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Granadas de mano: el poder de lanzar devastación

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El uso e historia de las granadas de mano es anterior al de las armas de fuego. Aunque son armas de uso personal, son grandes desconocidas para incluso los aficionados a las armas. Su gran e indiscriminada letalidad y su uso casi únicamente militar, acrecientan este desconocimiento. Es por ello que vamos a intentar arrojar algo de luz sobre ellas en el presente reportaje.

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Definición y tipos de Granada

granada de mano tipos

Podríamos definir a la granada como un artefacto generador de fuego indiscriminado, de naturaleza ofensiva o defensiva, diseñado para la guerra. Técnicamente es un pequeño “misil” lleno de explosivo de gran potencia o de un agente químico, destinado a ser arrojado con la mano a personal enemigo o contra elementos materiales. El término “granada” viene de los dispositivos que usaban los franceses en el siglo XVI, que se asemejaban en forma, tamaño y contenido a la popular fruta, incluso en el interior de los mismos, ya que la granularidad de la pólvora se asemejaba a sus semillas. A su vez, las tropas especializadas en el uso de las mismas se denominarían granaderos.

Con el paso del tiempo evolucionaría y se especializaría, de tal manera que hoy en día existen diferentes tipos de granadas según sea su misión: gas irritante, incendiarias, antipersona, antimaterial, de humo, señalización o marcado de objetivos. Las más utilizadas son las granadas antipersona que, dependiendo de su uso, se clasifican en dos tipos: defensivas y ofensivas.

Las granadas defensivas son explosivos de alta potencia. Conocidas simplemente como granadas de fragmentación, están pensadas para ser arrojadas detrás de una protección o parapeto. Por el contrario las llamadas granadas ofensivas están conformadas por un armazón o cuerpo más fino y de un material más ligero, que por tanto genera menos fragmentos. Están pensadas para crear bajas prácticamente solo por la onda expansiva, creando además conmoción y aturdimiento. Este tipo de granadas pueden ser lanzadas desde distancias cortas y tras una mínima protección. Están diseñadas para cuando el soldado está avanzando rápidamente y sin mucha protección, por lo que su radio de acción es por tanto menor. Estos términos de ofensivas y defensivas, fueron acuñados por los franceses durante la Primera Guerra Mundial, terminología que se ha perpetuado y adoptado hasta nuestros días.

En la actualidad las granadas modernas utilizan materiales plásticos y pueden ser ofensivas o defensivas, según se les coloque o no una envuelta de fragmentación. Es decir: son parametrizables. De partida son todas ofensivas pero transformables embutiéndolas en un “traje” de fragmentación. Por ejemplo en el caso de la granada Alhambra, de dotación en nuestros ejércitos, tiene un recubrimiento de quita y pon que contiene 3.500 rodamientos de 2 mm de diámetro, montándose y desmontándose a través de un característico tornillo que podemos localizar en su base.

 

 

granada de mano

Características generales de las granadas

El objetivo de la granada es causar bajas, a través de la deflagración, la onda expansiva y sobre todo los fragmentos. Las granadas tienen una forma de construcción que hace que se fragmente adecuadamente, más que romperse en trozos. El radio de efectividad varía según el tipo, pero en términos generales este “radio mortal” se encuentra entre los 5-20 m., lo cual no quiere decir que no haya fragmentos que viajen a mayor distancia, incluso por encima de los 200 m. El número de fragmentos puede ser desde unos pocos a miles y el proceso de explosión hace que el cuerpo de la granada literalmente se hinche hasta doblar su tamaño y a partir de ese momento los fragmentos se separan y viajan en todas direcciones. Estas cualidades de fragmentación controlada aparecieron en los años 70 y consistían en cientos de rodamientos de acero encastrados en un cuerpo de plástico o polímero. Estas bolas de 2-3 mm viajaban a una velocidad letal en el radio de muerte de la granada, para desacelerarse rápidamente una vez sobrepasado dicho radio. El objetivo era no causar bajas por fragmentos perdidos entre las propias tropas.

