Excmo. Sr. D. Pablo ARREDONDO ACUÑA (Teniente de Infanteria del Ejercito Español, Caballero Bilaureado)Teniente 2.º de Infantería Pablo Arredondo Acuña en Combate de Laucien el 11 de junio Laurada de 1.ª Clase. Concedida el 14 de enero de 1915. En el combate de Laucien (Tetuán), el día 11 de junio de 1913, asistió el segundo teniente de Infantería Pablo Arredondo Acuña al mando de una sección de la tercera compañía del Batallón de Cazadores de Arapiles n.º 9, al frente de la cual, al realizar un ataque a la bayoneta, fue herido de bala en una ingle, no obstante lo cual continuó en su puesto y tomó parte en dos ataques más, en los cuales se destacó por su valor y serenidad.
Posteriormente y siendo Capitán sería muerto en otra acción de guerra, hecho por el que obtuvo la seguna Laureada, ver otro post con el mismo nombre en este hilo.
Elogio y glosa emocionada del capitán bilaureado:
Don Pablo Arredondo de Acuña, héroe de la Legión
Por Francisco Ángel Cañete Páez
Comandante de Infantería
Licenciado en Ciencias Económicas
Profesor Mercantil
INTRODUCCIÓN
El Capitán Don Pablo Arredondo de Acuña, es uno de los cinco militares españoles que integran la doblemente heroica, a la par que reducida, nómina de Caballeros bilaureados de la Real y Militar Orden de San Fernando durante el pasado siglo XX. (1) Y aunque en puridad se podría aducir que la primera Cruz de San Fernando otorgada al entonces primer teniente Arredondo en 1915, al ser de 1ª Clase, no iba orlada con las ramas de laurel, distinción ésta reservada, según el Reglamento anterior al año 1918, a las de 2ª y 4ª Clases, esta afirmación se desvanece por si sola, en virtud de lo dispuesto en la Ley de Bases de 29 de Junio de 1918, y posterior Reglamento de 5 de Julio de 1920, en que se unifican las distintas clases y categorías de la Orden en tan sólo dos: Una Gran Cruz para generales jefes de un ejército y la Cruz laureada para todos los militares sin distinción, que por su acreditado valor “Heroico” se hubiesen hecho acreedores a ingresar en tan esclarecida Orden. Es decir, que a partir de 1918, y más concretamente de 1920, todos los Caballeros de San Fernando pasan a ser “Laureados”. En su virtud, no cabe argüir la menor objeción en definir a Don Pablo Arredondo Acuña como “bilaureado”, una vez concedida a éste distinguido oficial, desgraciadamente “a título póstumo”, la segunda Cruz de tan prestigiosa Orden, en 1929.
BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA DEL CAPITÁN ARREDONDO, HÉROE DE LA LEGIÓN
En Baeza (Jaén) ciudad noble y cuna de hidalgos como Diego Pérez de Valdivia y Rodrigo de Narváez viene al mundo, un 8 de enero de 1890, Pablo Arredondo de Acuña, siendo sus padres Don Pablo Arredondo Muñoz-Cobo, teniente coronel de Infantería y Doña Rosario de Acuña y Martínez de Pinillos, dama de la alta sociedad andaluza. Cursa el Bachiller en Artes, y a los 18 años, el 31 de agosto de 1908, consigue plaza de Alumno en la Academia de Infantería de Toledo. Pero he aquí que el azar que rige nuestras vidas, iba a permitir que el Alumno Pablo Arredondo, coincida durante su permanencia en el Alcázar toledano con dos personas que años más tarde iban a influir en su devenir profesional e histórico. La primera de ellas, es un jovencísimo alumno de un curso anterior al suyo (ha ingresado el año 1907), mas bien bajito de estatura, extremadamente delgado, de personalidad distante y bastante introvertido, que responde al nombre de Francisco Franco Baamonde (en su etapa cadetil, Franco aún no se había intercalado la “h” en su apellido materno) y al que sus amigos y compañeros de promoción llaman invariablemente “Franquito”. Este alumno de 2º (Franquito), con el que Arredondo coincide durante dos cursos -de 1908 a 1910- en la Academia de Infantería, obviamente sin sospechar siquiera, que años más tarde estaría llamado a ser su Comandante Jefe de la 1ª Bandera del Tercio de Extranjeros, y posteriormente y hasta el momento de su heroica muerte en Noviembre de 1924, su Teniente Coronel Jefe del citado Tercio. La segunda de las personas con quien el azar ha dispuesto que Arredondo coincida durante su permanencia como alumno en el Alcázar toledano, si bien con esta por un período de tiempo muy escaso, es un Capitán profesor que ha combatido de jovencísimo 2º teniente en Filipinas y luce un espléndido pasador de condecoraciones de campaña y por encima del mismo se adorna con el prestigioso distintivo de la Escuela Superior de Guerra, que se incorpora a la Academia el día 3 de junio de 1911 y se llama Don José Millán Terreros. Designado Millán profesor de “Táctica de las Tres Armas”, que se imparte a alumnos de tercer curso, es evidente que debió coincidir con el alumno de 3º Arredondo, si bien ya casi finalizando el curso y próximo a recibir la anhelada estrellita de segundo teniente. Es por ello, que parece lógico pensar que el profesor Millán pudiese apreciar en tan poco tiempo la valía de su alumno Pablo Arredondo, pero es lo cierto que debió seguir de alguna forma las vicisitudes de su carrera, muy especialmente a partir de conseguir este, su primera Cruz de San Fernando, pues cuando en Septiembre de 1920, y convertido ya Millán en teniente coronel, empieza a organizar el Tercio de Extranjeros, al primer capitán que llama ofreciéndole un puesto de su clase en el inicial organigrama, es a Pablo Arredondo.
