El Ingram MAC 10 es uno de los subfusiles más famosos de la historia de las armas. Su sencillez de mecanismos, su enorme fiabilidad y su terrorífica cadencia de fuego son las principales señas de identidad de esta legendaria pistola ametralladora.
el autor posa con una Ingram MAC 10.
Uno de los más importantes aportes en la evolución de la pistola ametralladora y que prácticamente marcó el inicio de la tercera generación, tuvo su origen en una brillante idea del ingeniero en armamento checo Vaclav Holeck. El novedoso concepto se basaba en la utilización de un nuevo tipo de cierre telescópico, envolvente del cañón, con el que se logró una estabilidad durante el ciclo de tiro automático nunca antes alcanzada. Este hecho tuvo una enorme relevancia en la posterior evolución de la pistola ametralladora, tanto como lo fue en su momento el empleo de la chapa estampada para la fabricación industrial en serie, que como sabemos, marcó el comienzo de la segunda generación. Recordemos que esta última se caracterizó, entre otras cosas, por el abaratamiento de los costos de producción y por la simplificación y sencillez alcanzada en los procesos de fabricación.
Subfusil diseñado por Gordon B. Ingram.
Continuando con la introducción del block de cierre telescópico en el diseño de las pistolas ametralladoras, vemos que además del significativo aumento en la estabilidad del fuego a ráfagas, el tamaño total del arma fue otro de los aspectos favorecidos. Al superponer gran parte del cañón con la masa del cierre, se logró una importante reducción del tamaño total sin afectar en absoluto al largo del tubo. Esta nueva distribución también permitió colocar el cargador en la empuñadura, con lo que se facilitó el procedimiento de recarga por el principio de que una mano siempre encuentra a la otra, aún en la oscuridad total. De igual modo, se alcanzó un equilibrio más eficiente en la distribución de masas, que se sumó a la estabilidad proporcionada por el cierre envolvente. Bajo estos principios, se comenzaron a desarrollar en la década del 1950 una nueva serie de pistolas ametralladoras que constituyeron la base de los más modernos exponentes actuales.
La familia de los subfusiles MAC al completo.
Entre los diseñadores más destacados de esta época, sin duda surge el nombre de Gordon Ingram, quién después de diseñar una considerable cantidad de prototipos y modelos, creó una de las armas más famosas y polémicas de su género: la Ingram MAC 10.
Cuando en todo el mundo las autoridades militares tenían su vista puesta en el desarrollo del fusil de asalto (una de las lecciones aprendidas en la Segunda Guerra Mundial) y las demás armas ligeras perdían importancia, el subfusil encontró su lugar en un campo de guerra no convencional, caracterizado por acciones de guerrilla y contraguerrilla en zonas rurales y urbanas. En estas circunstancias, un arma de reducidas dimensiones y alta potencia de fuego adquiría un valor especial.
Muchos países de Centroamérica y Latinoamérica se convirtieron a partir de la década de los 60 en escenarios ideales para este tipo de arma, como también lo fueron otras partes del mundo donde la violencia y los oscuros intereses de poderosos grupos de poder privaron sobre la libertad y la vida de los hombres.
Mientras tanto, Mister Gordon Ingram continuaba trabajando y encontró en su relación con Juan Erquiaga, un peruano radicado en USA y experto en armas ligeras, la influencia y asesoramiento que la faltaba para adecuar su diseño a un arma de uso urbano, especialmente apta para operaciones encubiertas por parte de fuerzas y servicios de inteligencia de todo el mundo.
Primeros esbozos Con estas premisas, vio la luz en 1963 el modelo 10, más conocido como MAC 10. En los años posteriores, Ingram construyó varios prototipos e introdujo una versión para el cartucho .45 ACP. Sin embargo, el hecho más importante se produjo cuando se relacionó con la compañía Sionics de Atlanta (EEUU). Con ella firmó un contrato para la fabricación en serie de los MAC 10 en los calibres 9mm Parabellum y .45 ACP, ambos provistos de un voluminoso silenciador, lo que constituyó una de las características distintivas de estas armas.
Más tarde, se agregó un nuevo modelo de menores dimensiones y peso que los anteriores, denominado MAC 11. Para esta versión, el calibre elegido fue el .380 ACP, ya que se necesitaba un cartucho que desarrollase menos energía que los anteriores. La combinación del compacto diseño de la MAC 11 con dicho cartucho dio por resultado un arma terrorífica, con una altísima cadencia de fuego, capaz de saturar en escasos segundos una zona cercana con una verdadera lluvia de proyectiles. Cabe mencionar que el carácter subsónico del .380 ACP, al igual que el .45 ACP, posibilitó un eficaz funcionamiento del silenciador, lo que no ocurre con la munición estándar del 9mm Parabellum, que es supersónica, y que por lo tanto sólo puede disponer de un supresor o atenuador de sonido. En este sentido, para que un arma del calibre 9mm Parabellum funcione bien con un silenciador, es indispensable que la munición utilizada sea subsónica.
En 1969 comenzó la fabricación en Sionics de las MAC en dos tipos de versiones: una, con percutor fijo para disparar en ráfaga con el cerrojo abierto; y otra, con percutor lanzado y la masa del cierre avanzada o cerrada, especial para el tiro semiautomático. La primera estaba dirigida a las fuerzas de seguridad y policiales y la segunda, al mercado particular, para lo que estaba provista además de un cañón de 18 pulgadas de acuerdo a la legislación estadounidense. Apenas un año después, la Sionics fue comprada por un grupo financiero, que decidió trasladar la fábrica a Marieta, y cambió su nombre por “Military Armament Corporation". Es por este motivo por lo que las Ingram también se conocen en algunas partes del mundo como Marietta.
El subfusil MAC 10 equipado con silenciador.
En la fábrica de Marietta se aplicaron las más modernas técnicas de producción por chapa estampada. También se idearon algunas modificaciones y mejoras que no llegaron a ser incluidas en los modelos de serie. Al cabo de unos años, la firma no pudo solucionar sus problemas financieros y fue subastada en junio de 1975. La mayoría de las maquinarias, piezas y armas restantes fueron adquiridas por una empresa que a su vez fue comprada luego por otro grupo financiero. A pesar de todo, Gordon Ingram siempre se mantuvo relacionado de una u otra forma con los distintos fabricantes de sus diseños.
La última generación de Ingram se introdujo en el mercado armamentístico en 1977 bajo la denominación de “Cobra". Esta generación se fabricó en dos grandes series: la Marck l para el .45 ACP y el 9mm Parabellum; y la Marck ll para el .380 ACP y el .22 LR. La morfología, peso y tamaño de las Cobra es igual que la de las Ingram convencionales, aunque se les introdujeron algunas modificaciones para simplificar su producción. Entre estos cambios destacan un culatín metálico de cantonera fija y un block de cierre de chapa estampada, relleno con aleación pesada.
Una descendiente directa de las Ingram son las Cobray. Estas armas no son iguales a las MAC, aunque sí comparten prácticamente los mismos conceptos de producción y diseño. También es justo decir que las Cobray no tienen la misma calidad de fabricación y robustez que las Ingram, pero sí son bastante más livianas y compactas.