Hace casi dos décadas, el fabricante de munición Federal y el fabricante de armamento SIG Arms unieron sus fuerzas para dar forma a un nuevo calibre para arma corta que intentara desbancar al 9x19mm o 9mm Parabellum de su posición hegemónica como calibre de uso policial. Hoy en día, vista la trayectoria de esta potente munición, podemos decir que SIG y Federal fracasaron en su objetivo, aunque por el contrario sí que hay que reconocerles que han dado al mercado una posibilidad más para todos aquellos agentes de las fuerzas del orden que buscan un calibre mucho más veloz que el 9mm Luger y casi tan potente como el .357 Magnum.
Los orígenes de este calibre se remontan al año 1994, fecha en la que Ted Rowe, uno de los ejecutivos de la casa SIG, fijó su atención en el hecho de que numerosos departamentos y agencias de policía de la época estaban sustituyendo sus tradicionales revólveres del calibre .357 Magnum, por nuevas pistolas semiautomáticas SIG en calibre 9mm Parabellum. De este proceso, Rowe extrajo la conclusión de que los usuarios que recibían estas nuevas pistolas mucho más modernas y ligeras, y con mucha más capacidad de fuego que sus antiguos revólveres, añoraban sin embargo la potencia, el poder de parada y la gran velocidad que por ejemplo les daban sus cartuchos de punta hueca de 125 grains del calibre .357 Magnum.
Esta munición era capaz de volar a 1.450 pies/segundo, tal y como se había constatado en alguno de los tiroteos que durante aquellos agitados días se habían producido en las calles estadounidenses. Sí, es cierto que los revólveres sólo podían cargar 6 cartuchos del calibre .357 Magnum, pero ¡qué cartuchos! Para intentar satisfacer la demanda de más potencia y velocidad de las fuerzas del orden norteamericanas, Rowe contactó con la empresa estadounidense Federal Cartridge y les planteó la posibilidad de diseñar un nuevo cartucho con estas propiedades.
Para dar forma al nuevo .357 SIG, Federal optó por utilizar una vaina del calibre .40 S&W, ligeramente más alargada y con un cuello rediseñado para poder sujetar un proyectil de 9mm. Tras numerosas pruebas con distintos tipos de proyectiles y cargas, finalmente la compañía lanzó su primer cartucho del calibre .357 SIG cargado con 125 grains y un proyectil blindado de punta hueca, capaz de desarrollar una velocidad de entre 1.350 y 1.400 pies/segundo.
A partir de entonces, muchas unidades y agencias de policía estadounidense comenzaron a adquirir armas y municiones en este potente calibre, el cual muy pronto entró en producción en algunas de las fábricas de cartuchería más importantes del sector, como la propia Federal, responsable de su diseño, Remington, Sellier & Bellot, Winchester, o Prvi, entre otras.
Más potencia, menos retroceso
Tal vez el principal logro del .357 SIG, y el motivo por el que sobre todo en Estados Unidos cuenta con una cada vez más importante legión de fieles seguidores, es que es un calibre bastante más potente que el ultra extendido 9mm Parabellum, pero que sin embargo posee prácticamente su mismo retroceso (algo que no ocurre por ejemplo con el afamado .40 S&W, también más potente que el 9x19mm pero con más “patada” que el .357 SIG). Estas notables características han propiciado que diferentes unidades especiales de las fuerzas del orden de Estados Unidos hayan optado por este calibre para sus armas cortas de dotación oficial.
Así, desde que en 1995 la unidad de patrulla Texas Highway se convirtiera en la primer cuerpo en adoptar esta munición para sus pistolas de servicio, otros departamentos de reconocido prestigio como los Servicios Secretos de Estados Unidos, los Air Marhals, o la policía estatal de Rhode Island y Virginia, también han apostado por esta veloz munición. En estos últimos casos, lo han hecho además a través del conjunto Sig Sauer P229 .357 SIG, una combinación excelente para este tipo de trabajo.
A pesar de su lenta pero continua implantación entre las fuerzas del orden norteamericanas, el .357 SIG no ha acabado por imponerse como el calibre policial por excelencia. Lo cierto es que, a pesar de sus notables propiedades, no le faltan detractores, sobre todo entre quienes lo acusan de una excesiva sobre penetración de sus proyectiles estándar. Además, también hay quien les achaca el hecho de ser una munición más cara y más difícil de conseguir que el 9mm Parabellum, amén de que apenas hay modelos de arma corta producidos en serie para disparar este calibre.
Aún así, quienes han tenido la oportunidad de disparar con este tipo de munición suelen coincidir en su agradable comportamiento y su imponente poder de parada (stopping power), similar al de un .357 Magnum disparado con un revólver con cañón de 4”. En España su implantación es prácticamente insignificante, ya que la mayoría de nuestras fuerzas del orden sigue alimentando sus armas con el
sempiterno 9mm Parabellum, tan polémico y criticado como insuperado y, hasta el momento, imbatido.