El calibre .45 ACP (Automatic Colt Pistol) está íntimamente ligado al ejército y a los cuerpos de seguridad de Estados Unidos. El diseñador de armas John Moses Browning y la Colt Firearms Industry unieron su talento a principios del siglo XX para dar vida a la legendaria pistola Colt M1911. La vida de esta arma siempre ha estado vinculada con el calibre .45 ACP, también denominado 11,45x23mm.
Historia del .45 ACP
El cartucho .45 ACP tiene su origen en la mala experiencia del ejército estadounidense en Filipinas, donde los revólveres del .38 no conseguían detener al enemigo de un disparo. Es en este momento cuando comenzaron a reutilizarse los viejos revólveres que disparaban el .45 Colt. A comienzos del siglo XX el ejército de Estados Unidos comenzó a adoptar la pistola semiautomática, la M1911, que incorporaba el cartucho .45 ACP, de prestaciones similares al .45 Colt empleado en los revólveres.
Desde el momento de su aparición, el calibre .45 ACP junto a la Colt M1911 se convirtieron en el arma y calibre reglamentarios del ejército estadounidense. Durante más de 70 años el .45 ACP tuvo un notable protagonismo interacional, ya que se utilizó en las dos guerras mundiales y otros conflictos bélicos como los de Corea o Vietnam. En 1985 dejó de ser el cartucho oficial de las Fuerzas Armadas estadounidenses al ser sustituido por el 9mm Parabellum.
Este cambio se produjo, entre otros factores, por el retroceso más suave del 9 mm, lo que lo convierte en un calibre más manejable y que requiere menos entrenamiento. Además, el 9mm perfora mejor que el .45, la munición resulta más barata y ofrece ciertas ventajas logísticas debido a su tamaño más ligero. A pesar de ello, muchos militares estadounidenses siguen empleando el .45 ACP.
.45 ACP, características
Mucho ha llovido desde 1911 hasta la actualidad. El calibre .45 ACP es amado por sus partidarios, venerado por las tropas que lo utilizaron y defenestrado por una minoría de detractores, ya que en general tuvo un nivel de aceptación casi único en la historia de las armas. En el terreno deportivo es apreciado por su precisión y potencia. Se suele utilizar en pruebas de diversas modalidades, tanto en precisión como en recorridos de tiro.
Con las mejoras en la calidad y prestaciones de los propelentes y la llegada de nuevos materiales a la industria armera mundial, el calibre y las armas que lo disparan se comercializan hoy en diferentes pesos de puntas y diseños, existiendo una amplia oferta de armas y municiones para todos los gustos.
Numerosas son las anécdotas de situaciones reales que hablan de los efectos de un impacto del .45 ACP. Los “teóricos" suelen descalificarlo por su ¿escasa? velocidad, en favor del 9mm Parabellum y del modernísimo .40 S&W, pero lo que normalmente no se tiene en cuenta es que la velocidad baja a la que hacen referencia es cuando se utiliza la punta de 230 grains con la que llega a los 850 pies/seg.
Pero la historia cambia cuando montamos un proyectil de 175/180 grains (como el del .40 S&W) y se obtienen los tan promocionados 1000 pies/seg que ostentan el .40 S&W y el 9 Para. Un recargador con algo de experiencia consigue hasta 1100 pies/seg con este peso de punta.
Indudablemente, el .45 ACP es el más voluminoso de los tres, lo que implica que las armas que lo disparan deben tener mayores dimensiones y por ello mayor peso y menor capacidad de carga. Esto puede suponer un inconveniente, sobre todo desde el punto de vista de la logística a gran escala (ejércitos, policías, etc.), pues para un usuario individual no es tan prioritario este tema.
Las consideraciones anteriores hacen obsoleto el cartucho .45 ACP para el uso militar moderno, pero no para el policial y mucho menos para el uso particular. Son numerosos los aficionados que lo aprecian, defienden y prefieren.