El 7.62x54R, también conocido como “7.62 ruso”, es un cartucho potente, fiable y tremendamente versátil, capaz de ofrecer un excelente rendimiento tanto en el ámbito militar como en el terreno cinegético. Sin duda, uno de los calibres más populares de la historia.
7.62x54R, .30-06, 8x57JS… son las denominaciones de algunos de los calibres más emblemáticos y populares de la historia. En el caso del 7.62x54R, también conocido como el “7.62 ruso”, nos encontramos ante un cartucho potente, fiable y tremendamente versátil, capaz de ofrecer un excelente rendimiento tanto en el ámbito militar como en el terreno cinegético.
En los últimos años de la década de 1880, dos iconos del diseño armamentístico unieron sus esfuerzos para dar origen a una munición con tintes de leyenda. El ruso Sergei Mosin y el belga Leon Nagant fueron los auténticos progenitores del 7.62x54R, un cartucho originariamente creado para alimentar al mítico fusil soviético Mosin-Nagant. Así, el nacimiento del “7.62 ruso” está íntimamente ligado a la entrada en escena del rifle militar Mosin-Nagant en 1891. Desde entonces y hasta nuestros días, el 7.62x54R ha ido consolidando progresivamente su posición de liderazgo dentro de las armas de procedencia soviética. Tanto es así que, actualmente, este cartucho sigue alimentando oficialmente a las armas del Ejército ruso y a las de buena parte de los países que durante la Guerra Fría estuvieron bajo la influencia soviética.
Desde que en 1891 el Ejército Rojo adoptara al 7.62x54R como calibre oficial de sus tropas, el protagonismo de esta munición no ha hecho más que aumentar. En este sentido, el cartucho diseñado por Mosin y Nagant participó en las dos grandes guerras del siglo XX y en 1959, tras la llegada del Pacto de Varsovia, se convirtió en la munición oficial de todos los países vinculados al bloque comunista.
Hoy en día, en pleno siglo XXI y después de que hayan pasado más de 120 años desde su primera aparición pública, el 7.62x54R sigue contando con una presencia importante tanto en el ámbito militar como dentro del sector del tiro deportivo. En el primer caso, todavía son muchas las armas militares que utilizan este cartucho, como por ejemplo el fusil Dragunov SVD. Incluso, las Fuerzas Armadas de algunas naciones como China o Finlandia siguen reconociéndolo como uno de sus calibres oficiales.
Respecto a su vertiente más deportiva, fue sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX cuando el uso de este calibre comenzó a ampliarse a otros terrenos. Concretamente, el primero que disfrutó de las virtudes de esta potente munición fue el sector de la caza. Para ello, hubo que echar mano de nuevos proyectiles, tanto de punta blanda (soft point) como completamente blindados (full metal jacket), que ofrecieron un excelente resultado en el abatimiento de piezas cinegéticas.
Dentro de esta vertiente más deportiva, el 7.62x54R también se ha ido incorporando en los últimos años a las armas de estética militar pensadas para el tiro de precisión. Un buen ejemplo de esta presencia en este tipo de armas viene de la mano de las distintas versiones civiles del Dragunov, entre las que cabe destacar el modelo Tiger.
Un cartucho clásico
Diseñado durante la última etapa de la Rusia zarista, el 7.62x54R ha logrado sobrevivir al paso de los siglos y ha conseguido llegar hasta nuestros días prácticamente intacto. De hecho, los cambios que ha sufrido este centenario cartucho a lo largo de su historia sólo han afectado a los materiales empleados para su fabricación, mientras que su estructura principal siempre se ha mantenido intacta. Con una importante excepción: en 1908, y viendo los nefastos resultados obtenidos en la guerra entre Rusia y Japón (1904), el Ejército ruso decidió cambiar la forma del proyectil del 7.62x54R. Se pasaba así del proyectil esférico de 210 grains del cartucho original a una nueva bala troncónica blindada (tipo “Spitzer” o aguzada) de 148 grains. Un nuevo proyectil que permanecería como el modelo estándar desde 1908 hasta la actualidad.
Por lo demás, la estructura del 7.62R viene marcada por dos características fundamentales de su vaina: su inconfundible pestaña o reborde (rimmed cartridge) y su cuerpo agotellado. En este sentido, este cartucho es uno de los pocos que ha sobrevivido a las nuevas tendencias en el campo de la munición y que hoy en día siguen empleándose con este antiguo diseño, más propio del siglo pasado. Y es que muchos de estos cartuchos con vainas agotelladas y pestaña que aparecieron a finales de la década de 1880 y principios de 1890 cayeron en desuso tras finalizar la Primera Guerra Mundial. No así el 7.62x54R, que como ya sabemos, todavía hoy sigue vigente.
En cuanto a su comportamiento, el “7.62 ruso” cuenta con unas excelentes propiedades balísticas, similares por ejemplo a las del popular cartucho estadounidense .30-06. Del mismo modo, la fiabilidad, la versatilidad y la equilibrada trayectoria durante su vuelo, han ayudado a que el 7.62x54R se haya convertido en la munición principal de rifles militares y armas sniper durante un buen conjunto de años.
Como curiosidad histórica, apuntar que este cartucho, ligado al Ejército Rojo y símbolo del bloque comunista, se equipó en un arma estadounidense: el rifle de palanca Winchester M1895. También resulta curioso que durante unos años fuera uno de los calibres oficiales de la Guardia Civil española, debido a la gran cantidad que de esta munición existía en España al acabar la Guerra Civil.
El pasado 2011 se cumplieron 120 años del nacimiento oficial del 7.62x54R. Una cifra que le convierte en uno de los cartuchos más antiguos del mundo aunque no por ello pasado de moda. Más bien todo lo contrario, pues la demanda de esta munición va en aumento en los últimos años, gracias sobre todo a su utilización en ametralladoras pesadas, rifles sniper y fusiles deportivos y de caza.