Técnicas de tiro: El apoyo del fusil | |||||||||||||
Cecilio Andrade (27/06/2007) | |||||||||||||
La diferencia entre disparar con apoyo o sin él es tan profunda que todos los tiradores lo han aprendido. La única situación en la que un tirador dispara sin apoyo es cuando se ve inmerso en un combate de encuentro, con el enemigo a muy corta distancia, y tiene que hacer fuego inmediatamente como medida de autodefensa. El mejor apoyo viene como resultado de poner una superficie dura sobre otra blanda. Siempre debemos recordarlo: blando sobre duro, o duro sobre blando. ¿Qué significa esto? Para comenzar, el guardamanos de nuestro fusil será, generalmente, de fibra, madera, o plástico. Es decir, duro. Si intentamos apoyarlo sobre el borde de un muro, no gozaremos de un apoyo óptimo, ya que algo duro resbalará al intentar apoyarlo sobre otra superficie dura. Para evitarlo, tendremos que colocar algo blando entre nuestro fusil y ese muro, como por ejemplo nuestro chambergo, la camisola, etc, para así convertir ese apoyo en estable. Nuestra propia carne es relativamente blanda, por lo que también puede ser un buen apoyo si colocamos nuestra mano entre el fusil y una superficie dura. Desde luego, el mejor apoyo que podemos tener es un saco terrero, pero tenemos el inconveniente de que no siempre habrá oportunidades de llenarlo. Un apoyo clave: el bípode Sin duda, el bípode constituye un excelente apoyo cuando nos encontramos en una superficie relativamente plana y estable. Pero a la hora de disparar, debemos estar alerta acerca de la inclinación lateral que se produce en el fusil (el “canting"). Incluso, si nuestro bípode no está desplegado y tenemos pensado apoyar el fusil sobre algo, debemos procurar hacerlo con el guardamanos y no con el bípode.
Apoyarse en el observador Otro apoyo notable del que todavía no hemos hablado es nuestro Observador. En este caso, apoyaremos nuestro fusil en su hombro izquierdo, en cualquiera de las posiciones: sentado, rodilla en tierra... Este apoyo funciona bien siempre que el observador se ponga una protección en sus oídos, se los tapes con una de sus manos y siempre que cierre los ojos en el momento del disparo. En cualquier caso, este tipo de apoyo sólo lo debemos realizar bajo nuestra responsabilidad. Un objeto que siempre debe acompañar al tirador es el llamado trípode de circunstancias. Se trata de tres palos atados de una longitud suficiente para que permita el tiro sentado. Estos palos, que deben aguantar perfectamente el peso del fusil, los ataremos con un cordón de paracaídas. Por último, también les colocaremos una bandolera para transportarlos a la espalda en caso de que sea necesario su uso. Y por último, pero no por ello menos importante, debemos tener en cuenta que nunca tenemos que apoyar el cañón. Nunca. No podemos permitirnos que ningún elemento toque o esté en contacto con el cañón. Este es el motivo por el que las armas de precisión tienen el cañón flotante. A este respecto, pensemos que cada vez que disparamos el fusil el cañón vibra como un diapasón. Esas vibraciones parten desde la recámara y avanzan de forma paralela al proyectil mientras éste se mueve por el cañón, llegando a la boca al mismo tiempo. Si el cañón está exento de cualquier tipo de contacto, la vibración será exacta en cada disparo. De tal forma que la consistencia equivaldría a la precisión. Si por el contrario algo tocara el cañón, alteraríamos esas vibraciones y desplazaríamos el punto de impacto. En este sentido, una simple cinta adhesiva colocada en el cañón puede modificar ¡¡hasta un MOA a 300 metros!! |
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