Mensajepor NIGHTSTALKERS » 03 Dic 2008 00:42
Mientras Tschombe afianzaba de este modo su lenta pero efectiva expansión en el territorio, Lumumba reclamaba cada vez más vehementemente la intervención de las Naciones Unidas en contra de los secesionistas. Pero éstas no se animaban a participar militarmente y se limitaban a firmar resoluciones en las que se requería la retirada de los mercenarios extranjeros. Ya que el Congo sin Katanga no podía sobrevivir económicamente y la ONU no parecía ofrecer ningún apoyo efectivo, Lumumba se dirigió a los rusos. Con ello, consiguió atraer la atención de la CIA quien rápidamente encontró en el General de la ANC Mobutu el representante adecuado para sus intereses. Con el apoyo de los americanos, Mobutu inició un golpe militar y Lumumba, quien había buscado refugio en un cuartel de la ONU, fue enviado a Katanga bajo circunstancias nunca aclaradas. Allí, claro, los gendarmes de Tschombe se ocuparon aplicadamente de él. Tras la muerte de su principal enemigo, Tschombe estaba en el punto más álgido de su poder: en Bélgica y en Sudáfrica fueron reclutados nuevos mercenarios a los que se incorporaron pequeños grupos de paracaidistas de la Legión Extranjera, ya que precisamente entonces -y a causa del fallido golpe de estado en Argelia- su 1.Regimiento había sido disuelto. Se formaron nuevas unidades, otras fueros desmembradas; y unos pocos mercenarios fueron hechos prisioneros por las tropas de la ONU -que finalmente había decidido intervenir- y expulsados del país. En esta situación de cambios continuos había, sin embargo, entre los secesionistas tres formaciones que podían ser reconocidas: los belgas, bajo la dirección de Jean ("Black Jack") Schramme, quien antes de la independencia había sido granjero en el Congo; los sudafricanos, con el irlandés Iren Michael ("Mad Mike") Hoare al mando, quien había adquirido experiencia en lucha en la jungla como oficial colonial en Malasia; y el grupo de paracaidistas franceses dirigidos por Bob Denard, un veterano de las guerras de Indochina y Algeria. A ellos se les añadían algunos aviones pilotados por polacos y sudafricanos.
Los polacos eran exiliados que, tras la II Guerra Mundial en la que habían luchado para Inglaterra, no habían vuelto a Polonia, "vendida" secretamente por Churchill a Stanlin. Habían llegado al Congo agrupados bajo el liderazgo de un tal "Mister Brown" o "Kamikaze Brown", quien algo más tenía en común con la figura de la novela Lord Jim de Conrad que el simple nombre. En realidad se llamaba Jean Zumbach y había nacido en Polonia de padre suizo y madre polaca. En la II Guerra Mundial había sido piloto y había huido, como tantos otros, a Inglaterra, donde voló para la Royal Air Force. Terminada la Guerra, fundó una compañia privada de transportes aéreos a la que se le sumaban los beneficios del contrabando de diamantes, medicamentos, relojes suizos y divisas. Cuando estos negocios dejaron de ser tan lucrativos, decidió asentarse en París, donde abrió una discoteca y se puso a echar barriga. Tras la declaración de secesión en Katanga, Brown "arregló" unos cuantos aviones para Tschombe con sus respectivos mecánicos y pilotos, entre los que se encontraba él mismo y algunos de sus antiguos camaradas.
Aunque quizás nunca hubo más de 500 mercenarios blancos al mismo tiempo en el Congo, estos pocos junto a los gendarmes de Katanga que habían instruido, no tenían nada que temer del gobierno central. Pero con el asesinato del "comunista" Lumumba, Tschombe había dado un paso en falso. Ya que los Estados Unidos apoyaban al prooccidental Mobutu, las tropas de la ONU cobraron finalmente ánimos para combatir contra Katanga. Los primeros enfrentamientos fueron una clara y ofensiva derrota para la ONU, mucho mejor equipada en hombres y armamentos que los rebeldes. Sobre todo los contingentes suecos e irlandeses no fueron enemigo a considerar para los ex-legionarios y los sudafricanos, bien entrenados en la sucia guerra de maleza. Los suecos recibieron pronto la fama de no atreverse a salir jamás de sus tanques, y una completa guarnición irlandesa de 184 hombres capituló ante un solo mercenario blanco acompañado de algunos gendarmes. "Los Terribles" coleccionaban cascos azules como trofeos y la ONU se ejercitaba de nuevo en la ineficacia. Esta situación cambió en diciembre de 1961, cuando la poderosa aviación de las Naciones Unidas arrasó en un ataque sorpresa a toda la fuerza aérea de Katanga. Y después, renunciando a la intervención de tropas de tierra europeas, echó mano de sus propios mercenarios. Los Gurkas indios asaltaron Elizabethville, capital de Katanga, y tras largas e inútiles negociaciones, tomaron en 1963 la ciudad minera de Kolwezi, último refugio de los secesionistas. A pesar que los mercenarios y los gendarmes mostraron extremada dureza en su resistencia, tuvieron que retirarse finalmente ante los profesionales y rutinarios ataques de los Gurkas. La mayoría ya había abandonado el barco que naufragaba, pero un núcleo duro de un centenar de mercenarios y un par de miles de gendarmes se retiraron bajo el mando de Schramme hacia Angola, entonces colonia portuguesa.
Leave no man behind...nadie queda atrás.. Â Â
Valientes por Tierra y por Mar. Larga vida al TEAR Â Â Â Â Â Â Â Â Â