HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 14 Ene 2018 21:14

Excmo. Sr. D. Mariano ALVAREZ DE CASTRO General del Ejercito Español


Mariano Álvarez de Castro, (Granada, 8 de septiembre de 1749 – Figueras, Gerona, 22 de enero de 1810), militar español, era el gobernador militar durante el sitio de Gerona por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia española.

Nació el 8 de septiembre de 1749 en Granada, en cuya Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias fue bautizado el 14 del mismo mes, aunque su familia era procedente de El Burgo de Osma. Ingresó muy joven en el ejército, y participó como Oficial de Guardias en el sitio de Gibraltar, en 1787. Ascendió a coronel (1793), y tomó parte en la guerra del Rosellón y participó en las siguientes acciones: bloqueo del Castillo de los Baños, batalla de Mas Deu, toma de Elna, ataque a Perpiñán, ataque de Ribas Altas, batalla de Truillás y de Santa Coloma, ocupación de Bañulls de los Aspres (donde resultó herido) y sitio de Collioure.

En 1795 fue ascendido a brigadier.

Participó en la Guerra de las Naranjas (1801), y en la ocupación de Elvas y Villaviciosa.

En 1808 era gobernador militar del castillo de Montjuich de Barcelona, que se negó a entregar a los franceses cuando éstos entraron en la ciudad; sólo lo hizo, con protestas, cuando fue conminado a hacerlo por el Capitán General de Cataluña. Huyó de la ciudad condal para unirse al ejército español cuando se inició la Guerra de Independencia.

Al año siguiente fue nombrado gobernador militar de Gerona ciudad que ya había sufrido dos asedios, sin éxito unos meses antes, ya con el rango de Mariscal de Campo (abril de 1809). A principios de mayo de 1809, los franceses empezaron a ocupar los pueblos de los alrededores. Álvarez de Castro, ante un sitio que se preveía largo y duro, preparó la ciudad para la defensa haciendo acopio de municiones y víveres. Al mes siguiente, el general Saint-Cyr, al frente de 18.000 hombres, se presentó ante los muros de Gerona, que sólo disponía de unos 5.600 soldados. Ante el inminente cerco, el gobernador publicó un breve bando:
Será pasado por las armas el que profiera la voz de capitular o de rendirse.

El general francés le envió un parlamentario indicándole que se rindiera, al que Álvarez respondió que, no queriendo tratos con los enemigos de su patria, recibiría a cañonazos a cuantos parlamentarios le enviasen.

El sitio de Gerona duró siete meses. En agosto, los franceses tomaron el castillo de Montjuich, la principal defensa de la ciudad, después de haber muerto las dos terceras partes de sus defensores. Álvarez de Castro no quiso claudicar; mandó construir barricadas y trincheras en el interior de la ciudad. A pesar del hambre y de las enfermedades que diezmaban la población, rechazó todas las ofertas de capitulación, hasta que en diciembre, agotado físicamente y enfermo, entregó el mando al brigadier Juan Bolívar. Dos días después, el 10 de diciembre, la plaza capitulaba. Entre soldados y civiles, habían perecido unos 10.000 gerundenses.

Los vencedores no trataron demasiado bien al defensor de Gerona. A pesar de su delicado estado de salud, lo condujeron como prisionero a Perpiñán, desde donde lo trasladaron al castillo de Figueras donde murió el 22 de enero de 1810, muy posiblemente por debilidad física y no por envenenamiento como se ha dicho.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 14 Ene 2018 22:29

Excmo. Sr. D. Pascual ZAYAS Y CHACON Teniente General del Ejercito Español


José Pascual de Zayas y Chacón (La Habana, 5 de junio de 1772-Chiclana de la Frontera, 27 de octubre de 1827) fue un destacado miltar español, sobre todo en la Guerra de la Independencia española.

[b]Inicio de su carrera militar[/b]

A la edad de 15 años, es ascendido a subteniente. En 1789 pasa con su regimiento a Orán como parte de la guarnición. El 9 de octubre de 1790 un terremoto destruyó parte de la ciudad, matando a más de 400 soldados del regimiento Asturias. Zayas sufrió heridas durante el terremoto. Siguió en Orán hasta que esta ciudad fue evacuada por las tropas españolas en 1792 después de un asedio. Zayas seguía herido y no tomó parte en la lucha.

Actuación en la Guerra de la Convención

En 1793 es agregado a la artillería del Ejército de Navarra en la guerra contra la Convención francesa. Tras varias acciones, fue hecho prisionero el 23 de julio de ese año. Liberado por los franceses el 28 de septiembre de 1794, fue ascendido a teniente. Siguió en el frente hasta la firma de la paz en 1795.

Actuación en la Batalla del Brión


Ese mismo año (1795) pasa con el 2º batallón del regimiento Asturias a Vigo, para servicios de guarnición y a bordo de los buques de la Armada. En este servicio Zayas hizo dos veces el viaje de ida y vuelta a las Américas. Al regresar de su segundo viaje (con arribada en La Coruña) el batallón es trasladado a Ferrol el 26 de agosto de 1800 para la defensa de la ciudad frente al ataque de los ingleses. Zayas se distingue en la batalla de Brión, donde es herido. Por esta herida fue recompensado. Con fecha 22 de mayo de 1801 Zayas es ascendido a capitán de granaderos. Tras ello sirve en varias guarniciones con el regimiento Asturias. El 6 de abril de 1804 es ascendido a sargento mayor (equivalente entonces a comandante), y su destino cambia al regimiento Órdenes Militares de infantería de línea.

Estancia en Etruria


A finales de 1805 es nombrado ayudante de campo del teniente general Gonzalo O'Farril, con el que marcha a Etruria en la división española que es destinada a este reino (estado títere creado por Napoleón con los despojos del ducado de Toscana y que le fue concedido a título de reino a María Luisa de Borbón, hija de Carlos IV y de su esposa María Luisa de Borbón-Parma). En Etruria permanece hasta mediados de 1807, en que pasa a Hamburgo con su unidad, como parte del dispositivo napoleónico para evitar desembarcos británicos en el Mar del Norte.

A finales de 1807 regresa a España, y el 11 de marzo de 1808 es nombrado comandante de un batallón del regimiento de la Princesa, de infantería de línea. Este regimiento pertenecía a la División del Norte de Pedro Caro y Sureda, Tercer Marqués de La Romana, unidad destacada en Dinamarca, pero Zayas no llegó a marchar de España.

Comisionado y detenido en Francia

Estando en Madrid es comisionado por la Junta de Gobierno para marchar a Bayona a informar al rey Carlos IV de la situación en España, esto es, que Napoleón, pese a todas las promesas y pactos, estaba de hecho imponiendo un régimen militar francés en España. Una misión delicada para un oficial de tan baja graduación. Zayas es detenido apenas llega a Francia, aunque tuvo la ocasión de hablar con Pedro Ceballos, Secretario de Estado de Fernando VII (en ese momento) y más tarde de José Bonaparte.

Primeras Batallas en la Guerra de la Independencia española

Zayas fue liberado el 11 de mayo, y tras ello se dirigió de inmediato a Madrid. En Madrid se le ordena marchar a La Coruña para incorporarse a un embarque de tropas que marchaba a Buenos Aires. Al llegar a Valladolid es testigo de la sublevación popular de los patriotas contra los franceses. El general Gregorio García de la Cuesta, capitán general de Castilla, le retiene a su lado nombrándole Jefe de Estado Mayor, lo que es un cargo de enorme importancia para un simple comandante.

