Hoy traigo a mi blog este interesante artículo de Pedro Pablo Domínguez. Una vez más, Pedro nos ilustra sobre una de sus grandes pasiones: las armas de filo. Confieso que no soy nada experto en estos temas, por ello me ha resultado muy ilustrativo su trabajo. Como ya sabéis los habituales lectores de este blog, Perico es Licenciado en Criminología y Detective Privado en ejercicio desde hace años; pero también un apasionado del tiro y las armas en general.
A ustedes les doy las gracias por seguir ahí, y a Pedro por compartir sus conocimientos y reflexiones conmigo y mis seguidores. Disfruten del artículo. Ernesto Pérez Vera
No te cortes: armas blancas para defensa
Por Pedro P. Domínguez Prieto
El uso de armas (de cualquier tipo) es un tema complicado de abordar ante determinadas audiencias (no preparadas psicológica, cultural, social o moralmente), o si el orador ocupa ciertas posiciones (los alumnos se escandalizarán, la instancia que nos respaldaba retirará su apoyo). Simplemente, en la mayoría de los círculos, si no pasamos “de puntillas” sobre ciertos temas, la reacción previsible será el rechazo, la crítica, la exclusión, etc.
Hoy pretendo seguir el ejemplo de este instructor (uno de los más famosos de todos los tiempos), y escribir un artículo “políticamente incorrecto” acerca del uso del cuchillo como arma. Un instrumento barato, fácil de adquirir, sencillo de manejar y… letal, que no debemos excluir de nuestro arsenal solo por absurdos tabúes.
-Dura lex sed lex:
Mis alumnos siempre han tenido la misma reacción cuando les he hablado de esta cuestión: “¿Cómo? ¿Que el profesor nos recomienda usar una navaja para defendernos? ¡Eso es ilegal!”. Por supuesto que lo es, de hecho el uso de un arma siempre nos supondrá problemas legales. Simplemente portarla por la vía pública puede ser sancionable (Ley 1/92 de Seguridad Ciudadana)
Pero también es cierto que en una sociedad en la que los ciudadanos honrados tienen prácticamente vetado el uso de armas de fuego para defensa, y en la que los delincuentes despliegan un nivel cada vez mayor de violencia sobre sus víctimas, las armas “tradicionales” (blancas, contundentes, arrojadizas) pueden ser la única opción de defensa ante una agresión.
¿Cómo funciona el sistema de prevención del delito en España (y en la mayoría de los países occidentales)?: se espera que la amenaza de las penas inhiba a los delincuentes. Si no es así, la Policía los detiene y los Jueces los envían a prisión. Pero…algo falla en este planteamiento: la protección de las instituciones se detiene justo antes, y se reanuda justo después del delito, pero en el preciso momento en que nos están atracando, golpeando, violando o asesinando, nadie estará allí para defendernos excepto nosotros. Harry el Sucio diría “nosotros: Smith y Wesson, y yo”. Lástima que la mayoría no podamos decir lo mismo.
-Una pequeña gran diferencia:
Ernesto ya comentó en un artículo anterior las “ventajas” de las armas blancas como medio de defensa (https://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/04/leoka-2009-2-parte-la-letalidad-del.html), por lo que yo no me extenderé sobre el tema. Entiendo que su principal ventaja es que, al igual que las armas de fuego, actúan como ecualizadores: una persona con escasa fuerza física (jóvenes, mujeres) podrá enfrentarse eficazmente a un agresor/grupo de agresores sea cual sea su masa corporal, si sabe cómo utilizar un arma blanca (el tamaño no es muy importante)
En este artículo revisaremos la selección, porte y uso como arma de cuchillos y navajas (o herramientas equivalentes), siempre que nuestros principios “morales” nos lo permitan, por supuesto.
-¿Qué es un arma blanca? ¿Cuál es la más adecuada para defensa?
Generalmente, un arma blanca es un “instrumento de estructura variada, normalmente metálica (aunque podemos fabricarlas de cualquier material de cierta dureza, como madera, piedra, hueso, plástico), que pueden presentar uno o más bordes cortantes, y una extremidad que puede ser afilada o roma. Las armas blancas actúan sobre la superficie corporal por el filo, por la punta, o por ambos a la vez.
