Desde hace ya varios años, la precisión en Fuego Central con arma corta tiene un calibre hegemónico. Nos referimos al .32 S&W Long, también conocido como 32 Largo, o sencillamente .32WC por usar el proyectil más extendido en este tipo de competiciones (Wadcutter). A pesar de su posición de liderazgo en este tipo de pruebas, el .32 S&W Long es también uno de los calibres más complicados de dominar, a la altura del siempre caprichoso .22lr. Tal vez sea en esta dificultad donde resida gran parte de su encanto, ya que cuando un tirador consigue dar con una acertada recarga para su arma, el 32 Largo se convierte en un calibre prácticamente imbatible. Versátil y voluble como pocos, este centenario cartucho ha conseguido olvidar su pasado como munición de defensa personal para dejar paso a un nuevo presente marcado por su dominio en las competiciones de tiro olímpico.
Como decimos, los orígenes del .32 S&W Long están vinculados al sector de las armas de defensa. Su nacimiento se remonta al año 1896, fecha en la que la casa Smith & Wesson presentaba oficialmente la primera versión de su revólver “Hand Ejector”. Junto a esta nueva arma de tambor, la compañía de Springfield también comercializó las primeras unidades de este cartucho de fuego central, el cual rápidamente se convertiría en una munición muy popular gracias a su contrastada eficacia en manos de las fuerzas del orden. Tanto es así que durante algunas décadas se disputó el liderazgo del mercado de la defensa con el no menos popular .32 ACP, su equivalente en el sector de las pistolas. Sin embargo, el posterior desarrollo de un nuevo cartucho más potente y con mayor poder de parada, como el .38 Special, acabó desplazando al .32 Long de su posición de privilegio en el ámbito de la defensa. Aunque este arrinconamiento no supondría ni mucho menos su desaparición definitiva…
Con el paso de los años, y una vez que sus propiedades para el sector de la defensa se vieron claramente superadas, el .32 S&W Long comenzó a hacerse con un hueco cada vez más importante entre los tiradores deportivos, quienes vieron en el 32 Largo un calibre preciso, con poco retroceso, y capaz de ofrecer grandes resultados en unas manos bien entrenadas.
Ante la creciente demanda de este tipo de munición por parte de los tiradores olímpicos, especialmente de los cartuchos con proyectiles Wadcutter (achatados), los grandes fabricantes de munición no dejaron pasar la oportunidad y se lanzaron a la comercialización de diversas series de cartuchos de este calibre, con diferentes cargas. Las más comunes oscilaban entre los 85, 90, 95 y 98 grains, mientras que las velocidades ofrecidas oscilaban entre los 220 y los 235 m/s. Remington, Fiocchi, Magtech, Federal o Winchester son sólo algunas de las marcas que desde hace varios años fabrican grandes y variados lotes de esta munición, hoy más deportiva que nunca.
Y si hablamos de la vertiente deportiva del .32 S&W Long es imposible no hacer referencia a la prueba de Fuego Central, sin duda alguna en la que mejor se mueve hoy en día este histórico calibre. Esta modalidad de tiro de precisión, en la que se puede competir con pistola o con un revólver de cinco disparos, admite cartuchos de fuego central del calibre .32 hasta el .38. La prueba se desarrolla en dos fases sobre unos blancos ubicados a una distancia de 25 metros. En la primera fase prima el tiro de precisión y consiste en realizar un total de 30 disparos en seis tandas de 5 disparos cada una (con un tiempo máximo de 5 minutos por cada tanda). La segunda fase, conocida como Duelo, consta también de 6 series de 5 disparos, disponiendo para cada disparo de 3 segundos, e intercalando entre ellos intervalos de 7 segundos en los que el blanco se pone de perfil. En esta segunda fase, los tiradores deben esperar la apertura del blanco con el brazo a 45 grados, es decir, que disponen de 3 segundos para levantar el arma, apuntar y disparar. Dada la dificultad implícita en esta exigente modalidad de tiro deportivo, los tiradores se ven obligados a recurrir a un calibre manejable, con poco retroceso, y que garantice una cierta precisión, características todas ellas presentes en el .32 S&W Long.
Una vez escogido el tipo de munición, sólo falta decantarse por el arma adecuada. Así, de la misma forma que los fabricantes de munición supieron aprovechar la oportunidad para producir diversos tipos de cartuchos del calibre .32 S&W Long, las principales marcas armamentísticas del mercado también han diseñado numerosas pistolas y revólveres recamarados para disparar esta precisa munición. Entre las armas del 32 Largo que más habitualmente podemos encontrar en nuestros campos de tiro se encuentran las pistolas Walther GSP Expert, la Hammerli SP20 RRS, o el revólver Smith & Wesson K-32 entre muchas otras.
Como nota curiosa, conviene recordar que a lo largo de su historia al calibre .32 S&W Long también se le conoció con otro nombre. Y es que Colt “rebautizó” a este calibre con una nueva denominación: .32 Colt New Police, un término que utilizaba para referirse a aquellos revólveres diseñados por la propia firma del potro y que disparaban munición de este calibre. Un episodio más en la eterna lucha de poder entre Colt y S&W por el dominio de las armas de tambor.