Pero no adelantemos acontecimientos. Culminado con aprovechamiento el “Plan de Estudios” reglamentario, el día 13 de julio de 1911, Pablo Arredondo de Acuña, recibe en el suntuoso y porticado patio del Alcázar toledano el Real Despacho de 2º teniente de Infantería, siendo destinado por una Real Orden de 15 de julio (Diario Oficial Nº 155) al Batallón de Cazadores de Barbastro Nº4, de guarnición en Alcalá de Henares, al que se incorpora el 31 de agosto siguiente, pasando a prestar los servicios propios de su empleo y en los que finaliza el año. Por Real Orden de 14 de mayo de 1912 (D.O. Nº 109) pasa destinado al Batallón de Cazadores “Arapiles” Nº9, al que se incorpora el día 30 del citado mes, quedando de servicio ordinario hasta fin de año. Y llegamos ya al año 1913, donde Arredondo va a conseguir su primera Cruz de San Fernando. El día 7 de mayo y en virtud de la reciente reorganización de la Comandancia General de Ceuta, el Batallón “Arapiles” al mando de su Jefe el teniente coronel Don Alfredo de Castro Otaño, es destinado a la citada plaza de soberanía española, y con su batallón marcha el 2º teniente Arredondo. En Ceuta, el batallón queda acuartelado en el Fuerte de “El Serrallo”, hasta el día 23 de mayo en que, por jornadas ordinarias, se traslada a Tetuán y a continuación pasa a ocupar la posición de El Rincón de Medik, donde quedan de guarnición. El día 11 de junio de 1913, el 2º teniente Arredondo, al frente de una sección de la 3ª Compañía del Batallón “Arapiles” toma parte en el combate de Laucién, siendo herido de gravedad en una ingle, pero continuando al frente de sus hombres, dando un alto ejemplo de entrega y heroísmo, hasta que la acción finaliza y se evacua por sí mismo. Veamos como describe la Revista “España en sus Héroes” esta heroica acción en la que Arredondo consigue su primera Cruz de San Fernando: “El 11 de junio de 1913, el Batallón de Arapiles salió de Tetuán para proteger el regreso de la columna de Primo de Rivera, que pasa sin novedad. Al retirarse el Batallón de noche, el enemigo se lanza en tromba sobre la 3ª Compañía, cuya última sección (la 3ª) la manda el segundo teniente Arredondo. Toda la compañía se defiende con bravura, pero se destaca la sección de Arredondo. El baezano punza el vientre oscuro de la noche con un grito que electriza a sus soldados ¡A la bayoneta! Tiembla en el aire suave de la primavera tetuaní el instante de silencio que precisa la sangre antes de derramarse. La sección de Arredondo se lanza y lucha cuerpo a cuerpo. Lejos de la escena, un puñado de madres sienten frío en el corazón. Una bala ardiente hiere gravemente a Arredondo en una ingle, pero Arredondo sigue combatiendo hasta el final, y cuando el enemigo se retira, aún le quedan fuerzas para reunir lo que queda de su sección y va con ellos, a pie, hasta Tetuán”. Treinta días de dolor en el Hospital Militar de Córdoba le cuestan a Arredondo el pago fiel de su heroica hazaña.
