajas son muchas; la principal la que comenta Ernesto acerca del coste. Un libro de más de 300 páginas, con cerca de 500 fotos a color (muchas en alta resolución), hubiera sido prohibitivo para el lector en edición impresa (cerca de 50 euros sin contar gastos de envío). Con este formato, podemos ofrecerlo a un precio muy reducido (10 euros). Asimismo, la entrega es inmediata tras confirmar el pedido, el lector puede “hojear” el libro segundos después de recibir su clave de descarga. He de felicitar públicamente a Alejandro Guerra Manzanares por su trabajo en la maquetación (también es aficionado a las armas, ya que es ex infante de Marina). También agradecer la colaboración del G.O.A.P. de la Policía Local de Los Barrios (Cádiz) para la realización de la portada.
- ¿Cómo se puede descargar el e-book?, ¿qué tal va el ritmo de descargas?
Ernesto: Esa parte o competencia, la lleva íntegramente Pedro. Estoy abusando de la confianza, jajaja.
Pedro: El libro se descarga de una plataforma virtual, mediante un código y una clave personal que se envía al lector. Esta clave se cambia cada 24 horas para evitar la “piratería”. De momento, estamos muy satisfechos con las ventas, ya que van a un ritmo de 10 al día aproximadamente. Esperamos que aumente conforme publicitemos la obra. En este sentido, contamos con el apoyo de I.P.A. Viladecans y del centro de formación policial Defensa y Motivación, los cuales son distribuidores oficiales.
- En el título habéis escogido una palabra clave para el trabajo policial: “vocación”. ¿Qué importancia dais a este concepto en el desarrollo de vuestra labor?, ¿creéis que está en crisis dentro de las fuerzas del orden?
Ernesto: Yo, sin duda, digo que sí. Hay déficit de vocación en todos los cuerpos de seguridad del país. No es fácil encontrar compañeros del entorno que, en horas finales del turno –incluso fuera de servicio- quieran consumir tiempo propio para recabar información, en aras de futuros servicios, por ejemplo.
Pedro: En mi caso, ya que no pertenezco a las F.C.S., no puedo opinar en primera persona, pero sí es cierto que muchos opositores buscan el sueldo antes que otras consideraciones. En la actual situación de crisis, no puedo culparles.
- En vuestro e-book analizáis las principales armas cortas reglamentarias de los FYCS de nuestro país. Desde vuestro punto de vista, ¿cuál de ellas elegiríais como arma de dotación?
Ernesto: De todas las analizadas, la Glock 19.
Pedro: En mi caso, y como menciono en el libro, soy parcial a las SIG. Son las que mejor resultado me han dado en el trabajo. Sin embargo, el modelo no es la parte más importante de la ecuación.
- Desde vuestra experiencia, ¿cuál diríais que es el arma corta más fiable del mercado?, ¿y la que más problemas presenta?
Ernesto: Creo que la fiabilidad de las austriacas Glock está mundialmente acreditada. Las encontramos, cual amante de la que nadie quiere separase, en Iraq, Afganistán, etc. Lugares con ambientes hostiles, tanto humanos como climatológicos, y siempre funcionan. No obstante, no puedo ser desleal: a mi me salvó la vida mi HK USP Compact. La que menos me gusta, por su sistema de disparo anti estrés, es la P99 de Walther, pero desde luego no es una mala pistola. Yo la he usado poco, y no me ha ido mal, pero sé que con gente poco diestra, como son la mayoría de quienes las portan… La FN Five-Seven me gusta solo por su calibre, pues creo que ofrece muchas posibilidades policiales, pero la logística en ese terreno es un problema: no abunda la munición del 5.7x28mm.
Pedro: Mientras que esté limpia, cualquier arma moderna, de reciente fabricación, y adecuadamente mantenida, dará buen resultado. La gran mayoría de armas en las que he observado problemas estaban “más sucias que la funda de un jamón”, que se dice en nuestra tierra. Coincido con Ernesto en que la que peor impresión me dio en su día fue la P-99.
- ¿Recomendaríais un tipo de arma corta diferente para cada estamento, es decir, un modelo para el Ejército, otro para la Guardia Civil, CNP, y Policías Locales?
Ernesto: Esta pregunta da para un artículo. Simplifico. Deberían existir modelos de tamaños diferentes en una misma unidad. Yo he trabajado con mujeres que no eran capaces de sacar un disparo de doble acción con la HK USP-C, y he entrenado a una compañera que usa la Beretta 92, con la que tampoco podía disparar en doble acción. Manos pequeñas, o especialmente pequeñas, impiden, a veces, la correcta articulación de los dedos, en armas de armazones grandes o medianos.
