En primer lugar, y antes de analizar en profundidad el arte de la recarga, es necesario recordar que se trata de un tema muy delicado que puede conllevar graves problemas a quienes no realicen esta acción con la pericia necesaria. En este sentido, para aquellos que estén interesados en recargar su propia munición, resulta fundamental que realicen los cursos teórico-prácticos necesarios para dominar a la perfección este auténtico arte. Saber recargar la munición tiene como principales ventajas el importante ahorro económico y el hecho de poder disponer de disparos más precisos, a gusto del tirador. Sin embargo, una mala recarga, tanto por exceso como por defecto (subrecarga), puede provocar graves accidentes como la explosión del arma. Por este motivo, desde nuestra comunidad armas.es, queremos dejar claro que la recarga sólo puede llevarse a cabo por manos expertas.
Gran parte de la munición empleada en escopetas, rifles y armas cortas puede ser recargada. Para ello, el tirador deberá contar con una formación teórico-práctica que puede obtenerse mediante un curso práctico apoyado en los diversos manuales existentes sobre la materia. Y es que la recarga es un proceso delicado que requiere un dominio absoluto por parte del recargador. Sólo de esta manera el tirador podrá obtener cartuchos recargados más precisos y adecuados a sus necesidades.
Cuando hablamos de cartucho recargado hacemos referencia a aquél cuya vaina fue utilizada anteriormente para realizar un disparo. De hecho, la vaina o casquillo es el único elemento de todos los que componen un cartucho que puede ser reutilizado en el proceso de recarga. En este sentido, resulta necesario recalibrar la vaina usada, lo que significa devolverla a su tamaño original
Proceso de recarga:
Básicamente, el proceso de recarga consta de las siguientes fases:
1) Recalibrado de la vaina utilizada. El recargador debe limpiarla bien para a continuación sustituir su cápsula del detonante. 2) Sustitución de la cápsula del detonante (pistón). 3) Carga de la vaina con la cantidad de pólvora indicada en las respectivas tablas de recarga diseñadas en función de cada calibre y del peso de las puntas utilizadas. 4) Colocación de los tacos de sello sobre la pólvora. 5) Aplicación de la bala sobre la boca de la vaina o de la carga de perdigones en su interior (caso de las escopetas). 6) Reborde y sellado final de la vaina. |
En toda recarga existen dos partes del proceso que son fundamentales. El primero de ellos es la elección del peso de la pólvora. En este sentido, resulta básico aplicar la cantidad de pólvora recomendada para cada calibre, así como evitar utilizar tipos de pólvora que no conozcamos. En segundo lugar, el recargador también deberá ser extremadamente cuidadoso en la elección del peso de la bala. Una mala decisión en cada uno de estos dos aspectos puede ocasionar graves problemas y daños tanto para el arma como para el propio tirador.
Actualmente, existe un importante número de fabricantes que comercializan completos “kits” para poder recargar la munición desde casa. Entre las firmas más prestigiosas del mercado figuran Lyman, Lee o Dillon, quienes venden los elementos indispensables para poder desarrollar el arte de la recarga: prensas, balanzas para la pólvora, juego de “dies”, etc.
En definitiva, la recarga es un proceso complejo, que debe ser tratado con absoluta seriedad, pero que cuando se llega a dominar puede resultar muy gratificante para el tirador. Primero porque supondrá un importante ahorro para su bolsillo y segundo porque podrá disfrutar de tiros totalmente individualizados.