Las granadas son elementos relativamente baratos de producir, algo que es fundamental debido a la cantidad de estos artefactos que son empleados en situaciones de conflicto. Desde el punto de vista del usuario estas armas tienen que ser, ligeras, muy fiables, fáciles de usar, efectivas y seguras para quien los usa. Esta fiabilidad y seguridad para el usuario depende técnicamente de la espoleta, formada por el mecanismo de ignición, detonador y sistema de retardo. Intentar una clasificación de granadas por sus características técnicas es una tarea prácticamente imposible, ya que son miles los modelos producidos desde la Primera Guerra Mundial y aunque exteriormente pudieran llegar a parecerse, un empleo inadecuado no sólo puede mermar su efectividad sino que puede llegar a ser fatal.

Las únicas características comunes a todas ellas son los modos de uso: arrojándolas, como dispositivo de aviso; o empleándolas como bombas trampa o “booby traps”, término empleado durante la Segunda Guerra Mundial. En cuanto al personal necesario para operar con ellas, son armas de uso individual, aunque lo más recomendable es operar con ellas en binomios, con un segundo efectivo proveyendo seguridad mientras se arroja, aunque existen numerosas tácticas ofensivas y defensivas desarrolladas desde la guerra de las trincheras en la Primera Guerra Mundial.

 

Historia de las granadas

 

La primera constancia histórica de estos artefactos se remonta al siglo VIII, con las granadas incendiarias bizantinas, que se basaban en el empleo del misterioso “fuego griego”, una especie de antiguo napalm cuya formulación se sigue desconociendo. A partir de ese momento esta tecnología se expandiría por el mundo islámico y el lejano oriente, siendo los chinos los que la perfeccionarían, perfilando los principios básicos del modelo de artefacto que hoy conocemos: un cuerpo de metal relleno de material explosivo.

Sería en el siglo XVI cuando las granadas entrarían a formar parte de los arsenales militares europeos. En un principio eran esferas de unos 10 cm de diámetro o más, dotadas de una espoleta de tiempo. En lugar de las mechas enceradas empleadas hasta entonces, se empezaron a utilizar cuerdas de lino laminadas impregnadas en pólvora. El peso mínimo de las granadas era de aproximadamente 1,2 kg, aunque las había más pesadas, siendo este el diseño que perduraría con pequeñas mejoras en los siguientes 300 años.

En 1700 los británicos empleaban unas granadas de entre 1,5 y 3 kg, que contenían entre 900 y 1.500 gramos de pólvora. Estas fueron muy empleadas en los abordajes, para “limpiar” las cubiertas de los barcos de personal enemigo. Una variante de estas fueron las de cristal grueso -en activo desde 1685 a 1850- que eran más económicas de producir y tenían una buena fragmentación. Debemos tener en cuenta que la tecnología por aquel entonces era limitada, siendo muy habitual que la granada al estallar se fragmentase en trozos demasiado grandes. No podemos olvidar que, aunque nos centramos en la fragmentación, el efecto de la deflagración y onda expansiva causa también bajas, especialmente en recintos más o menos cerrados como trincheras, fortificaciones, etc.

Hasta 1836 las granadas estaban concebidas como armas defensivas, especialmente destinadas para la defensa de fortificaciones sitiadas y eran arrojadas a las tropas atacantes que se aproximaban a las inmediaciones de la fortaleza.

Pero sería en ese año cuando el ejército mexicano invertiría el papel asignado a las mismas hasta entonces, siendo empleadas ofensivamente por primera vez en la batalla del Álamo. Desde entonces convivieron los dos usos. Podemos citar dos ejemplos de uso mixto, por ejemplo en la Guerra de Crimea (1853-1856) y en la Guerra Civil Americana (1861-1865).

Otro hito interesante en el uso de estos artefactos lo protagonizarían los soldados británicos durante la Segunda Guerra Anglo-Boer (1899-1902), donde debido a la falta de pertrechos al encontrarse sitiados, emplearían por primera vez en un conflicto y de forma masiva granadas de fabricación manual. Éstas serían conocidas también con el nombre de granadas de fortuna u oportunidad.

