El fusil de asalto M16 es, sin duda, una de las armas más importantes de la historia bélica y militar. Con cerca de 60 años a sus espaldas, el mítico antagonista del AK47 se resiste a abandonar a sus tropas. Por eso, no duda en rejuvenecerse y modificarse constantemente. Así es el M16, un arma prácticamente indestructible.
La Segunda Guerra Mundial constituye un indiscutible punto de inflexión en cuanto al diseño de las armas y municiones surgidas tras este enfrentamiento de carácter internacional. Una de estas armas, concebidas teniendo muy en cuenta la experiencia de este conflicto bélico, es precisamente el fusil de asalto M16. Y es que hasta la eclosión de esta guerra, existía el pensamiento generalizado de que las armas y las municiones empleadas en un enfrentamiento militar debían ser potentes y con una gran precisión a larga distancia. Sin embargo, las características de los combates desarrollados en esta contienda bélica evidenciaron al mundo la necesidad de disponer de un nuevo armamento caracterizado por su ligereza, su elevada cadencia de fuego, y su precisión sólo necesaria a distancias medias y cortas (hasta 300 metros).
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Un soldado estadounidense con un M16 |
Uno de los primeros en ponerse manos a la obra en busca de este nuevo tipo de armamento fue Estados Unidos. En este sentido, las autoridades militares del país norteamericano establecieron un concurso público para obtener un arma y una munición que cumpliera con estos requisitos del nuevo combate. Unos requisitos que pasaban por disponer de un fusil ligero (con un peso que no sobrepasara los 3 kilos con el cargador lleno), capaz de disparar a ráfagas y en modo tito a tiro, y que al menos fuera tan preciso como el M1 Garand, al que se tenía pensado sustituir. Dos compañías se presentaron al concurso público organizado en 1957: Winchester y ArmaLite Division. La primera de ellas apostó por el Winchester E2 en calibre .224, mientras que ArmaLite optó por el AR-15, un nuevo concepto de fusil desarrollado por el ingeniero Eugene Stoner.
Stoner, ex miembro de la unidad de Marines, llevaba aproximadamente desde 1954 trabajando en proyectos relacionados con estas nuevas armas ligeras. Todos sus trabajos incorporaban las siglas AR (Assault Rifle) acompañadas de un número (1, 2, 4, 7) hasta que en 1956 finalmente vio la luz el aclamado el AR-10. Este nuevo fusil ya respondía a buena parte de las exigencias requeridas por la nueva situación bélica, sobre todo en lo referido a su ligereza, aunque todavía seguía empleando el cartucho 7,62x51mm. Sólo dos años más tarde, Stoner consiguió solucionar este problema lanzando un fusil adaptado al nuevo cartucho 5.56x45mm, también conocido como .223 Remington. Se trataba del AR-15, el arma que la compañía ArmaLite decidió presentar al concurso y que finalmente resultó vencedora (1958).
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Cargador de M16 con cartuchos .223 Remington |
Sin embargo, sólo un año después de obtener este triunfo ArmaLite vendió sus derechos de venta y producción a la todopoderosa Colt, quien emprendió una agresiva campaña de marketing para convertir a la AR-15 en el arma oficial de las Fuerzas Armadas estadounidenses. En realidad, el AR-15 no era más que una variante reducida del AR-10, diseñado específicamente para emplear la munición del 5,56x45mm. Este cartucho, eficaz hasta 300 metros y con un retroceso prácticamente inapreciable, se erigió en la munición elegida para sustituir a los “pesados" M1 Garand y M14. De la promoción de todas las virtudes del AR-15 y defectos de la M14 se encargó la propia Colt, quien no dudó en desprestigiar a su “rival" para conseguir su objetivo. Sin embargo, las primeras unidades del AR-15 no convencieron a los soldados que las probaron, quienes por aquel entonces seguían prefiriendo al vetusto M14. De todos modos, la agresiva campaña publicitaria auspiciada por la marca del potro tuvo sus primeros frutos en 1960, cuando llegó el primer contrato oficial. Gran Bretaña compró 10.000 ejemplares del AR-15 a Colt, convirtiéndose así en el primer cliente de este legendario fusil de asalto. Posteriormente llegarían las primeras adquisiciones por parte de las unidades militares estadounidenses. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1964 para que gracias al Programa SWAS (Small Arms Weapon System), donde se eligió el fusil militar que equiparía a las Fuerzas Armadas hasta los años 80, el AR-15 explotara comercialmente. Y es que a partir de ese año (1964) el AR-15 se convirtió en el fusil de asalto oficial del Ejército estadounidense, pasando a denominarse M16.
