un jabalí le había dado por ir todas las noches a satisfacer su apetito con las cañas de maíz.... como podréis suponer el cabreo de Antonio era mas que justificado. Es un terreno quebrado con barrancos y unas estupendas vegas en la parte baja próxima al rio. El jodido bicho lo tenia todo levantado.
Antonio le tiene preparada a los cochinos una charca y unos cebaderos donde les pone de vez en cuando Avena, maíz, Etc. Normalmente los cochinos, (porque hay bastantes), suelen tomar la charca y acudir a los cebaderos, y algunos cochinos han abatido en las esperas entre el y mi hijo.
Pero este era distinto, solo os puedo decir que jamas había sufrido tantos daños en los sembrados..... se notaba que algo pasaba por que llevábamos algunos meses que no entraban los cochinos como antes a la charca y a a los cebaderos, recuerdo que una de las noches que estuvimos esperando colocados frente a la charca, se escucharon chillidos de cochinos jóvenes y el bregadero propio de peleas entre los marranos, pero no conseguíamos ver ninguno.
Pisteando las señales pudimos observar que en la parte alta cerca del cortijo en la orilla del carril que lleva hasta él, los balates del carril estaban levantados así como la tierra de los almendros cercanos a la casa, lo que nos aclaró un poco el asunto fue el testimonio de uno de los empleados del cortijo que le dijo a Antonio que había visto un marrano muy grande cruzar el carril a la caída de la tarde, y que no se asustó mucho de verle....que tranquilamente pasó ante el sin inmutarse.
Estuvimos hasta las 3 de la madrugada dos noches después del avistamiento del empleado.... yo no vi nada ni oí nada, pero Antonio y mi hijo si me dijeron que lo habían tenido muy cerca, que habían oído sus bufidos y hasta lo había olido, pero que el muy cuco no salió a la vista.
El viernes de la semana siguiente decidimos pasar otra noche en vela para ver si teníamos suerte. Mi hijo tiene un Tracker CL 50 con el que ha abatido varios cochinos en el cortijo de Antonio, yo tengo otro y decidimos llevarlos aquella noche, Antonio usa una Beretta semiautomática, esa noche nos acompañó un amigo de Antonio que tiene tierras junto a las suyas, por supuesto con otra Beretta.
Decidieron entre Antonio y mi hijo que la espera la haríamos en el carril por donde lo había visto Paco el empleado, ademas esa parte del carril estaba muy tomada por el bicho, incluso se veía claramente el paso por el que casi a diario hacia su recorrido el navajero..... al fin y al cabo el carril era un buen tiradero, por que como es natural no tiene maleza donde el bicho se pueda camuflar, lo malo era que había que hacer la espera a ras de tierra sin poder estar en ninguna atalaya o pequeña altura que siempre da mas seguridad a la hora de afrontar el lance, nos llevamos unas silletas de tres patas plegables para esperar por que tantas horas de pié terminas, (al menos yo), con la piernas doloridas e hinchadas. Debo decir que no me gustaba la idea de hacer la espera en esas condiciones sin tener algún tipo de protección o, como he dicho anteriormente, subido un poco en alto.
Los mosquitos nos comían...todavía tengo las señales de la picaduras, yo creía que me picaban solo a mi, pero que va, a todos nos pusieron cocidos a picotazos, pero, por encima de la camisa y todo. Nos colocamos estratégicamente para cubrir lo mejor posible la zona, pero sin estar en linea de tiro de los compañeros, recuerdo que estaba yo afanado en retirar de mi a los malditos mosquitos con una ramita de chaparra que me había agenciado cuando de repente oí un disparo seguido de un berrido que me puso el bello de punta....el disparo había sido del Tracker y el berrido se escuchó en todo el valle y el barranco, (después supimos que aquella noche había mas cazadores en espera y se quedaron espantados del grito (aullido) que pegó el bicho).
Pulsé el botón que enciende la linterna que llevo acoplada al cañón del Tracker y salí corriendo en dirección al sitio donde estaba apostado mi hijo Miguel.....la verdad es que llevaba mas preocupación que ilusión por ver si había abatido a aquel maldito bicho, cuando llegué junto a el me dice....papá lo he visto, me ha entrado casi directo hacia mi, cuando he notado que lo tenía cerca he encendido la linterna y ha salido como un rayo, al cruzar el carril le he disparado y a caído pataleando y chillando ha levantado una polvareda impresionante, pero se ha levantado y se ha ido hacia el barranco...le he dado, seguro que le he dado, (la carga del Tracker la había hecho yo, lo mismo la suya que la mía, 100 Grains de Rio FFFG y un proyectil de la casa Hornady con sabot de 300 Grains expansivo), miramos en el lugar donde el bicho había doblado y había una mancha de sangre y restos de visceras.....aquel tiro había traspasado al marrano, eso seguro, pero no le había dado en un sitio vital, en esto llegaban Antonio y el otro chico...¿que ha pasado?, ¿lo habéis visto?.....vamos a por el que no puede estar muy lejos, este tiro le ha hecho mucha pupa y va perdiendo mucha sangre.
Me tuve que poner serio con ellos para conseguir convencerlos de que era una temeridad bajar al barranco a buscar el cochino a la una de la madrugada con unas simples linternas.....y mas estando herido de muerte. No olvidaré el episodio ocurrido el año pasado, que mi estimado amigo y compañero Alejandro entró en un cañaveral donde se había refugiado un cochino herido y acosado por los perros... hubo que sacar a Alejandro de allí herido con una brecha en la pierna izquierda y llevarlo a urgencias donde tuvieron que darle 24 puntos de sutura, y eso fue de día y con sol, así que nos fuimos al cortijo y a la mañana siguiente, el sábado a las 7 de la mañana estábamos bajando con una de las perras a buscar el bicho con los Tracker cargados, el mio con la carga de la noche anterior y el de mi hijo con la misma carga del disparo de la madrugada. Antonio y su amigo se separaron por si el marrano se había desplazado del sitio por donde entró herido.
No tuvimos que andar mucho, a poco que bajamos en dirección al barranco vimos un lomo blanco que se levantaba tambaleante y ni corto ni perezoso mi Miguel le soltó un trallazo en el costado a la altura del codillo que lo derribó para no volver a levantarse.
Este es mi hijo. Este navajero es de los mas espectaculares que he visto, no cabe la menor duda que tenia acobardados a los marranos mas pequeños y jóvenes de toda la zona, por eso pienso que no entraban a la poza ni a los cebaderos como normalmente venían haciendo siempre, ademas la forma de entrar al carril sin preocuparse de nuestra presencia denota que este bicho estaba muy seguro de si mismo y sin miedo a nada.
Me están preparando la cabeza para que luzca en uno de los salones de casa, ya os colgaré fotos cuando la tenga colgada.
Un abrazo.