En la guerra ruso – japonesa (1904 – 1905) sería cuando el mundo comprendería la importancia, peso y potencial de estas armas dentro de la infantería, ya que fueron ampliamente utilizadas por ambos bandos durante el sitio a las tropas rusas por parte de los japoneses en Port Arthur (China). Los primeros en utilizarlas fueron los defensores rusos, empleando viejas balas de cañón y vainas de artillería recortadas que rellenaban con dinamita, usando como espoletas detonadores de minería. Por su parte los japoneses emplearon latas de comida usadas, jarras de cerámica y trozos de bambú vaciados que rellenaban con piroxilina y ácido piquicro (dos primigenios explosivos militares). Estos artefactos eran detonados con mechas de quemado lento. Los japoneses fueron los primeros en utilizar mangos atados a estas primitivas granadas para mejorar su alcance en el lanzamiento. También con objeto de mejorar la precisión, introdujeron el uso de serpentinas de tela al final de dicho mango, que al ser arrojadas se desplegaban y dotaban a la granada de mayor estabilidad en el vuelo. Además del uso defensivo en ambos casos se emplearon con carácter ofensivo, como por ejemplo para abrir brechas en trincheras por donde los soldados pasaban con la bayoneta calada para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

La guerra Italo – Turca (1911 – 1912) fue la primera en la que está documentado que se arrojaron granadas de mano desde aeroplanos, en lo que se considera el primer bombardeo de la historia. Fue un piloto italiano el primero en hacerlo sobre posiciones otomanas en Libia. Se trataban de dispositivos del tamaño de una naranja y de un peso de unos 2 kg. Eran parecidas a artefactos metálicos rellenos de picrato de potasio con un detonador de seguridad, aunque su efectividad se demostraría realmente baja.

Las primeras granadas de percusión fueron desarrolladas en Serbia en 1903 por un oficial de aquel ejército, aunque no entrarían en servicio hasta después de varias mejoras, en las guerras de los Balcanes (1912-1913).

Pero la era dorada de las granadas de mano fue la Gran Guerra, un campo de experimentación perfecto donde estos dispositivos evolucionaron no sin algunos fiascos, debido a diseños imperfectos o a la producción apresurada. A la finalización de este conflicto se produjeron importantes saltos cualitativos en su rango de alcance. Esto fue posible gracias a la aparición de dispositivos que permitía enviarlas más lejos: rifles, morteros, etc.

Durante los periodos entre guerras se introdujeron mejoras en la fragmentación y se diseñaron nuevos modelos. Especialmente buscadas fueron las granadas por impacto durante la década de 1930, aunque surgirían innumerables problemas de seguridad para los usuarios, intentos que se sucedieron durante la Segunda Guerra Mundial infructuosamente y finalmente se volvieron a repetir de nuevo sin resultado en la década de 1960.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, casi todos los ejércitos tenían de dotación diferentes tipos de granadas: fragmentación, anti-material, antitanque, incendiarias, señalizadoras, humo, químicas y otras. Fueron usadas cantidades ingentes durante el conflicto, baste decir por ejemplo que el ejército norteamericano produjo en ese periodo 87.320.000 unidades entre granadas de mano y de rifle. Esta guerra se caracterizó por el empleo intensivo de las granadas como dispositivos trampa o “booby traps”.

Durante la Guerra de Vietnam las granadas fueron usadas asiduamente para la “limpieza” de cuartos de diferentes tipos de construcciones y habitáculos, incluidos los túneles del Viet Cong.

Podemos considerar el final del gran conflicto como el comienzo de la época moderna de estos artefactos. Las granadas de rifle evolucionarían posteriormente hacia los primeros modernos lanzagranadas en los años 60s. Además mejorarían progresivamente en capacidad de fragmentación, explosivo, fiabilidad y seguridad.

Un ejemplo de esto último es el caso de las granadas M67 estadounidenses, en las cuales se aplicaron algunas lecciones de seguridad aprendidas en la Segunda Guerra Mundial. Como ya hemos mencionado, no eran raros los casos en los que el soldado podía morir por una desafortunada casualidad. Las tropas estadounidenses llevaban sus granadas enganchadas en el frente de la ropa o en los soportes de las mochilas. En ciertos casos, la anilla de seguridad (sobredimensionada para su uso en todo momento) se enganchaba en la vegetación. El soldado no tenía generalmente tiempo de quitarla y al soltarse automáticamente la palanca no había forma de detener la espoleta. Esto llevó a muchos accidentes con un arma que se consideraba a prueba de ellos.

La solución fue sencilla, se le agregó una pieza de alambre que se enrosca firmemente en la base de la espoleta, la cual mantiene presionada la palanca. El soldado ahora debe tirar de la anilla y luego quitar dicho seguro de la palanca, impidiendo que el enganche accidental de la anilla ocasione su muerte y/o la de sus compañeros.