Campo de batalla
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Soldados en Vietnam con dos M16 |
Como suele pasar en estos casos, los inicios del M16 no resultaron todo lo positivos que se esperaba. Su primera piedra de toque a nivel militar fue el exigente escenario vietnamita. Y en la jungla el M16 ofreció su peor cara. Sus continuos problemas de encasquillamiento y su falta de resistencia le granjearon una mala fama entre los soldados norteamericanos. De hecho, todavía hoy algunos ex combatientes de la guerra de Vietnam siguen criticando las primeras unidades de este fusil de asalto. Y es que el intenso calor y la elevada humedad de la jungla vietnamita provocaban numerosos fallos en el sistema de alimentación del arma. Este hecho, unido a la escasa limpieza del fusil por parte de los soldados (muchos de ellos creían que era un arma autolimpiable) provocó un notable rechazo del M16 entre las tropas desplazadas al sudeste asiático. Además, la falta de cromado del ánima, unido a que los cartuchos empleados tenían una pólvora granular que al quemarse provocaba mucha suciedad, terminaron de complicar la situación.
Las continuas quejas de los soldados obligaron a los fabricantes del M16 (que por aquel entonces eran Colt, Harrington & Richardson y la Division Hydramatic de General Motors) a trabajar duramente en la construcción de un nuevo modelo que superase estos problemas de funcionamiento. Así, en 1967 surgió la primera versión de la M16, denominada M16A1. Este nuevo fusil iba acompañado de un kit de limpieza y un pequeño manual explicativo sobre el mantenimiento del arma, además de contar con el ánima del cañón totalmente cromada. Subsanados los problemas iniciales, con el paso del tiempo el M16, en todas sus múltiples versiones, ha logrado consolidarse como un arma fiable y precisa. De hecho, más de 60 países, entre ellos España, han adquirido alguna de estas unidades para equipar a sus Fuerzas Armadas.
Una de las versiones más aplaudidas de todas las que se conocen del M16 es la carabina Colt CAR-15, también conocida como XM177 en el argot militar. Esta arma, muy utilizada en combate debido a sus reducidas dimensiones, se caracteriza por su culata retráctil y por su cañón acortado respecto al modelo original. Posteriormente, llegaron nuevos modelos, como el célebre M16A2 (1982), y que se caracterizaba por contar con un cañón más grueso y pesado, una nueva bocacha apagallamas, un guardamanos de dos piezas y un sistema de ráfagas de tres disparos.
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Un soldado estadounidense con un M16 |
Tras las positivas experiencias del M16A2 en los conflictos del Líbano y, sobre todo, en la Guerra del Golfo (1991), los diferentes fabricantes siguieron apostando por mejorar este legendario fusil. Fruto de este trabajo surgieron en 1994 las carabinas M4 (con ráfaga controlada) y M4A1 (con ráfaga ilimitada). Ambas armas se caracterizan por disponer de un cañón de dimensiones reducidas, contar con culata retráctil y por poder equiparse junto al lanzagranadas M203 de 40mm. Las firmas Bushmaster Arms y FN USA han sido los principales productores de estas dos carabinas. Posteriormente, han continuado saliendo nuevas versiones del M16, como por ejemplo el M16A3 o el más tardío M16A4, éste último presentado oficialmente en el año 2000. La característica principal de estas dos armas es que su asa de transporte, en la cual va incluida el alza, puede retirarse fácilmente para dejar hueco a algún elemento de mira óptica.
Todas estas versiones han impedido que el M16 fuera sustituido oficialmente por otro fusil de asalto más moderno y completamente adaptado a las nuevas tecnologías. En los últimos años, muchas marcas y modelos han intentado derrocar al M16, todas ellas sin éxito. ¿Cuál es el motivo de este indiscutible hegemonía?, ¿qué tiene el M16 que a pesar de sus casi 60 años de historia todavía sigue vigente? Posiblemente, la razón de su éxito sea un cúmulo de cuestiones, entre las que seguro habría que enumerar su precisión, su fiabilidad, su versatilidad, así como su amplia posibilidad de incorporar accesorios y dispositivos adicionales. En todo caso, parece evidente que no hay un sustituto claro para una de las mejores armas de la historia, un fusil que dura, y dura, y dura… |