El virus que lo está cambiando todo
A la hora de sacar este nuevo número de nuestro periódico, han sucedido hechos absolutamente excepcionales en nuestro país, la pandemia de COVID-19. Una enfermedad que arrasa a España, además de resto del mundo, motivando la instauración de un estado de alarma y un confinamiento general de la población. Una situación dramática para la salud de las personas y la economía, que se está cobrando miles de muertes, la quiebra de innumerables negocios y millones de nuevos parados sin ingresos. Aun siendo lo realmente importante la salud de nuestros conciudadanos, no podemos dejar de referirnos a las consecuencias que se derivan para nuestras aficiones.
Obviamente el mundo de la caza, el tiro deportivo y el coleccionismo de armas, no quedará ajeno a todos estos problemas que se avecinan. Con consecuencias que ahora intuimos y otras que nos sorprenderán muy negativamente. En este breve artículo, esbozaremos algunas que intuimos tendrán lugar y que afectarán a nuestro colectivo.
La caza
El parón de una actividad cinegética responsable, continuada y reglada, trae numerosas consecuencias a diferentes niveles. En un primer aspecto, el exceso de algunos tipos de fauna salvaje dañará irreversiblemente la propia existencia de otras. Este exceso de animales de una determinada especie causará epizootias y zoonosis que pueden acabar con esa especie animal, con otras e incluso dañar al hombre y/o animales domésticos. Sin mencionar que la superpoblación de determinadas especies provocará alteraciones, en algunos casos irreversibles, de nuestros ecosistemas ya de por sí “artificializados”. Además, se producirán daños personales y patrimoniales al ser humanos en diferentes áreas. En lo referente a daños personales, son de sobra conocidos los accidentes de tráfico que la superpoblación de animales salvajes causa, por no hablar la intoxicación de carne portadora de alguna zoonosis e incluso por contagio directo. En la ganadería por contagio de epizootias y zoonosis al ganado, daños a los pastos y daños a la agricultura que afectan al sector ganadero. En la agricultura, el descontrol de las poblaciones provocará daños en siembras que ahora están brotando (sembradas en octubre y noviembre o tardías de enero y febrero) y que deberían ser la base de nuestra alimentación el año que viene. Daños patrimoniales directos a gestores cinegéticos, titulares cinegéticos, arrendatarios y a núcleos rurales. Una fuente importante de ingresos de los pueblos de España es el arriendo de derechos de caza para este control poblacional por parte de terceros (los gestores cinegéticos, arrendatarios y/o cazadores). El que la actividad esté en suspenso está generando cuantiosas pérdidas económicas a estos ya abandonados pueblos y núcleos rurales. Además, los gestores cinegéticos, que ya han pagado estos derechos, están viendo que el retorno de lo abonado vendiendo caza (esa caza que es necesaria realizar pero que en parte se vende para reinvertir en gestión y en parte significa un beneficio industrial para gestores profesionales) lo tienen bloqueado, por lo que están entrando en pérdidas. Esto puede llevar al abandono y/o renuncia de muchos contratos cinegéticos y, por tanto, a la dejadez de labores tan importantes y fundamentales para el medio natural como los aportes alimenticios en épocas difíciles, los aportes de sales y minerales a los animales, los desbroces y siembras para los animales, la instalación de comederos y bebederos y un largo etcétera. Daño al medio natural, como ya hemos mencionado, la descompensación en la pirámide poblacional que esta inactividad en el control poblacional está provocando y causará un daño medioambiental y natural grave.
Otro aspecto no menor, es que este abandono cinegético supone una puesta abierta al furtivismo. Cuando en el monte desaparecen sus custodios naturales, los cazadores, aparecen los furtivos, personas sin escrúpulos que matan y asesinan, sin control ni responsabilidad alguna, a animales. Algo que hemos podido comprobar, por las noticias en los medios, está ya sucediendo con mayor frecuencia de la que es habitual.
El tiro deportivo
Desde un punto de vista deportivo y teniendo en cuenta que nuestros tiradores ocupan internacionalmente los primeros puestos en numerosas disciplinas, este parón repercutirá sin duda en su rendimiento deportivo, dada la imposibilidad de competir y entrenar. Algo esto último, que no sucede en otros países, con lo que nuestros tiradores y por ende la marca España, se verán gravemente perjudicadas. Desde una perspectiva del tiro recreacional mucho nos tememos que la sangría en cuanto a licencias deportivas va a ser muy importante. En una situación de penuria económica como la que afrontamos, numerosos aficionados se verán obligados a disminuir su actividad, cesarla o incluso abandonar su afición por motivos económicos.
Cuando no se tiene para los gastos corrientes, difícilmente se puede mantener un hobby o afición. Esto supondrá un desplome de los ingresos de las federaciones de tiro olímpico y la salida al mercado de miles de arma que no se pueden mantener por falta de licencia F. Posiblemente, un mercado saturado, hará que la mayoría de estas armas acaben destruidas. Tampoco los campos de tiro privados serán ajenos a la crisis, el previsible descenso de socios condicionará desde el mantenimiento de sus instalaciones o incluso su continuidad. La derivada de todo esto será una disminución de la actividad deportiva y un menor consumo de productos de armería.
El coleccionismo
Esta pandemia se está caracterizando por cebarse con la gente de más edad, el segmento de coleccionistas que detentan las mayores colecciones de armas. El desgraciado fallecimiento de muchos de ellos hará que todo este patrimonio en muchos casos se pierda. La razón hay que atribuírsela a la falta de una legislación que ampare el coleccionismo, donde esas colecciones podrían refugiarse. Debemos tener en cuenta que en la actualidad es prácticamente imposible introducir nuevas piezas en el libro del coleccionista y que las transmisiones de libro a libro, no contemplan a todas las armas en posesión de los coleccionistas. Además, muchas de las armas inscritas en los mismos, no pueden guiarse bajo ninguna otra licencia. Esto supondrá una auténtica hecatombe cultural, lo que significará la pérdida de piezas únicas de la historia de las armas de fuego.
El sector armero
En el caso del sector armero los daños serán graves en los tres niveles industriales: fabricación, importación/comercialización y venta minorista. La fabricación afectará de forma sería tanto en los suministros como la destinada a la exportación, en la que es especialmente relevante la industria cartuchera española. El desarrollo de la campaña comercial y la presentación de nuevos productos han quedado truncados con el cierre de todos los negocios a lo que se suma la anulación de ferias internacionales, como la IWA, o Cinegética a nivel nacional. Los armeros se encuentran comprometidos con el abono no sólo de sus gastos estructurales, sino de todos los comerciales cuyo vencimiento corresponde justamente a estos días y que abren un futuro comprometido con graves daños al tejido industrial que, desde luego, presentará un aspecto totalmente diferente cuando se cierre este terrible paréntesis que supone el Covid-19 en nuestras vidas.
Agradecimiento
Agradecemos a Emilio Sanz-Pastor Rivas, Vicepresidente primero de ANATUR, su inestimable aportación para la elaboración de parte de este artículo