El Safari Club Internacional (SCI) ha criticado duramente la decisión de las compañías Delta Air Lines, United Airlines y American Airlines de suspender el transporte de trofeos de león, elefante, rinoceronte, leopardo y búfalo (“los cinco grandes”) que han dado en denominar como “exóticos”.
Estas compañías aéreas no han dado ninguna indicación de que vayan a prohibir el envío de trofeos de cualquier otra especie y digo yo que tampoco han renunciado a incluir la carne de animales en sus menús de a bordo, por ejemplo; lo que no estaría de más si uno verdaderamente sintoniza con defender la vida de los animales equiparándola a la nuestra saltándose la cadena trófica como si fuera un mero accidente de la naturaleza.
No sé si la medida de las “airlines” está motivada por un escrúpulo sobre la caza o si sencillamente nos encontramos de nuevo ante una pose de cara a la galería. Apostaría por lo segundo pues en las grandes empresas no se da puntada sin hilo y puestos a presuponer es lógico que los consejos de administración hayan hecho números sobre la rentabilidad que supone en este tiempo de hipocresía galopante presentarse como los amiguitos de Bambi o, cuando menos, de mantener una actitud distante en un tema tan polémico.
Tanto es así que en el caso de Delta Air Lines, el veto al transporte de los citados trofeos está causado por una campaña animalista en Internet y supone una clara contradicción con lo que esta compañía aérea anunciara el pasado 13 de mayo a través de un comunicado según el cual, “Delta acepta trofeos de caza de conformidad con todas las regulaciones nacionales e internacionales, que prohíbe la posesión de trofeos u otros elementos asociados a las especies protegidas”. De esta manera, tras aclarar que el transporte continuaría para trofeos “legales”, advertía que éstos deberían contar con la documentación detallada emitida por los funcionarios de Aduanas y la Patrulla Fronteriza certificando la inspección, ambas cosas lógicas, deseables y de obligado cumplimiento.
La SCI agradeció en aquella misma fecha la actitud de la compañía aérea “por no permitir que los prejuicios de los anti-cazadores superara la evidencia de que la caza y la importación de animales de caza proporciona un apoyo inestimable para la vida silvestre y el hábitat de gestión y conservación, incluyendo los esfuerzos contra la caza furtiva”.
Pues bien, ahora Delta se desdice, lo que no resulta muy lógico teniendo en cuenta que es la única aerolínea nacional de Estados Unidos con servicio directo a Sudáfrica y a buen seguro perdería, al menos, el viaje de vuelta de gran cantidad de clientes con sus trofeos de caza.
Delta Airlines, United Airlines, American Airlines y otras compañías aéreas de todo el mundo han sucumbido a la presión de la desinformación que se vierte a diario en los medios de comunicación y a una campaña de firmas “on line” en la que se exige que las compañías aéreas y empresas de transporte prohíban el envío de trofeos de caza. La petición, apoyada por famosos como la actriz Debra Messing, alcanzó en pocos días casi 400.000 firmas, siendo a buen seguro una de las razones de que las aerolíneas hayan dado ahora este paso que también secundaron en los pasados meses la alemana Lufthansa Cargo y la Emirates SkyCargo, de Emiratos Árabes Unidos.
En ese caldo de presión y desinformación, las compañías de transportes de pasajeros “ignoran el daño que sus embargos causarán a la conservación de la vida silvestre”, dice la SCI; o si lo saben, prefieren que ese daño se produzca a que su firma pierda cuota de mercado, añado yo.
En esta línea argumental, el SCI recuerda que la actividad cinegética legal genera y entrega fondos muy necesarios a las áreas donde realmente existe vida silvestre. “Cada actuación que las aerolíneas toman para desalentar la caza internacional significa menos dinero para luchar contra la caza furtiva, preservar el hábitat y gestionar de manera sostenible las poblaciones de vida silvestre”.
Afortunadamente, no todas las compañías aéreas están haciendo cumplir los embargos de transporte de trofeo de caza. Por ejemplo, el pasado 22 de julio de 2015, gracias en gran parte a los esfuerzos de la Asociación de Cazadores de Sudáfrica, con el apoyo de Safari Club International, la firma South African Airways reconsideró y revirtió un embargo que había aplicado meses antes.
El Safari Club International seguirá abogando para la caza legal, el uso sostenible de la conservación y la revocación de todos los embargos de transporte de trofeos de caza.
Es cierto que la caza de los cinco grandes es ya en muchos casos (aunque no en todos) una mera cuestión comercial artificializada hasta producir rechazo y vergüenza de clase en cualquier cazador que se precie de tal. Pero habrá de convenirse que eso lo que causa es una depreciación no pecuniaria del valor que antaño tenían los trofeos, que se suponían eran el resultado de experiencias inolvidables y de notables esfuerzos y conocimientos.
Esta sonrojante, aunque legal, caza comercial está presente también en España y a estas alturas un panel repleto de tablas con grandes trofeos de jabalíes y venados puede ser tan banal como el dinero que se pagó por abatir a sus propietarios en un cercón de 35 hectáreas. Pero con todo, eso no legitima el fin de la caza.
Da igual de lo que se trate, cuando surgen estos temas mis preguntas siempre son las mismas: cuando los animales dejen de ser un recurso renovable o sostenible y a nadie le interese cazarlos y mantenerlos para que sigan siendo cazados y generando ingresos, ¿qué se hará de los millones de hectáreas que ocupan sus hábitats? ¿Qué será de los animales? ¿Qué será de las poblaciones nativas que viven de estos recursos? ¿Quien podrá mantener los unos y los otros? ¿Pretenderán los animalistas que la naturaleza, las personas en ella integradas y sus infraestructuras funcionen con la cuota y número de asistentes a safaris fotográficos? ¿No se ampliará así un canal de suministro a la demanda de la medicina tradicional china, que es responsable de la mayor parte del furtivismo y sirve a la financiación de grupos paramilitares y fanáticos?... Y en este caso que nos ocupa, los 400.000 firmantes del manifiesto contra el transporte de trofeos, ¿volarán a Sudáfrica para suplir con su dinero el que dejan los “ricachones cazadores” a los que critican?
Via: Marketwatch