Según las características del instrumento, el mecanismo de acción y teniendo en cuenta el peso de este, las armas blancas se clasifican en: punzantes (“pinchos” o punzones), cortante (hoja de afeitar), corto-punzante (navaja), o corto-contundente (hacha)” (Fuente: Manual de Medicina Legal Universidad de Salamanca)
El hombre ha usado armas blancas desde la prehistoria, adoptando con el paso del tiempo formas más desarrolladas según la calidad de los materiales (sobre todo los metales), y las necesidades de los usuarios cambiaban. Lanzas, espadas, etc. hace ya tiempo que fueron abandonadas a favor de las armas de fuego, permaneciendo hoy en día “en servicio”, 2 tipos principales: cuchillos (de hoja fija) y navajas (la hoja se puede plegar dentro de la empuñadura)
Los cuchillos de hoja fija son una buena opción sobre las navajas, ya que eliminamos el tiempo necesario para abrir la hoja, y sobre todo evitamos el peligro de que un fallo del bloqueo (si es que dispone de este mecanismo), nos produzca un corte. También son, en general, mucho más robustos que sus parientes plegables. No obstante, su tamaño los hace poco adecuados para portarlos en nuestra vida diaria (en el ámbito civil/policial, se entiende), resultando incluso incómodos.
Posibles soluciones a este problema son fundas interiores, sobaqueras, boteros o fundas de cuello. Hace tiempo leí en un foro norteamericano sobre el tema, que un ejecutivo llevaba un Ka-bar en un compartimento del maletín cuando iba a la oficina, listo para ser utilizado en defensa propia si era necesario, y resultando así bastante más cómodo (USA es USA)
En todo caso, en mi opinión, la característica más importante que debe presentar es disponer de una guarda, que impida a los dedos resbalar hacia la hoja si la punta choca con una superficie dura (hueso, pared), al menos en la parte inferior de la empuñadura.
Dentro de las navajas, encontramos a su vez 3 tipos principales:
-La navaja de bloqueo clásica (lockback –situado en el lomo- o linerlock/bloqueo lineal –situado en el interior de la empuñadura y paralelo a la hoja-), desde el modelo más simple (tipo “de caza”), hasta el más sofisticado (como las Spyderco o Cold Steel) es la mejor opción siempre que el bloqueo funcione bien.
En esto se puede hablar de una cuestión de precios, una navaja de 10 euros será más propensa a fallar que una de 200. Personalmente he utilizado Spydercos de los modelos Delica, Harpy, Endura, Police y Military durante los últimos 8 años sin ningún tipo de incidencias.
Dentro de esta categoría se encuentran la gran mayoría de las conocidas como “tácticas”, caracterizadas por poseer un clip de sujeción (su objetivo es que el arma esté siempre en el mismo lugar y posición, y sea accesible. Hay dos tipos: el denominado “tip up”, en el que la navaja queda con la punta de la hoja hacia arriba al introducirla en el bolsillo, y con la que existe el riesgo de que la misma se enganche en la ropa al “desenfundar”, y el “tip down”, justo al revés, y que es más recomendable. Los últimos modelos de Spyderco poseen clips no solo ambidextros, sino que permiten elegir entre las dos modalidades antes mencionadas para adaptarlo a nuestras necesidades), poder abrirse con una mano (mediante taladros en los que introduciremos el pulgar, o resaltes de algún tipo), y presentar un sistema de bloqueo invariablemente robusto.
Dentro de las navajas tácticas, no me resisto a mencionar un tipo especial diseñado como arma de defensa, hasta el punto de no estar indicado para ningún otro uso (de hecho, anularíamos la garantía del fabricante). Me refiero a las hojas tipo hawkbill, siendo la representante más extrema la Spyderco Civilian. Esta navaja se desarrolló para los agentes encubiertos de la Policía USA, que trabajaban en entornos donde un arma de fuego llamaría mucho la atención, pero en los que un arma blanca sería un elemento común. El diseño especial en “S” de la hoja, permite cortar y desgarrar el tejido, maximizando así el daño, sin necesidad de utilizar técnicas complicadas. Tan solo aprovechando un movimiento natural de defensa como es el agitar el brazo de un lado a otro, causaremos gravísimas heridas al agresor.
Un tipo que englobaría en esta categoría es la navaja clásica española, cada vez menos usada pero que innegablemente forma parte de nuestra idiosincrasia y aún es posible encontrar en manos de agricultores, excursionistas, etc.
-El segundo tipo son las automáticas. Utilizan un muelle para abrir la hoja de forma más rápida, lo que puede ser de forma lineal (hacia delante, conocidas en USA como “OTF”), o haciendo un giro lateral como una navaja clásica. Es la típica navaja del villano, presente en multitud de películas de Hollywood (y muchas españolas del denominado “cine kinki”: navajeros, colegas, etc.)
