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Cartuchos para ultralarga distancia

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Asociación Española de Coleccionistas de Cartuchos (AECC)

Los cartuchos de aplicación para francotiradores, tienen especial interés para los coleccionistas por sus características especiales, veamos en este artículo cómo han evolucionado.

Durante los siglos XVII y XVIII, cuando la estrategia militar estaba basada en formaciones de infantería que realizaban fuego masivo a las concentraciones enemigas, ya se utilizaron grupos de tiradores especializados para misiones especiales, como hostigar la retaguardia o a los comandantes de las unidades.

La efectividad y precisión de los antiguos fusiles de avancarga, con ánima lisa, era muy limitada y el uso de la pólvora negra hacía que los tiradores fuesen fácilmente descubiertos, por la humareda producida al disparar. Según lo fue permitiendo el avance tecnológico de las armas, con respecto a las balas y las pólvoras, los estrategas militares trataron de sacar ventaja de la mayor precisión conseguida en los disparos.

No fue hasta el siglo XIX con las mejoras en los sistemas de rallado de los fusiles, el empleo de las balas cilindro cónicas, la cápsula de percusión e incluso las primeras miras ópticas, cuándo se dispuso de armas verdaderamente eficaces a largas distancias. A finales de la segunda mitad del siglo XIX, con los cambios en la táctica y la llegada del fusil de repetición a cerrojo, con cartucho metálico de pequeño calibre y pólvora sin humo, los francotiradores adquirieron un papel destacado, creándose las primeras unidades y escuelas especializadas.

Los fusiles de francotirador usados eran similares al fusil reglamentario, en ocasiones someramente modificados o con miras especiales para conseguir mayor precisión y el calibre que recamaraban, era el mismo para facilitar el municionamiento. Así, los primeros cartuchos metálicos utilizados por los francotiradores, no se diferenciaban de los usados por el resto de las tropas de infantería.

Durante la 1ª Guerra Mundial, el uso de blindajes hizo que los alemanes desarrollaran el cartucho 7,9 mm Smk “Spitzgeschoß mit Stahlkern” (bala aguda con núcleo de acero), que podía perforar 4,5 mm de blindaje a 1400 metros. La fabricación de la bala SmK de 11,55 g, con núcleo de acero resultaba muy difícil y costosa, por lo que en 1915 se dieron instrucciones de usarlas únicamente cuando se requerían disparos con gran precisión y penetración. Distribuyendo los cartuchos que la montaban, únicamente a tiradores armados con fusiles dotados de mira telescópica y limitando sus condiciones de uso. Aunque también se usó en ametralladoras contra determinados objetivos, podríamos considerar que éste es el primer cartucho especial para francotirador. Se les distingue por el ánulo rojo en el pistón y el marcaje K o K67 durante los primeros años.

Como en ambos bandos se generalizó el uso de escudos de acero protectores para los tiradores, los británicos respondieron en 1916 aprobando el cartucho Mark VII-P perforante, que sustituyó al Mark VII-F semiperforante. De estos cartuchos se seleccionaban por precisión los lotes especiales para francotiradores. Como curiosidad podemos decir que los británicos, al verse impotentes ante los “snipers” alemanes protegidos con escudos de acero y hasta que dispusieron de munición perforante, llegaron a usar fusiles express en calibres .577” N.E. y .600 NE, de los que la Oficina de Guerra llegó a comprar 58 unidades, hasta percatarse de su precio astronómico. Los alemanes, por su parte, usaron en ocasiones para funciones “anti-sniper” el 13 x 92 SR TANKGEWEHR, un mauser a doble escala que había sido diseñado como fusil antitanque.

