Cuando pensamos en la innovación táctica, siempre tenemos la mente puesta en armas o accesorios tecnológicos. Nuestra imaginación vuela y pensamos en supersoldados, armas de calibres exagerados, carros de combate no tripulados... No obstante, a veces el mayor avance en este campo no está compuesto de metal o polímeros, sino con tejidos. Analizamos la historia del sistema MOLLE.
El transporte de equipo ha sido y será una de las preocupaciones máximas de cualquier ejército, cuerpo de policía o unidad táctica. Mientras que el ser humano tenga que cargar sobre su espalda el equipo de combate, existirá la intención de mejorar su rendimiento básico. ¿Y por qué pensar e invertir en costosos e inimaginables proyectos de I+D cuando se puede mejorar lo que ya tenemos?
Ese fue el leitmotiv del LINCLOE (Lightweight Individual Clothing and Equipment), un programa del Ejército de EE.UU. desarrollado en plena Guerra de Vietnam (1965) para conseguir un equipamiento ligero estándar para todas sus tropas. El germen de este programa es la evolución del Lightweight Rucksack (1961), la famosa mochila de combate de este ejército durante la contienda en Vietnam. Debido al feedback recibido de los soldados durante el conflicto, la mochila sufrió varias alteraciones en menos de 7 años, revisando desde el material con el que se fabricaba, hasta su resistencia a climas tropicales. Esta serie de cambios culminó en el LCE (M-1956 Load-Carrying Equipment), un sistema que sentaría una base para continuar investigando el modelo ideal para el transporte de equipo personal. Al ser un prototipo, no tardó en evolucionar hasta el MLCE (1967), una variante que pasaba de la lona al nylon como material estructural.
La hermana mayor: ALICE
Sin embargo, los sistemas basados en el LCE no tardaron en demostrar su inefectividad, debido a continuos fallos en su diseño de cierre y sujección, por lo que el LINCLOE continuó su desarrollo hacia otras cotas.
En el principio de la década de los 70 (1970-72) el LINCLOE continuó su estudio con la base adquirida con el LCE y el MLCE. No obstante, debido a los cuantiosos fallos que ofrecían estos sistemas, el ejército decidió, temporalmente, terminar el testeo en marzo de 1972. Y cuando decimos temporalmente nos referimos a que Natick Laboratories (empresa detrás del I+D) continuó el desarrollo y prueba de prototipos, hasta que unos meses después, en agosto de 1972, creó y presentó al ejército estadounidense el sistema M-1972 Lightweight Load-Carrying Equipment (LLCE). La nueva iteracción tuvo tanto éxito que cuando fue presentada oficialmente en 1974, recibió un nombre que la alejara de anteriores fracasos: había nacido el All-Purpose Lightweight Individual Carrying Equipment, la archiconocida ALICE.
El ALICE usa conceptos de combate táctico y prioritario. La idea principal es que un soldado de infantería sólo use el sistema para cargar con el equipo necesario para terminar la misión, por lo que este no está preparado para cualquier accesorio que pueda portarse de una manera diferente, ya que su objetivo es aligerar la carga de las mochilas de combate. Es por eso que ALICE consiste en un conjunto de trinchas / correajes que conforman un nexo entre cinturón, mochila y la espalda del propio usuario, ayudando a repartir el peso y la accesibilidad del equipo. Hasta este momento, el equipo de combate (consistente en pequeñas armas, munición, accesorios,...) se colocaba en el cinturón personal o en los suspensores. Gracias a los módulos de enganche ALICE, el combatiente puede llevar accesorios como un porta-cantimplora, porta-cargadores o bolsillos extra en los que colocar herramientas de primera necesidad, sin recurrir al espacio de la mochila.
A pesar de llevar tanto tiempo de uso, ALICE ha recibido varias actualizaciones, lo que ha permitido al sistema sobrevivir hasta el día de hoy, sobre todo en la rama policial o en los entrenamientos de unidades militares de todo el mundo. Un caso a destacar es el sistema BIANCHI, un clónico de ALICE usado hasta hace poco, entre otros sitios, en el ejército español.