El 12 de junio participa en la derrota de Cabezón, tras lo cual las tropas de Cuesta se retiran a Benavente, donde Zayas y él tratan de dar forma de ejército a sus fuerzas. Sin embargo el 28 Zayas marcha al puerto de Foncebadón para entrevistarse con el general Joaquín Blake, que le despacha a La Coruña para que explique la situación a la Junta del Reino de Galicia. El informe de Zayas convence a la Junta para que Blake una sus fuerzas a las de Cuesta, pero con órdenes secretas a Blake de no colaborar en exceso con Cuesta.

Estas fuerzas combinadas, pero descoordinadas, son derrotadas en la batalla de Medina de Rioseco (12 de julio). Las fuerzas españolas se retiran a Benavente y luego las de Cuesta siguen hacia León.

Perseguido Cuesta por los franceses, ejecuta a sugerencia de Zayas una maniobra de flanqueo por Toro, Zamora y Salamanca que no solo le libra de la persecución francesa mandada por Bessieres, sino que se sitúa en la retaguardia de éste.

En Salamanca, el 1 de agosto, recibe la noticia de la victoria española en la Batalla de Bailén. Ese mismo día Zayas es ascendido por Cuesta a coronel.

Después de Bailén y la consiguiente retirada de los franceses, se produce el enfrentamiento de Cuesta con el general Castaños, que termina con el arresto de Cuesta. Zayas, como subordinado y cercano colaborador suyo, fue despojado de su cargo de Jefe de Estado Mayor del llamado Ejército de Castilla. Estas tropas, reducidas a una división a la que se incorpora Zayas, marchan hacia Logroño. En Logroño combaten varias escaramuzas contra los franceses. El 25 de octubre Ney ataca Logroño, que es abandonado al día siguiente. El general Castaños consideró que las tropas de la división no habían luchado lo que podían, así que ordenó sus disolución. Zayas queda sin destino.

El 23 de noviembre de 1808 Zayas se ofrece al general Lapeña, comandante de la 4ª división, que lo acepta en su división, aunque no se sabe si le dio mando de tropas. Ese mismo día se lucha y se pierde la Batalla de Tudela, sin que las tropas de Lapeña participen en la lucha, pese a las órdenes de Castaños para ello.

Las tropas de Castaños en retirada llegan a Borja para luego marchar a Calatayud y de ahí a Sigüenza. Castaños organiza una retaguardia móvil para cubrir su retirada a la que se incorpora Zayas como oficial de Estado Mayor. En calidad de tal asiste a la derrota de la retaguardia en Bubierca. Al fin, sin más contratiempos, las tropas de Castaños (antiguo Ejército del Centro) llegan a Cuenca el 12 de diciembre. Allí toma el mando de la fuerza el duque del Infantado.

El 25 de diciembre las fuerzas españolas lanzan un pequeño ataque contra Tarancón, que tiene éxito, obligando a los franceses a retroceder. Alarmado por esta pequeña derrota, José Bonaparte ordena a Víctor que aplaste a las fuerzas españolas del duque del Infantado, cosa que éste consigue en la Batalla de Uclés, el 13 de enero de 1809.

Zayas participa en la acción de Tarancón, pero no estuvo en Uclés porque, al ser nombrado Cuesta jefe del Ejército de Extremadura, le reclamó para su ejército. Zayas tomó el mando del regimiento Jaén el 8 de enero. Con estas tropas participa en la reconquista del puente de Almaraz sobre el Tajo, el 29 de enero.

Tras esto las fuerzas españolas son atacadas por la división alemana del cuerpo de Víctor. Zayas, con sus hombres, cubre la retirada tras el combate de Mesas de Ibor. Cuesta ordena un repliegue general hasta Medellín pasando por Trujillo, siempre seguidos de cerca por las tropas francesas. De Medellín pasan las tropas de Cuesta a Villanueva de La Serena.

En este momento Zayas manda una fuerza de dos batallones de granaderos, lo que era una fuerza de élite para la época. Reforzado Cuesta en Villanueva de La Serena, y tras una escaramuza victoriosa, decide dar batalla a Víctor, con el resultado de la tremenda derrota en la Batalla de Medellín (28 de marzo). En la batalla las fuerzas de Zayas actuaron como reserva del ala izquierda española. Su intervención, en el momento en que la línea española cedía, se vio perjudicada por un embotellamiento con fuerzas de caballería propias. En esta batalla Zayas fue herido de nuevo.

La retirada tras la derrota salvó del desastre completo al Ejército de Extremadura, al que se consideró que se había batido bien. En consecuencia, varios oficiales son recompensados, y entre ellos Zayas, que con fecha 8 de abril de 1809 es ascendido a brigadier (general de brigada), y hecho jefe de la división de Vanguardia del ejército.

La vanguardia de Zayas organiza pequeños ataques contra las fuerzas de Víctor, siguiendo tácticas de "golpea y corre", que eran muy apropiadas para debilitar a las fuerzas francesas. Las fuerzas francesas entre el Tajo y el Guadiana, todas del cuerpo de Víctor, no pueden mantener sus posiciones, en parte por la falta de suministros y en parte por los ataques de Zayas.

La situación de Víctor empeora cuando Soult es derrotado en el Norte de Portugal. Víctor ordena una retirada sobre la orilla derecha del Tajo el 14 de junio. Siguiéndole los talones hasta Almaraz, con el río de por medio, iban las tropas de Zayas. Pocos días después, el 6 de julio, se entrevistaban en el puerto de Miravete el general Cuesta y Arthur Wellesley, futuro primer duque de Wellington. Comenzaba la campaña de Talavera.

La Campaña de Talavera

Durante esta campaña el desempeño de Zayas fue bastante bueno. Su vanguardia fue la que permitió el día 21 de Julio flanquear a los franceses y expulsarlos de Talavera. Asimismo la vanguardia de Zayas se desempeñó bien en el combate de Alcabón, el 26 de julio. Durante la batalla en sí la división de Vanguardia no tuvo intervención alguna dado que su sector no fue atacado. Tras la retirada hacia Puente del Arzobispo la unidad de Zayas cubrió la retaguardia de Cuesta. En el combate de Puente del Arzobispo la unidad de Zayas intervino para estabilizar la situación después del golpe francés, aunque no tuvo ocasión de luchar, ya que los franceses no explotaron su éxito momentáneo.

Batalla de Ocaña[/b

Su desempeño no pasó sin recompensa, y así el 28 de julio era ascendido a mariscal de campo (general de división).

El 12 de agosto Cuesta sufre un ataque en Deleitosa y es reemplazado en el mando por el general Eguía, que confirma a Zayas el mando de la Vanguardia.

Acto seguido tiene lugar una de las decisiones más desastrosas de la guerra. La Junta Central ordena a Eguía unirse al Ejército de la Mancha (derrotado en Almonacid) para a continuación marchar hacia Madrid. Este ejército combinado será comandado por el general Areizaga, mandando Zayas la división de Vanguardia del mismo.