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, ni las armas de francotirador ni sus cartuchos habían experimentado avances notables. Alemania seguía usando como cartucho ordinario el 7,9 sS “scheweres Spitzgeschoß”, de bala aguda pesada con núcleo de plomo de 12,8 g, que había aparecido unos meses antes de la finalización de la Gran Guerra y que por su trayectoria era adecuado para los francotiradores. Dada la gran carencia de plomo, en 1940 se adoptó la bala SmE “Spitzgeschoß mit Eisenkern”, bala aguda con núcleo de hierro, más económica pero que no cumplía con los requisitos mínimos de los francotiradores.

A partir de 1941 La fabricación de las balas sS queda limitada a los cartuchos “Beschuß” de sobrepresión y los cartuchos “Anschuß” para centrado de armas nuevas en fábrica, que al ser disparados en las galerías de pruebas, permitían recuperar el preciado plomo con facilidad. Los cartuchos “Anschuß” fuera de su caja no se distinguían, porque no tenían ninguna carga especial, simplemente eran lotes contrastados de gran calidad. Estos aseguraban la trayectoria estándar y una precisión suficiente, para garantizar meter cinco disparos dentro de un círculo de 18 cm a 300 metros con un Máuser K98. De estos cartuchos “Anschuß”, se asignaban seis cajas de 15 cartuchos a cada francotirador en el frente. También, dependiendo de los objetivos, podían usar la citada SmK o la SmK L´spur trazadora.

Calibres largas distancias

Cartuchos de francotirador

 

 

La mala experiencia soviética, en la Guerra de Invierno contra Finlandia 1939-1940, donde se enfrentó con francotiradores, que como el legendario Simo Häyhä diezmaban sus unidades sembrando el terror, les dio una gran lección sobre la importancia de contar con buenos equipos de “snipers”. Así durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética dio instrucción de francotirador a más de 400.000 combatientes, que le permitió un amplio uso de estas tácticas en todos los frentes. El cartucho usado fue el 7.62x54R Mosin, en sus variantes ordinarias, perforantes, incendiarias, trazadoras y como veremos, explosiva-incendiaria cuyo uso estaba prohibido contra personas por el convenio de La Haya.

A finales de 1944, los informes del frente oriental revelaron que las tropas soviéticas estaban usando balas explosivas contra los alemanes con mayor frecuencia. Ante esta violación de los convenios de La Haya, en enero de 1945 se propone suministrar a los francotiradores alemanes cartuchos de señalización explosivos B Patrone, “Beobachtung Patrone”. Hitler, que se había reservado personalmente la decisión de distribución de estas balas explosivas, vetó su uso, pero el curso de los acontecimientos le hizo replantearse la cuestión y el 17 de febrero de 1945 autorizó el suministro de cartuchos explosivos a los francotiradores, pero únicamente en el frente oriental.

Inmediatamente el cuartel general dio instrucciones para incluir el adiestramiento con cartuchos B-Patrone en las academias de francotiradores, además ordenó que se suministrarán a todos los francotiradores del Frente Oriental 20 B Patrone, junto con los 90 sS “Anschuß”. El B Patrone tenía como ventaja su idéntica trayectoria al sS hasta los 600 m.

Quizás el menos conocido de los cartuchos para francotiradores alemanes de la Segunda Guerra Mundial es el 7,9 Nahpatrone. Se trata de un cartucho subsónico, con bala sS y una carga de 0,55 g de pólvora de salvas. Diseñado a comienzos de 1943 y usado principalmente en el frente oriental, sonaba como un .22 LR al dispararlo con el silenciador “Schalldämpfer”. La baja velocidad obligaba a recalcular la trayectoria al apuntar, por la gran caída que experimentaba la bala, tanto que a 50 m se apuntaba como a 800 m con la bala ordinaria. Se identifica por tener la vaina pintada de verde y podemos considerarle el precursor de los cartuchos “sniper” silenciados.

