En esta ocasión vamos a hablar de uno de los cartuchos más potentes que pueden verse en nuestras monterías y batidas, el 338 Win. Mag.
HISTORIA Y USO
Este cartucho data de 1958 y es fruto del esfuerzo de tres hombres, que a finales de los años 40s hacían pruebas con unos cuantos cartuchos similares experimentales. Estos fueron: Charles O’Neil, Elmer Keith y Don Hopkins, los cartuchos: el .333 OKH y el .334 OKH. En el primer caso utilizaron la vaina del .30-06 abocardándola y en el segundo la vaina acortada del .375 H&H agolletándola para que pudiesen recibir proyectiles de .333” empleados en el cartucho .333 Jeffery. Estos proyectiles de .300 grains eran venerados en su época por los cazadores africanos, debido a su reputación para abatir grandes piezas.
Finalmente el .334 OKH serviría de base para que la casa Winchester decidiese desarrollar un cartucho con una potencia comprendida entre un .30-06 y un .375 H&H. Por ello la acción que emplean los rifles que disparan este cartucho es larga, idéntica a la de un 30-06.
Se buscó un calibre que pudiese abatir sin problemas toda la fauna norteamericana, incluyendo grandes cérvidos y todo tipo de osos. Hoy en día es el calibre habitual de respaldo empleado por cazadores profesionales norteamericanos, cuando acompañan a sus clientes a la caza de grandes plantígrados como el oso pardo o grizzly. Por tanto cabe decir que es un calibre sobrado para toda la fauna europea y puede ser empleado en África, con la excepción de los cinco grandes en los que es más que recomendable una mayor contundencia, dado que estamos hablando de caza peligrosa. Es por esto último que en muchos safaris es habitual verlo como segundo rifle, complementario por ejemplo a un .416 Rigby o .404 Jeffery.
LA BALÍSTICA
La elección finalmente de un proyectil de .338” (8,6 mm) frente a uno de .333” (8,5 mm), se debió posiblemente a que Winchester estaba acostumbrado a producir ese diámetro de bala para su antiguo calibre .33 Winchester (1902), aunque cesaría su producción en la década de los 30 por la gran depresión. Inicialmente se fabricó con pesos de punta de 200, 250 y 300 grains, aunque hoy en día existe más variedad, siendo las puntas de 200 y 225 grains las más recomendables para nuestra fauna. Técnicamente se le considera un calibre mediano, ya que en terminología del cartucho de fuego central, los calibres de .312"e inferiores se describen como de diámetros pequeños, los calibres de 8 mm (.323") hasta .375" son calificados como medianos y los que están por encima de .40 se denominan como calibres grandes.
Para hacernos una idea rápida de la balística de este calibre, decir que por ejemplo con una punta de 250 grains, ofrece una trayectoria hasta las 500 yardas similar a la del .30-06 con proyectiles de 180 grains. Cabe también señalar la polivalencia de este calibre si recargamos, pues utilizando puntas ligeras con buen coeficiente balístico, como las Barnes TTSX de 160 ó 185 grains, es posible utilizar con éxito este calibre, eminentemente montero, para recechos.
Hablando de su popularidad y difusión decir, que año tras año se encuentra entre los 10 más vendidos de las listas de cartuchos en EEUU.
EL RETROCESO
Este efecto es técnicamente cuantificable de acuerdo a la tercera ley de Newton. Esta ley dice: con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria. Lo que se traduce en que la acción producida para impulsar la bala genera una reacción igual y contraria conocida como retroceso.
A priori al ser un calibre magnum y con ese peso de proyectil cabe esperar un gran retroceso, que técnicamente viene a ser el doble que el que proporciona un .308 Win., aunque en cuanto a sensación, desde mi punto de vista, se percibe algo inferior al .300 Win Mag. Pero debemos considerar que la percepción del retroceso es una cuestión muy subjetiva, en la que influyen muchas variables. Algunas de ellas y a igualdad de peso del rifle son: la ergonomía, cómo empuñemos el arma, la posición de tiro, el tipo de cantonera, freno de boca, nuestra complexión física, etc.
