El U.S. Rifle M-1 Garand es una de las armas más emblemáticas de la historia. Su decisiva intervención en los principales conflictos de nuestro mundo marca su auténtico valor histórico. Un fusil inmortal, cargado de recuerdos, cuya leyenda se acrecienta cada día.
Fusil semiautomático U.S. M-1 Garand.
A pesar de su popularidad, el rifle Garand, a mi juicio, es un gran desconocido, al menos en cuanto a su manejo. La primera vez que vi uno de verdad ante mí, el mío, fue en la Intervención de Armas de mi localidad cuando fui a recogerlo. El agente de la Guardia Civil lo montó, expulsó el cargador vacío que traía desde su sitio de origen y después... no supo introducirlo ni cerrar su acción. Tampoco fui yo capaz de hacerlo al llegar a mi domicilio. Fue ahí donde entendí la imperiosa necesidad de un artículo como el que intento brindaros. Va por vosotros.
Del rifle M-1 Garand, el General Patton llegó a decir que era “el mayor instrumento bélico jamás creado". Yo, aún le diría más apelativos, más piropos. Ya me conocéis.
Soldado equipado con el M-1 Garand.
Históricamente, el M-1 Garand vino a sustituir al veterano fusil de cerrojo Springfield M1903 cal .30-06, del que tomó prestado su calibre y su larga bayoneta. Este histórico fusil toma su nombre del ingeniero John C. Garand, de la Springfiel Armory, quien lo diseña impulsado por el deseo de la Jefatura del Estado Mayor del Ejército, personificada por el general Douglas MacArthur, de dotar al ejército norteamericano de un fusil semiautomático. Repito, semiautomático y no automático, como se ha dicho en muchas publicaciones, y que fue pionero en cualquier ejército regular de una manera generalizada, amén de otros semiautomáticos que le precedieron en un escasísimo número de ejemplares. Me refiero al mexicano de origen suizo “Mondragón" (1911) y al francés “Saint Etienne" (1917).
Así las cosas, fue en los primeros años de la década de 1920 cuando arrancaron los estudios para diseñar el Garand. Sin embargo, no sería hasta inicios de enero de 1936 cuando el rifle Garand es adoptado como fusil reglamentario del Ejército, tras superar sus oportunas pruebas de selección contra otros contrincantes, como el BAR (Browning Automatic Rifle) o el Pedersen T2 E1. Posteriormente, iniciada ya la II Guerra Mundial, al Garand le surgieron otros competidores como el Johnson M41 de la Marlin Firearms, el cual comenzó a fabricarse de manera estandarizada, aunque ralentizada y en cierta forma recelosa, tras unos ligeros y oportunos ajustes.
El bautismo de fuego del M-1 Garand llegó durante la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, en las primeras batallas del Pacífico contra los japoneses y en el desembarco de Guadalcanal por tropas de Marines, siendo muy pronto reconocidas y alabadas sus bondades y excelencias.
Cuando en 1950 cesó su producción, habían sido puestos en servicio nada menos que 5.500.000 unidades de estos fusiles, siendo sobre todo la Sprigfield Armory y la Winchester Repeating Arms Company, las principales fabricantes de este elevado número. Posteriormente, durante la Guerra de Corea, en la que también intervino este veterano fusil, su producción se subcontrató con la Harrison & Richardson de Worchester, y con la International Harvester Co. de Chicago.
El M-1 Garand posee gran valor entre los coleccionistas.
Desde 1950 y hasta 1961, se autorizó la producción de unas 100.000 unidades del Garand a las casas Breda y Beretta (Gardone-Val-Trompia) para que surtieran de fusiles a Italia y a otros países de la recién creada OTAN, e incluso para exportarlos a Dinamarca e Indonesia.
El M-1 Garand destacó en todos los frentes en los que estuvo implicado, sin importar latitudes: América del sur, Europa, Asia, norte de África, el frío ártico o las zonas tropicales del suroeste del Pacífico.
En 1956 fue aprobada la substitución del Garand por el M-14, un rifle con mejoras en la alimentación y en el automatismo del disparo (ráfaga), así como cambios en el calibrado del cartucho. En cualquier caso, la acción y los mecanismos eran prácticamente los mismos. En resumidas cuentas, el Garand M-1 podría ser considerado como un arma de transición entre el fusil de cerrojo y el fusil de asalto, pero todo un acierto para su época.
Despiece simple del M-1 Garand
Descripción general
Fusil o rifle (en el argot anglosajón) norteamericano accionado mediante toma de gases, después del disparo, con acerrojamiento por cierre giratorio. La toma de gases, situada próxima a la boca de fuego, se comunica con el cilindro de gases a través de un orificio practicado en el cañón, que a modo de pistón sobre un muelle compresor, desplaza la varilla de actuación que va unida al cierre forzándole a iniciar el ciclo de carga. Está alimentado por un cargador o clip de 8 cartuchos que se introduce y fija en el compartimiento alimentador. Cuando se efectúa el último disparo, el clip es expulsado automáticamente del arma, quedando el cierre bloqueado en su posición más retrasada y demandando recarga.
Mis experiencias La primera sensación cuando coges este fusil es la de robustez. Robustez opuesta a la de cualquier rifle moderno de caza que simboliza la ligereza propia para la que ha sido diseñado. Por su contra, el Garand, como cualquier otro fusil militar de la época (Mauser, Lee-Enfield, Mosin-Nagant...), es todo lo contrario: robustez y fiabilidad no exentas de sobrepeso, pero con un excelente equilibrio y un perfecto encare.
Lo primero que hemos de identificar en el fusil es su palanca de seguro. Se trata de una chapita cuadrangular con un orificio en su interior, que está situada por delante del arco del guardamonte. Cuando está fuera de este arco, está sin activar. Para activar el seguro, sólo hay que presionar esta pieza hacia atrás hasta que entre y encaje dentro del arco del guardamonte. Esto solo es posible, lógicamente, cuando el arma está montada, bien con el cerrojo abierto (posición más retrasada del mismo) o cuando éste se ha cerrado recorriendo todo su ciclo. Es importante, hasta conseguir el manejo apropiado del arma, manipularla con el seguro puesto. Este bloqueo no impedirá que podamos montar una y otra vez el arma, pues no afecta a la acción (cerrojo), sino sólo al disparador o gatillo.
El llenado del cargador o clip es pintoresco. Requiere cierta destreza. Si bien los primeros cartuchos entran con facilidad por su abertura principal, frontal o central sin problema, a medida que se va llenando (al tresbolillo y sin que importe si el primer cartucho se coloca a la izquierda o a la derecha del clip) cuesta cada vez más su llenado, por lo que los últimos tres cartuchos entran en el cargador de forma similar a un cargador de pistola. Esto es, no por el frente del clip, sino por su vertical, por su lateral.
El cargador puede ser llenado o no en su totalidad, aceptando el fusil incluso un clip con un solo cartucho o dos o tres. Es más, si no se dispusiera de clip, el arma puede ser alimentada de cartucho en cartucho, pero realimentándola con un nuevo y único cartucho cada vez que disparamos ejecutando todo su sistema de carga, que más tarde veremos. En la modalidad de caza, donde el cupo de cartuchos es de dos en el cargador y uno en la recámara, habrá que encontrar clips con limitación a dos cartuchos y que por tanto impidan más munición (no vale con utilizar clips normales aunque solo estén completados por dos cartuchos).