El calibre .50 BMG, más conocido en España como 12.70mm o 12.7x99mm, se ha convertido en el cartucho antimaterial por antonomasia. Aunque sus orígenes son prácticamente centenarios, el escenario más reciente donde tal vez mejor demostró su eficacia fue en la Guerra del Golfo de 1991. En aquel conflicto, el .50 BMG desarrolló un papel absolutamente protagonista, sobre todo en las campañas bélicas conocidas como “Desert Shield” y “Desert Storm”. Gracias a la potencia y la precisión de este calibre, los tiradores selectos estadounidenses fueron capaces de inutilizar a los BMD iraquíes con disparos realizados desde distancias cercanas a una milla (1.600 metros).
Además de estos vehículos blindados, los soldados británicos del SAS, armados con rifles Barrett M82A1 del calibre .50, también pudieron destruir varios misiles Scud justo en el momento de su despegue. Y es que la potencia con la que se desenvuelve esta munición es capaz de acabar casi con cualquier objetivo, incluso con objetivos humanos, aunque evidentemente éste no sea su principal propósito.
Diseñado en los albores del siglo XX, el nacimiento de este cartucho está muy vinculado a la entrada en escena de la ametralladora Browning. De ahí lo de BMG, por Browning Machine Gun. Su creador, el genial John M. Browning, lo diseñó con un fin estrictamente militar, pensando en que podía convertirse en una excelente munición antiaérea. Y así fue, puesto que el Ejército estadounidense adoptó oficialmente la ametralladora Browning M2 del calibre .50 para equiparla en los aviones que intervinieron en la Primera Guerra Mundial. Vistos los resultados obtenidos, años más tarde, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Defensa estadounidense volvió a apostar por el binomio Browning M2 .50 BMG para ejercer como arma antiaérea y antivehículos.
Sin embargo, a pesar de estos comienzos ligados a las ametralladoras, la fama del calibre 12.7x99mm también está muy relacionada con el universo del francotirador. En este apartado juegan un papel trascendental Ronnie Barrett y sus rifles de alta precisión. Uno de los que más popularidad ha obtenido en las últimas décadas ha sido el M82 y todas sus posteriores variantes. Este fusil de cerrojo de origen estadounidense se alimenta con cartuchos del calibre .50 BMG y su uso está destinado principalmente a la eliminación de objetivos materiales. En este sentido, podría decirse que el rol del tirador de elite o sniper militar ha evolucionado gracias a la emergencia de este calibre, ya que desde hace algunos años, el francotirador ya no sólo tiene como objetivo la eliminación de un soldado del bando contrario, sino que ahora también puede suprimir otros objetivos materiales de notable interés, como pueden ser torres de repetición, vehículos de combate, depósitos de agua, etc.
Dentro de este ámbito de tiro de alta precisión, uno de los aspectos que más llama la atención de este potente calibre es su capacidad para hacer blanco a largas distancias. Se calcula que el .50 BMG puede actuar con cierta precisión en distancias superiores a 1.500 metros, aunque en algunas ocasiones muy puntuales, incluso la distancia crece notablemente. Este es el caso por ejemplo del popular disparo que realizó el cabo Rob Furlong, soldado del Ejército de Canadá, quien en plena guerra de Afganistán abatió a un talibán a 2.430 metros de distancia. Y lo hizo con un rifle McMillan TAC-50, un fusil sniper del calibre .50 BMG. De cualquier modo, se trata de un disparo excepcional, tanto por la distancia como por el hecho de que el .50 BMG no es el calibre más apropiado para estos menesteres.
Variedad de puntas y armas
Con el paso de los años, el 12.7x99mm se ha convertido en un calibre tremendamente versátil. Hoy en día podemos encontrarlo con una infinidad de proyectiles diferentes: bala común, trazadora, incendiaria, perforante, etc. Igualmente, un gran número de firmas internacionales se han lanzado a la fabricación de rifles diseñados para disparar esta poderosa munición. Como decíamos, una de las primeras que se atrevió a montar fusiles en este calibre fue la casa Barrett, a quien posteriormente siguieron otras compañías como la británica Accuracy International y su popular AW50, la austriaca Steyr y su .50 HS, la alemana DSR-Precision con su espectacular DRS 50, o la estadounidense ArmaLite y su AR-50.
El 12.70mm en España
Desde mediados del pasado siglo XX, el Ejército español ha sido un ferviente usuario de este calibre, primero a través de la ametralladora Browning M2, y posteriormente mediante los fusiles de precisión Barrett. En el primer caso, destaca su uso en la BRIMAR y otras unidades terrestres, donde históricamente se ha empleado tanto como arma de apoyo, como arma para derribar fortificaciones, vehículos, edificios, puestos de mando, etc. En el segundo caso, a mediados de la década de 1990, las Fuerzas Armadas españolas se vieron ante la inminente necesidad de incorporar a su dotación armamentística un rifle de alta precisión para disparos a largas distancias. Así, tras un largo y competido concurso oficial, finalmente las autoridades militares españolas se decantaron por el Barrett M95, una evolución del M90, que a su vez derivaba del legendario M82A1. Hoy en día, el Ejército del Aire dispone de varias unidades del Barrett M82A1, el Ejército de Tierra cuenta con el M95SP, y la Infantería de Marina dispone de varios efectivos del M95, todos ellos en el potente calibre .50 BMG.
Para concluir, conviene señalar que el 12.7x99mm es uno de los pocos calibres que se han fabricado en España. Ha sido a través de la Fábrica Nacional de Palencia, donde durante muchos años se ha producido munición de este calibre. Los cartuchos nacidos de esta planta resultan fácilmente reconocibles, pues llevan la inscripción FNP grabada en el culote de su vaina.