La energía de retroceso en un rifle convencional de 9 libras (4,08 kg.) en 338 Win Mag. disparando un proyectil cargado en fábrica de 250 grains a 2.700 fps (823 m/s) es de aproximadamente 29 pies lbs (39 julios). Esto es considerablemente menos que los 44 pies por libra (60 julios) de un rifle de ese mismo peso en .375 H&H Mag.
EL EFECTO TERMINAL
Una de los elementos críticos para aprovechar su enorme potencial sobre animales de gran talla es el uso de proyectiles expansivos de calidad. Ya que de lo contrario, resultará que por ejemplo un cartucho con bala de .30” resulta más efectivo utilizando una punta de este tipo frente a una bala de pobre construcción del calibre .338”. En términos matemáticos puros los proyectiles del .338 crean una superficie frontal de impacto un 27% más que un calibre .30 ya que su diámetro es un 10% mayor. Esto sumado a que los proyectiles pueden llegar a ser bastante más pesados, hace que estos se consideren en la comunidad unos auténticos noqueadores de las presas de gran tamaño como el alce.
Ahora bien es importante tener en cuenta algunos aspectos del proyectil para que esto sea así:
Es primordial utilizar las puntas adecuadas en cuanto a peso, para que la velocidad de impacto sea elevada y los canales de sangrado sean ostensiblemente mayores que los que puede producir por ejemplo un calibre .30.
Para que produzca un choque hidrostático la velocidad a la hora de impactar no debe bajar de los 2400 fps (732 m/s), ya que además en general en estos calibres los proyectiles suelen ser algo más duros, por lo que corremos el peligro de que no expanda todo lo que puede expandir debido a una falta de energía.
La capacidad expansiva del proyectil es clave, porque aunque es un cartucho polivalente, hay animales como por ejemplos grandes bóvidos, con una gran densidad ósea y muscular que dependiendo de la zona de impacto, pueden llegar a acusar el disparo menos de lo que cabría esperar por una falta de penetración. La solución viene por la utilización de municiones especializadas, como la Remington CORE-LOKT y la especializada para presas de gran densidad ósea - muscular CORE-LOKT ULTRA, sin duda las más probadas del mercado.
FOTO 1 - Munición REMINGTON CORE-LOKT ULTRA en .338 WIN MAG
LOS RIFLES
Paralelamente a la aparición del cartucho en 1958 saldría al mercado un modelo especial de Winchester, el modelo 70 denominado ALASKAN, de ahí que en algunos tratados sobre cartuchería se añada este mismo sobrenombre al cartucho. Desde ese primer modelo de cerrojo se han sucedido otros y también de diferentes marcas, llegando a haber algunos modelos semiautomáticos como el Browning Mk II cuyo sistema de gas de BAR reduce notablemente el retroceso percibido, incluso es posible solicitarlo con freno de boca BOSS opcional. También es popular el Benelli R1 Confortech, que al igual que al anterior es muy valorado por su cómodo retroceso.
En el caso de los cerrojos actuales son muy populares entre los cazadores de Alaska el Thompson Center Venture, por sus características de resistencia a la oxidación, algo crítico en un ambiente tan salino y húmedo como el de aquel estado.
FOTO 2 - Thompson Center Venture en .338 Win Mag
Además de otro de los habituales contendientes que no podían faltar, el Remington 700 XCR II, que al igual que el anterior se caracteriza por sus tratamientos anticorrosión. Además de estos existen muchos otros, casi todas las marcas poseen su cerrojo en este calibre, lo que nos da idea de la su enorme popularidad en EEUU y Europa.
FOTO 3 - Remington 700 XCR II en .338 Win Mag
RESUMEN
Uno de los cartuchos más potentes que se suelen ver en nuestras monterías y batidas, pero que realmente ofrece más polivalencia de la que se puede esperar. Su capacidad de abate sobrepasa ampliamente no solo la fauna española, sino toda la europea. Especialmente contundente es en el rango de los 200 m, donde al conservar mucha velocidad es devastador. Una elección adecuada para aquellos que no se asustan ante calibres potentes y que buscan abatir por la vía expeditiva las piezas que se les pongan por delante.
Más sobr este calibre en: Borchers