Antes aún de que en el año 2001 fuera prohibido el perdigón de plomo para cazar en los humedales españoles incluidos en la lista Ramsar, algunos colectivos ecologistas abanderaban ya una protesta en contra del uso de este metal en los proyectiles de caza que se ha generalizado en el último año. El consiguiente debate sigue vigente y bien podríamos decir que más vivo que nunca. De hecho, la polémica de su uso fuera de los humedales se ha extendido al acceder a los gobiernos locales y regionales partidos de tendencia radical que presumen de ecologistas y que están ya iniciando acciones para la prohibición del plomo en la caza.
No son pocos los cazadores que reconocen innegable que el plomo es un metal pesado, si bien su efecto más o menos contaminante en tierra está en el centro del debate con posiciones encontradas por ambas partes.
Y es que habría que distinguir a qué tipo de contaminación nos referimos, pues en el primer caso estamos hablando del plumbismo (envenenamiento por plomo) sufrido por aves acuáticas al ingerir los perdigones (y plomos de pesca) que se depositan en el fondo de los lagos y zonas palustres en que se alimentan, mientras que en el segundo caso estaríamos tratando sobre la hipotética contaminación de la tierra por la dispersión sobre ella de los perdigones tras ser disparados.
Un tercer aspecto a considerar sería la posibilidad de que los consumidores de carne de caza mayor o menor abatida con proyectiles de plomo puedan presentar también cuadros de intoxicación por la acumulación de plomo, aspecto sobre el que no existen estudios serios.
Para empezar, no habría que olvidar que nada más entrar en vigor la prohibición de la caza con plomo en los humedales Ramsar, los cazadores españoles la asumieron en general con celeridad en un ejercicio de responsabilidad a pesar de que tal medida supuso y sigue suponiendo la adquisición de nuevas municiones y armas con el correspondiente desembolso, no pequeño, por cierto.
Primeros resultados de la restricción en el uso de plomo
Diez años más tarde de esta prohibición y de la consecuente adopción del uso del perdigón de acero por parte de los cazadores de humedales protegidos, la medida ha empezado a dar sus frutos, según un estudio que publica la revista Environment International, si bien las buenas noticias no son generalizables.
Rafael Mateo, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) y también uno de los autores del trabajo publicado, considera que el cambio de perdigón de plomo al de acero “ha reducido la intoxicación en las aves y la contaminación de la carne de caza”, y eso a pesar de que la aplicación de la normativa es parcial toda vez que el convenio Ramsar afecta en España a 74 humedales que ocupan una superficie de unas 303.000 hectáreas y no a todos los humedales en general aunque sí a los más significativos y que más presión cinegética experimentan.
Por este motivo, en los arrozales que los patos usan como zonas de alimentación sí está permitido el perdigón de plomo, lo que mantiene focos de contaminación para las aves y su carne.
Los perdigones acumulados en los humedales, en muchas zonas con más de cien de estos proyectiles por metro cuadrado, permanecen en los sedimentos durante décadas. El principal daño lo sufren las aves al ingerir la munición que queda retenida en su molleja y se va deshaciendo de forma abrasiva en el estómago. El plomo liberado se absorbe y llega a los diferentes tejidos del animal produciendo una intoxicación específica conocida como plumbismo.
Los resultados por especies son desiguales; así, en el ánade real (azulón), un 30% de las aves cazadas a principios de los años 90 en el Delta del Ebro habían ingerido perdigones de plomo habiéndose reducido este porcentaje a la mitad. Esta tendencia se observa en otras especies como el pato cuchara, la cerceta común o el porrón común.
Por el contrario, en el caso de los ánades rabudos muestreados el porcentaje de afectados sigue siendo alarmante y si hace 30 años el 70% presentaban perdigones en su molleja, este valor se mantiene a día de hoy seguramente porque la ingesta de perdigones está asociada a su forma de alimentarse.
