Con el arranque de una nueva temporada de caza a la vuelta de la esquina, es hora de dedicar la atención que se merece al que posiblemente sea uno de los calibres más funcionales de la historia. Un digno competidor para el “chico para todo” por excelencia, el sempiterno .30-06.
En España, donde desde hace muchos años impera la “Magnum manía”, el 7mm RM se ha convertido en uno de los calibres preferidos tanto para montería (aunque algunos cazadores lo consideran algo excesivo), como para esperas y, sobre todo, recechos. En este sentido, el 7mm rivaliza por dominar los calibres Magnum junto con los clásicos .338 Win Mag y .300 Win Mag, otras de las municiones que son muy del gusto de nuestros cazadores. La alta disponibilidad de diferentes tipos de puntas y rifles recamarados para este calibre de .284” apuntan hacia una ligera supremacía del 7mm RM con respecto de sus principales rivales Magnum, a quienes también aventaja en cuanto a su más competitivo precio de venta.
El origen de este cartucho se remonta al año 1962 y su aparición está ligada a la del mítico rifle de cerrojo Remington 700. El fabricante estadounidense buscaba por aquel entonces un cartucho muy potente, que pudiera usarse para abatir casi cualquier pieza de caza mayor (incluidas algunas especies consideradas muy peligrosas) y que funcionara con total fiabilidad con el ya en aquel momento bastante exitoso cerrojo de acción 700. Para dar vida a este nuevo calibre, los técnicos de Remington se inspiraron en la vaina con pestaña del .375 H&H, la cual redujeron en tamaño y agotellaron en su cuello para poder alimentarla con un proyectil del calibre 7mm.
Para dar mayor velocidad a este tipo de bala, se apostó por el concepto Spitzer (punta apuntada), que tan buenos resultados llevaba acumulados a sus espaldas con el legendario 8x57 u 8mm Mauser. Bajo estos preceptos nació el primer cartucho comercial 7mm Remington Magnum, cargado de fábrica con un proyectil Spitzer de 150 grains que volaba a más de 950 m/s. Poco después del lanzamiento de esta primera punta de 150 grains, Remington completó su oferta comercial con dos nuevas cargas, una más pesada de 175 grains, y que junto con el proyectil inicial estaba pensado para abatir piezas pesadas y de gran tamaño; y una punta más ligera de 125 grains, más enfocada hacia la caza de animales de talla media.
Hoy en día, la oferta de diferentes tipos de proyectiles, así como de pesos y marcas que fabrican munición de este calibre, es realmente abrumadora. De punta blanda, de punta hueca, con punta de plástico, de carga reducida… Remington, Barnes, Hornady, Federal… las opciones son casi infinitas, por lo que la alabada versatilidad de este calibre vuelve de nuevo a brillar con luz propia. Aun así, las opciones más extendidas siguen siendo las clásicas de siempre, es decir, las de 150 y 175 grains, a las que se han ido añadiendo otras variantes no menos buscadas, como las de 160 y 140 grains. Con cualquiera de estos pesos, el 7mm RM ofrece rendimientos espectaculares, entre los que sobresalen además de su lógica potencia (no olvidemos que aunque de tamaño medio estamos hablando de un calibre Magnum), su tensa trayectoria a medias y largas distancias, con un índice de caída mucho más lejano que el de cualquiera de los calibres de caza mayor con los que habitualmente se le suele comparar.
Un Magnum de corto tamaño
Uno de los aspectos más valorados entre quienes consumen con frecuencia munición de este calibre es que el 7mm Remington Magnum permite tener entre manos un calibre altamente poderoso en un rifle de reducido tamaño. Al menos, sí más pequeño que lo que hasta su aparición eran los rifles Express de calibres africanos, tales como el .375 H&H. Aunque existe algo de controversia en torno a este punto, en la actualidad la mayoría de rifles recamarados para el 7mm Rem Mag que se comercializan en España están equipados con un cañón de 24” (61 cm), un tamaño considerado como el mínimo para poder sacar el mayor partido balístico a esta eficaz munición. A pesar de ello, como decimos también hay quienes ofrecen o prefieren montar sus fusiles del 7mm RM con cañones más largos, para lo que acuden a tubos de 26” o incluso 27”, una medida más apropiada para recechos o lances cinegéticos que requieran disparos más precisos a largas distancias.
Por último, no podemos dejar de mencionar una tendencia cada vez más pujante hacia la recarga de este calibre. Dada la amplia disponibilidad en el mercado actual de puntas de diferentes tipos, pesos y tamaños, muchos cazadores experimentan con este calibre Magnum en busca del “cartucho perfecto” que mejor rendimiento balístico ofrezca en combinación con su rifle. En función de la vaina, la pólvora y el tipo de proyectil seleccionado, así como del paso de estría y el largo del cañón, se pueden conseguir unos resultados excelentes con este calibre, el cual ha demostrado con creces que es capaz de abatir con total eficacia cualquier especie de nuestra fauna ibérica.