Las Islas Marianas son un territorio controlado por los Estados Unidos a menudo olvidado, pero ahora han llamado la atención de su territorio continental. Este pequeño conjunto de islas en el océano Pacífico ha aprobado un proyecto de ley del Senado que está siendo muy debatido en aquella parte del mundo: a partir del 11 de abril todas las armas que se vendan en su territorio estarán sujetas a un impuesto de 1.000 dólares.
De esta manera, las armas no están prohibidas pero su adquisición se hace prohibitiva por el dinero que hay que pagar por ellas. Con razón muchos usuarios alegan que esta tasa es, de facto, una prohibición encubierta que les despoja de la posibilidad de tener un arma de fuego.
El gobernador de las islas, Ralph Torres, ha ido más allá y al defender esta medida incluso sugirió que podría ser un modelo para los demás (en referencia al resto de los Estados Unidos de Norteamérica).
Las críticas han sido muy duras por cuanto argumentan que la tasa establece una prohibición de clase; es decir, los ricos y acaudalados no se verán afectados por ella. va en contra de lo que en EEUU se entiende como igualdad entre ciudadanos; un principio que allí es sagrado (si exceptuamos lo referente a la prestación de servicios sanitarios). Para muchos es por tanto una discriminación económica: “Si no puede pagar el impuesto exorbitante, usted tendrá que encontrar otros medios para defenderse a sí mismo ya su familia”.
Por otra parte, el impuesto sienta un precedente si la gente o las autoridades lo consideran correcto y muchos estados que son menos tolerantes con las armas de fuego podrán dictar leyes similares o aún más drásticas.
No obstante, no sería el de las Marianas no sería el primer caso pues Seattle ya ha visto un impuesto calificado por la NRA como de “caza de brujas” de 25 dólares por la venta de armas de fuego que supuestamente se destinan a la investigación de la violencia armada. El Condado de Cook (Chicago, Illinois) verá próximamente un impuesto de 1 a 5 centavos de dólar por compra de munición a partir de junio, además de un impuesto igual al de Seattle por compra de arma nueva.
En España estamos acostumbrados a pagar tasas por guiar armas, pero claro, en EEUU supone una aberración. Lo que es más preocupante para los usuarios de armas estadounidenses es que la candidata demócrata Hillary Clinton ya ha dado su sello de aprobación para el impuesto de 1.000 dólares por arma.
Por su parte, la juez federal de Estados Unidos Ramona Manglona ya ha condenado inconstitucionalidad del impuesto, pero aún no ha trascendido ninguna acción relacionada con el dictamen judicial.
Quizá al fin y al cabo los impuestos sobre armas y municiones tengan un único sentido sobre el que la prensa estadounidense no parece haberse pronunciado aún: los impuestos permiten un control más férreo sobre quien es el que compra armas en el mercado legal.
Vía: Thefirearmblog
