- Regla número uno. Nunca dejar un arma a la vista o con un acceso fácil para cualquiera. Un arma debidamente guardada y completamente descargada (con la munición en otro sitio) es una obligación si queremos tener armas con seguridad.
- Es necesario recalcar la idea de que un arma no es un juguete. Por tanto, nunca debe estar al alcance de los niños ni de adultos que no estén acostumbrados a utilizar armas. Incluso, pueden ser peligrosas hasta para personas habituadas a usar armas y que curioseen con un modelo desconocido. En este sentido, no hay nada más peligroso que una persona que cree que lo sabe todo. Las armas sólo deben ser manipuladas por personas adultas debidamente instruidas.
- Siempre que cojamos un arma debemos actuar como si estuviera cargada. Nunca se sabe si puede haber una bala en la recámara y siempre es mejor prevenir que curar, sobre todo con rifles de corredera/semiautomáticos y de palanca, ya que en estos modelos no se ve si todavía queda una bala en la recámara cuando se cierra el arma.
- Cuidado a la hora de transportar el arma. Lo ideal es que vaya en su funda correspondiente y completamente descargada.
- La limpieza del arma es un aspecto fundamental. Antes de utilizarla, el tirador debe comprobar que no existan partículas que impidan un correcto funcionamiento del arma.
- Aunque parezca una obviedad, sólo debemos apuntar hacia el objetivo. En este sentido, debemos evitar cualquier tipo de broma con un arma cargada.
- Nunca fiarse completamente del seguro. Se trata de un simple mecanismo del arma, por lo que no es absolutamente infalible. Al igual que otros componentes del arma, como el gatillo o el cargador, en ciertas ocasiones el seguro también puede fallar.
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- Uso seguro de las armas
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