Diciembre otea en el horizonte y con su llegada pondremos punto y final a un año de lo más agitado en el sector armero. No tanto por lo que respecta al lanzamiento de nuevos productos por parte de los distintos fabricantes, sino más bien por todo lo relacionado con la normativa vigente en temas de armas y explosivos. El año pasado a estas mismas alturas todos los aficionados y usuarios de armas nos bajábamos a la trinchera para luchar con vehemencia contra uno de los más sangrantes atropellos a nuestros derechos como tiradores, cazadores y legítimos usuarios de armas de fuego: el proyecto de reforma del actual Reglamento de Armas. De aquella batalla, parece que, por el momento, logramos salir airosos (el proyecto fue casi por completo derogado); aunque pocos meses después la Administración volvía a contraatacar con un nuevo borrador reformista, esta vez con la mirada puesta en el Reglamento de Cartuchería. De nuevo nos tocó pelear, ir de frente a la batalla, y defender con ahínco nuestros derechos; aunque en esta ocasión el resultado de este proyecto todavía se encuentra en el aire... Y casi cuando estábamos a punto de dar carpetazo a este durísimo 2011, hemos vuelto a sufrir un nuevo ataque contra nuestros intereses. En este caso, contra los intereses particulares de los cazadores de Castilla y León, quienes vieron cómo el Tribunal Superior de Justicia decidió aceptar un recurso presentado por Ecologistas en Acción, mediante el cual procedió a suspender momentáneamente la actual temporada de caza menor en la comunidad castellano-leonesa. Lo que nos faltaba.
¿Qué sucedería pues con todos los cazadores que han pagado su coto anual y no pueden ejercer su derecho a practicar la caza menor?, ¿de qué manera repercutiría esta decisión en las ventas de munición, armas y accesorios de caza, de las diferentes armerías? Nada más conocer públicamente la noticia, la Federación de Caza de Castilla y León se apresuró a emitir un comunicado de prensa informando a sus federados de que la sentencia emitida por el TSJ “no era firme” y estaban dispuestos a recurrirla. Sin embargo, la desazón y la pesadumbre se apoderaron por un tiempo de buena parte de los cazadores castellano-leoneses, quienes después de mucho tiempo esperando la apertura de la veda, vieron cómo su afición favorita podía detenerse inesperadamente. Todo se solucionó con la emisión de una nueva Orden de Vedas que permitió a los cazadores de la zona seguir con su actividad.
Analizando todo lo acontecido durante este año 2011 no es de extrañar que, a más de un usuario de armas de fuego, se le hayan caído los palos del sombrajo. Sin embargo, ni la Administración ni estos grupos anti-armas o anti-caza van a conseguir que renunciemos a nuestros derechos ni a nuestra afición. Al menos, la situación política ha cambiado de rumbo y ahora tenemos un nuevo equipo de Gobierno en el poder. Tal vez sea el momento de retomar la reforma del Reglamento de Armas (necesaria desde hace varios años) en una dirección más acorde a la realidad armamentística de nuestro país.
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Los palos del sombrajo
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Por Redacción Armas
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