Durante la semana pasada recibimos una noticia de aquellas que nos apenan enormemente, sobre todo por lo que implica para nuestro país: una operación policial que desmantela una supuesta red de tráfico de armas, con más de 8.000 ejemplares en el mercado negro.
Cuando decimos supuesta, no es por dudar de la labor de los buenos agentes, que tendrán acceso a información recopilada durante mucho tiempo; sino que como toda persona en este país, le otorgamos la presunción de inocencia hasta que un juez dictamine lo contrario. Y en este caso, especialmente, tenemos que seguir este dogma, puesto que nos duele enormemente ver algunas caras conocidas de la industria armera española relacionadas con el caso. Nos duele, no porque dudemos de la veracidad de las acusaciones vertidas, sino por el enorme daño que le estarían inflingiendo a nuestra cultura, algunas piezas importantes de la misma.
Pero antes de indagar más en el asunto, analicemos la noticia vertida por los medios de comunicación y separemos los hechos del juicio mediático. Todos hemos pensado las mismas cosas después de leer los titulares y el desarrollo de esta terrible noticia. Por una parte leemos lo de las “8.000 armas de guerra”, algo que probablemente es fruto de la exageración de los periodistas encargados de la información y que misteriosamente se acerca al stock de una tienda de militaria. Además, la noticia nos habla de armas incautadas en un “sofisticado taller” de reactivación de armas inutilizadas y casi nos da la risa, cuando vemos la foto de la tecnología al servicio de los detenidos -otro claro caso de amarillismo periodístico-... sin embargo, hasta aquí las risas, porque estamos hablando de algo realmente serio.
Volviendo al hecho delictivo denunciado por las FCS, tenemos que decir una cosa: no sabemos si las 8.000 armas incautadas estaban destinadas a ser rehabilitadas y vendidas en el mercado negro... pero si una sólo de ellas tenía -tal como parece- ese destino... entonces que el peso de la ley caiga fuerte sobre los delincuentes. No importa si era 1/10. Debemos acabar con este tipo de actividades en el sector armero. Que quede claro que incumplir la ley en un asunto tan delicado como este, debe saldarse con contundencia y ejemplaridad, para evitar la tentación a otros posibles delincuentes.
Y perdonen nuestros lectores la rotundidad elegida a la hora de hablar del tema, pero hablamos pensando en sus intereses y, sobre todo, en los de aquellos que más sufren con estos actos: los coleccionistas de armas.
Cada vez que leemos un titular señalando a una red ilegal de rehabilitación de armas inutilizadas, nos entra un escalofrío al pensar en el futuro de los coleccionistas. Sin ir más lejos, algunos de nuestros foreros han expuesto sus casos personales, exponiendo su progresiva reducción de derechos a lo largo de los años y temiendo una nueva reducción a raíz de este hecho. Hay algunos casos en los que una colección de armas realmente digna, pasa de ser una posible herencia padre-hijo, a una “venganza”. Y es que no hay otra palabra mejor para describir el desembolso que tiene que realizar el heredero, si desea conservar su legado y no convertirlo en chatarra.
Mucho nos tememos que por culpa de la nula moralidad de algunos miembros de nuestra comunidad, este puede ser un nuevo punto de inflexión en nuestros derechos y que muchos coleccionistas legales sufrirán las acciones de los delincuentes. Esperemos que, de confirmar estos actos, actúe la ley... sin perjudicar a los que de verdad amamos esta cultura.