Tras recorrer la Mancha de Sur a Norte las tropas de Areizaga se encuentran con la retaguardia enemiga en Ocaña. En la Batalla de Ocaña, el 19 de noviembre el mariscal Soult ataca a las fuerzas españolas, a las que derrota. La vanguardia de Zayas actúa como fuerza de reserva, librando una acción de retaguardia bastante brillante que logra detener a los franceses hasta que los soldados desbandados de otras divisiones se meten entre las filas de las tropas de la vanguardia, creando la confusión y anulando a la vanguardia como fuerza efectiva. Con todo las tropas de Zayas logran cerrar filas en Dos Barrios, a 8 km. de Ocaña. Allí se reúnen con el resto del ejército y se retiran hasta Sierra Morena.

El 20 de enero de 1810 las fuerzas mandadas por el mariscal Soult llegan al paso de Despeñaperros, derrotan a los defensores y penetran en Andalucía. Las fuerzas de Zayas (los supervivientes de Ocaña) se retiran a Úbeda y Jaén. La retirada va poco a poco desintegrando las unidades, de tal modo que en los posteriores combates de Jaén y Alcalá la Real su intervención es casi testimonial.

Después de la derrota en tierras andaluzas Zayas pasa a Murcia, donde una vez más trata de levar soldados para adiestrarlos, encuadrarlos y formar un nuevo ejército.

[b]Acciones en Cádiz


Sin embargo, Zayas dura poco en tierras murcianas ya que en Marzo se encuentra en Cádiz mandando la 4ª división del ejército que defiende la ciudad contra el ataque francés. En Cádiz, Zayas escribe una obra titulada "Instrucciones sobre el buen orden militar", que son un auténtico manual de cómo organizar tropas en campaña. Bajo su liderazgo su unidad se convirtió en una de las mejores divisiones del ejército español. Entre página y página las tropas de Zayas hostigaban a los franceses con sus tácticas de "golpea y huye", similares a las ya empleadas en Extremadura.

El 21 de febrero de 1811 tiene comienzo una maniobra de flanqueo con la que las fuerzas defensoras de Cádiz esperaban poder derrotar a los sitiadores (mandados por el mariscal Víctor). Fuerzas españolas desembarcan entre el 23 y el 27 en Algecias y Tarifa con instrucciones de seguir hasta Medina Sidonia, en la retaguardia de Víctor, y tras derrotarle (lo que no era poca cosa), seguir hacia Cádiz para completar el levantamiento del cerco.

Mientras, Zayas, al frente de las tropas situadas en la Isla del León, tendría que cruzar el canal que separa la isla de tierra firme para atacar a las fuerzas de Víctor. Zayas cumple su parte del plan la noche del 2 al 3 de marzo, pero es derrotado en el cruce del canal el día 3 y obligado a replegarse a sus posiciones iniciales. Por si fuera poco las tropas desembarcadas se retrasaron, con lo que la maniobra combinada resultó en un fracaso.

Poco después Zayas es puesto frente de otra operación de flanqueo. El 18 de marzo sale por barco de Cádiz con sus fuerzas, que desembarcarán en Palos. La idea era seguir por la carretera de Sevilla, amenazando el flanco de las fuerzas que al mando de Soult asediaban Badajoz. Sin embargo la ciudad extremeña se había rendido el día 11, y Soult pudo hacer frente a la amenaza. El 31 de marzo, tras varios combates con las vanguardias francesas, y viendo su situación muy mala, las tropas de Zayas llegan de vuelta a Cádiz.

[b]Actuación en la Batalla de la Albuera[/b]

Poco después se planea retomar Badajoz mediante un ataque combinado del cuerpo de ejército del general Beresford, más el llamado Cuerpo Expedicionario, al mando del general Blake. La 1ª división de este cuerpo estaba mandada por Zayas.

El Cuerpo Expedicionario desembarca en Ayamonte el 18 de abril para luego subir por el cauce del Guadiana para encontrar a los británicos. Las fuerzas aliadas, que incluyen también los restos del Ejército de Extremadura al mando del general Castaños, se reúnen en La Albuera el 15 de mayo. Allí tuvo lugar ese mismo día un encuentro con las fuerzas de Soult, que creía erróneamente que enfrente sólo tenía a los británicos.

Durante la Batalla de La Albuera Soult lanza su ataque más recio contra el ala derecha, justo donde se encuentra la división de Zayas, que además se encontraba en inferioridad numérica. Sin embargo, y con la ayuda de otros refuerzos españoles, las tropas de Zayas aguantan la embestida francesa. Incluso, cuando la brigada Colborne es destruida por la carga de la caballería, son las tropas de Zayas las que logran restablecer la situación y repeler el ataque. Esta resistencia decidió la batalla a favor de los aliados. Los franceses se retiran del campo de batalla, derrotados. Zayas es encargado de perseguir al enemigo en retirada.

El 14 de junio las tropas de Zayas asaltan el castillo de Niebla, pero el asalto fracasa a causa de la carencia de artillería. Poco después Blake es informado de que las fuerzas de Marmont se han unido a Soult y avanzan sobre él. Prudentemente Blake ordena la retirada. El día 30 las fuerzas de Zayas embarcan en Ayamonte de regreso a Cádiz.

A principios de Agosto el Cuerpo Expedicionario fue enviado a Valencia como parte del esfuerzo por evitar que Suchet conquistara Valencia y Murcia. El 14 de ese mes llaga Zayas a Valencia acompañando a Blake. Su división quedó en Villena hasta el 21 de septiembre en cuarentena (y por tanto inútil para el combate) a causa de una epidemia.

Sitio de Valencia

La división de Zayas fue enviada a Valencia para guarnecer el campo atrincherado que defendía la ciudad. El 25 de octubre las tropas de Zayas salieron de Valencia. Blake, presionado por los políticos locales, buscaba la batalla. Ese día se libró la batalla de Sagunto. La división Zayas atacó Puzol para luego seguir hacia el Norte, llegando a la vista de Sagunto, que se encontraba sitiada por los franceses. Sin embargo, el resto de fuerzas de Blake habían sido derrotadas y Zayas tuvo que retirarse ante ello. Un batallón de su división fue rodeado en Puzol y destruido. El resto de la división, en buen orden, se retiró por la costa librando acciones de retaguardia. Su retirada permitió salvar el centro y la izquierda del ejército de Blake.

Tras este combate Zayas marchó con sus tropas a Cuenca para bloquear el envío de refuerzos a Suchet desde Madrid. A mediados de Diciembre Zayas regresaba a Valencia.

Justo a tiempo, puesto que el 26 de diciembre Suchet lanzaba su ataque contra Blake. Las tropas de Zayas lucharon bien en la batalla de Mislata venciendo a Palombini (italiano al servicio de Napoleón), pero las fuerzas de Blake se vieron rodeadas y se ordenó una retirada al interior de Valencia, que quedaba por tanto rodeada por el enemigo.

Los franceses rechazaron una salida el 28 de diciembre. A principios de Enero comenzaron a bombardear la ciudad. Con pocos víveres, casi sin municiones y con un altísimo índice desertores (salvo en la unidad de Zayas), Valencia se rindió el 10 de enero de 1812. Zayas cayó prisionero de los franceses.

Cautiverio en Vincennes

Zayas fue enviado al castillo de Vincennes, convertido en cárcel para los nobles y altos mandos españoles hachos prisioneros.