El sistema contemporáneo: MOLLE
Los soldados de la OTAN han disfrutado del efectivo sistema ALICE durante la friolera de más de 30 años, pero a pesar de este éxito, siempre había una queja al respecto: la dificultad para engarzar rápidamente los accesorios. Todo aquel que haya usado ALICE sabe que con el uso, la aventura de colocar los accesorios compatibles es de todo menos rápida. Más de un soldado primerizo ha sufrido para engarzar la bayoneta al ceñidor, mientras que un impaciente teniente pega gritos al ritmo de “para hoy”. Y eso cuando no es una situación de riesgo...
Tras conseguir un sistema de carga estable, la I+D de la OTAN se centró en desarrollar uno más acorde a los últimos tiempos y sobre todo, con una idea en mente: facilitarle las cosas a los usuarios.
Tras muchos conceptos desechados, en la década de los años 90, vió la luz PALS (Pouch Attachment Ladder System), un sistema de correajes y cintas de nylon de 2,5 cm de ancho, creado para poder ensamblarle cualquier tipo de equipo compatible, con un cierre simple. De esta manera, cualquier equipo con un módulo PALS puede gozar de una extensión en forma de capacidad extra, porta-equipo específico o incluso los mismos accesorios. La combinación de módulos PALS puede ir desde un pequeño panel frontal, hasta auténticos pabellones que otorgan a una mochila o a un chaleco un potencial táctico enorme.
A pesar de que el sistema básico se llama PALS (de manera comercial), el conjunto que conformaba con el resto del equipo comenzó a llamarse MOLLE (Modular Lightweight Load-Carrying Equipment). Desde ese momento, tanto el panel básico como el conjunto comenzaron a llamarse MOLLE o MOLLE compatible, aunque el nombre técnico del sistema sigue siendo PALS.
El bautismo de fuego de MOLLE llegó en 1997, año en el que se fue introduciendo poco a poco en las fuerzas armadas estadounidenses. No obstante, no fue hasta el año 2001, en el que vimos a este ejército totalmente pertrechado con MOLLE. La razón fueron los atentados del 11 de septiembre, momento en el que el mundo comenzó a ver de forma masiva a los soldados equipados con el sistema, ya fuera en las labores de ayuda o en la posterior invasión de Afganistán.
A pesar de su abrumador éxito en el terreno táctico, el MOLLE presentaba 2 grandes problemas en su concepción: los adaptadores por clips, que al no ser engarzados en un MOLLE compatible se clavaban en la espalda del usuario; la resistencia estructural de las cintas, que al ser sometidas a estrés o engancharse en obstáculos, corrían el riesgo de romperse. No obstante, tras más de 20 años de evolución, el MOLLE ha ido solucionando los pequeños problemas hasta llegar a la actualidad: la cuasi perfección táctica. Una de las innovaciones más destacables de este sistema ha sido el corte por láser, que consiste en confeccionar un módulo MOLLE en una sola pieza, evitando las mentadas cintas. Al darle a la pieza textil el patrón MOLLE con un láser, se consigue que la posibilidad de rotura sea nimia, solucionando casi el único problema claro. Uno de los mejores ejemplos de esta evolución es la mochila táctica Mil-Tec Laser Cut que se está imponiendo como estándar tanto para operativos como para vida civil.
Volviendo a las opciones tácticas, el MOLLE cuenta con innumerables accesorios compatibles de distintos fabricantes y orígenes. No obstante, los componentes básicos de cualquier equipo MOLLE que se precie son:
- Un panel táctico de asalto, situado en el centro de un chaleco táctico y normalmente equipado con varios portacargadores.
- Una mochila de asalto, con capacidad para bolsillos adicionales, según nuestra necesidad.
- Una bolsa de hidratación, de 3 litros de capacidad
- Bolsillos modulares extra, a engarzar allá donde tengamos un panel PALS/MOLLE.
Un sistema fiable para el futuro
A diferencia de sus antecesores, el MOLLE es un sistema extendido en casi todo el mundo y no sólo en los ejércitos, sino que fabricantes civiles están incorporando su funcionalidad en mochilas y accesorios comerciales. Esto nos indica que hay un enorme consenso a la hora de admitir la gran utilidad del sistema MOLLE pensando en el objetivo para el que fue creado: facilitar la vida a su usuario, ya sea soldado, policía o simplemente amante de lo táctico.
Viendo las últimas noticias relacionadas con su evolución, nos parece que tardaremos bastante en encontrar un sistema más fiable que el sin igual MOLLE.