El actual récord del mundo del disparo más largo con baja confirmada data de noviembre de 2009, cuando el Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido, Craig Harrison, logró alcanzar su blanco a una distancia de 2.475 metros.
Los sniper, vulgarmente conocidos como francotiradores, constituyen el combatiente más eficaz de todos los tiempos y han tenido, y tienen, un marcado papel en cualquier conflicto. Estos guerreros destacan no sólo por su capacidad para batir blancos a grandes distancias sino por sus habilidades para actuar en cualquier terreno y circunstancia sin ser detectados y de forma autónoma. Asimismo, constituyen la amenaza más temida por soldado y sus efectos psicológicos sobre el enemigo reducen significativamente su eficacia.
La relación coste-beneficio de los sniper es tan elevada que habitualmente uno sólo de estos guerreros contabiliza un mayor número de muertes en combate que todo un batallón de Infantería desplegado en el mismo tiempo y lugar.
La excelencia de un sniper supone dominar un gran número de tácticas, técnicas y procedimientos (TTPs) y disponer de grandes y diversas habilidades y aptitudes. No se puede evaluar este conjunto de cualidades y características tomando simplemente como criterio la distancia más larga con muerte confirmada y considerar que el récord del disparo más largo con muerte confirmada supone algo así como ser campeón del mundo de los sniper.
Lo que define realmente la excelencia de un sniper es su eficacia a la hora de batir su blanco, independientemente de la distancia a la que éste se encuentre y siempre que se encuentre dentro de su alcance máximo eficaz, ya que más allá de dicho alcance un impacto certero es más cuestión de buena fortuna que de precisión. Esta excelencia implica además de la precisión del disparo otras capacidades tales como aproximarse al blanco sin ser detectado, dominar la navegación terrestre y la topografía, etc… Por todo ello el récord del mundo de disparo más largo con muerte confirmada no constituye más que un galardón anecdótico que no dice gran cosa de la excelencia como sniper y debe tomarse más como una curiosa hazaña que como un hecho relevante.
El actual récord del mundo del disparo más largo con muerte confirmada data del mes de noviembre del año 2009, cuando el Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido Craig Harrison logra alcanzar su blanco a una distancia de 2.475 metros. El récord anterior lo ostentaba el Cabo de Infantería Ligera del Ejército de Tierra de Canadá Rob Furlong, con una distancia de 2.430 metros a la que había alcanzado su blanco en marzo de 2002 con su fusil McMillan TAC-50 en calibre .50 BMG (12’70 x 99 mm. OTAN) durante la Operación Anaconda en el valle Shah-i-Kot en Afganistán.
Aquel día el Cabo Primero Harrison formaba parte de una patrulla de cuatro vehículos blindados Jackal que escoltaban a un grupo de soldados a pie del Ejército Nacional de Afganistán al Sur de la localidad afgana de Musa Qala, en la provincia Helmand, cuando fueron emboscados por los talibán. La patrulla afgana estaba recibiendo el fuego de armas portátiles. El comandante de la patrulla británica, el Capitán Andrew Jelinek, se dirigió a vanguardia con su vehículo Jackal para apoyar a los afganos pero el vehículo se quedó apifonado en un prado y empezó a recibir fuego enemigo, mientras el resto de vehículos permanecían al otro lado del collado. Harrison divisó desde su posición cómo dos insurgentes, uno con un turbante negro y otro con un turbante verde, corrían por el patio de una casa con una ametralladora PKM, la asentaban y empezaban a batir por el fuego el vehículo de su capitán. Las condiciones era perfectas, no había viento, la temperatura era suave y la visibilidad muy buena.
Harrison tomó su fusil L115A3, apoyó el bípode sobre un muro y apuntó al tirador de la ametralladora mientras el conductor de su vehículo, el soldado Cliff O’Farrel, hacía de observador para él, proporcionándole toda la información necesaria para corregir el tiro. Antes de batir su blanco realizó un total de 9 disparos para averiguar el alcance correcto, tras lo cual disparó por primera vez al tirador de la ametralladora, alcanzándole en el estómago y cayendo al suelo para morir. Acto seguido, el otro talibán tomó el relevo de su compañero, siendo alcanzado en el costado por el segundo disparo de Harrison, quedando también fuera de combate. Además, en un tercer disparo, Harrison alcanzó la ametralladora con la intención de inutilizarla, sin haberse constatado en qué estado pudo quedar el arma.
Los hechos no tendrían la consideración de hazaña si no fuera por el larguísimo alcance de los disparos que constituye el actual récord de 2.475 metros. Pero lo más impresionante es que este alcance está alejado más de 1.000 metros del alcance máximo eficaz del arma utilizada, un fusil de la prestigiosa marca Accuracy International, modelo L115A3, del poderoso calibre .338 Lapua Magnum (8.6x70mm). Para poder alcanzar su blanco a tal distancia Harrison tuvo que apuntar más de 180cm por encima del blanco y más de 50cm a la izquierda.
El fusil L115A3 es el arma de dotación de los sniper británicos y fue desplegado por primera vez en Afganistán en mayo de 2008. Con un precio unitario de más de 20.000 €, este fusil dispone de una excelente óptica Schmidt & Bender 5-25x56 que magnifica la imagen hasta 25 veces, pesa 6’8 kg. y dispara proyectiles de 250 grains (16’2 gramos) a más de 900 m/s.
Por otra parte, además de esta hazaña Harrison logró burlar a la muerte hasta en dos ocasiones durante su despliegue en Afganistán. La primera fue pocas semanas después de batir este récord cuando su vehículo Jackal fue alcanzado 36 veces por proyectiles de fusil durante una emboscada talibán en la que un proyectil impactó en su casco justo detrás de la oreja derecha yendo a salir por arriba desviado por el casco. Diez días más tarde su vehículo Jackal sufrió los efectos de un IED y como consecuencia Harrison se rompió ambos antebrazos, siendo evacuado a Reino Unido, pero tras seis semanas con escayola insistió en volver y nuevamente fue desplegado para terminar su misión.
La hazaña de Harrison fue tal que cuando se hizo pública la distancia y el arma utilizada algunos dudaban que fuera posible, tanto porque no creían que el proyectil del .338 LM pudiera llegar tan lejos como porque no creían que la óptica permitiera introducir las correcciones necesarias por ser demasiado grandes.
Las dudas eran infundadas, ya que la hazaña era real y estaba documentada. No obstante, un grupo de tres tiradores (Nick, John y Louis) de Desert Tactical Arms llevaron a cabo una pruebas tratando de reproducir las condiciones de la gesta de Harrison para comprobar si un disparo tan largo era posible. Para ello utilizaron fusiles Stealth Recon Scout (SRS) de la marca Desert Tactical Arms en calibre .338 Lapua Magnum y constataron que tal disparo SÍ era posible.