A principios de 1814 los franceses le confundieron con el marqués de Zayas y decidieron enviarle a Madrid para que tratase de obtener de la regencia la aceptación del Tratado de Valençay firmado el 11 de diciembre de 1813 entre Fernando VII y Napoleón. Pese a la confusión Zayas viajó a Madrid con el duque de San Carlos, que fue quien de hecho llevó a cabo la misión.

Desde este momento Zayas queda disponible sin destino. El 25 de marzo de 1814 es ascendido a teniente general (ascenso que le escamotearon en La Albuera por cuestiones políticas).

Últimas acciones

Durante los Cien Días Zayas mandó la 1ª división del Ejército de la derecha, entrando en Francia por Cataluña. Apenas hubo combates ya que la fuerza de Napoleón estaba concentrada en el Norte. Tras la segunda abdicación de Napoleón, Zayas marchó destinado a Valencia.

No volvió a mandar tropas. Retirado del servicio, muere en 1827, se duda de si en Madrid o en su La Habana natal

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 14 Ene 2018 22:40

D. Martin DE ALZAGA


Martín de Alzaga (n. Valle de Aramayona, Álava, 11 de noviembre de 1755 - † Buenos Aires, 6 de julio de 1812), comerciante y político español de importante actuación en el Río de la Plata, especialmente por su participación en el rechazo de las invasiones inglesas.
Llegó a Buenos Aires a los 11 años, muy pobre y sin saber siquiera hablar otro idioma que el euskera.

Dedicado al comercio, llegó a ser muy rico en pocos años con negocios en el tráfico de esclavos, de telas y de armas.

Fue un destacado hacendado y miembro del Cabildo de Buenos Aires, al que accedió en 1785 como Defensor de Pobres, siendo uno de los miembros fundadores del Consulado de Comercio de Buenos Aires, en 1794, y Alcalde de primer voto desde el 1 de enero de 1795 al 16 de septiembre de 1796. Se opuso siempre a la apertura comercial, a través de varios memoriales.

Preocupado por la rebelión de Túpac Amaru II, creyó encontrar una conspiración en Buenos Aires y ordenó tormentos a los prisioneros arrestados en razón de sus delaciones. Pero, en definitiva, no pudo demostrar nada.

Cuando en 1806 se produjo la primera de las invasiones inglesas en Buenos Aires, puso su fortuna al servicio de la Reconquista. Organizó un grupo de conspiradores, que unió a otros grupos con el mismo objetivo, formados también por poderosos comerciantes, como Anselmo Sáenz Valiente y Juan Martín de Pueyrredón.

El general invasor Beresford había ordenado el secuestro de todas las armas en poder de particulares, pero Álzaga era especialista en el contrabando de armas, por lo que pudo reunir centenares e instalar talleres de reparación de armas. Alquiló en secreto las casas que daban a la Plaza Mayor, y desde allí cavó túneles para minar el Fuerte, además de instalar en ellas cantones desde los cuales hacer frente a los invasores.

Su capacidad de organización era notable; tenía una tenaz voluntad y un don natural de mando. Alquiló la chacra de Perdriel, en el actual partido de San Martín, donde los voluntarios se entrenaban por turnos, y donde se reunieron fuerzas de caballería. La red de espionaje organizada por los ingleses sólo descubrió lo que se tramaba pocos días antes de iniciada la reacción. El ataque a Perdriel sólo aceleró los hechos.

Cuando Santiago de Liniers llegó desde Montevideo y comenzó la Reconquista de Buenos Aires, el 12 de agosto, apareció de repente el ejército secreto de Álzaga, y los ingleses fueron rápidamente vencidos. La rendición de Beresford no tardó en llegar; se había salvado el Virreinato.

De inmediato, Álzaga convocó un cabildo abierto que consiguió desplazar del mando militar al virrey Sobremonte — que pasó a Liniers — e impedirle su entrada a Buenos Aires. El 1 de enero de 1807 fue electo Alcalde de primer voto y asumió el mando civil de la ciudad.

Pero la flota inglesa no había abandonado el Río de la Plata, y pronto llegaron refuerzos, al mando del general John Whitelocke. Éstos tomaron Montevideo en junio de 1807, eliminando con facilidad las fuerzas de Sobremonte. Álzaga simplemente ordenó el arresto del virrey y su reemplazo por Liniers, como interino.

Participó en la organización de las milicias de voluntarios de la ciudad, un ejército de más de seis mil hombres, y pagó con sus propios fondos la formación de un regimiento de asturianos y vizcaínos.

El 2 de julio de 1807 se produjo el esperado ataque, y Liniers fue derrotado en el Combate de Miserere, en las afueras de la ciudad. Pero Whitelocke les dio tres días de descanso a sus tropas antes de atacar. Álzaga convenció al desalentado Liniers de preparar la defensa y aprovechó al máximo el tiempo: organizó la defensa casa por casa, iluminó con miles de lámparas la ciudad para seguir trabajando de noche, y se aseguró que en todas las azoteas se acumulara todo lo necesario para la defensa de Buenos Aires.

Los ingleses atacaron el 5 de julio, dándole otra ventaja: atacaron divididos en 13 columnas, que fueron derrotadas por separado. Al mediodía del 7 de julio, los ingleses se rindieron y evacuaron la ciudad. Pero Álzaga incluyó en las condiciones de la rendición que debían entregar también Montevideo.

Liniers y Álzaga eran los héroes de la jornada, pero pronto entraron en conflicto, tanto por el pésimo gobierno del virrey, como por el hecho de que éste era francés y España había entrado en guerra con Napoleón Bonaparte.

El 1 de enero de 1809, organizó una revolución para deponer a Liniers: sacó a la calle a los tercios (batallones) de "Gallegos", "Miñones de Cataluña" y "Vizcaínos" formados por españoles, organizó una manifestación en contra del virrey y le exigió la renuncia. En su lugar sería nombrada una junta, dirigida por españoles y con dos secretarios porteños: Mariano Moreno y Julián de Leyva. Pero la renuncia de Liniers fue a condición de que el mando pasara al general Ruiz Huidobro, el segundo en el mando militar. Eso desconcertó a Álzaga y dio tiempo a la reacción del coronel Cornelio Saavedra, comandante del regimiento de Patricios. Éste disolvió las fuerzas españolas sublevadas y obligó a Liniers a retirar la renuncia.

Álzaga fue enviado preso a Carmen de Patagones y se le siguió un juicio con el curioso título de "proceso por independencia". Los tercios de españoles sublevados fueron disueltos, lo que facilitaría la Revolución de Mayo. Pero el gobernador Francisco Javier de Elío, de Montevideo, que había formado una junta de gobierno en esa ciudad, rescató a Álzaga de Carmen de Patagones. Esta junta fue disuelta cuando llegó al Río de la Plata el nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, pero Álzaga pudo regresar a Buenos Aires.

Esta fracasada revolución fue precursora de la del 25 de mayo del año siguiente. Pero también dejó en claro las líneas del conflicto por el poder entre gobiernos españoles y criollos. Y produjo un nuevo esquema de partidos y de poder, a partir del cual partió la idea llevada a cabo en la Revolución de Mayo.