Además de estar prohibidas por el vigente Reglamento de Armas, tienen un gran problema: la fiabilidad. Todas las navajas de este tipo que he poseído han acabado rompiéndose tarde o temprano. Esto es inaceptable, no puedo llevar un arma de defensa que se me va a desarmar en las manos cuando la necesito para salvar mi vida.
La ventaja que siempre se ha aludido sobre estas navajas es que solo se necesita una mano para abrirlas (en contraposición con la clásica navaja “española” de carraca o “muelles”, que es imposible de abrir sin la ayuda de las dos manos), pero la introducción de las navajas tácticas ha dado al traste con esta hegemonía.
Mi conclusión es que no recomiendo las navajas automáticas para defensa bajo ninguna circunstancia.
-El tercer tipo es el balisong, navaja de mariposa o veintinueve. Es un arma originaria de Filipinas, que fue introducida en occidente por los soldados norteamericanos que regresaban del Pacífico tras la 2º Guerra Mundial. Su último nombre “29”, hace alusión a una leyenda sobre un guerrero que mató a 29 enemigos sucesivamente utilizando un “cuchillo desdoblable”. Su manejo es muy espectacular, permitiendo cambios de guardia, de mano, etc. Además, su diseño hace imposible que, una vez abierta, la hoja se cierre sobre la mano. En ese sentido es, posiblemente, la navaja más fiable de todas. Si se entrena su manejo, se puede abrir tan rápido o más que una automática. El fabricante de este tipo de navajas con mejor reputación es Benchmade, fundada por Les de Asis (de origen filipino), aunque las Spyderco Spyderfly también son de muy buena calidad.
Sus inconvenientes son que no suelen tener clip de sujeción (los últimos modelos si lo poseen), que se pueden deteriorar o romper con el uso intensivo, y que requieren bastante tiempo para dominar su manejo. Por otra parte, hay que considerar que una vez abiertas, todas las navajas y cuchillos se emplean de la misma forma.
Lógicamente, seleccionar una navaja táctica o un balisong de calidad nos ofrecerá ciertas garantías a la hora de utilizarla (no solo como arma, sino como herramienta), sin embargo señalaré que, en su vertiente defensiva/ofensiva cualquier arma blanca servirá. Las bandas de latinos utilizan cuchillos de cocina de 60 céntimos comprados en establecimientos de chinos, con exactamente el mismo resultado lesivo que una Benchmade de 250 euros. En las prisiones se improvisan armas blancas con casi cualquier elemento: cepillos de dientes afilados, trozos de metal de cualquier origen, alambres de los aparatos de aire acondicionado, trozos de cristal o plástico de los espejos, azulejos, huesos de pollo o de chuletas, etc. Si es posible afilar un extremo para ser clavado, o una de sus aristas para que corte, tendremos un arma blanca en toda regla.
Las prioridades a la hora de elegir un arma blanca para defensa son:
1-Fiabilidad: no debe romperse ni fallar el bloqueo en las navajas.
2-Ergonomía: las cachas deben tener algún tipo de dibujo o estar realizadas en material anti-deslizante, y si es posible poseer una guarda para evitar que los dedos resbalen hacia la hoja. Las navajas con cachas metálicas tienden a ofrecer una sujeción muy deficiente, este fue el motivo de que desechara una Spyderco Harpy. La madera y el plástico son mucho más adecuados, eso sí, siempre y cuando tengan algún dibujo o “picado” antideslizante. La goma también es una buena opción.
3-Tamaño: en esto las navajas poseen ventaja sobre los cuchillos de hoja fija. Sin embargo, el tamaño de la hoja no es tan importante. A partir de unos 7,5 cm. aprox. nos servirá para defensa (Spyderco Delica por ejemplo)
-Lucha con cuchillo: ¿quién dice la verdad? ¿Quién se atreve a decirla?
-Formas de empuñamiento:
Existen tantas formas de empuñamiento como estilos. El coger el cuchillo de una forma u otra no indica que el operario sea más hábil o menos en su manejo (como muchos creen). Un cuchillo siempre es peligroso y nunca debemos bajar la guardia.