 

 

granadas de mano y sus tipos

Componentes de la granada

Cuerpo

El cuerpo es el recipiente o contenedor donde se aloja el explosivo, el agente químico o pirotécnico. Son de formas variadas ovalada (huevo o limón), esférica (bola), cilíndrica (lata) o de cono truncado (la punta del cono cortada). Estas formas pueden ser complementadas mediante el uso de un mango, para aumentar su alcance al facilitar su lanzamiento. El cuerpo sirve de soporte para la espoleta, sistema de armado y dispositivos de seguridad. Normalmente la espoleta se sitúa en la parte superior del cuerpo y el tornillo de vaciado de la carga en la parte inferior. Aunque puede ser que el agujero destinado para la espoleta y de carga del explosivo sean el mismo. El material usado puede ser hierro fundido, hojalata, láminas de acero prensado, aluminio, latón, baquelita, vidrio, cerámica, fibras, hormigón, madera, etc. Aunque algunos de ellos no son desde luego los más adecuados, simplemente han sido materiales de oportunidad ante la carencia de otros más idóneos. Los segmentos exteriores definidos para fragmentación permiten además un agarre más seguro del artefacto con manos mojadas o embarradas. En cualquier caso, en diferentes pruebas realizadas, es la segmentación interior (más complicada y difícil de realizar) la que determina una desintegración en trozos concreta, cuando la externa apenas tiene impacto.

Como curiosidad podemos mencionar también que, en la Segunda Guerra Mundial, existieron granadas hechas completamente de explosivos. Varios modelos alemanes estaban fabricados a base de nipolit, un material explosivo de fuerte consistencia sólida y del color de la madera. El nipolit era una mezcla de nitrocelulosa, nitroglicerina y PETN, RDX y aluminio en polvo. Era tan fuerte y sólido que después de ser moldeado no necesitaba ser encapsulado, siendo incluso resistente al agua.

 

Carga

La carga es lo que determina el destino y clasificación de nuestro artefacto, los tipos de compuestos más habituales que pueden contener son: explosivos de alta potencia, agentes químicos (humo, incendiarias y gas irritante) y pirotecnia (aturdidoras y humo). Las que contienen explosivos están destinadas a crear fragmentación, deflagración y onda expansiva, con las consiguientes bajas o destrucción de objetivos materiales.

A lo largo de la historia hemos visto como se han empleado diferentes tipos de explosivos, siendo la pólvora negra uno de los primeros. Se considera que el primero de ellos de alta potencia fue el ácido picrico empleado por Francia, Alemania y Japón desde 1880. Es un compuesto de igual potencia que el TNT pero que cuando está húmedo reacciona con los metales, creando compuestos explosivos con cierta inestabilidad o sensibilidad, de ahí que las granadas metálicas que lo usaron debían estar barnizadas en el interior. A partir del 1900 se emplearía con profusión el TNT (trinitrotolueno), explosivo que aún a día de hoy es mezclado con otros de mayor potencia buscando un efecto multiplicador.

Durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizó con profusión el nitrato amónico con diferentes aditivos, ya que por sí su potencia explosiva es un 60% inferior al TNT, dando lugar a diferentes compuestos: alumatol, burrowite y schneiderite, los cuales finalizando el conflicto se dejaron de emplear en favor de otros más potentes. Citar como anécdota que debido a las carencias de materiales al final de este conflicto, los alemanes tuvieron que usar pólvora negra para sus granadas.

Sería finalizando la guerra cuando comenzaría la generación de explosivos militares de alta potencia modernos. Algunos de ellos perdurarían hasta nuestros días, siendo por ejemplo ampliamente empleado en las actuales granadas el denominado Compuesto B. Este compuesto es una combinación de 59% de RDX, 40% de TNT y 1% de cera de abeja. Es muy estable y tiene un 33% más potencia que el TNT. Para los que se sorprendan con la cera de abeja, indicar que ésta y algunos aceites se emplean como flegmatizantes, es decir como estabilizador para reducir la sensibilidad del explosivo. Con respecto al RDX o ciclonita, indicar que es uno de los explosivos militares más potentes, usándose generalmente mezclado con otros explosivos.