Participó en la caída del virrey Cisneros, y aunque no estuvo presente en el cabildo abierto del 22 de mayo, se negó a aceptar la junta presidida por éste. Y es seguro que participó en las negociaciones que formaron la Primera Junta, ya que colocó en ella a tres miembros de su partido: Mariano Moreno, Juan Larrea y Domingo Matheu.

Fue obligado a aportar grandes sumas para la Revolución, pero no fue perseguido. Tenía muy buenas relaciones con el virrey Elío, que estaba en Montevideo en 1811, pero se quedó sin nada al año siguiente. Se dijo que en 1812 fundó su partido El Republicano (que pugnaba por la independencia bajo control español).

El 1º de julio de 1812, el gobierno descubrió — o creyó descubrir — una conspiración de españoles contra el Primer Triunvirato, formado por Pueyrredón, Chiclana y Manuel de Sarratea. Ésta debía estallar el 5 de julio, quinto aniversario de la Defensa. No se sabe cuáles eran exactamente sus intenciones, aunque no parece que quisieran volver lisa y llanamente a la dependencia del rey. Buenos Aires estaba escasa de tropas, mayormente enviadas al Ejército del Norte, por lo que la situación era delicada.

Durante las investigaciones, el secretario del Triunvirato Bernardino Rivadavia, basado en pruebas y confesiones extremadamente sospechosas, extendió la acusación a Álzaga y a un extenso grupo de partidarios. En realidad, caben serias dudas de que la conspiración fuera siquiera real.

Fue arrestado y sometido a proceso criminal secreto; tan secreto, que nunca fue publicado ni se supo la identidad del único testigo, que incluso se dijo que era un esclavo. Es casi seguro que Rivadavia se estaba vengando de una vieja afrenta personal y usó los cargos para apoderarse de sus bienes. Álzaga y muchos otros fueron condenados a muerte.

Las ejecuciones comenzaron el 4 de julio, dos días después de su arresto, lo que deja en claro que los acusados complotados ya estaban condenados de antemano. En total, fueron ejecutados más de treinta hombres, incluidos jefes militares, frailes y comerciantes, cuyos bienes fueron expropiados.

Fue fusilado y colgado el 6 de julio de 1812 en Buenos Aires, en la Plaza de la Victoria. Sus cuerpos fueron exhibidos en la plaza durante tres días, en el que fue el más sanguinario de los desgraciadamente frecuentes excesos de la revolución.

Sus restos se hallan en la Basílica de Ntra. Sra. del Rosario y Convento de Santo Domingo en la Ciudad de Buenos Aires, junto a los de Manuel Belgrano.

Estaba casado con María Magdalena de la Carrera. De sus hijos dos destacaron en los bandos opuestos de la revolución. Félix de Álzaga se convirtió en un importante militar, político y hacendado en la nueva nación, mientras que Cecilio de Álzaga, comerciante y político fue un tenaz enemigo de la emancipación argentina.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 14 Ene 2018 22:46

D. Rodrigo DE BASTIDAS


Rodrigo Galván de las Bastidas (1445-1527) Conquistador castellano, descubridor del litoral atlántico colombiano y el río Magdalena y fundador del puerto de Cartagena y de Santa Marta.

Fue un navegante andaluz, afincado en Triana, en Sevilla. Participó en el Segundo Viaje de Colón a las Indias en 1493 y en 1501 recorrió Panamá y gran parte del territorio colombiano.

El 5 de junio del año 1500, a Bastidas se le concedió licencia para descubrir islas o tierras no visitadas por Colón u otros navegantes, así como tierras no pertenecientes a Portugal, desde las costas del Cabo de la Vela en Coquibacoa.

En 1501 zarpó del puerto de Cádiz en dos naves: San Antón y Santa María de Gracia, más un bergantín y un chinchorro. En este viaje lo acompañaban Juan De La Cosa y Vasco Núñez de Balboa.

Descubrió las costas de Colombia y las bahías de Santa Marta, Cartagena y Cispatá, llegó a las costas panameñas (en la actual Comarca de Kuna Yala) después de haber recorrido el litoral venezolano y descubierto el río Magdalena y el Golfo de Urabá, continuó con su tarea exploradora y descubrió el istmo de Panamá, recorrió los puertos de Retrete y Nombre de Dios, entonces mandó hacer un puerto que bautizó en su honor como El Escribano. Sin embargo, al tener las naves en muy mal estado, debe regresar a la isla La Española (actual Santo Domingo), en donde estaba la principal base de operaciones de los viajeros españoles.

Al llegar a las costas de La Española, una de sus naves naufraga, pero logra salvar parte de su carga (que se trataba en mayor parte de oro). En esta isla es acusado de negociación ilegal con los indígenas. Después de ser procesado en 1502 por Francisco de Bobadilla (que también procesó a Colón) es declarado inocente de los cargos y una vez pagados los derechos a la Corona, los Reyes Católicos le otorgan el cobro de una renta anual sobre la producción de la provincia de Urabá y Zenú.

En 1525 de regreso a América, funda la ciudad de Santa Marta (actual capital del Departamento colombiano de Magdalena) entre el Cabo de la Vela y el río Magdalena, una de las primeras ciudades continentales de América que aún existe.

Juan Villafuerte, su propio lugarteniente, dirigió una conspiración contra Bastidas que casi le cuesta la vida. Herido en el atentado, intenta volver a La Española. El 28 de julio de 1527, al anclar en Santiago de Cuba, fallece. Sus restos reposaron en Santo Domingo hasta que a mediados del siglo XX fueron trasladados a Santa Marta por petición del gobierno local y reposan actualmente en la Catedral de la ciudad.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 15 Ene 2018 13:30

Excmo. Sr. D. Fernando Francisco DE AVALOS AQUINO Y CARDONA General del Ejercito Imperial Español


Fernando Francisco de Ávalos Aquino y Cardona, V marqués de Pescara (Nápoles, 1489 - Milán, 2 de diciembre de 1525), militar napolitano de orígenes españoles.

General de las tropas hispano-imperiales de Carlos V durante las Guerras Italianas. En 1512, en la Batalla de Rávena fue tomado prisionero por los franceses, pero se le dejó libre al final de la guerra de la Liga de Cambrai. Fue general en jefe de los ejércitos del emperador Carlos V durante las Guerras Italianas y derrotó a los franceses de Francisco I en las batallas de Bicoca y de Pavía.

Rodrigo (Ruy) López de Ávalos, su bisabuelo, fue un noble de Toledo, que tomó parte activa en las guerras de Reino de Castilla durante el reinado de Juan II, y había sido enviado al exilio, muriendo en Valencia.

El hijo de éste, su abuelo Íñigo Dávalos y Tovar entró al servicio del rey de Aragón y de Nápoles, Alfonso V el Magnánimo, siguió a su señor a Italia, donde casaría con Antonia de Aquino y Gaetano, III marquesa de Pescara (1440).

El hijo de este último, por tanto su padre, Alfonso, IV marqués de Pescara que casó con María Hipólita Diana de Aragón y Cardona, dama de la rama siciliana de los Cardona, fue traicioneramente asesinado durante la invasión francesa del Reino de Nápoles (1494). Fernando, se convirtió en el V marqués de Pescara.