Por Real Orden de de 14 de julio de 1913 (Diario Oficial Nº 68) es promovido al empleo de primer teniente de Infantería por antigüedad, y por otra Regia Disposición de 26 de marzo de 1914 pasa destinado al “Cuadro de Eventualidades del Servicio en Ceuta”; donde por disposición del General jefe del Ejército de Operaciones de fecha 24 de abril de ese mismo año, se le destina al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, al que se incorpora el mismo día en el Campamento General de Tetuán y queda prestando servicio de campaña. Por Real Orden de 14 de enero de 1915 (Diario Oficial Nº 11), le es concedida a Arredondo la Cruz de 1ª Clase (sin orla de laurel) de la Real y Militar Orden de San Fernando, por los relevantes méritos que contrajo en la acción de Laucién el día 11 de junio de 1913.
Llegados a este punto en la biografía de Pablo Arredondo, labor prolija sería el pretender enumerar y describir las acciones de guerra en las que el mismo toma parte activa durante su permanencia en las Fuerzas Regulares de Melilla. Bástenos saber que en todas ellas dejó marcada su impronta de oficial valeroso y abnegado. Lo que si parece cierto, es que debió resentirse de las graves heridas producidas en la acción del 11 de junio de 1913, pues en los primeros días de Agosto de 1916, Arredondo pasa a “Reemplazo por Enfermo” en la 2ª Región Militar, situación en la que permanece hasta fin de Diciembre de ese mismo año. Una vez restablecido, en los primeros días del año 1917 se incorpora al Regimiento de Infantería “Alcántara” Nº 58, de guarnición en Barcelona, donde pocos días antes de finalizar el año es promovido al empleo de Capitán de Infantería, por Real Orden de 4 de Diciembre de 1917 (D.O. Nº 274), con la antigüedad de 26 de noviembre anterior. Como Capitán de Infantería, presta Don Pablo Arredondo servicio en distintos Regimientos del Arma, como el de “San Quintín” 47, el de “Wad-Ras” Nº 50; en “Valladolid” 74, y de nuevo en el “Wad-Ras” 50, donde permanece hasta Septiembre de 1920, en que llamado por su antiguo profesor de la Academia de Infantería Don José Millán Terreros, convertido ya en teniente coronel, (que empieza a firmar casi todos sus escritos con su apellido compuesto de Millán-Astray) y encargado por S.M. El Rey Don Alfonso XIII de organizar el Tercio de Extranjeros, (2) le ha ofrecido a Arredondo el mando de la 1ª Compañía de la 1ª Bandera ( que va a mandar su antiguo compañero de 2º en la academia toledana Francisco Franco Bahamonde, ya con la “h” intercalada en su apellido materno) y Arredondo accede de inmediato, siendo destinado al citado Tercio por Real Orden de 27 de septiembre de 1920 (D.O. Nº 218), efectuando su incorporación en Ceuta el día 1º de octubre siguiente. El día 2 de octubre de 1920, el capitán Pablo Arredondo se traslada a la “Posición “A” (García Aldave), donde empieza a organizar no solo su compañía (la 1ª de la 1ª bandera) sino también la 2ª y la 3ª, aún sobre el papel, hasta la pronta incorporación de sus respectivos capitanes Don Luis Valcázar Crespo y Don Eduardo Cobo Gómez. Ejerce igualmente el mando accidental de la 1ª Bandera (también sobre el papel) hasta el día 7 de octubre, en que incorporado el Comandante Franco, Jefe de la misma, Arredondo le hace entrega con las formalidades de ordenanza. Y en operaciones de instrucción, adiestramiento de los nuevos legionarios y servicios de campaña, finaliza el año 1920.
