Últimamente se ha repetido la desgraciada circunstancia de que a compañeros de policía les ha sido arrebatada la pistola. Por suerte todo suele quedar en un susto sin mayores consecuencias, pero deberíamos plantearnos que esta situación no es tan anormal. Todos los que llevamos años en la calle conocemos hechos similares, bien por caída, arrebato e incluso pérdida del arma en el trascurso de una intervención, aunque quizá el hecho de no haber tenido consecuencias ha provocado en los intervinientes la necesaria preocupación para que no sean conocidos, pero el ignorar que estos hechos ocurren no garantiza que un día pueda pasarnos a nosotros y tengamos consecuencias más allá de las disciplinarias o administrativas.
Actualmente se está, lógicamente, luchando para que se dote a cada policía con un chaleco balístico y creo que será un gran logro cuando se alcance, pero debemos valorar la posibilidad que tenemos de encontrarnos con un individuo armado que nos agreda. Esta posibilidad es ciertamente remota, pero pensemos que en toda intervención con un malhechor o desquiciado, siempre se encuentra un arma en el lugar de los hechos: LA NUESTRA. Ante esta perspectiva, podemos pensar que quizá sea más interesante garantizar que el arma no pase a manos del contrario y que pueda ser utilizada contra nosotros.
Una vez vista esta probabilidad hagamos un simple cálculo matemático: según los datos del Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas de enero de 2014, en España había un total de 145.208 efectivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía y Guardia Civil). A esta cifra hay que sumar 26.261 agentes de las Fuerzas de Seguridad de las Comunidades Autónomas que cuentan con Policía Autonómica (País Vasco, Cataluña, Navarra y Canarias) así como los agentes de Policía Local repartidos por toda la geografía nacional (algo más de 60.000). De este modo, el total de este tipo de fuerzas de seguridad en España sería, de acuerdo a los datos del citado boletín, de 233.336.
En el caso hipotético de que el 10% cuente con fundas de seguridad (en el caso de Guardia Civil y Policía Nacional, serian adquiridas por los agentes), nos encontramos que alrededor de 200.000 armas no tienen seguridad en cuanto a su porte, con el riesgo que esto puede llegar a implicar para policías y ciudadanos.
Además podemos sumar un factor de riesgo adicional a causa de la situación de inseguridad internacional en la que nos encontramos, por causa de atentados terroristas, ya que se está patrullando en la calle con armas largas automáticas, podremos imaginar lo que podría suponer que nos arrebaten un arma de guerra en plena vía pública. Ante esta situación real hemos de plantearnos alguna medida de seguridad que impida que se nos pueda arrebatar el arma una vez fuera de la funda, para ello hemos probado un dispositivo denominado S.I.R (Sistema Integral de Retención), este complemento policial nos ha sido facilitado por la empresa internacional MONTAJES M3 y hemos podido probar su eficacia, calidad y seguridad en el tema que nos ocupa.
SISTEMA INTEGRAL DE RETENCIÓN (S.I.R)
Consiste en un accesorio de sujeción mediante un cable de acero retráctil, destinado a la seguridad y porte de cualquier tipo de armamento, garantizando un nivel de seguridad para el usuario y el ciudadano, sin menoscabar el confort, la rapidez de uso y la precisión del tirador.
Está compuesto por un contenedor de 7 x 4,5 x 2 cms que aloja en su interior un carrete con un cable de seguridad de 130 cm de longitud y 2mm. de sección y una resistencia a rotura de 30 kg. Este carrete está conectado a un muelle en forma de espiral que le confiere la capacidad de retraerse automáticamente, este cable finaliza en una anilla de seguridad que se conecta a la parte posterior del arma, mientras todo el contenedor queda fijo al cinturón o cualquier parte resistente de la indumentaria del tirador.
Comparativa con otros sistemas
Existen en el mercado multitud de modelos de cable retráctil utilizados para diversos usos, llaveros, tarjeteros, silbatos, etc., pero todos están construidos sin una finalidad de resistir una gran tracción o esfuerzo.
También se pueden adquirir varios modelos del conocido como “Cordón vinculante”, que consiste en un cable tipo teléfono que une la parte posterior del arma al cinturón del usuario, con la finalidad de impedir la pérdida de la misma. Este modelo nos permite una relativa seguridad en cuanto a la no pérdida del arma, puesto que en caso de caída quedará colgando del cinturón al que se encuentra unida. Pero también cuenta con una serie de inconvenientes que hacen de él un mecanismo poco fiable, incómodo e incluso peligroso. Cuando decimos poco fiable, nos referimos a que el sistema de aseguramiento del cordón al cinturón del usuario se compone de un pequeño broche de presión e incluso de velcron que no soporta una tracción mínima de seguridad, por lo tanto, en caso de que nos arrebaten el arma, está pueda ser utilizada por el agresor.
La comodidad viene definida por su construcción puesto que se trata de un cable, que en su versión más corta, cuenta con 50 cm de longitud que cuelga en todo momento del cinturón del agente, formando un arco con el cinturón y provocando incomodidad a la hora de actuar en las cuestiones normales de trabajo. La afirmación de que puede resultar peligroso, en el peor de los casos, la demuestra su incapacidad de impedir que nos arrebaten el arma, con el riesgo que ello implica para nosotros o un tercero. Así mismo puede ser un elemento extraño que nos deje enganchados en una alambrada, al bajar del vehículo, en una persecución, etc., pudiendo ser incluso utilizado como asa para desplazarnos o retenernos en un momento dado.
Con todo lo expuesto podemos concluir que el nuevo Sistema de Retención Integral nos garantiza una seguridad de retención del arma, una vez sacada de la funda, de forma que impide que puedan huir con ella puesto que la resistencia de todo el sistema es superior a 30 kg de tracción, así mismo nos permite con un brusco desplazamiento de nuestro cuerpo volver a arrebatar el arma, ya que generamos una fuerza muy superior a la que se puede aguantar con las manos del contrario.
Además en todo momento podemos interactuar con el arma, impidiendo que el agresor la manipule a su antojo y sobre todo que no pueda desplazarse hacia lugares resguardados o utilizar rehenes.
Se puede, si así se desea, condenar el arma a la pistola siendo imposible separarla del dispositivo sino se cuenta con la herramienta adecuada.
Características técnicas
Además de la fiabilidad en cuanto a su resistencia a la tracción hemos de destacar otras características del SIR.
El carrete tiene la particularidad de no ejercer presión una vez desplegado, es decir no condiciona la efectividad del tiro al no obligar al tirador a superar una fuerza de tracción hacia el cinturón.
La longitud del cable (130 cm) permite cualquier clase de postura de tiro, a una o dos manos, este cable describe siempre una línea recta entre el cajetín y el arma con lo que imposibilita bucles o enredos al recogerse con rapidez evitando enredos en la ropa o cinturón del usuario. En caso de rotura del mecanismo interior, por accidente o golpe, el dispositivo permite siempre la extracción del cable, imposibilitando de esta forma el quedar desarmado al no poder extraer el arma, dañando únicamente su capacidad de recogerse.
La empresa nos informa que el precio venta al público de este sistema, con IVA y gastos de envío incluido es de 49,95 € para España.
Sistema protegido como modelo de Utilidad 201630254, en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM).
Más información en: eugenio@supervivenciapolicialreactiva.com