 

Espoleta

La espoleta es el dispositivo integrado en una granada que inicia el proceso de detonación de su carga después de ser activado. Más genéricamente se utiliza para designar a cualquier aparato que sirva de detonador.

Los sistemas de detonación también varían, pero generalmente se dividen en dos categorías: sistemas de detonación retardada y detonadores de impacto. La función de ambos sistemas es provocar la explosión después de que la granada es lanzada y conseguir una buena distancia de seguri
dad para el lanzador.

Con una granada de retardo, el lanzador pone en marcha la espoleta, que detona la granada después de una cierta cantidad de tiempo (generalmente 2, 5, ó 10 segundos). Los primeros mecanismos de detonación de las primeras granadas eran mediante el encendido de una mecha, según fuese su longitud y el tipo tardaba más o menos tiempo en estallar. En los mecanismos de detonación por impacto, será el golpe de la granada contra el suelo o contra un objeto la que provoque la detonación.

Un ejemplo de primitiva granada incendiaria de impacto es el coctel molotov, en honor al político y diplomático bolchevique Viacheslav Mólotov, una botella rellena con líquido inflamable de la que sale un trapo. El lanzador enciende el trapo y arroja la botella, esta al impactar contra el suelo se rompe y el combustible entra en contacto con el trapo ardiendo produciendo el incendio del combustible.

 

Granadas de retardo

El actual mecanismo de detonación que retarda las actuales granadas responde a un principio de funcionamiento que data de la Primera Guerra Mundial. Obviamente los diseños, tecnología y materiales han evolucionado, ganando sobre todo en seguridad y fiabilidad.

El mecanismo de disparo se activa mediante un resorte con un percutor dentro de la granada. Normalmente, el percutor se mantiene en su lugar por una palanca en la parte superior de la granada, que se mantiene en su lugar por el pasador de seguridad (arandela). El retardo de tiempo de detonación lo proporciona un material de combustión lenta unido al detonador.

 

granada-militar

 

Secuencia de detonación de una granada de retardo

 

1. El lanzador agarra la granada apretando la palanca de seguridad hacia el cuerpo del artefacto, después saca el pasador y lanza la granada. Si hay otro dispositivo adicional de seguridad asociado lo elimina.
2. Con el pasador quitado y otros dispositivos de seguridad si los hubiese, no hay nada que sujete la palanca en la posición de seguro, lo que significa que no hay nada reteniendo al percutor arriba. El resorte o muelle tira el percutor hacia abajo contra la cápsula fulminante. El impacto enciende la tapa, creando una pequeña chispa.
3. La chispa enciende un material de combustión lenta en el interior de la espoleta. En unos cuatro o cinco segundos generalmente, el material de demora se quema hasta el final.
4. El extremo del elemento de retardo está conectado con el detonador, una cápsula llena de explosivo. El material combustible al final de la demora enciende el material en el detonador, lo que desencadena una explosión dentro de la granada.
5. La explosión interna del detonador inflama el material explosivo a su alrededor, creando una explosión mucho más grande por simpatía.
6. Las piezas de metal del continente vuelan a gran velocidad hacia el exterior, incrustándose en cualquier persona o cosa dentro del radio de la explosión. Este tipo de granada puede contener otros elementos metálicos adicionales para que los daños producidos por la fragmentación sean mayores. Por ejemplo hay granadas de material plástico con rodamientos en su interior.

En cuanto a la composición de los detonadores estos antiguamente eran de fulminato de mercurio a veces mezclado con clorato de potasio para imprimirles más potencia. Pero por cuestiones medioambientales han ido progresivamente desapareciendo en favor de los ASA: azida de plomo, estifnato de plomo y aluminio y más recientemente los de DDNP (diazodinitrofenol) y ciclonita.

 

Granadas de mano de percusión o de impacto

Estas granadas no tienen un retardo, una vez retirado su seguro y al golpear contra el suelo o contra otro objeto se produce su detonación. Este principio de operación es proclive de forma natural a numerosas situaciones de mal malfuncionamiento y error humano, aunque el sistema de percusión esté bien graduado. Es por ello que han sido siempre terriblemente impopulares entre las tropas por la cantidad de accidentes que producían, por choques fortuitos o porque a veces no explotaban al caer en agua, barro, etc. o explotaban antes de tiempo por chocar contra vegetación, etc. A lo largo de la historia se han hecho numerosos intentos para lograr unos artefactos seguros y fiables, algo que a día de hoy sigue sin conseguirse.