Cuando Fernando tenía 6 años, fue prometido a Vittoria Colonna, hija del condotiero Fabrizio Colonna, y el matrimonio se celebró el 27 de diciembre de 1509 en Ischia. Su condición de noble por parte de Aragón y Nápoles le proporcionó el apoyo de Fernando el Católico. En 1512 dirigió un cuerpo de caballería ligera en la Batalla de Rávena, donde fue herido y hecho prisionero por los franceses. Gracias a la intervención de uno de los más destacados generales franceses, el italiano Gian Giacomo Trivulzio, que había tomado parte en el concierto de su matrimonio, pudo ser liberado tras el pago de un rescate de 6.000 ducados.

Fernando de Ávalos mandó la infantería en la Batalla de La Motta, el 7 de octubre de 1513, contra la República de Venecia. Desde esta batalla hasta la Batalla de Bicoca, Ávalos estuvo siempre al servicio de los españoles en todo lo que hiciera falta, siendo compañero y bajo el mando de Próspero Colonna.

Después de la batalla en Bicoca, Colonna fue nombrado general en jefe por el emperador Carlos V. Ávalos se sintió desairado y marchó hacia Valladolid a pedir explicaciones por tal hecho. Carlos V, persuadió a Ávalos durante varias entrevistas de que Colonna era superior a él. Sin embargo trabó amistad con el emperador, lo que sumado a su ascendencia española, propició que en las siguientes campañas fuera él el jefe de las tropas imperiales.

Cuando Francisco I invadió Italia, Ávalos fue encargado por el emperador de repeler la invasión. Las dificultades que tuvo que superar fueron muy grandes, ya que la tropa no percibía su sueldo. La tenacidad, paciencia y tacto de Ávalos triunfaron en contra de todos los obstáculos. Su influencia sobre las veteranas tropas imperiales se hizo notar en el asedio de Pavía y la posterior batalla. En enero de 1525 tomó el puesto avanzado francés de Sant'Angelo Lodigiano con lo que cortaba la línea de comunicaciones entre Milán y Pavía.

El 24 de febrero de 1525, derrotó y tomó como prisionero al rey francés Francisco I en un brillante ataque en la Batalla de Pavía. El ataque de Ávalos fue de notable audacia: rodeó a la potente caballería francesa con un cuerpo de ejército de arcabuceros y caballería ligera, consiguiendo destruir a los franceses. Mientras, Lannoy y los demás capitanes imperiales también conseguían derrotar a los franceses en el campo de batalla.

Girolamo Morone, secretario del duque de Milán, creyendo que Ávalos había sido despreciado por el emperador Carlos V, invitó al condotiero a que se uniera a una trama para expulsar a españoles, franceses y alemanes de Italia, prometiéndole el trono del Reino de Nápoles. Pero Ávalos fue leal al emperador, desveló esta conspiración a Carlos V, y Morone fue apresado el 16 de octubre de 1525.

Poco después de este suceso, mientras cercaba a Francisco Sforza en el castillo de Milán, enfermó, al parecer de tifus, falleciendo la noche del 2 al 3 de diciembre de 1525.1​ No dejó descendientes y su título pasó a su sobrino Alfonso de Ávalos y San Severino, marqués del Vasto, también distinguido general imperial, que se convirtió así en VI marqués de Pescara

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 15 Ene 2018 18:21

Prospero COLONNA Condottiero al servicio del Emperador Carlos I


Prospero Colonna (Civita Lavinia, 1452- Milán, 30 de diciembre de 1523), algunas veces llamado Prosper Colonna, fue un condotiero italiano al servicio sucesivamente de Francia, los Estados Pontificios, España y el Sacro Imperio Romano Germánico durante las Guerras Italianas.

Miembro de la antigua familia noble de los Colonna, nació en Civita Lavinia, cerca de Velletri (Lacio) en 1452 y era primo de Fabrizio Colonna.

Su primera acción notable como líder militar tuvo lugar en 1484, cuando defendió el castillo familiar de Paliano contra un ataque de las familias rivales Orsini y Riario. Tras haber participado en algunas batallas más, Prospero, que se había unido al partido del cardenal Giuliano della Rovere, fue encerrado en el castillo de Sant'Angelo (Roma) por el Papa Alejandro VI. Una vez liberado, fue encerrado de nuevo por su alianza con Carlos VIII de Francia durante su invasión de Italia. Al final, el rey de Francia resultó victorioso contra el Papa y entró en Roma, seguido por Prospero y Fabrizio Colonna en 1495.

Durante el breve dominio francés sobre el Reino de Nápoles, Prospero obtuvo el Ducado de Trasetto, y el Condado de Forli. Sin embargo, cuando Carlos retornó tras los Alpes, Prospero ayudó al rey Fernando II de Nápoles a expulsar al virrey francés de Nápoles.

La situación cambió de nuevo con la nueva invasión francesa de Luis XII. Mientras el rey napolitano Federico I huía hacia la isla de Isquia, Fabrizio y Prospero intentaron defender el reino. Fueron derrotados y encerrados en el Castel Nuovo de Nápoles, a la vez que eran excomulgados por Alejandro VI, quien confiscó sus castillos en el Lacio. Con el tiempo fueron rescatados y ambos primos entraron al servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba, jefe del ejército español en Nápoles.1​

Prospero Colonna tuvo un destacado papel en la victoria española de Ceriñola (1503), que abrió a los españoles las puertas de Nápoles. Tras la muerte de Alejandro VI también recuperó sus posesiones en el Lacio. Comandó la caballería ligera en la batalla del Garellano.

Prospero añadió entonces Itri, Sperlonga, Ceccano y Sonnino a sus dominios, llegando a ser de nuevo un gran señor feudal en el sur de Italia. Se casó con Isabella Carafa quien le dio un heredero, Vespasiano.​ Continuando al servicio de España, Colonna obtuvo más victorias contra Francia en el norte de Italia en 1522 (batalla de Bicoca).

Sin embargo su salud estaba decayendo y murió en 1523 en l'Hôtel Clemenceau de Milán.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 15 Ene 2018 18:27

Excmo. Sr. D. José CARRILLO DE ALBORNOZ General del Ejercito Español


José Carrillo de Albornoz y Montiel, primer duque de Montemar, Grande de España y tercer conde de Montemar, (Sevilla, 8 de octubre de 1671 - Madrid, 26 de junio de 1747)

Hijo de Francisco Carrillo de Albornoz Esquivel y Guzmán (Sevilla 18 de junio de 1639), II conde de Montemar, coronel de guardias, director general de la caballería de España, general del Ejército de Orán, caballero de la Orden de Santiago, y de su primera mujer, Leonor de Montiel y Segura, hija de Federico de Montiel y de Isabel de Segura.

Fue comendador de Moratalla en la Orden de Santiago, y segundo coronel del Regimiento de Caballería de Montesa desde 1706 (21 de agosto), ascendido a brigadier al año siguiente (7 de septiembre); en ese mismo año de 1707 sucedió en el condado de Montemar y en 1710 participó con el cargo de mariscal en la batalla de Villaviciosa, que formó parte de la Guerra de Sucesión Española, peleando en el bando triunfador.

Ocupó en dos ocasiones la Capitanía General de Cataluña entre 1722 y 1725, siendo sustituído en el cargo por Guillermo de Melun, marqués de Risbourg (1725 – 1735), pero ocupándolo interinamente en 1726 por deseo del rey. En ese mismo año fue nombrado Capitán General de la Costa de Granada.

