De la mano de nuevas pistolas orientadas a la defensa personal o presentadas como armas de back-up, el .380 ACP o 9 Corto ha vuelto a colocarse en primera línea de tiro.
Tiene multitud de denominaciones: 9mm Browning, 9 Kurtz, 9x17mm… aunque tal vez las más populares sean las de .380 ACP y 9 Corto. Su vida se prolonga a lo largo de más de 100 años, y aunque muchos ya le daban por muerto a nivel balístico, el 9 Corto parece estar decidido a levantarse de la tumba. Lo cierto es que, de la mano de nuevas pistolas orientadas a la defensa personal o presentadas como armas de back-up, el .380 ACP ha vuelto a colocarse en primera línea de tiro. Algunos ejemplos muy evidentes de este proceso de rejuvenecimiento del 9 Corto los encontramos por ejemplo en la nueva línea de armas de defensa Smith & Wesson Bodyguard, en la pistola Walther PK380, en la revolucionaria Ruger LCP, o en la nueva MPA Protector, una pequeña pistola subcompacta fabricada por Masterpiece Arms, “padre” de los subfusiles MAC-10 y MAC-11.
Como decíamos, el nacimiento de este calibre se remonta a principios del pasado siglo XX, concretamente al año 1908. Fue en aquel momento cuando apareció la primera pistola preparada para disparar cartuchos de este calibre 9x17mm. Aquella arma, conocida como Colt Pocket Hamerless, se presentó como un innovador diseño de reducidas dimensiones y que contaba con la peculiar característica de disponer de martillo oculto. Diseñada por el genial John M. Browning para la casa Colt, esta Pocket Hamerless disponía de un sistema de acción conocido como “blowback” o cierre por retroceso de masas. Este sistema, ideado precisamente para armas de reducido tamaño y con un coste de fabricación sensiblemente inferior al del clásico “locked breech” (recámara acerrojada), ha acompañado históricamente a la mayoría de pistolas que durante esta centuria se han diseñado para disparar cartuchos del calibre 9 Corto.
A nivel exterior, esta munición se reconoce fácilmente por su vaina recta y sin pestaña. Sus dimensiones y sus propiedades balísticas son casi idénticas a las del calibre ruso 9 Makarov (9x18mm). La mayoría de fabricantes de munición del mercado internacional ofrecen multitud de variantes de este calibre, aunque quizá la carga estándar, o al menos una de las más difundidas, sea la que monta un proyectil encamisado (FMJ) de entre 85 y 95 grains. Dada su creciente aceptación entre aquellos tiradores que buscan un arma de defensa o de último recurso, en los últimos años están cobrando mayor protagonismo las variantes con proyectiles de punta hueca (JHP), capaces de generar un mayor poder de parada en el oponente. En este sentido, un buen ejemplo de este tipo de munición lo encontramos en la Remington Golden Saber JHP equipada con proyectiles de 102 grains, o en la Cor-Bon +P, una de las más potentes de su sector.
Sobreviviendo a las críticas
Las voces más críticas con este calibre esgrimen como argumentos principales para su ataque su falta de potencia y su escasa precisión en distancias medias. En cierto modo, no están exentos razón, ya que a partir de 50 metros la precisión con una pistola del 9 Corto se queda bastante por debajo de lo que podemos conseguir por ejemplo con una del .38 Special o con una del calibre 9x19mm; máxime si estos disparos buscando la precisión se realizan con un arma con cierre por inercia de masas (blowback)… De la misma forma, es cierto que en distancias cortas, o cuando se requiere una munición con un alto poder de parada, el 9 Corto vuelve a quedarse lejos de los resultados de potencia que se pueden obtener con calibres más pesados como el .40 S&W o el .45 ACP. Sin embargo, también es verdad que con una munición adecuada (como la de punta hueca que hemos comentado anteriormente) y con un buen emplazamiento de la bala, el .380 ACP puede cumplir un digno papel.
Además, hay que tener en cuenta que, dado que sus cartuchos son más ligeros y compactos que los del resto de municiones de arma corta que se usan para defensa, con el 9 Corto se pueden alimentar pistolas más pequeñas y ligeras, por lo que, lo que tal vez se pierda en potencia, se gana en comodidad de porte y facilidad de ocultación. Esta es una de las razones por las que el 9 Corto también tiene un alto grado de aceptación entre las mujeres policías, ya que su menor retroceso permite un mejor control y dominio de técnicas como el doble tap.
A pesar de todas estas circunstancias, a lo largo de su historia el .380 ACP ha sido el cartucho reglamentario de diversas unidades policiales y cuerpos militares de todo el mundo. Sin duda, entre los más famosos se encuentran los oficiales alemanes que durante la Segunda Guerra Mundial nos enseñaron de lo que era capaz este calibre unido a una de sus míticas Walther PPK. También disfrutaron de armas con esta misma munición los militares italianos de la época, en concreto a través de la pistola Beretta M1934, arma de dotación oficial de las huestes de Mussolini durante aquella contienda.
En la sociedad estadounidense actual el .380 se ha convertido en una de las elecciones predilectas de todos aquellos civiles que tienen la autorización para portar armas en la vía pública (“Concealed carry” o CCW). De ahí su renovado éxito entre todos aquellos tiradores que buscan un arma manejable, con poco retroceso, ligera, de pequeño tamaño, y que además ofrezca un aceptable nivel de seguridad. Una aceptación que se extiende tanto entre civiles como entre profesionales armados.