El terrorismo es uno de los agentes de cambio más potentes de la actualidad y eso se nota en detalles como el marketing. Cientos de profesionales y particulares se acercan a las armerías de España para comprar chalecos anti-balas encontrándose el stock agotado y... ¡una lista de espera de 2 a 3 meses!
Los atentados del pasado 13 de noviembre de 2015 en Francia han desatado una vez más los debates de la seguridad, la autodefensa y el equipo apropiado para las Fuerzas de Seguridad del Estado. Cada vez son más los que deciden invertir patrimonio personal en una mejora de las prestaciones del equipo de seguridad, para hacer frente a la amenaza de terroristas que suelen portar armas de asalto y formación suficiente para hacer mucho daño, antes de ser reducidos.
Debido a que la legislación española dificulta la adquisición de armamento, capaz de contrarrestar la capacidad de dichas armas, son muchos los profesionales / particulares que deciden protegerse con un chaleco anti-balas. Sin embargo, este no es un producto que tenga una salida tan alta como para tener grandes cantidades de stock en los almacénes de los distribuidores y cuando ocurre un incidente como el acontecido en Francia, el resultado son pedidos masivos que literalmente agotan toda la producción en pocos días.
En declaraciones a armas.es, un importante fabricante de chalecos antibalas (del que preservaremos el anonimato) ha confirmado que la avalancha ha sido tal que no podrán hacer frente a la demanda, por lo menos hasta pasados de 2 a 3 meses. Esto no es nada nuevo, ya que después del atentado a Charlie Hebdo pudimos comprobar la misma tendencia. Aún así, sigue siendo un duro golpe que acusarán los más impacientes y, sobre todo los profesionales que deseen un extra de protección / tranquilidad.
Sin embargo, desde la redacción queremos recordar a aquellos que busquen un chaleco anti-balas, para defenderse del terrorismo yihadista, que el nivel de seguridad máximo para un chaleco policial convencional es el IIIA, preparado para resistir impactos de 9 mm pero no los de un fusil de 7,62 mm como sería el AK-47. En ese caso, el mínimo necesitado sería el nivel III que, entre otras cosas, reduce la movilidad del usuario de forma notoria... y enfrentarse a una amenaza operativa y entrenada con ese hándicap, puede resultar todavía más peligroso.
Por supuesto, alentamos a los interesados a protegerse debidamente de otros peligros más cercanos en los que los chalecos de nivel IIIA e inferiores pueden ser de ayuda. Incluso recordamos la importancia de pensar en la protección contra arma blanca, el enemigo número uno de las fuerzas de seguridad, y con equipo de todo tipo, disponible para hacerle frente.
Sea como sea, el titular de esta noticia, los hechos recientes y las intenciones de algunos grupos terroristas, hacen que nos preguntemos: ¿estamos preparados en España para hacer frente a este tipo de amenaza?