Durante los primeros meses del año 1921, permanece el capitán Arredondo en servicio de campaña al mando de su 1ª Compañía de la 1ª Bandera del Tercio de Extranjeros. El día 24 de junio marcha con su Bandera al Zoco el Arbaa, asistiendo los días 25, 27 y 29 del mes citado a la toma de las posiciones de Ait Gab Salah y Muñoz-Crespo, manteniendo un intenso fuego con el enemigo y librando un reñido combate en la última de estas mencionadas posiciones, en el que Arredondo es herido tres veces y cuyas heridas son calificadas de ”graves”, siendo evacuado dicho día 29 de junio al hospital de sangre de Zoco el Arbaa y el 30 al de Tetuán, en el que permanece ingresado hasta el 4 de julio siguiente que pasa al de Ceuta, hasta el día 30 de agosto que fue evacuado a una Clínica de Madrid, en la que ingresó seguidamente y en la que, atendiendo a la curación de sus heridas finaliza el año. El año 1922 se inicia con la estancia de Arredondo en la citada clínica madrileña, donde es visitado por multitud de amigos y compañeros y hasta el propio teniente coronel Millán-Astray, Fundador de La Legión, con el que se funde en un gran abrazo legionario. No falta ni un solo día en la visita a su hijo, su madre Doña Rosario, que lo besa con cariño maternal, acompañada la mayoría de las veces por una distinguida señorita, a quien los rumores extendidos entre médicos y enfermeras, y aún de las propias monjitas, afirman que se trata de la novia del capitán. Por Real Orden de 22 de agosto de 1922 pasa a la situación de “Reemplazo por Herido” en la 1ª Región Militar, situación en la que permanece el resto del citado año y todo el siguiente 1923, pasando a continuación a la situación de “Disponible” en la misma Región Militar hasta fin de Julio de 1924. Este lapso tan largo de tiempo en la curación de las heridas del Capitán Arredondo nos da cabal idea de la gravedad de las mismas, hasta el punto que tuvo que luchar a fondo para que no lo pasaran al Cuerpo de Inválidos, gracias a que pudo adaptarse un aparato ortopédico que aunque le molestaba bastante le permitía andar y desplazarse con normalidad.
El periodista y legionario Carlos Micó España, en su famosa obra “Los Caballeros de La Legión” nos describe magistralmente la ilustre personalidad de Pablo Arredondo, cuando en sus páginas nos dice “El capitán Don Pablo Arredondo Acuña tiene la codiciada Laureada de San Fernando, y una fortunita muy redonda. Pudo quedarse a presumir y a gozar de la vida, que para él es generosa en sus hospitalarias tierras de Andalucía, su patria chica; pero en cuanto empezó a organizarse La Legión se presentó a ofrecer su concurso y más aún su sangre. Fue herido el 29 de junio de 1921, en la posición llamada de Muñoz-Crespo en homenaje a la memoria de esta oficial que en ella halló gloriosa muerte. Estaba en la “Zona de la muerte”. Un sector muy batido. Cuando me acerqué a él se encontraba en pie; me dijo en un tono tal que yo no le advertí ninguna nerviosidad ni emoción: “Avisa que venga aquí inmediatamente una sección de ametralladoras, porque nos están asando, tengo ya dos balazos en los muslos”.
Cuando acudieron los camilleros ya estaba mi heroico capitán acostado en el suelo ¡No acercaros a mi – gritaba, que están tirando muy bien! – Me han tumbado de dos balazos más ¡No acercaros! Batid primero al enemigo, ya vendréis luego por mi. (…) Luego al ser evacuado, el mulo que lo llevaba rodó por un despeñadero de aquellos trágicos abismos de Beni-Arós. Era ya de noche, pero bajando agarrados a cuerdas pudo encontrársele ¡Aún vive! (…)
Algunas mañanas de sol podéis verlo sentado en una de las terrazas de esos cafés de la calle de Alcalá. Es rubio y de poderosa humanidad; tipo de mosquetero. Va de luto y en el ojal de su solapa luce en esmalte la cruz rojo-sangre y los laureles de la gloria. Se apoya en una caña con cantera de goma en la que quizás tenga que apoyarse el resto de sus días. Va siempre vestido de civil. -¿Sabes? – me dice- a esta gente que viene a estos cafés les molesta la presencia de los mutilados de guerra, creen que presumimos. ¡Ah mi capitán! Cuando te veo se me ensancha el corazón y me invade un optimismo lírico; creo que la humanidad es buena”. Cuán lejos estaba el periodista Carlos Micó de pensar, que tan solo dos años más tarde (su famoso libro sobre La Legión lo escribió en 1922) y con una profunda angustia en el corazón, iba a escribir la necrológica, por la muerte gloriosa en acción de guerra de su capitán y amigo, Pablo Arredondo Acuña.
Por Real Orden de 17 de julio de 1924 (Diario Oficial Nº 160), y una vez recuperado de sus heridas, se le concede la vuelta al servicio activo quedando “Disponible” en la 1ª Región Militar y por otra Soberana Disposición de fecha 23 de igual mes y año (D.O. Nº 164) vuelve de nuevo a vestir la camisa legionaria, al ser destinado al “Tercio de Extranjeros”, que en esas fechas lo manda el teniente coronel Don Francisco Franco Bahamonde, que a la incorporación de Arredondo el día 13 de Agosto, le vuelve a dar el mando de su 1ª Compañía de la 1ª Bandera.
