Estimado Señor:
Le escribo esta carta abierta con cuatro objetivos: prevenirle, darle un tirón de orejas, informarle y agradecerle; aunque no necesariamente en este orden.
Le prevengo (innecesariamente) de algo que tras años en política seguramente sabe muy bien: hagas lo que hagas serás criticado y hasta verbalmente linchado aunque la mayor parte de aquellos que te dan leña no tengan muy claro por qué y no hayan empleado ni cinco minutos en hacer un juicio ponderado.
Quizá en base a esto, mis compañeros cazadores, tiradores, coleccionistas y otros usuarios legales de armas ya le han dado más que a una estera a causa de sus palabras en la Comisión LIBE del pasado 14 de enero mostrando su desconocimiento sobre el tema que se abordaba.
Coincido con ellos en darle ese tirón de orejas porque de casa hay que ir “aprendido”, que no es poco lo que se le abona por ello. Y si bien tiene razón en reclamar información propia de los organismos de la UE, le diré que parte de esa información ya existe, está manejada por quienes impulsan nuevas restricciones y contiene errores de base por una interpretación de datos estadísticos propios de un bachiller recién introducido en esa parte de la matemática o hace directamente referencia a sucesos que no dice dónde se han producido ni en qué numero.
Aquí viene lo de informarle: para que sepa usted LA VERDAD sería bueno que tome información de varias fuentes muy dispares. Porque como los viejos “juntaletras” sabemos –y aunque seguro que no tengo que darle lecciones de nada– para conocer ciertas verdades, por ejemplo, sobre el desarrollo de una obra de construcción, es más útil hacerse el encontradizo para charlar con los obreros en el bar en el que almuerzan, que presentarse como periodista y dirigir una serie de preguntas al promotor o al constructor, que dirán lo que conviene pero no lo que de verdad pasa en el tajo.
En este punto me permito la libertad de ofrecerle el asesoramiento de personas expertas que le informarán desde el punto de vista del usuario legal; pues si sólo tiene en cuenta los datos proporcionados por los organismos policiales y gubernamentales, tendrá una visión distorsionada de la realidad de las armas en la sociedad que además le pondrá los pelos como escarpias.
Para que me entienda; es como si le preguntara a la policía de qué mueren los ciudadanos según sus datos... Y claro, todas las muertes que a ellos les constan son por asesinato o suicidio. ¿No sería mejor que le preguntara también a los médicos?
Hablando con ANARMA, por ejemplo –como al parecer ya ha hecho– entenderá que la nueva directiva europea que pretende restringir el empleo de armas por usuarios legítimos es, por ejemplo, innecesaria en España y en Reino Unido por redundante en unos casos y por absurda en otros y que dadas las restricciones propias y diversas de cada país, pretender dar a todos los estados una normativa legal más restrictiva es como pretender curar a todos los enfermos con la misma medicina hiperdosificada. Item más, como ya dije en una ocasión, es prevenir el ataque del lobo poniéndole el bozal al perro.
Cierto que algún perro puede contraer la rabia; pero o empiezan ustedes, los políticos, y las fuerzas del orden a distinguir entre perros y lobos (“lobos solitarios” en algunos casos) o esto se volverá un mejunje en el que los lobos seguirán matando corderos mientras se tiene a los perros atados en corto, gruñendo por haber sido insultados en su actitud y en su condición al ser tratados como lobos.
Creo que esto último lo tiene claro y lo creo, leyendo su escrito de 28 de enero pasado en el que cumple bien con el espíritu de no criminalizar a los propietarios legales de armas. Y es aquí donde viene mi agradecimiento. Es más, ya era hora de oir a alguien con responsabilidad política reconocer “que el problema está en las armas que circulan de manera incontrolada”.
También le agradezco y muy sinceramente que el sentido de este escrito tenga que ser modificado a última hora por haber hecho gala de la humildad necesaria para informarse a través de ANARMA, pues según parece así ha sido.
Le hago por último un ruego. Cuando vaya a tratar de nuevo de estos temas, acuérdese de nosotros. Los usuarios legales de armas siempre estaremos a disposición de quien nos quiera escuchar y tener en cuenta. Le animo igualmente a que nos visite en nuestros campos o canchas de tiro y a descubrir que detrás de una pistola, un rifle o una escopeta legal rara vez encontrará usted a un exaltado; al contrario, quizá hasta pase un rato entretenido. Es una oferta que hago extensible a políticos de todos los partidos aún a sabiendas de que no lo harán porque las armas son políticamente incorrectas.
Un saludo.
Santiago Fernández Cascante