El 4 de abril de 1731 fue nombrado capitán general de los Reales Ejércitos, y también sirvió como coronel de las Reales Guardias de Infantería Española, así como director general de la Caballería de España desde 1732; también sirvió como general en jefe del Ejército que reconquistó de Orán:

Sale de Alicante la Escuadra de D. Francisco Cornejo con un transporte de 600 velas y división de galeras conduciendo 26.000 hombres a cargo del general D. José Carrillo de Albornoz, Conde de Montemar, con 110 cañones y 60 morteros así como provisiones y pertrechos.

Después de una diversión se desembarca en las proximidades de Orán con 500 lanchas cargadas de granaderos que fueron hostigados por 2.000 jinetes moros. Una vez desembarcados todos los hombres comenzaron a tomar posiciones, como la de Monte Santo, lo que atemorizó a los defesores de Orán, que la abandonaron, y así fue tomada por los Españoles con sus 5 fortines, 138 cañones y 7 morteros y abundante munición intactos. en el puerto (Mazalquivir) se tomaron una goleta y 5 bergantines corsarios. Una vez tomada, y asegurada la plaza se dejó con 8.000 infantes y un regimiento de caballería. La reacción de los moros no se hizo de esperar, y atacaron en Orán el castillo de San Andrés.

En el año 1732 fue nombrado caballero de la Orden del Toisón de Oro.

Participó en la Batalla de Bitonto (25 de mayo de 1734), donde arrebató a los austriacos las plazas de Nápoles y Sicilia en provecho de los Borbones, que habían pertenecido a la Corona de España hasta 1700. En agradecimiento a los servicios prestados en esta batalla, Felipe V de España elevó en 1735 el condado de Montemar a ducado, añadiéndole la Grandeza de España, por Real Cédula de 20 de mayo de dicho año. Posteriormente sirvió como Ministro de Guerra desde 1737 y 1741, falleciendo en Madrid el 26 de junio de 1747.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 15 Ene 2018 18:40

Diego VELAZQUEZ DE CUELLAR Conquistador Español


Diego Velázquez de Cuéllar (Cuéllar, 1465 – Santiago de Cuba, 1524) fue un adelantado, conquistador español y primer gobernante de Cuba, cargo que ocupó desde 1511 hasta su muerte en 1524. A él se debe la fundación de las siete primeras ciudades españolas de Cuba, y está considerado como el primer hispano-cubano de la historia.

De ascendencia noble, procedía de una reconocida familia cuellarana, cuyos miembros habían servido durante generaciones a los Reyes de Castilla. Formó parte del segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493, y contó con el apoyo del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, colaborando después con el gobernador Nicolás de Ovando (1501–1509) en la pacificación de la isla La Española, donde llegó a ser uno de los hombres principales.

El nuevo gobernador Diego Colón (1509–1515) le puso al frente de una expedición para conquistar y poblar Cuba en 1511, primero como capitán y más tarde como primer gobernador de la isla. En recompensa a sus servicios, obtuvo del rey el título de Adelantado de la isla.

Patrocinó la expedición de Francisco Hernández de Córdoba a Yucatán a principios del año 1517 y, al año siguiente, la de Juan de Grijalva y Pedro de Alvarado a las costas de México. El regreso de Grijalva con oro y noticias acerca de la exuberancia de las culturas maya y mexica, avivaron el interés de Velázquez y a finales de 1518 formó una nueva empresa con Hernán Cortés para organizar una expedición a Culúa, en la que Velázquez era el armador y Cortés el capitán general, pero pronto surgieron desavenencias entre ellos. Tras la traición y partida clandestina de Cortés, envió una expedición al mando de Pánfilo de Narváez para detenerlo, pero fracasó tras la victoria de Cortés en Zempoala y la prisión de Narváez en 1520.

Fundó en La Española las poblaciones de Villanueva de Yáquimo, San Juan de la Maguana, Azua de Compostela, Salvatierra de la Sabana, Santa María de la Vera Paz y Bánica; y en Cuba las ciudades de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, San Salvador de Bayamo, Santiago de Cuba, Santísima Trinidad, Santa María del Puerto del Príncipe, Sancti Spíritus, San Cristóbal de la Habana y San Juan de los Remedios.

Nunca cejó en su lucha contra Cortés, considerándole un traidor a sus órdenes e intereses. Más tarde, en 1524, incitó a uno de los lugartenientes de Cortés, Cristóbal de Olid, a rebelarse contra aquel en Honduras, cosa que logró y que le costó la vida a Olid.

Estuvo casado con María de Cuéllar, de su misma naturaleza, hija del contador Cristóbal de Cuéllar. Poco duró el matrimonio, pues ella falleció una semana después de contraer matrimonio.

Velázquez murió en la noche del 11 al 12 de junio de 1524 en su casona de Santiago de Cuba, que aún se mantiene en pie. Al morir dejó, entre sus propiedades: 19 estancias, 3.000 cerdos y 1.000 reses.

Familia de conquistadores

Siguiendo a su pariente Diego Velázquez de Cuéllar, llegaron a América diversos familiares del gobernador, empleados en diferentes trabajos y siempre bajo la protección del adelantado. Entre ellos destacan:

Juan Velázquez de León, conquistador, capitán de Hernán Cortés.
Francisco Velázquez, conquistador de México y Nueva Galicia.
Antonio Velázquez de Narváez, conquistador de México, Nueva Galicia y otras provincias.
Diego Velázquez el Mozo, sobrino del gobernador.
Jorge Velázquez fue pregonero mayor de Santo Domingo, marchando después a Cuba, donde ejerció la alcaldía de Sancti Spíritus el año 1521.
Alonso Velázquez, que después de servir al rey diez años en Italia en la compañía de Martín de Ratia, marchó con Hernando de Soto en 1538 a descubrir las provincias de Florida, donde soportó indecibles trabajos. En 1543 era vecino de México y se disponía a participar en la armada que se iba a enviar a pacificar Perú, pero cesó la rebelión y se casó. Aún residía en México en 1547.
Francisco Velázquez el Corcovado, pariente del gobernador de Cuba, donde se hallaba en 1518. Al año siguiente marchó con Hernán Cortés a México y más tarde regresó a Cuba con otros capitanes de la armada de Pánfilo de Narváez, pues Cortés les dio licencia y uno de los mejores navíos para que regresasen.
Pedro Velázquez, sobrino del gobernador, era vecino de La Habana en 1519, desde donde marchó con Pánfilo de Narváez al año siguiente. Regresó a Cuba y durante 1546–1555 fue vecino y teniente gobernador de La Habana.
Iseo Velázquez de Cuéllar, sobrina del gobernador, estaba en Cuba en 1519 junto a su marido Baltasar Bermúdez, pasando después a México.
Antonio Velázquez, pariente del gobernador, que falleció en una campaña al mando de Hernando de Soto en Florida por los años de 1539.
Francisco y Bernaldino Velázquez, hijos de Violante Velázquez y parientes del gobernador. Fallecieron regresando de las Indias, habiendo otorgado ambos testamento, en el que dejaban por universal heredera a su madre, encargándola uno de ellos de que trajese a España a dos hijos naturales que tenía, con todos sus bienes.
Diego Velázquez, que se embarcó con Hernando de Soto en 1538 rumbo a Florida. Reseña sus grandes servicios el cronista Antonio de Herrera y Tordesillas, que relatando las campañas de Florida de 1541 dice: en ellas estuvo un valiente soldado, llamado Diego Velázquez, de Cuéllar.
Bernardino Velázquez, pariente del gobernador, fue uno de los hombres que Diego Velázquez de Cuéllar tuvo en cuenta a la hora de designar jefe de la expedición a Nueva España, que finalmente encomendó a Hernán Cortés.
Antonio Velázquez Borrego fue otro de los hombres a quien Diego Velázquez de Cuéllar propuso capitanear la armada rumbo al Yucatán, al igual que lo hizo también con Francisco Verdugo, otro pariente.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 16 Ene 2018 12:34