Básicamente podemos encontrar 2 posibilidades: hoja hacia arriba y hoja hacia abajo. Mucha gente cree que esta segunda, conocida como ice pick o picahielos https://www.themartialist.com/images/shivworks26.jpg, es señal de tener conocimientos de lucha. Nada más lejos de la realidad, es un empuñamiento que limita las formas de ataque, sobre todo impide la más importante que es el apuñalamiento ascendente. No obstante existe un sistema llamado pikal, con el que se pueden lanzar puñaladas al rostro o cuello con efectividad, como se muestra en el video. Spyderco creó un modelo específico para emplearlo en este tipo de lucha.
La hoja hacia arriba a su vez ofrece 2 variantes: con el filo hacia abajo o hacia arriba. La segunda opción nos permite cortar al oponente si intenta bloquearnos. Respecto a esto, la mejor opción es un arma de doble filo.
Un detalle importante es la forma de cerrar la mano sobre la empuñadura. Instintivamente, muchas personas colocan el pulgar sobre el dorso de la hoja https://www.jayfisher.com/_borders/KnifeGrip1.jpg
-Estilos de lucha:
El kali filipino es posiblemente el sistema más famoso de lucha con cuchillo. Se basa en 12 ángulos de ataque, y en varios principios generales. Ante un ataque trata de “pasar” el cuchillo de modo que no llegue a tocarnos, y a la vez “cortar” e antebrazo. Al cortar los tendones del antebrazo, el atacante soltará el arma, y con suerte la lucha habrá terminado. Si persiste en su ataque, solo hay que continuar “cortando” hasta acabar con su resistencia.
El kali es un sistema muy bueno, pero es demasiado complicado para explicarlo con detalle en este capítulo, ya que mi objetivo es dar unas nociones básicas. Simplemente observar que si estás interesado en avanzar en esta materia, recomiendo el kali sobre otros sistemas que te puedan ofrecer.
El método que vamos a estudiar es el llamado “de las prisiones”, con algunos aditamentos del sistema CQB desarrollado por Fayrbain en la 2ª Guerra Mundial. Este instructor, junto con Sykes, Donovan y Applegate, idearon un método de lucha para los comandos británicos a principios de los años 40. Algunas obras recomendables son “Kill or get killed” y “Get tough”. Son sistemas simples y brutales, diseñados para “matar” al enemigo.
Hoy en día, encontramos sus mismos principios en las peleas carcelarias. El arma típica de prisión es el “pincho” o “shank/shive”. Se fabrica prácticamente de cualquier material (como señalé con anterioridad) y pueden ser más o menos elaborados, pero generalmente cumplen bien su función: clavarse en el cuerpo de algún compañero.
Observa que digo “clavar” y no “cortar”. En kali por ejemplo, la técnica predominante es cortar, es decir, deslizar el filo sobre el blanco. Esto es debido a que en Filipinas la gente viste ropa de manga corta la mayor parte del año. Los nativos incluso no vestían ninguna prenda superior. En occidente en cambio, y dependiendo de la época del año, podemos encontrarnos a un agresor con ropas gruesas o abrigos, cazadoras de cuero, etc. Un corte en esta situación puede que no llegue a alcanzar siquiera el cuerpo del sujeto. En cambio, el ataque de punta es más probable que llegue a su objetivo.
La idea del arma improvisada debe quedar grabada en nuestra mente: puede que algún día tengamos que buscar nosotros una alternativa cuando nos veamos privados de nuestra arma principal, o que simplemente no podamos llevarla por restricciones de algún tipo (viajar en avión, acceder a edificios públicos)
El ataque carcelario es más bien una técnica de asesinato que de lucha. El agresor “embosca” a la víctima, la espera tras una esquina o se le acerca por detrás, le clava varias veces el pincho y huye rápidamente. El blanco no es tan importante como la rapidez y violencia del ataque, del que la víctima no tendrá tiempo de defenderse. Normalmente el pincho se clava en la mitad superior del cuerpo, el abdomen o los riñones, aunque en una situación más agresiva puede hacerse en el cuello.
Esta sería la técnica básica, aunque existen variantes:
-El ataque frontal llamado 1-2: la posición de guardia mantiene el cuchillo retrasado y pegado al cuerpo. Aquí no le estoy dando al otro posibilidades de que me desarme o golpee la mano armada, como enseñan muchas escuelas de artes marciales. Si intenta cogerlo, le atacaré directamente.
El tipo mantendrá la vista fija en el cuchillo (visión túnel), y no se fijará en mi mano débil. En un momento dado, le golpeo con la mano desarmada en la cara. Puede ser una simple bofetada, o un ataque en “garra de águila”, tapándole la cara y empujándole hacia atrás. Incluso un simple empujón en el pecho valdría. Instintivamente, tratará de cubrirse el rostro, o apartará la cabeza. Prácticamente a la vez que le golpeo, lanzo varios ataques de punta con gran rapidez y violencia contra su estómago, 2 o 3 puñaladas son suficientes. El momento de cubrirse descuidando el cuchillo es reflejo, lo hará aunque conozca la técnica. Incluso artistas marciales fallan una y otra vez ante este ataque.
