Los cazadores castellano-manchegos se manifestarán en Toledo el próximo 9 de mayo para protestar por los reiterados ataques que sectores radicales vienen lanzando contra los cazadores y su actividad en esta región.
Castilla-La Mancha es una de las comunidades autónomas españolas más activas a nivel institucional y administrativo en la promoción de la caza y que más importancia concede no sólo a lo que aporta económicamente sino también a su relevancia en el sostenimiento medioambiental.
La Federación de Caza de esta región es igualmente, o más que el gobierno autónomo, punta de lanza en la defensa de la actividad y ha declarado verse obligada a organizar la citada manifestación en apoyo de la caza y de sus valores tradicionales.
Según este organismo, la manifestación comenzará en la Plaza de Toros y se prolongará hasta la Plaza de Zocodover, donde los organizadores tienen previsto leer un manifiesto para reivindicar el papel fundamental que la caza tiene en los pueblos y su positiva repercusión como actividad reglada en el medio natural.
Al acto han sido invitados "los más de 15.000 cazadores de la región, así como todos aquellos del ámbito nacional que quieran unirse, pertenezcan o no al ámbito federativo".
Juan de Dios García, presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, ha declarado que "la caza es uno de los principales motores de desarrollo del medio rural de la región, donde esta actividad genera alrededor de 7.000 empleos directos y miles de jornales, que en una temporada de caza llega a mover mas de 600 millones de euros. La caza –siguió diciendo– es un factor clave para fijar población rural en todas aquellas zonas más deprimidas y no solo es una actividad de ocio o negocio, convirtiéndose también en un modelo de gestión del medio natural".
En este sentido, el presidente de los cazadores castellano-manchegos piensa que no es un hecho casual que muchos de los espacios que hoy constituyen parques emblemáticos hayan sido previamente importantes cotos de caza. De hecho considera que, por ejemplo, Cabañeros o las Tablas de Daimiel, han podido alcanzar un status de protección porque la caza los ha conservado libres de especulaciones y usos no ecológicos; "porque la caza es además totalmente compatible con otras actividades que se practican en el medio natural. Debidamente regulada, no supone ningún riesgo para las especies silvestres, siendo, además, un factor que contribuye de manera expresa a su mantenimiento".
García ofreció también algunas cifras para reflejar la importancia de la caza en su comunidad: "Prácticamente el 95 por ciento del territorio de Castilla-La Mancha está acotado con una superficie de más de siete millones de hectáreas en las que desarrollan su actividad entorno a 160.000 cazadores".