 

calibres tiro largas distancias

Cartuchos de francotirador silenciados

 

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, llegó la generalización de los fusiles de infantería semiautomáticos y la progresiva implantación de los cartuchos intermedios. Los fusiles de francotirador, que hasta entonces partían del reglamentario para infantería evolucionan y toman dos caminos, por un lado, los que buscaban abatir objetivos a largas distancias y por otro, los que buscaban hacerlo discretamente a cortas y medias. Con la aparición de los fenómenos terroristas, este tipo de misiones antes exclusivas de los militares, se hacen cada vez más habituales en los cuerpos policiales, que terminarán adoptando estas armas y cartuchos especiales.

Checoslovaquia diseñó sobre 1950 el 7,92x64 para francotirador, que no prosperó por salirse de la uniformidad del pacto de Varsovia fiel al 7.62X54R Mosin.

Con la adopción en enero de 1954 del 7,62x51 por la OTAN, se buscaba la homogeneidad en la munición de fusiles y ametralladoras ligeras de los países aliados, uniformidad que no duró mucho, pues en 1964 Estados Unidos adopta el 5,56x45. Pese a esto, el 7,62x51 se fue convirtiendo paulatinamente en el calibre más usado por los francotiradores occidentales, en un principio usando la bala estándar de 147 grains y luego puntas más pesadas con mejor coeficiente balístico que permitieron ampliar su alcance efectivo.

A partir de la guerra de Vietnam, los fusiles de francotirador se separan definitivamente de los fusiles ordinarios de infantería, apareciendo fusiles y cartuchos muy específicos. Buscando más alcance y precisión, el Army Marksmanship Unit de Fort Benning desarrolla el .300 AMU sobre 1960. El .300 Winchester Magnum aparece en 1963 y lo adoptan varios países, siendo reglamentario en Alemania con la denominación métrica 7,62x67.

En 1967 el Army Limited Warfare Laboratory comenzó el programa “Silent Sniper System”. En él se desarrolló un fusil con silenciador integral en .458 1½” Barnes, un .458 Winchester acortado. El sistema fue probado por la escuela de francotiradores de la 23 Division en Vietnam, donde no gustó por ser demasiado voluminoso. Actualmente este concepto de balas subsónicas muy pesadas cuenta con mucha más aceptación que entonces, eso sí, dotándolas de un coeficiente balístico muy superior al de la primera Barnes. Así en el lado ruso, tenemos el 12.7x55 Vychlop y en el occidental muchos ejemplos, como el 12.7 Anthis, el .458 Silent Death, la gama Whisper, etc.

Entre los muchos calibres ligeros silenciados, el .300 Whisper de SSK Ind. modificado por Advanced Armaments Co. como .300 ACC Blackout, ha tenido una amplia difusión para plataformas AR15. El 9x39 ruso ha dado magníficos resultados desde 1986, tanto en fusiles de asalto como el A9-91, AS “Val”, OTs14 Groza, AK9 y los fusiles “sniper” VKS y VSS Vintorez.

Algunos cuerpos policiales adaptaron cartuchos deportivos con cargas específicas, como el FBI con el 7mm Rem. Mag. e incluso la Ertzaintza, en sus inicios adoptó inexplicablemente el .30/.338 Winchester Magnum, un Wildcat o cartucho experimental de producción artesanal que sólo podía ser suministrado por la empresa vendedora.

En 1983 la compañía Research Armaments Industries desarrollaba, contratada por la US Navy, un cartucho con el requerimiento de conseguir 3000 fps con una bala de 250 grains, capaz de atravesar a 1000 metros los chalecos militares de 5 capas. Las primeras pruebas partieron de vainas .378 Weatherby modificadas, pero pronto se optó por la del .416 Rigby agolletada a .338 y el cartucho se denominó .416/.338 U.S. Navy-Haskins Sniper. Las primeras vainas las fabricó Bell (Brass Extrusion Labs), pero no resistían las altas presiones, así que se pusieron en contacto con Lapua, pero en el ínterin los problemas económicos dejaron fuera del proyecto a Research Armaments.

