De vez en cuando armas.es trae a esta sección novedades en lo que a materiales para la fabricación de armas se refiere. Si en otros artículos hemos hablado del grafeno, hoy traemos un nuevo material desarrollado en Corea que promete ser más fuerte, ligero y barato que el titanio que podría abrir las puertas a muchas industrias, incluyendo el desarrollo de las armas pequeñas.
El peso y la eficacia de las armas pequeñas es altamente dependiente de los materiales utilizados en su fabricación. Se utilizan materiales ligeros como el aluminio o polímero siempre que sea posible, y sólo donde son absolutamente necesarios, como el cañón y las superficies de bloqueo, se aplican materiales más pesados, como el acero.
Un buen material para la construcción de armas pequeñas debe ser a la vez ligero y fuerte, con una alta resistencia específica y al mismo tiempo ser dúctil y tenaz. Más allá de eso, los materiales adecuados para la producción de armas pequeñas también tienen que ser fáciles de trabajar en múltiples formas (adecuados para estampación, mecanizado, soldadura, forja, etc.). Si además es barato, resultará en una mayor competitividad comercial. Estos dos últimos requisitos excluyen al titanio.
Sin embargo, este nuevo desarrollo podría revertir el paradigma existente de aluminio, acero tradicional y polímero. Se trata de una aleación de acero y aluminio, un matrimonio que resultó previamente en una aleación frágil, inútil, debido a las bandas de material muy duro, pero frágil, que actuaron como “líneas de falla”.
Hace décadas los metalúrgicos en Rusia y en otros lugares añadieron aluminio al acero, y a pesar de que el metal resultante era muy fuerte y ligero, invariablemente tenía poca ductilidad, es decir, cuando era sometido a grandes fuerzas, se rompería en lugar de doblar.
Estudios de fotomicrografía revelaron posteriormente que las aleaciones de acero ricas en aluminio experimentales contenían un muy duro pero muy frágil cristal cúbico de hierro y aluminio llamado B2 que las hizo principalmente inutilizables. Trabajando para inducir la formación de estos cristales B2, los científicos coreanos serían capaces de dispersarlos en el acero. La distribución uniforme de los cristales a escala nanométrica fortalecería el todo el conjunto al detener la propagación de grietas de la misma manera que la resina se combina con el carbono para hacerlo dúctil.
La adición de níquel a la mezcla (que incluye carbono y manganeso, además de hierro y aluminio) dio el resultado esperado siendo un 13% menos denso que el acero y con una décima parte del costo de la producción del titanio por lo que podría generalizarse en la fabricación de automóviles, aviones y también en armas.
¿Qué beneficios podría traer esto a la industria de las armas de fuego? Además de la aplicación obvia como una alternativa más ligera a otros aceros en partes como martillos, disparadores, bloques de gas y otras piezas menores, es prometedor como material para su uso en cañones de fusil militar. Sin embargo, no hay que olvidar que el factor de limitación en un cañón de un rifle no es la fuerza, ni la rigidez, sino la resistencia al calor de disparos sucesivos.
La nueva aleación de acero coreana está mezclada con aluminio, lo que significa que puede tener una capacidad de calor específico más alta que el acero convencional. Se comenta su resistencia así como el peso y coste que ahorraría en un fusil de asalto, pero por el momento no pasan de ser especulaciones que se confirmarán o se rechazarán en el periodo de dos o tres años que es cuando se espera que el nuevo acero llegue al mercado.
Tal vez la aplicación más prometedora está definida por la nueva ametralladora M240L del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, que es un ejemplo de un arma donde la presión para la reducción de peso ha anulado tan completamente las preocupaciones de costos que el receptor ha sido mecanizado a partir de una aleación de titanio.
Vía: TheFireArmBlog