Análisis Tippmann M4-22 Elite 12" + Comparativa con el 16"El miércoles finalmente llegó mi Tippmann M4-22 Elite de 12" desde Barcelona. Cuando fui a recogerlo a Intervención, me encontré con un compañero del campo de tiro que, casualmente, había pedido la versión de 16" y la recibiría el viernes.
El sábado, él llevó su carabina al campo y aprovechamos para compararlas lado a lado. A continuación, comparto mis impresiones sobre el modelo y algunos comentarios sobre las diferencias entre ambas longitudes de cañón.
Como muchos ya habéis mencionado, yo también llevaba tiempo siguiendo este rifle, viendo vídeos y leyendo opiniones bastante positivas. En mi caso, puedo decir que ha cumplido con mis expectativas.
Calidad de fabricación y diseñoLo primero que me sorprendió al recibirla fue la calidad de construcción. El Tippmann M4-22 Elite tiene un acabado robusto y sólido, que realmente transmite la sensación de ser un rifle de alta calidad. En comparación con otros modelos de .22, el diseño de Tippmann se siente mucho más auténtico. La atención al detalle es impresionante, especialmente en las partes que imitan a un AR-15 de mayor calibre, como la ventana de expulsión, que es prácticamente del mismo tamaño que la de un AR-15 real.
Uno de los detalles que más me ha llamado la atención es la solución que han dado a la ventana de extracción. En otros modelos, la ventana adaptada al .22 deja el deflector demasiado adelantado y visualmente queda extraño.
Tippmann, en cambio, lo ha resuelto así:
– Incluye una pequeña placa negra en la parte trasera de la ventana, que actúa como deflector real.
– Esa placa oculta la parte del cierre que no llega a entrar completamente en el upper cuando está retrasado.
– Gracias a esto mantienen el deflector externo (sin funcionalidad, siendo meramente estético) en la misma posición que en un AR-15 real, sin que quede adelantado o fuera de lugar.
Los recibidores son ligeramente más estrechos que los de un AR-15 estándar. Al instalar otro gatillo, los pines tenían unos milímetros de más, pero visualmente el arma es prácticamente indistinguible de un AR-15 si no se escucha el disparo o se ve la vaina del .22.
FuncionamientoEl arma reproduce muy bien la ergonomía y las sensaciones del AR-15, adaptadas al ciclo más corto del .22 LR. Los mandos, el movimiento del cierre y la manipulación general resultan muy familiares.
El retén de cierre funciona como en un AR-15 real, bloqueando el cerrojo tras la última bala y permitiendo liberarlo con el botón. Incluso el forward assist es funcional, algo poco habitual en carabinas .22 tipo AR.
El gatillo: el punto débilEl mismo día que pedí el arma, encargué un gatillo deportivo para IPSC porque me esperaba un gatillo básico estilo AR-15: pesado pero consistente, que no está mal. Sin embargo, al diseñar un mecanismo específico para el .22, han fabricado un gatillo propio y más pequeño… y el resultado no es especialmente bueno.
El peso del gatillo fue medido entre 4,5 y 5 libras, lo cual está dentro de lo esperado, pero el tacto no acompaña.
Lo que he notado:
– Tacto arenoso en la primera fase, sensación de rozamiento.
– Al llegar a la pared, si lo sueltas, no siempre vuelve completamente.
– Tras el disparo, tampoco regresa siempre al mismo punto.
– Reset corto pero poco suave, con la misma fricción.
Probé el del compañero y hacía exactamente lo mismo.
Por suerte, cambiar el disparador en esta plataforma es sencillo y hay muchas opciones, pero debido a las variaciones en el tamaño de los gatillos, tengo dudas sobre la compatibilidad de todos los modelos.
Aspectos que sí me gustanLa empuñadura de serie me ha sorprendido para bien. Es una copia de la Magpul MOE-K, con 17º de ángulo, más cómoda para mí que la A2 clásica de 25º y es la que suelo usar. La cambié solo porque tenía una Magpul MOE-K+ de un antiguo rifle que tiene textura gomosa. Si no la habría dejado.
También monté directamente una culata FAB Defense GL-Core que tenía de un rifle anterior.
El cañón es otro punto fuerte: acero macizo, no un tubo fino dentro de una camisa exterior como otras .22 tipo AR. Esto se nota en la estética y en la rigidez. No parece un .22 disfrazado de rifle grande; es un rifle grande que dispara .22, y la precisión me ha sorprendido para ser una semiautomática de .22 LR.
Además, los pasadores del gatillo vienen de serie con sistema antirrotación, algo poco común en carabinas del .22 LR. Es un detalle de calidad que evita desgaste en los alojamientos y mejora la durabilidad del conjunto.