Otro problema que origina el perdigón de plomo es la contaminación de la carne. Las trazas en los animales abatidos con este metal, incluso después de retirar los perdigones, superan los valores establecidos para la carne de consumo humano.
Pros y contras de la munición de plomo
A pesar de todo, prescindiendo de las motivaciones conservacionistas (son los primeros interesados en la pervivencia de las especies que cazan) y de la salvaguarda de su propia salud, los cazadores siguen prefiriendo el plomo al acero porque este último es menos denso, tiene un menor poder de abate y porque su dureza ocasiona peligrosos rebotes y obliga además a la adquisición de armas de cañón más resistente. Recientemente la Oficina Nacional de Caza (ONC) argumentaba que la munición sin plomo es menos letal, por lo que provoca un sufrimiento innecesario en los animales abatidos.
En Dinamarca han ido más allá y han prohibido el uso de este tipo de perdigón en todas las modalidades de caza desde 1996 y otros países como Holanda, Suecia, Finlandia y Noruega les han seguido e incluso se han empezado a sustituir las balas de plomo por balas de aleaciones de cobre con punta hueca en determinados territorios con el fin de reducir las muertes por plumbismo en aves carroñeras.
Llama la atención sin embargo que estos dos últimos países levantaran no hace mucho la prohibición de usar munición de plomo fuera de los humedales.
El parlamento noruego derogó el veto a la munición de plomo hace poco más de un mes, tras una aplastante votación en la que la opción de recuperar el plomo para la caza menor fuera de los humedales obtuvo 79 votos a favor, mientras que la postura contraria sólo recibió 16 apoyos. Con esta medida, Noruega sigue los pasos de Finlandia, uno de los primeros países que dio marcha atrás en su decisión de alejar el plomo de las escopetas de caza fuera de las zonas húmedas.
Los cazadores no entienden que la prohibición de este tipo de cartuchería pueda extenderse a otros ámbitos o escenarios, ya que los posibles efectos negativos que esta munición pueda tener para la salud o el medio ambiente no se han estudiado en profundidad.
En esta línea, Juan Antonio Sarasketa, presidente de la ONC cree que las presiones de determinados grupos ecologistas para prohibir totalmente la munición de plomo, “se basan en informes que carecen de cualquier rigor científico”. Así se expresó recientemente después de que la organización SEO Birdlife solicitara la prohibición de la munición de plomo en toda la Unión Europea en una convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, celebrada en Quito (Ecuador) el pasado mes de noviembre.
SEO Birdlife apoyó su discurso prohibicionista en un informe cuyo rigor científico y credibilidad han sido cuestionados por la ONC que, al contrario de lo que asegura el grupo ecologista, ha negado que representantes de la Federación de Asociaciones de Caza Europeas se hayan sentado con SEO Birdlife para abordar este tema, y muchísimo menos consensuar ese informe totalmente sesgado”, dijo Sarasketa.
El debate llega las comunidades
Paralelamente, los gobiernos regionales comienzan a debatir la conveniencia de extender la prohibición del uso de munición de plomo a otros lugares fuera de los humedales protegidos.
Así, el Parlamento gallego ha aprobado muy recientemente la admisión a trámite de una propuesta del BNG para modificar la ley de caza de Galicia con el fin de prohibir el uso de munición de plomo en todo el territorio gallego y sustituirlo por otro material no contaminante y menos dañino para el medio ambiente.
La diputada de este partido, Ana Pontón, aseguró que en toda Europa se ven afectadas aproximadamente un millón de aves acuáticas —casi una de cada diez— que pertenecen a diecisiete especies diferentes. Pontón recordó que el plomo ya se ha retirado de otras actividades.
Por su parte, el popular Santiago Freire explicó el voto favorable de su partido a la admisión a trámite de esta ley, si bien recordó la existencia del convenio Ramsar que prohíbe el uso y la tenencia de munición con plomo en humedales.
