Aunque el número de subastas de armas suele incrementarse en la época estival, justo antes de la llegada de los meses de verano, lo cierto es que se trata de una actividad que mantiene su constancia a lo largo de todo el año. Se trata de pujas organizadas por la Guardia Civil que están destinadas a dar salida a las armas que se encuentran depositadas en los servicios de armamento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Se trata de armas requisadas como consecuencia de una sanción legal o, en otros casos, un depósito voluntario. Aunque nunca hayamos asistido a una de estas subastas, todos hemos visto imágenes en los medios de comunicación de esa característica mesa expositora de color verde plagada de armas que parece una fosa común armamentística.
Aunque una persona ajena lo desconozca, los amantes de las armas son perfectamente conscientes de que en esa mesa hay algo más que armas decomisadas: está el rifle de aquel tirador que acabó cansado de la incomprensión hacia su deporte, la Luger del coleccionista que vio la tarea imposible de registrar un arma en su libro, la pistola que protegió la vida a un exsargento retirado...