Relatos cinegéticos (III): caza de zorzales, ¿por qué quedan tan pocos? | ||||||||||
lusi1 16/05/2007 | ||||||||||
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Recuerdo una jornada de domingo con una copiosa nevada, por lo que decidí no salir, observando el monte desde la ventana del salón de mi casa. Preparado con una calculadora, me dediqué a contar los zorzales que pasaban por encima, cosa frecuente ya que había un paso muy acusado este-oeste que sobrevolaba por el centro del pueblo. Estuve desde las 9:30 hasta las 10:30, una hora aproximadamente, y el resultado fue de 2.520 unidades. Aún conservo la copia, pues era una de esas viejas calculadoras con rollo de papel. Como barómetro anual de la entrada utilizaba un pequeño y querencioso olivar de unas 0,5 hectáreas. A mediados de noviembre, cuando ya el frío del invierno se dejaba sentir, me acercaba al lugar y disparaba un tiro. ¡Formidable!, 200, 300 pájaros invadían el cielo y aún quedaban algunos posados en los olivos. Escogías lógicamente a placer: este sí, a este no… era una auténtica gozada. Hoy se caza a este animal de cualquier manera, pero entonces únicamente se utilizaba el puesto como modalidad de caza. Cuando se llega al puesto, se debe de tomar referencias del terreno, de los árboles, de los claros, de los matorrales… todo con el fin de ayudarte a localizar y poder cobrar las piezas. Una vez abatida, hay que ir a buscarla a la mayor brevedad posible, pues si olvidas las referencias y existe mucha vegetación puedes darla por perdida. En este sentido, el zorzal es muy difícil de ver entre la maleza. Respecto al arma, yo siempre utilizaba la misma, aunque a mí para esta práctica me parece más versátil la escopeta paralela o superpuesta de chokes 1/1-1/2 o 1/1-1/3. Se trata de que el pájaro caiga muerto, pues un zorzal herido es muy difícil de cobrar. Conviene utilizar plomos del 9 y no dedicarse a tirar a varios a la vez, pues el dicho de que “más vale pájaro en mano que ciento volando", aquí se adapta perfectamente. En cuanto a la munición, con 30 gramos es más que suficiente. Esos cartuchos que traen los italianos, reforzados con más de 40 gramos, cargados con mostacilla o vaya usted a saber con qué, pues en muchos casos los recargan ellos mismos, no son ni necesarios ni mucho menos recomendables. Zorzal charlo Una mención especial se merece el zorzal charlo. Ocasionalmente, cuando se tiran en pasos de sierra, no presentan mayor problema y caen perfectamente con munición del 8 o del 9. Pero cuando se asientan y toman posesión de las zonas se acorazan. La astucia que tienen y la fortaleza con la que encajan los tiros estos pájaros es admirable, como bien saben los lugareños y foráneos de Guadalajara. Siguiendo con el relato de San Martín del que me había apartado, en los años sucesivos ya se empezaban a escuchar bastantes más disparos que los míos. Todo hasta que llegó el día en el que resultaba peligroso salir de caza, pues era tal el número de cazadores que hubo varias personas plomeadas por tiros cruzados y/o rasantes, ya que los que andaban en mano no veían a los que estaban en puestos. Un autentico infierno. Los disparos se sucedían por miles. A esto se unió todo un ejército de tramperos que invadían el terreno con miles de cepos, capturando indiscriminadamente mirlos, pinzones, petirrojos, zorzales… Resultado: el número de pájaros cayó en picado de manera imparable. Para cuando se acotó el término, ya no se recuperó. Recuerdo que hasta en el propio jardín de mi casa se encontraban pájaros muertos que heridos habían ido a morir allí. Cuando actualmente se habla de ir a cazar zorzales nos referimos a la especie común, excepto en algunas zonas donde queda algo de real y charlo. Por eso, todos nos preguntamos: ¿dónde están aquellos bandos abundantes antaño del zorzal alirrojo? Tal vez han desaparecido por el cambio climático. Ojala sea así. La cuestión es que no se puede permitir que grupos de cazadores se dediquen a disparar miles de tiros a una especie sin control ni gobierno. Está demostrado que por cada pájaro que se cobra, casi otro más se pierde mortalmente herido. Por ejemplo, un cazador normal que dispare sobre diez zorzales cobra unos cuatro. Aproximadamente, pierde otro porque no lo encuentra, y del resto, con toda seguridad, alguno se le ha ido herido, por lo que a todos los efectos ha producido 7 u 8 bajas. Perchas de 400 o 500 zorzales abatidos en una mañana, ¿qué sentido tienen? Nuestro sabio refranero nos anuncia “pan para hoy hambre para mañana". Es, por tanto, imprescindible establecer un cupo para que siempre podamos escuchar por nuestros campos el característico “pip, pip" de esta simpática especie. |
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Relatos cinegéticos (III): caza de zorzales, ¿por qué quedan tan pocos?
