El calibre .45 ACP (Automatic Colt Pistol) es uno de los cartuchos más difundidos de la historia. Sus orígenes son genuinamente americanos, y es en el país de las barras y estrellas donde más ha forjado su leyenda.
Cartuchos del calibre .45 ACP
En el año 1898, Estados Unidos se encontraba en guerra en Filipinas (1899 a 1901). El cartucho y el arma corta reglamentaria del Ejército norteamericano eran el .38 Long Colt, disparado por el Revólver Colt Modelo 1892. Este cartucho, en sus orígenes, montaba un proyectil de base hueca con un peso aproximado de 152 grains y una carga de pólvora negra de 15,4 grains. Con estas cifras, el cartucho alcanzaba una velocidad de 770 pies/seg y una energía cercana a los 190 lbs./pie. A finales de 1900 se reemplazó la pólvora negra por un propelente de los llamados “sin humo" (prefiero el término propelente al de pólvora, ya que pólvora proviene de polvo, y estos compuestos no son polvos).
Un poco de historia
En el campo de batalla, el .38 Long Colt se mostró insuficiente. Primero, en la guerra contra España (1892), y fundamentalmente en Filipinas, contra los nativos de la isla de Joló, quienes se drogaban y estimulaban con hierbas, jurando perder la vida pero cobrar la de los adversarios. Estos hombres lanzaban ataques suicidas contra las trincheras americanas con sus temibles armas blancas y con frecuencia el saldo era de varios americanos gravemente heridos o muertos, antes de poder neutralizar al agresor, quien pese a recibir numerosos impactos del .38 Long Colt, continuaba luchando durante varios minutos. Finalmente, se verificó que la cantidad de bajas era inaceptable y el .38 Long Colt fue desestimado.
El .38 Long Colt fue el predecesor del .45
A priori, para paliar la situación, los americanos resucitaron de sus depósitos el revólver Single Action Army Mod. 1873, es decir el inolvidable “Pacificador" (Peacemaker), que disparaba el más contundente .45 Colt. En 1904 se reunió una comisión que pasó a ser conocida con el nombre de Comisión Thompson-La Garde por sus dos referentes: el Coronel John Tagliaferro Thompson (el creador del subfusil que llevaría su nombre), y el Coronel Louis Anatole La Garde, un médico cirujano del ejército.
Dibujo seccionado de un cartucho del .45
Esta comisión realizó pruebas que hoy en día se consideran de dudoso valor científico (sobre ganado vacuno y cadáveres humanos), pero que en su momento fueron tomadas como referencia y durante años se especuló y discutió el tema del calibre idóneo para la defensa personal y el uso militar y policial, tomando dicho estudio como parámetro. Esta comisión determinó que el calibre mínimo para utilizar en el arma que reemplazara al .38 long Colt debería ser de .450 milésimas de pulgada y una velocidad no inferior a 750 pies/seg. También recomendó el uso de proyectiles semiesféricos y de puntas huecas o blandas para maximizar el poder de detención de los mismos.
Vista interna de una Colt 1911 .45 ACP
John M. Browning diseñó y desarrolló en 1905 un cartucho con .45" de diámetro del proyectil, un peso de punta de 230 grains y una velocidad del orden de los 800 pies/segundo. A este cartucho se le denominó .45 ACP (Automatic Colt Pistol). La pistola creada para dispararlo recibió el nombre de Modelo 1905. Este fue el primer modelo con el que se inició el largo proceso de selección a que fueron sometidos el conjunto arma-cartucho, proceso que terminó con la adopción por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses del modelo final en 1911. La primera versión de la “Colt 1911" varió en 1927, donde tomaría la denominación final de “Colt 1911-A1".
Esta pistola, en cualquiera de sus versiones, intervino en dos Guerras Mundiales, en la de Corea y en la de Vietnam, además de en innumerables conflictos armados de todo el mundo. Desde su nacimiento, y sin apenas modificaciones, ha sobrevivido más de 100 años en la primera línea de fabricación de las más prestigiosas firmas armeras del mundo. Como opiné alguna vez, si una fábrica de armas con prestigio no tiene una 1911 entre su oferta, seguro que le gustaría tenerla.
Propiedades balísticas
Mucho ha llovido desde 1911 hasta la actualidad. El calibre .45 ACP es amado por sus partidarios, venerado por las tropas que lo utilizaron y defenestrado por una minoría de detractores, ya que en general tuvo un nivel de aceptación casi único en la historia de las armas. En el terreno deportivo es apreciado por su precisión y potencia. Se suele utilizar en pruebas de diversas modalidades, tanto en precisión como en recorridos de tiro.
Con las mejoras en la calidad y prestaciones de los propelentes, y la llegada de nuevos materiales a la industria armera mundial, el calibre y las armas que lo disparan se comercializan hoy en diferentes pesos de puntas y diseños, habiendo disponible una amplia oferta de armas y municiones para todos los gustos.
Disparo con un cartucho del calibre .45 ACP
Numerosas son las anécdotas de situaciones reales que hablan de los efectos de un impacto del .45 ACP. Los “teóricos" suelen descalificarlo por su ¿escasa? velocidad, en favor del 9mm Parabellum y del modernísimo .40 S&W, pero lo que normalmente no se tiene en cuenta es que la velocidad baja a la que hacen referencia es cuando se utiliza la punta de 230 grains con la que llega a los 850 pies/seg.
Pero la historia cambia cuando montamos un proyectil de 175/180 grains (como el del .40 S&W) y se obtienen los tan promocionados 1000 pies/seg que ostentan el .40 S&W y el 9 Para. Un recargador con algo de experiencia consigue hasta 1100 pies/seg con este peso de punta. Si observamos la siguiente tabla obtenida de los datos de la firma Winchester en su web oficial, se pueden ver los valores de velocidad y energía. Entre los 3 cartuchos comparados no hay diferencias sustanciales (el 9 Para es el que menos energía desarrolla debido a la diferencia de peso de su punta), lo que nos lleva al punto de que las únicas diferencias a considerar son el calibre, la sección de los proyectiles utilizados y las dimensiones finales de los cartuchos armados para cada calibre.
Indudablemente, el .45 ACP es el más voluminoso de los 3, lo que implica que las armas que lo disparan deben tener mayores dimensiones y por ello mayor peso y menor capacidad de carga. Esto puede suponer un inconveniente, sobre todo desde el punto de vista de la logística a gran escala (ejércitos, policías etc.), pues para un usuario individual no es tan preponderante este tema.
Las consideraciones anteriores hacen obsoleto el cartucho .45 ACP para el uso militar moderno, pero no para el policial y mucho menos para el uso particular. Son numerosos los aficionados que lo aprecian, defienden y prefieren, por lo que creo que lo tendremos entre nosotros durante muchos años más.
La Colt 1911 y el .45 ACP siempre irán unidos.
Como síntesis de las pasiones que genera este conjunto arma-munición les dejo un comentario de Massad Ayoob que me identifica y dice más o menos así: “Pregúntenle a un instructor de tiro qué armas recomienda para sus alumnos y les dará un sinfín de opciones, marcas y modelos según el caso. Pregúntele qué arma porta y les dirá: Una con sistema Colt 1911 de cualquier fabricante y modelo en calibre .45 ACP".