Pedro: Creo que la normalización es una necesidad, y un tanto absurdo que armas muy similares presten servicio en diferentes cuerpos, sin aprovechar las ventajas logísticas y presupuestarias que daría un solo modelo, aunque conviviesen diversas variantes del mismo (estándar y compacta o subcompacta). Diferentes políticas y rencillas entre los cuerpos nos han llevado a esta situación.
- ¿Cuál sería para vosotros el mejor calibre para un arma corta de uso policial?, ¿y con qué tipo de cartucho?
Ernesto: Por encima de las prestaciones del 9mm Parabellum hay muchos. Me gustan el .40 S&W y el .45 ACP, y también el 5.7mm, antes referido. Pero manda la logística. Como tenemos que arar con los bueyes que tenemos, 9 Luger, lo que haría sería desterrar los cartuchos de plomo, semiblindados y blindados, de los cargadores de todos los policías. Usaría alguno diseñado para deformarse al impacto, que no solo provocara mayores lesiones (esto solo si se dan las circunstancias favorables), sino que sobrepenetraran menos. Genéricamente, cualquier punta hueca irá mejor que los convencionales. Pero tengo debilidad con el Action y SeCa del Grupo Ruag suizo.
Pedro: Aquí hay dos opciones a mi parecer: o aumentamos el calibre (muy caro, ya que supone reemplazar decenas de miles de pistolas), o cambiamos de munición (lo que sería muchísimo más fácil y barato). Lamentarse en este sentido es un tanto inútil, ya que es inviable cambiar a otro calibre (a no ser que nuestros “aliados” nos obligaran), pero la mayoría de policías en los países occidentales no tienen en buena consideración al 9mm Parabellum. Mi opinión es que el mejor calibre policial (demostrado) es el .357 Magnum, pero como digo, no creo que vuelva a ser reglamentario jamás.
- ¿Qué índice de conocimientos tienen los profesionales de la seguridad acerca de sus armas cortas de servicio?
Ernesto: Ínfimo en la inmensa mayoría de casos, y da igual el cuerpo al que uno se asome. Una anécdota, de miles que podría contar: un agente se enemistó conmigo porque le regalé una caja de 9mm Luger marca Fiocchi. Me la devolvió muy preocupado. Según le dijo el armero de su unidad (una con casi mil agentes), su pistola, una Star 30M, solo puede disparar Parabellum, y la marcada como Luger solo es para armas de guerra…
Pedro: Yo realmente no culpo a los profesionales de la seguridad de no conocer ciertos aspectos de su trabajo, simplemente aprenden lo que pone en los manuales. Es ahí donde es necesario acometer cambios, normalizar, modernizar… lo único que lo impide es la “política” y los “colores” de cada cual.
- ¿Quién o quiénes tienen la culpa de la deficiente formación de los profesionales españoles en materias de armamento, munición y tiro?
Ernesto: La ignorancia e indiferencia de la mayoría de jefes, de todos los cuerpos. Se piensa solo en política, en ver de qué modo se agrada más y mejor al político que puede ascenderlo u otorgarle una medalla. Aquí nadie piensa en lo que hay que pensar, y no solo del tiro vive el policía. Esta manifestación la hago extensible a todos los campos. También acudir a comilonas oficiales está por encima de estas preocupaciones.
Pedro: No puedo estar más de acuerdo. En las agendas de los que mandan hay otras prioridades por encima de la formación.
- Por último, ¿cómo creéis que se pueden o se deben subsanar esas carencias en un elemento tan importante de vuestro trabajo como es el uso de un arma de fuego?
Ernesto: Con concienciación, y esto solo se va a conseguir cuando sigan muriendo más compañeros, bien porque no supieron defenderse o bien porque tuvieron miedo de hacerlo. Hay que cambiar la mentalidad de los altos mandos, así estos permitirán que los instructores que claman por los cambios, puedan ser oídos. Se oculta la verdad, desde abajo. Cuando se producen situaciones delicadas, incluso si no se actuó bien de cara a todos, se oculta para que no sea detectada la grieta. Así no se avanzará. El que no pudo disparar porque tuvo miedo o no supo, que lo diga. Pero no, la gente dice que es que no pudo por esto, por aquello o por lo otro, y después, en privado, te cuenta la verdad.
Pedro: Yo creo que simplemente con que oyeran de vez en cuando a los de abajo, o a los que saben de cada cuestión, otro gallo cantaría. En España hay grandes instructores de tiro, cuyas bocas son tapadas solo porque no tienen “estrellas” en el hombro.