Después de que la aviación redujese los puntos fuertes y las fuerzas acorazadas penetrasen por un punto para posteriormente rodear al enemigo, la infantería se encargaba de lo que vulgarmente podemos llamar “colocar la bandera" (como todavía pasa en el siglo XXI). Después de los primeros golpes de aviación y tanques, se rodeaba al enemigo y se impedía que llegasen refuerzos, ya sea destruyéndolos o aislándolos. Después proseguía el avance hacia el próximo objetivo. Mientras tanto, la infantería se encargaba de las pequeñas bolsas de resistencia que no habían sido destruidas, y es aquí donde surge la necesidad del arma que en este artículo analizamos.
Al mismo tiempo, resultaba evidente que para acabar con las últimas bolsas de resistencia hacia falta el poder de esta artillería. Y la artillería de asalto que acompañaba a la infantería hasta la primera línea del frente era un arma suficientemente potente, aunque vulnerable debido a su poca movilidad y, sobre todo, a su falta de protección. Cuando necesitaba cambiar de posición se convertía en un proceso lento y el arma quedaba muy vulnerable de cara al fuego enemigo. Además, llegar a primera línea a tiempo para poder intervenir sin quedar atascada por el camino resultaba muy difícil. Lo mismo que mover estas armas por terrenos blandos o irregulares era una situación a veces imposible (de hecho, en la Primera Guerra Mundial sucedió muchas veces). Por ello, el Alto Mando Alemán diseñó el Carro Blindado o Carro de Combate que visto con otros ojos no era más que un cañón de infantería blindado.
En este contexto prebélico hay que tener en cuenta que los ejércitos rivales de Alemania (Francia, Reino Unido y la URSS) tenían una estrategia muy diferente, basada en proporcionar tanques a la infantería para su autoprotección. Por tanto, no sería de extrañar que los generales alemanes de infantería se indignaran al verse en seria desventaja. Y las tácticas alemanas propuestas seguramente no podían perder el tiempo apoyando al soldado de a pie.
Por todo ello, la infantería alemana de mediados de los 30 no quería verse “sola" atacando las bolsas de resistencia. A medida que las teorías de la “Blitzkrieg" se perfeccionaban, el Alto Mando Alemán y los Generales Guderian, Manstein y Kleist (principales teóricos de la “Blitzkrieg") eran cada vez más conscientes de que para explotar al máximo la efectividad de la guerra móvil había que dotar de movilidad a las unidades de artillería e infantería. De esta necesidad surgieron los semiorugas y el cañón de asalto (vehículos completamente nuevos).
Los primeros pasos
Precisamente, fue el General Erich von Manstein el que insistió en la necesidad de construir un vehículo con artillería para apoyo de infantería y que fuera blindado. Nació así el concepto del “Sturmgeschütz" o Cañón de asalto (más conocido como StuG). Este cañón vio la luz con la condición de que no dispusiera de una torre para reducir costes, a pesar de estar completamente blindado por su condición de apoyo directo. El motivo es que si se hubiera construido un cañón de apoyo a la infantería autopropulsado con torre habría sido un tanque más y el objetivo inicial no se hubiera cumplido. Así que la creación de cañones de asalto fue fruto de una disputa interna entre altos mandos alemanes, especialmente entre los creadores de las nuevas unidades “Panzer".
-Debía ir equipado con un cañón de calibre 75mm (calibre mínimo para armas de apoyo).
-Rotación del cañón superior a 30° (ángulo de tiro).
-Elevación que permitiera alcances de al menos 6.000 metros (era un arma de apoyo cercano pero también debía ser capaz de atacar a una distancia prudencial).
-Capacidad de penetración de 40mm a 500m (uso posible como antitanque).
-Protección de blindaje en toda la estructura (al ser de apoyo cercano posiblemente podría recibir fuego directo enemigo, por lo que el blindaje frontal en un ángulo de 30° debía ser capaz de rechazar munición antitanque de 20mm.).
-Parte superior abierta (mejor visibilidad).
-Altura total no superior a la de un hombre (capacidad de ocultación entre otras unidades)
El Departamento de Órdenes asignó un contrato para el diseño del chasis y la superestructura a la firma Daimler-Benz y para el cañón a la firma Krupp. Daimler-Benz utilizó para este desarrollo el chasis del PzKpfw III que estaba en proceso de construcción, mientras que Krupp inició el diseño del "7.5cm Geschütz L/24".
El Alto Mando Alemán se opuso a su construcción en masa hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial. Por este motivo, la infantería germana no pudo disponer de los cañones de asalto hasta 1940 (coincidiendo con la invasión de Francia). La intención inicial era llegar a abastecer con un batallón de cañones de asalto a cada división, pero los acontecimientos de 1939 cambiaron los planes y de hecho nunca se llegó a alcanzar esa cantidad.
Finalmente, el 28 de marzo de 1940 se asignó al vehiculo el nombre oficial de “Sturmgeschütz" o “StuG" (cañón de asalto) con el cual se lo conocería hasta el final de la guerra. Los cañones de asalto autopropulsados dieron a la infantería alemana una ventaja importante durante los primeros años del conflicto, incitando a sus enemigos a construir armas similares.