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Historia de las pistolas de bolsillo

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La pistola de bolsillo nace a mediados del siglo XVII. Se considera que la pistola Queen Anne es la primera arma de llave de chispa de reducidas dimensiones que puede ser considerada como arma de bolsillo. Inicialmente fue una pistola exclusivamente para personas adineradas, los caballeros acostumbraban a portar una en el bolsillo de su abrigo o levita, incluso a veces se trataba de armas combinadas que llevaban una bayoneta plegable. Con el transcurso del tiempo se fueron popularizando por la aparición de nuevos fabricantes y la consiguiente reducción de precios.

Esta progresión se mantuvo hasta principios del siglo XIX, cuando hace aparición una de las más famosas armas de este tipo: la Derringer de Philadelphia, creada por Henry Derringer, considerado el padre de las armas de bolsillo. Esta arma se haría tristemente célebre por ser la empleada por John Wilkes Booth para matar a Abraham Lincoln. Debido al éxito de la pistola y que las copias eran marcadas con el apellido de su inventor mal escrito, con una “r” adicional, el término DERRINGER arraigó rápidamente como sinónimo de pistola de bolsillo. Con la llegada de la cartuchería metálica, estas pequeñas obras de arte adquirirían las formas que las hicieron más populares y que continúan mostrando hoy en día.

 

Algunos modelos sobrevivirían hasta nuestros días, como los fabricados por Remington, responsable de las Derringer de dos cañones. Ya que fue Remington quien introdujo un segundo cañón en la que ha sido la micro-pistola más popular de todos los tiempos y que aún hoy sigue fabricándose, aunque no por la afamada marca de Ilion (NY). Remington la tuvo en producción desde 1866 a 1935, siendo fabricada hoy en día por Bond Arms en Texas. Además de la popular e icónica Derringer, este fabricante produjo la menos conocida pistola de bolsillo de chaleco, un arma monotiro de percusión anular que compartió producción desde 1865 a 1888. Coetáneas a éstas fueron algunas armas multicañón denominadas “pepperbox”, pero que por su tamaño -salvo alguna de cuatro cañones- perdían la esencia de lo que debía ser un arma de bolsillo, triunfando sobre ellas las DERRINGER de dos cañones.

A principios del siglo XX estas pistolas estaban todavía en mantillas. Sería en la primera década de ese siglo cuando aparecerían los tres cartuchos que serían la base de las modernas armas de bolsillo: el 25 ACP, 32 ACP y .380 ACP o más conocido en Europa por 9 mm corto. Estos cartuchos obra del genial John Moses Browning, los diseñaría paralelamente a la creación de diferentes pistolas de este tipo, que serían producidas por la Fábrica Nacional Belga (FN) y por COLT. La pólvora sin humo, que permitió cartuchos más pequeños, junto con vainas semi-ranuradas que permitieron la utilización eficiente de cargadores de pistola hizo que estas pequeñas armas tuviesen una capacidad de seis a ocho cartuchos.

 

Algunos de los modelos más emblemáticos de la histórica de la fábrica de Hartford serían el modelo Colt 1903, el modelo M en 32 ACP y el elegante modelo 1908 “vest pocket” (bolsillo de chaleco) en 25 ACP, sucesora de la afamada FN 1906 en ese mismo calibre.

Hasta ahora hemos citado a EE. UU. como cuna de las pistolas de bolsillo, donde era un arma de uso muy específico por tahúres y mujeres. Seguro que muchos recordamos las películas donde varios jugadores dirimían sus diferencias durante interminables partidas de cartas mediante estas armas o como las mujeres las escondían en la liga de una media para su protección. Es por tanto obvio que al otro lado del charco estas armas gozaban de gran popularidad. La pregunta es si ocurría lo mismo en Europa. Baste decir para demostrarlo que el modelo FN 1899 en 32 ACP alcanzó el millón de unidades en 15 años y eso que sólo se producían en una única fábrica. Es obvio por tanto el rotundo éxito que tuvieron también en nuestro continente. Además, como hoy en día no hay mayor muestra de éxito que el ser copiado y las micro-pistolas de FN lo fueron de forma masiva.

Es en la época comprendida entre principio de 1900 y la segunda guerra mundial cuando comienza el debate sobre qué arma de reducido tamaño es mejor, si estas pequeñas pistolas semiautomáticas o los revólveres de cañón corto o “chatos”.  Este debate se extendió hasta los años 50-60, época dorada de los revólveres, a partir de la cual fueron perdiendo aceptación paulatinamente, siendo en nuestros días unas armas de uso marginal con respecto a las semiautomáticas de pequeño tamaño.

 

Pistola de bolsillo Colt 1903

La introducción de estas armas estadounidenses en la vieja Europa en los años 10 y 20 espoleó a los fabricantes de armas europeos. Sin considerar como tal a FN en Bélgica por sus especiales vínculos con EE. UU., a través de John Moses Browning, citaremos algunos de los más importantes: Bergmann, Mauser, Walther, Ortgies y Sauer en Alemania, LeFrancais en Francia, además de las armas españolas, fabricadas en el País Vasco, cuyo crecimiento y florecimiento se debió a la demanda inicial francesa de este tipo de pistolas, armas por otra parte basadas en los exitosos diseños de FN. Citar por otra parte que varios de estos diseños incorporaron por primera vez el sistema de aguja lanzada, que muchos años después popularizaría Gaston Glock. Eso sí, aumentando el tamaño y empleando un armazón de polímero.

