El estado norteamericano de Texas encabeza la caza de paloma en su país con casi un cuarto de millón de cazadores que cazan 5 millones de tórtolas cada otoño. Este amplio campo experimental ha permitido realizar un detenido estudio sobre la letalidad de la munición “no tóxica” en comparación con la de plomo.
Este estudio, firmado por el Instituto de Recursos Naturales Renovables de la Texas A&M University, Thomas Roster, y el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas (TPWD), duró dos años y se completó a finales de 2014 estaba encaminado a "evaluar la efectividad del plomo contra perdigones no tóxicos para saber si el reglamento debe cambiar en el futuro."
Conviene llamar la atención sobre el hecho de que la expresión “no tóxica” no ha de identificarse inmediatamente con el acero, pues existen en el mercado municiones de perdigón alternativas al plomo consistentes en aleaciones de bismuto-tungsteno y de hierro, siendo estas últimas las elegidas para el test por razones de disponibilidad del número de perdigón requerido e idoneidad por similitud de la densidad con el perdigón tradicional de plomo.
Por lo que hemos podido leer, el estudio fue muy riguroso; diseñado por “un experto en balística de escopeta reconocido internacionalmente, que ha escrito más de una docena de estudios similares que involucran aves acuáticas y de caza de tierras altas”. Para que los datos se tomaran de forma imparcial no dejando la recogida de datos en manos de los cazadores sino de observadores que les acompañaron para medir las distancias y circunstancias de los disparos teniendo en cuenta no sólo las piezas abatidas y cobradas sino también las que fueron heridas. También se cuidó la igualdad de condiciones empleando en todo momento el mismo calibre, un ordenamiento según el choque del cañón y por supuesto igual munición, seleccionando para la prueba tres tipos diferentes de cartuchos de la misma marca y modelo: 32 gramos con perdigón de plomo del número 7 y medio (con una media de 410,4 perdigones por carga); 28 gramos de hierro del número 7 (con una media de 410,9 perdigones por carga) y 28 gramos de hierro del número 6 (con 310,6 perdigones de media en cada cartucho).
Por si esto fuera poco, todas las piezas sometidas a necropsia pasaron por rayos X para verificar la causa de su muerte.
La fase de recolección de campo del estudio se realizó en el triángulo territorial que forman los condados de Brown, Coleman y McCulloch durante las temporadas de caza de paloma 2008 y 2009. Después registrar 5.094 disparos de 43 cazadores durante el proyecto de dos años, y tras realizar las correspondientes necropsias en 1.110 tórtolas americanas, denominadas allí palomas de luto (Zenaida macroura), los investigadores determinaron que no hay ninguna diferencia estadísticamente significativa en la eficiencia entre las tres cargas empleadas en la prueba, sin importar la distancia.
Este estudio puede encontrarse en esta dirección
Para una información oficial completa, el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas (TPWD) ha publicado los resultados en dicha página web, determinando que el éxito en el disparo no es distinto con un perdigón que con otro. No obstante, también en los Estados Unidos de Norteamérica prevalece la idea generalizada de que la munición de plomo es más efectiva que sus alternativas y es que la desconfianza no sólo radica en la eficacia del hierro y del acero sino también en otros aspectos como el de seguridad debido a su dureza y tendencia a los rebotes así como la necesidad de armas específicas para disparar estos dos metales alternativos.
Corey Mason, un biólogo del TPWD y uno de los autores del informe comenta que "sigue habiendo un debate nacional de fondo en el uso de plomo y otros tipos de perdigón”, pero cree que el informe podría ayudar a formar un criterio en estas discusiones."
Por otra parte, en USA la normativa no determina la obligatoriedad del uso de perdigón de acero en la caza de aves acuáticas, pero sí viene requiriendo desde hace dos décadas la munición “no tóxica”, sin especificar cual, y en esto sería bueno que las autoridades europeas, incluidas las españolas, tomasen buena nota.