De servicios de campaña y operaciones de guerra al frente de su compañía, permanece el capitán Arredondo los meses siguientes a su reincorporación al Tercio, hasta el día 19 de noviembre de ese año (1924), en el que operando en el sector de Xauen, y al efectuarse la retirada desde Xeruta a Hámara (Zoco el Arbaa) fue alcanzado en el pecho por una bala enemiga que le produjo gravísimas heridas y al ser evacuado para atender a su curación recibió una segunda herida de fusil en la cabeza, a consecuencia de la cual falleció prácticamente en el acto.
TESTAMENTO DE UN HÉROE Y CONCESIÓN DE LA SEGUNDA LAUREADA A PABLO ARREDONDO
Unos meses antes de su muerte, el 12 de agosto de 1924, y como presintiéndola, Pablo Arredondo redacta su testamento en la plaza de Tetuán. Es el testamento militar ológrafo de un caballero cristiano, redactado en dos pliegos simples de papel de barba y en el que comienza declarando “Que soy católico y creo cuanto cree y confiesa nuestra Santa Madre Iglesia” (…) Declaro que soy soltero, pero tengo empeñada palabra de casamiento con la señorita Luisa Santeodorico Linares, que vive en Madrid, y a la que llama su ”Cenicienta”. Se acuerda luego, pleno de filial cariño, de su anciana madre Doña Rosario “su madre querida y santa”, y recomienda a Luisa que vele por ella pues el sabe que se va. En otra de las cláusulas dice “Lego a mi ahijado Pablo la Cruz de San Fernando que llevé en mi uniforme al morir, y sepa cumplir con la Patria. Lego a mi sobrino Pablo, hijo de mi hermano Luis, mi uniforme ensangrentado, con el mismo fin. Encargo a mis hermanos Juan y Luis, hagan un ligero resumen de mi vida militar y muerte por la Patria, para que se lo lean con frecuencia a sus hijos, para que sirviéndoles de ejemplo, sigan éste y sean hijos amantísimos de España, como yo siempre lo fui”. Finalmente, y en una especie de Post Scriptum teniendo ciertas dudas de si las cláusulas insertas en su testamento eran del todo legales escribe: ”No sé si alguna de estas disposiciones serán o no legales, pero son de absoluta conciencia y justas”. (3)
Varios años después de su heroica muerte en campaña, la Patria le concedió la segunda Cruz Laureada de San Fernando. Con anterioridad le había sido otorgado el empleo de Comandante de Infantería, por méritos de guerra (4) y la Medalla Militar Individual (5).
La segunda Cruz de San Fernando, le fue concedida al capitán Arredondo por Real Orden Circular de 10 de enero de 1929 (Diario Oficial Nº

y en base a los siguientes y destacados “Méritos de campaña” según figura en el tenor literal de la misma: “El capitán Arredondo Acuña, el día 19 de noviembre de 1924, y en el repliegue de la columna del general Serrano desde Xeruta al Zoco el Arbaa, se destacó por su heroico comportamiento ofreciendo su vida a la Patria. Mandaba la Primera Bandera del Tercio, y apenas iniciado el movimiento, bajo un violento temporal de agua y viento, la columna fue atacada con gran intensidad por numeroso enemigo de las cábilas de Xeruta y otras próximas a Xauen y Dar Accoba. Muerto el general Serrano y ocupados por los moros los puestos de protección prematuramente abandonados por la columna, en uno de cuyos últimos escalones iba la citada bandera, tuvo que continuar la marcha en condiciones muy desfavorables. Acentuado el ataque del enemigo sobre la 1ª Compañía de la Bandera que ocupaba el puesto de mayor peligro, el capitán Arredondo tomó el mando directo de esta unidad, entablando desesperada lucha en circunstancias cada vez más desventajosas por las numerosas bajas y el incremento constante que el enemigo recibía. Herido el capitán, sigue alentando a su gente con noble ejemplo de espíritu y valor, y conteniendo al enemigo, pudo retirarse la compañía de ametralladoras y la segunda de la Bandera, recibiendo una segunda herida que le ocasiona la muerte sobre el campo de batalla”.
La ciudad de Baeza, quiso honrar en forma permanente la memoria de su heroico hijo, levantándole una estatua en bronce esculpida por el escultor Don Jacinto Higueras y solemnemente inaugurada el 19 de Enero de 1927, figurando al pie de la misma la siguiente inscripción “Al heroico capitán Pablo Arredondo Acuña. Muerto por España en Marruecos el XIX-XI-MCMXXIV”. Estatua que fue volada por las milicias marxistas en 1936, al poco de dar inicio nuestra Guerra Civil.
¡Honor y Gloria a tan heroico Capitán de La Legión, dos veces condecorado con la ínclita Cruz Laureada de San Fernando!
Saludos

Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.