Muy pocos países las han usado en grandes cantidades en combate, como por ejemplo Italia, con su impopular La Lafitte utilizada durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente España tuvo un modelo de espoleta mixta de retardo e inercia, la conocida como EXPAL, pero debido a la cantidad de accidentes que produjo, se abandonó. Actualmente no se producen granadas con este tipo de espoleta.

La evolución de este tipo de artefactos se ha re-orientado a su lanzamiento mediante dispositivos lanzadores, como los lanzagranadas o mediante rifles militares, estas granadas tienen un sistema automático de armado. En algunos diseños, el sistema de armado es provocado por la explosión del propulsor que impulsa a la granada fuera del lanzador. En otros diseños, la aceleración de la granada o la rotación durante el vuelo, arman el detonador. Esto último obviamente les dota de mayor seguridad.

Granadas: Herramientas de Héroes

No quería finalizar el reportaje sin un pequeño apartado fuera del ámbito estrictamente técnico, que a su vez quiere rendir un pequeño homenaje a decenas de soldados que han protagonizado acciones heroicas donde han estado presentes estos artefactos. Como hemos podido comprobar son dispositivos multiplicadores de fuerza con gran capacidad de letalidad, lo que ha permitido que en algunas ocasiones unos pocos hombres hayan entregado su vida o sufrido graves mutilaciones en diferentes situaciones de guerra. Desde soldados solos defendiendo posiciones y repeliendo oleadas de enemigos hasta aquellos que se han arrojado sobre una granada para salvar la vida del resto de sus compañeros.

Como ejemplo y en representación de todos ellos citaremos a Kyle Carpenter, marine norteamericano retirado, que en noviembre del 2010 en Afganistán, durante una emboscada talibán a su pelotón, se abalanzó sobre una granada arrojada a su compañero que yacía herido en el suelo para absorber con su cuerpo la explosión. El impacto fue brutal: la onda expansiva le arrancó parte de la cara, le reventó un ojo, prácticamente le desmembró el brazo derecho y decenas de esquirlas de metralla penetraron en su cuerpo. Kyle Carpenter quedó tirado en el suelo como un amasijo de carne triturada. En el 2014 recibió la más alta condecoración militar en USA, la Medalla de Honor. Sin duda una noticia que nunca veremos en nuestro noticiarios o prensa generalista, ya que muestra y ensalza valores que hoy en día son casi repudiados.
RESUMEN

A lo largo del reportaje hemos podido comprobar que a pesar de la simplicidad de su diseño, de la sencillez de fabricación y facilidad de uso, son unas armas de una gran letalidad que han sido decisoras en la suerte de muchas batallas a lo largo de nuestra historia.

 

 

Hace solo unos meses el ejército norteamericano presentaba la ET-MP, un nuevo modelo 40 años después del anterior y después de cinco años de I+D, demostrando que sigue siendo un elemento plenamente vigente en los ejércitos modernos.

Comentarios


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M1A

29, Marzo 2017 21:29:26

Muy interesante el artículo, enhorabuena al autor por su buen trabajo.

manolosolo

06, Marzo 2017 00:47:58

Comentar, que uno de los mejores diseñadores de espoletas de granadas, es español, coronel del ejercito, creo recordar, diseño el sistema MENA (su nombre, Jose Mena), alrededor de 1970, el mas seguro, con mas de dos docenas de patentes, y después, ampliamente copiado por todo el mundo, y usado hoy en dia..... Al que le interese, existe algo de información en Internet, poniendo en el buscador, granadas sistema MENA....... Saludos

joma80

28, Febrero 2017 15:53:55

Muy interesante el artículo, enhorabuena al autor por su buen trabajo. Es una pena que en este país cueste tanto reconocer públicamente un buen trabajo, sólo a dos usuarios nos ha gustado este artículo¿?¿?¿?

bwlf44

26, Febrero 2017 11:22:18

Muy buen artículo. Riguroso, detallado y trabajado. ¿Cuáles son las granadas de mano en servicio en nuestro ET? ¿y sus principales características técnicas en comparación con los países de nuestro entorno? Enhorabuena.

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