Si él es el primero en atacar, e intenta desarmarnos, simplemente aleja el cuchillo de su alcance y ataca apuñalándole donde puedas. La idea es clavarle el cuchillo donde sea, como sea. La clave de que esto funcione no es la técnica, sino la violencia de acción. Es imposible desarmar un ataque de cuchillo a gran velocidad, no podrá cogerte la mano sin cortarse.
-La segunda variante del 1-2 se realiza con un amago, de forma que instintivamente baje las manos para bloquear el ataque. Entonces con la mano débil seremos nosotros los que bloqueemos los brazos, y clavaremos el cuchillo en su cuello o su rostro.
-La variante 3 consiste en, en lugar de golpearle con la mano, usar algún objeto como monedas, llaves, tierra, etc., como elemento arrojadizo a su rostro. El efecto será muy similar a golpearle, apartará la vista de nosotros y quedará desorientado unos segundos, en los cuales nosotros estaremos encima de él clavándole el cuchillo.
Si sospechamos que nuestro oponente practica artes marciales, usaremos un truco: el 80% de las personas son diestras, así que el 80% de las veces que nuestro enemigo haya entrenado, lo habrá hecho con compañeros diestros, que le atacaban por la izquierda. Su entrenamiento estará condicionado a bloquear con la izquierda y golpear con la derecha. Si nosotros nos cambiamos el arma de mano, y le atacamos por la derecha, romperemos su esquema, quedará desorientado un segundo, que es todo lo que necesitamos para asestarle varias puñaladas.
La ventaja de este tipo de ataque (en punta), es que no es necesario tener un cuchillo al uso, cualquier instrumento puntiagudo nos servirá, como por ejemplo un bolígrafo metálico. Cuando no me permitan llevar un arma, por ejemplo, en un avión, un lugar oficial donde exista un detector de metales, etc., nadie me va a impedir llevar un bolígrafo. Gasta la tinta y mantenlo con la punta fuera. A la hora de emplearlo, cógelo con fuerza y actúa como si fuera un pincho carcelario.
Muy raramente nos encontraremos en la situación llamada “duelo”, es decir, cuchillo contra cuchillo. La realidad es que la proporcionalidad en el arma es prácticamente imposible que se produzca en la calle. Lo más normal es que nos enfrentemos a un tipo que tiene un arma más potente que la nuestra, o bien que estemos ante varios agresores. La interpretación legal de esta cuestión puede variar, pero partiendo de la idea de que lo que pretendemos es evitar que nos causen un daño, vamos a estudiar varias opciones de defensa con nuestra navaja.
1-El agresor tiene un cuchillo y yo no:
Mal asunto. ¿Por qué no llevo mi cuchillo? (lleva SIEMPRE un arma). Recuerda el Tueller Drill, ese tipo estará encima de mí acuchillándome antes de que pueda reaccionar, por ello es esencial que lo detecte lo antes posible. Los funcionarios de prisiones USA tienen la buena costumbre de ir siempre con la espalda pegada a la pared. Ante una situación hostil, pega la espalda a un obstáculo: paredes, columnas, vehículos, para evitar que alguien se pueda situar detrás de ti.
Observa las manos del sospechoso, si no ves claramente que las lleva vacías, o ni siquiera las ves, sube el nivel de alerta.
Si observas claramente que van a por ti, arrójale cualquier cosa que tengas a mano a la cara: sillas, mesas, ceniceros, papeleras, piedras, llaves, monedas, lo que sea. Tíraselo con fuerza al rostro. Cuando cierre los ojos o aparte la cara, cambia de posición y huye.
Si no te es posible huir, céntrate en su mano armada. Empújala lejos de ti o trata de agarrar su antebrazo con las 2 manos y trata de derribarlo o apartarlo de ti. Esto es MUY DIFICIL de lograr. Pero estamos hablando de una medida desesperada. Si tienes algo con lo que protegerte como un maletín, un periódico, lo que sea, utilízalo.