Lapua rediseñó la vaina .416/.338, reforzando las paredes y le montó su nueva bala B408 FMJ Lock Base. El cartucho resultante pasó a llamarse el .338 LAPUA, que recibió el registro C.I.P. en 1989 y la codificación OTAN al adoptarlo Holanda. Actualmente presta servicio en innumerables unidades militares y policiales, cubriendo el hueco entre el 7.62x51 y el .50 Browning y de él se derivan otros cartuchos como el 7x69 Sniper de H&K y el 9,5x70 ELR de Michael Uekötter.

Ya hemos mencionado el uso del 13 mm TANKGEWEHR en la primera guerra mundial, en la guerra de Korea se usó el fusil antitanque Degtiariov PTRD de 14,5x114, para disparos a larga distancia y aunque con estas armas no se conseguían los resultados óptimos, mostraron las posibilidades de utilización de cartuchos típicamente anti-material para tareas de “sniper” a muy largas distancias. Hasta los años 80 la munición de 12,7 x 99 se fabricaba con los requerimientos de ametralladora, pero con la aparición de los diseños Barrett se comenzó a fabricar modelos específicos para precisión a larga distancia.

Esta gran mejora en armas y cartuchos, ha permitido su uso en misiones contra personal a distancias inimaginables hace pocos años. En esta tendencia están los nuevos desarrollos de fusiles como el Istiglal Ist y el Mechem NTW-20 en 14,5x114, el OSV-96 y el ASVK/KSVK y el Lynx GM-6, en 12,7x108, el Fortmaier 2002 multicalibre y por supuesto el Accuracy AW-50, el Steyr .50 HS y los diferentes modelos de fusiles Barrett en calibre 12,7x99, que han sido adoptados por multitud de países.

Para las misiones contra personal, estos fusiles antimaterial están sobredimensionados y se empezó a buscar un cartucho más ligero, pero con un alcance similar. En 1988 apareció el 9x85 Sniper, desarrollado para el WSG 2000 de Heckler & Koch, que no prosperó. Mas suerte tuvo el .408 Cheyenne Tactical, que se ha convertido en el cartucho icónico para tiro a muy largas distancias. Diseñado por John D. Taylor en 2001 sobre la vaina del .505 Gibbs, su éxito está unido a los nuevos diseños de balas sólidas con estabilidad y coeficiente balístico mejorado, de compañías como Lost River Ballistic, Jamison y GS. Por ejemplo, Gerard Schultz de GS Custom, adaptó la técnica de bandas de conducción y forzamiento de artillería, minimizando los problemas de cobreado producidos por las balas sólidas. Como en el caso del .338 Lapua, la vaina tuvo que ser rediseñada apareciendo las versiones XM-1 y XM-2.

A partir del año 2000 abundan los cartuchos que buscan posicionarse en el mercado, pero pocos lo consiguen. Horst Grillmayer diseña el .460 Steyr en 2002 y se ofrece en el 50HS Steyr. La disponibilidad del .408 Chey Tac propició que su vaina se usara para nuevos cartuchos como el .338 Xtreme y la gama Sniper Tac de Dave Viers de VIERSCO. Para contrarrestar el .408 CheyTac, Barret introdujo su .416 Barret en 2005. En 2006 Grillmayer presentó su .416 TYR con una vaina de diseño único, que en 2012 usó para su .375 TYR, un gran cartucho más potente que el .375 de CheyTac, pero que no ha seguido su desarrollo por el fallecimiento de su autor.

 

 

Como vemos, este es un interesante campo en el que siguen apareciendo novedades, que por su escasa difusión se convierten en objeto de deseo para los coleccionistas.

** La Asociación Española de Coleccionistas de Cartuchos, A.E.C.C., como miembro de la European Cartridges Research Association (E.C.R.A.), tiene como objetivo fomentar el estudio y la investigación del desarrollo histórico y técnico de los cartuchos y municiones, por medio del coleccionismo y el intercambio de información a través de su boletín “The Cartridges Researcher”, publicado en los cinco idiomas oficiales en la E.C.R.A.

Email de Contacto: aecc.ecra.secreta

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