Freire, dijo no obstante que antes de una prohibición es preciso realizar un periodo de transición y de sensibilización sobre las alternativas al plomo durante un plazo de tres años.
La diputada socialista Patricia Vilán dijo que “dentro de tres años será obligatorio sustituir el plomo de las municiones”; aunque no consta que así vaya a ser.
Antón Sánchez (AGE) ha afirmado que la ley de caza gallega «tiene un sesgo a favor de un grupo determinado de cazadores», por lo que ha pedido la modificación de la normativa no sólo para prohibir el uso del plomo, «por sus consecuencias claramente negativas», sino también en otros aspectos.
Finalmente, la diputada del Grupo Mixto, Consuelo Martínez cree que el único problema para prohibir la munición de plomo es la oposición de los cazadores a cambiar sus armas.
Ante estas informaciones, la Federación Gallega de Caza (FCG) ha publicado unas declaraciones según las cuales “este tipo de munición afecta especialmente a las aves acuáticas, cuando precisamente es en los humedales donde esta munición está expresamente prohibida por la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, donde dice: “Se prohíbe la tenencia y el uso de munición que contenga plomo durante el ejercicio de la caza y el tiro deportivo, cuando estas actividades se ejerzan en zonas húmedas incluidas en la Lista del Convenio relativo a Humedales de Importancia Internacional, en las de la Red Natura 2000 y en las incluidas en espacios naturales protegidos”.
La FCG llama la atención sobre el hecho de que esta medida sería única en todo el territorio español, “lo que implicaría una desigualdad totalmente contraproducente para el cazador y las sociedades de caza gallegas, así como para el creciente sector del turismo cinegético en Galicia”.
Finalmente, aclaran que no es cierto que dentro de tres años sea obligatorio sustituir el plomo de las municiones en el territorio del Estado Español, como afirmó en el Parlamento la diputada socialista Patricia Vilán”.
Otras municiones
En el ojo del huracán de esta polémica se encuentran los fabricantes de munición, que por el momento, y aunque la problemática les rodea, no están afectados por la legislación vigente y que allá donde no pueden vender su munición convencional, venden la de acero. Pero esto podría cambiar y los fabricantes de munición se verían también arrastrados por el huracán si finalmente la prohibición del uso del plomo se extiende de los humedales protegidos a todos los escenarios cinegéticos.
En tal caso no parece que extender el uso de munición de acero sea viable por razones de seguridad y de economía por lo que la única salida viable, hoy por hoy, sería el empleo del conocido como “perdigón alternativo” en cuya creación la Federación Española de Caza invirtió ingentes cantidades de dinero, al menos a decir de algunas voces muy críticas.
Ese “perdigón alternativo” se presentó en su día como una aleación no agresiva para el medio ambiente y la empresa que lo desarrolló – Azor Medioambiental– sigue luchando por abrirse un hueco entre tiradores y cazadores con una munición que, según aseguran, cumpliría los requisitos de conservación de la naturaleza pero que indudablemente tendría un coste añadido al bolsillo de los cazadores.
Por cierto, que en su labor de promoción, Azor Medioambiental estuvo presente en el Campeonato Nacional de Compack Sporting, donde sus participantes tuvieron la oportunidad de realizar disparos con el nuevo producto ‘ecológico’ sobre platos lanzados a modo de test. La intención era que la prueba sirviera como referencia del comportamiento del producto ante los usuarios más exigentes.
Según la compañía productora, más de 500 participantes dispararon unos 2.000 cartuchos cargados con perdigón libre de plomo. Aseguran igualmente que “la respuesta sobre el uso de los nuevos perdigones ha sido muy satisfactoria, destacando el escaso retroceso que tenía la munición, gracias a unas bajas presiones, así como su gran velocidad, además de la calidad en la fragmentación de los platos a más de 100 metros de distancia”.
Vía: Wildbirddirect, SEO.org, Parlamento de Galicia, Azor Ambiental