Si es posible, debemos intentar golpearle en los testículos o en la cabeza. Ante la menor oportunidad, huye. Importante: es muy posible que resultes herido, por no decir que es SEGURO de que saldrás herido. El instructor que te diga lo contrario miente. La cuestión es que no te alcance en ningún lugar vital. Es mejor llevarse un corte en el brazo o las manos que en el estómago o en el cuello.
2-Yo tengo el cuchillo y él no:
Al igual que las armas de fuego, las blancas son ecualizadores de fuerza. Si tengo a una chica de 18 años a la que un violador de 120 Kg. va a agredir, la navaja puede inclinar la balanza a favor de la víctima. No se necesita mucha fuerza para clavar un cuchillo en el cuerpo de una persona, y si aprovechamos el factor sorpresa, ni siquiera tendrá tiempo de defenderse. En esto voy a dar algunas reglas generales:
El agresor (maltratador, violador) no debe saber que llevamos un cuchillo hasta que lo tenga clavado. La típica actitud del chorizo blandiendo la navaja frente a la cara de la víctima es absurda. Sólo le estoy dando pie al adversario para que saque un arma más potente (una pistola), y además tendrá razón legalmente, habremos pasado de víctimas a agresores a los ojos de la Ley.
La situación a la que aplico este principio es la siguiente: un individuo trata de atracarnos, nos aborda para agredirnos sexualmente, o pretende secuestrarnos. En un principio debemos mantener una actitud sumisa, asustadiza, de modo que no nos perciba como una amenaza. Si lo hace, nos tratará con mayor violencia. Disimuladamente, saca la navaja del bolsillo y ábrela fuera de su vista (detrás de la pierna, por ejemplo). Cuando distraiga su atención, clávale el cuchillo varias veces y huye. En el caso de un secuestro, ten en cuenta que debes liberarte lo antes posible. Si consiguen introducirte en el vehículo, tus posibilidades de sobrevivir se reducen drásticamente. Simula que vas a colaborar, y antes de que te metan en el coche, realiza el ataque.
Una pelea la gana no el que es más fuerte o tiene el arma más potente, sino el que está dispuesto a llegar más lejos, esta regla de oro se repite una y otra vez en la “calle”.
Los filipinos tienen varios grados según el daño que quieren aplicar al enemigo: desarmar, incapacitar y matar. Yo creo que esto solo lo puede controlar un gran experto, y que en la realidad un violador, secuestrador o terrorista no va a tener ningún signo de piedad con nosotros. Debemos defendernos sin dudar. Una vez que saques la navaja no hay vuelta atrás: hay que estar preparado mentalmente para liquidar al enemigo.
3-Los dos tenemos cuchillo:
Esta posibilidad es bastante remota, a no ser que detectemos con tiempo al agresor y saquemos nuestra navaja (asumiendo que no llevemos un arma de fuego, ya que esa sería nuestra primera opción). Nuestra prioridad es su arma. La mejor técnica de desarme en el duelo es pasar y cortar. Proviene del kali, y consiste en dirigir su brazo siguiendo la línea de su ataque, de forma que “pase” de largo de nuestro cuerpo, a la vez que cortamos su antebrazo o bíceps con nuestro cuchillo. Funciona muy bien contra personal no entrenado (lo más común que vamos a encontrar en la calle)
Ten en cuenta que un chaleco antibalas te dará cierta protección contra el cuchillo del otro, aunque no sea específico, por lo que si somos funcionarios y disponemos de este elemento, nos dará cierta ventaja.
4-El otro tiene un arma de fuego y yo un cuchillo:
Esta es una situación desesperada. Si estás en este nivel de desventaja, procura evitar el enfrentamiento. Si no abstente, peligra tu integridad física o tu vida, por ejemplo si ves que te van a asesinar, procura acercarte todo lo que puedas al agresor, aparta el cañón del arma con la mano débil, y atácale con violencia. Esto es muy posible que no funcione, pero es mejor que morir sumisamente.
Por cierto, no es mala idea portar una navaja de “back up” en previsión de que perdamos o nos arrebaten la “principal”. La lógica detrás de este concepto es exactamente la misma que en el caso de las armas de fuego: contar con un último recurso llegado el caso.
-Reflexiones finales:
En nuestro país, la idea de usar un cuchillo como arma es políticamente incorrecta, acepto que muchos de los lectores de este artículo pueden sentirse “escandalizados” por mis recomendaciones. Desde luego no pretendo promover la violencia, únicamente aportar ciertos conocimientos que, llegado el caso, pueden contribuir a que una víctima potencial viva para contarlo. {addthis off}
Como dicen muchos manuales norteamericanos: “Solo para fines académicos”