Del mismo escaso poder de penetración se queja otro cazador profesional que tras disparar a la cabeza de un búfalo, la bala apenas atravesó la piel del animal. Ante el inminente y furioso ataque del búfalo, el cazador tuvo que dispararle una segunda bala de forma casi consecutiva para salvar su vida. Estas experiencias han logrado empañar en cierta medida la historia de uno de los calibres más clásicos de la caza africana. Un cartucho que, una vez superados sus primeros errores, se convirtió en un referente de todos los safaris.
En medio de este beneficioso contexto, Winchester decidió lanzar un cartucho apto para ser disparado con rifles de cerrojo no muy caros que podían duplicar las prestaciones de los antiguos y pesados rifles británicos. En este sentido, la mayoría de los antiguos Nitro Express del calibre .450 o .475 empleaban balas cargadas con 480-500 grains que volaban a una velocidad aproximada de 2100 pies/seg. Por el contrario, el nuevo .458 Win Mag permitía disparar con una bala de 500 grains a una velocidad de 2150 pies/seg. Todo el mundo estaba contento con el .458 hasta que los primeros problemas (falta de velocidad, escaso poder de penetración…) comenzaron a aflorar. Y aquí empezó a forjarse la auténtica leyenda negra que siempre ha acompañado a este popular calibre.
Jack Lott fue el primero que descubrió el verdadero error en la construcción del .458. Lott advirtió que los fabricantes de la munición, en su intento de crear una bala que volara a mayor velocidad manteniendo un alto poder de parada, condensaban gran cantidad de pólvora. Esta gran condensación de pólvora en el interior de la bala funcionaba correctamente cuando la bala era nueva. Ahora bien, pasado un tiempo, la pólvora comenzaba a agruparse y a formar una masa sólida que no explosionaba correctamente. Este hecho reducía notablemente la velocidad del proyectil, e incluso en ciertas ocasiones sólo tenía fuerza suficiente para poder salir del cañón y poco más.
A parte de este error en la condensación de la pólvora, el rechazo hacia el .458 aumentó por culpa de varios lotes de munición defectuosa que se vendieron en todo el mundo. Estas partidas iban equipadas con balas completamente envueltas de latón, en lugar del tradicional acero latonado (mucho más resistente). Los desafortunados cazadores que emplearon estos proyectiles defectuosos se quedaban boquiabiertos cuando, después de disparar contra el cerebro de un elefante, contemplaban atónitos como la bala se deformaba y se aplastaba contra el cráneo del animal.
En definitiva, los propietarios de un rifle .458 Win Mag pueden estar seguros de que no tienen en su poder un arma inútil o poco potente. Y es que, a pesar de su mala fama, el .458 es un calibre que tiene muy poco que envidiar al siempre bien valorado .375 H&H Magnum. Si el cazador se muestra prudente a la hora de elegir la carga (lo ideal es alrededor de 500 grains) y evita la vieja munición para otro uso que no sea el de practicar, estará armado con un calibre capaz de derribar a cualquier animal que camine sobre la faz de la tierra.