En EE. UU., al igual que en Europa, eran de compra generalizada por la población. Este tipo de pistolas eran las preferidas de mujeres, empresarios, tenderos, camareros y eran usadas como armas de back-up entre agentes de la ley y encargados de transporte de fondos. A pesar de las prohibiciones, estas armas siguieron vendiéndose: las COLT 1903, 1908 y hasta 1946, y también nacieron nuevos modelos como la famosa “baby FN” de 1931. Mientras Europa se recuperaba de la devastación de la Segunda Guerra Mundial fueron apareciendo nuevas armas de factura europea que se exportaban en gran número a EEUU. Las primeras fueron armas alemanas del fabricante Walther, francesas como Unique e italianas como Beretta. Poco después serían los fabricantes españoles los que liderarían las exportaciones con sus diseños de armas de bolsillo.

A raíz de la legislación contra la importación de este tipo de pistolas -el acta de control de armas del 68- varias fábricas europeas se instalaron en EE. UU. para poder producirlas con el sello “made in USA”. Mientras que otras que no fueron capaces de adaptarse, recibieron un golpe mortal para su continuidad, caso de las industrias españolas radicadas en el País Vasco, debido al elevado nivel de dependencia del mercado norteamericano. A su vez aparecieron otros fabricantes locales, que decidieron aprovechar esta legislación proteccionista y produjeron pistolas baratas de dudosa calidad, que vendían en cantidades ingentes y que motivaron que se acuñasen los términos despectivos antes citados para estas pistolas de bolsillo: “mouse guns”, “Saturday Night Special (SNS)” o “junk guns”.

 

Volviendo de nuevo a las innovaciones en materia de armas sería en 1981 cuando la empresa L.W. Seecamp, que hasta el momento se había dedicado a la reparación y personalización de armas, se adelantaría al resto de sus competidores y presentaría lo que hoy conocemos como DAO (Double Action Only), en una pistola de bolsillo, la LWS 25 ACP, aunque le seguirían, años más tarde, variantes en calibre 32 ACP y 9 mm corto. Fue un éxito de ventas inmediato que hoy en día, 35 años después, sigue manteniendo una lista de espera por su enorme demanda. Viendo los problemas de servicio de L.W. Seecamp por su éxito de ventas, la empresa North American Arms copiaría la versión en 9 mm corto en el año 2000, convirtiéndose desde entonces en un arma bastante difundida en el segmento. Otra pistola de bolsillo de éxito por su variedad de calibres (desde 22 lr hasta 45 ACP) y difusión entre fuerzas del orden, fueron las ATM backup que aparecieron en 1993.

En 1995, surgirían dos marcas hoy ya emblemáticas que producen micro pistolas en 9 mm corto y 9 parabellum, KAHR Arms y KEL-TEC. La novedad de sus armas de bolsillo estribaba en que basaban su funcionamiento en sistema de acerrojamiento browning, frente hasta el entonces usual acerrojamiento por retroceso directo o inercia de masas, típico de las semiautomáticas de pequeño calibre. KAHR Arms apostó por las pistolas de bolsillo desde el principio, con el desarrollo de patentes propias y grandes inversiones de dinero. Su evolución desde armazones metálicos de aluminio hasta los de polímero de hoy en día, les valieron la denominación de mini-glocks. En el caso de KEL-TEC, su diseñador y propietario George Kelgren, apostó por el armazón de polímero desde el primer momento, creando una pistola muy económica, pero de buena calidad.

 

Siguiendo con la evolución e hitos de las armas de bolsillo, sería en 1999 cuando TAURUS sacaría al mercado su superventas PT-111 Millenium en 9 mm Parabellum, aunque en este caso estemos hablando de un arma ligeramente más grande que las antes citadas, ya que rebasaba ampliamente los 15 cm de longitud total, siendo considerada hoy en día un arma subcompacta más que de bolsillo.

En 2003 se produce otro importante hito en el mundo de las micro pistolas modernas: KEL-TEC sacó al mercado su P-3AT, convirtiéndose de forma inmediata en una auténtica superventas, vendiéndose cientos de miles de unidades por su inmejorable calidad precio. Reinaría hasta que en 2008 apareció una nueva competidora en el segmento de pistolas de polímero de aguja lanzada y acerrojamiento Browning: la RUGER LCP, que competía en precio y calidad con la anterior, coronándose inmediatamente como la nueva reina de la categoría. Lo que hizo diferente este lanzamiento de los anteriores fue quién lo realizaba, un fabricante de renombre con una gran capacidad de producción y marketing.

Tal fue la acogida del arma en medios especializados y tan exitosa la campaña de lanzamiento, que removió los cimientos de los grandes fabricantes, que hasta entonces no habían apostado por el nicho de las armas de bolsillo monohilera de polímero.

Un buen ejemplo es GLOCK, que a raíz del éxito de la RUGER LCP, lanzó su línea de pistolas monohilera, más concretamente los modelos G42 en 9 mm corto y G43 en 9 mm parabellum. Desde entonces ya no hay un gran fabricante que no se haya sumado a la moda de las armas de bolsillo o al menos sub-compactas.

Finalmente señalar que en estos últimos años lo que ha impulsado las ventas de las micro pistolas no ha sido tanto la aparición de nuevos modelos en una amplia variedad de calibres, sino otros dos importantes aspectos: uno, su buena relación calidad precio, derivada de la entrada de grandes fabricantes en el nicho de las armas de bolsillo, con sus sistemas de producción avanzados; el otro, el desarrollo de las nuevas municiones expansivas, que han certificado la solvencia de estas armas como auténticas herramientas defensivas o de protección.

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