Dña. María PACHECO MENDOZA (La comunera) Esposa de Juan de Padilla


Doña María Pacheco fue hija del primer marqués de Mondéjar (y segundo Conde de Tendilla), llamado el "Gran Tendilla", y de Francisca Pacheco, hija de Juan de Pacheco, el turbulento primer marqués de Villena. Escogió el apellido materno al tener dos hermanas de su mismo nombre: la mayor se casó con el soriano conde de Monteagudo y fue llamada "la santa", y hubo otra María de Mendoza, hija natural de su padre en su segunda viudedad. Se unieron en ella el carácter fuerte de los Mendoza y el de su abuelo materno.

No se sabe con exactitud la su fecha de nacimiento. Se sabe que nació tras Antonio, el virrey, y antes de Bernardino y Francisco. Pero podemos acotar más a partir de la correspondencia de su padre. Emilio Meneses (1973) indica, en el libro en que transcribe las cartas de su padre de 1511, que "sólo tiene quince años pero esta muy desarrollada", lo que significaría que nació cómo más pronto en 1496, y tuvo que ser en La Alhambra, dónde residían sus padres. Aurelio García (1995) transcribe otra carta fechada en Granada el 14 de marzo de 1497 en la que el conde dice que "la condesa pario oy una hija". Quizá pudiera ser ésta María Pacheco. La profesora Moreno Trujllo indica 1495.

De niña estuvo presente los acontecimientos de la primera sublevación morisca en 1500, pues estuvo con su madre y hermanos pequeños viviendo entre ellos en una casa del Albaicín como prueba dada por su padre del cumplimiento de los pactos acordados. Educada junto con otros de sus hermanos en el ambiente renacentista culto y tolerante de pequeña corte que había en la casa paterna (el conde no tenía reparo en vestir en su casa al estilo morisco y hay muchos detalles al respecto en sus cartas), María era docta en latín, griego, matemática, muy leída en la Sagrada Escritura y con conocimientos de letras e historia, "en extremo en la poesía". En carácter parece que María Pacheco congenió, sobretodo, con el menor de sus hermanos (de padre y madre) el poeta, embajador, e historiador Diego Hurtado de Mendoza. Su madre murió ente 1506 y 1507, su padre en el verano de 1515.

Casi todos los libros cuentan que estuvo enfadada con su padre por firmar su compromiso de esponsales el 10 de noviembre de 1510 con Juan de Padilla, un noble toledano que ella consideraba de inferior rango, y que asimismo la obligaron a renunciar a cualquier pleito por la herencia paterna a cambio de una cuantiosa dote de cuatro millones y medio de maravedíes. No era un caso aislado esa obligada renuncia y la mujer era, generalmente, una moneda de cambio en las complicadas alianzas entre las casas nobiliarias. Ciertamente María era denominada en los escritos de la época como "Doña María Pacheco" mientras que su marido era simplemente "Juan de Padilla". La correspondencia de su padre el conde muestra otro aspecto, María no aparece como dolorida por su matrimonio, sino nerviosa e ilusionada, sobretodo tras conocer a Juan.

Padilla era hijo del toledano Pedro López de Padilla y sobrino de Gutierre de Padilla, Comendador mayor de Calatrava, con quien el conde deseaba estrechar una alianza. El conde les pide a los tres que lleguen de noche para evitar que María se azare al verla Juan por primera vez a plena luz. El desposorio en Granada fue el 14 de agosto de 1511 aunque inicialmente debía ser el lunes 11. El conde congenió muy bien con su yerno, al que quiso de corazón. Escribe el 11 de abril de 1513 en la Alhambra que "de aca no hay mas que decir sino quel señor mi hijo Juan de Padilla esta aquí, que le quiero mas que a los otros".

De las prendas personales, nobleza y, desgraciadamente, indecisión de Juan de Padilla hay sobrados testimonios. La boda se retrasaría hasta el 15 de enero de 1515, según indican las cartas del conde de Tendilla publicadas por primera vez por Fink de Backer en 2003, e incluidas en el Registro publicado en 2007 por la profesora Moreno Trujillo et al. Aquí se indica que una enfermedad de Juan retrasó la boda, con gran preocupación de la novia. El matrimonio marchó el dia 18 a Porcuna (Jaén), cerca de Martos, dónde el Comendador tío de Juan le había procurado una "tenencia". El conde escribe en 1515 que "Juan de Padilla es un hombre de bien y cuerdo". Padre e hija continuaron escribiéndose.

No debió ser tampoco mala al comienzo la relación del matrimonio con los Mendoza granadinos, pues la correspondencia de su hermano Luis Hurtado de Mendoza editada por E. Meneses indica que el matrimonio pasó unos dias en la Alhambra después de dar a luz María en 1516 a un niño que se llamará como su abuelo paterno. Padilla debía ser alcaide de alguna fortaleza granadina, hacia la zona de Alcalá la Real, al norte. Las sospechas que estuvieran cerca de Martos o Cazorla se confirman, pues, gracias al estudio de Fink de Backer. Tenia ya fama de militar con los partidarios del infante Fernando, el leal hermano de Carlos V que se crió en Castilla y al que parte de la nobleza pensara poner en el trono. Luis intenta convencerle de que cese en su apoyo a Fernando y se ofrezca al servicio de Carlos. En todo el conflicto subsiguiente, gran parte del fracaso comunero en Andalucía se debió a la actitud resuelta del tercer marqués de Mondéjar Luis Hurtado de Mendoza quien llegó a mandar moriscos, que armo al efecto, para aumentar las tropas que empleó contra las comunidades en Andalucía.

El matrimonio se mudó a Toledo al suceder Padilla a su padre, en 1518, en el cargo de Capitán de gentes de armas. J.H. Elliott escribe, en su conocido libro "Imperial Spain", de las luchas en Toledo entre las facciones de Ayalas y Riberas (Silvas) y sus constantes cambios de poder y de alianzas en las turbulencias políticas de Castilla durante las regencias que sucedieron a la muerte de Isabel la Católica. "Hernando de Avalos, cabecilla de los Ayala, halló un poderoso aliado en la persona de otro caballero de Toledo, Juan de Padilla, quien ... era un hombre descontento y amargado que opinaba que había sido desestimado a la hora de repartir los favores y si bien era hombre difícilmente capaz de pasar de la indignación a la acción, su ambiciosa mujer María Pacheco no padecía semejantes inhibiciones. En noviembre de 1519 escribieron a los otros municipios... proponiendo una reunión de representantes municipales".

Quizá pueda no estarse de acuerdo totalmente con la opinión de Elliott, pero había quejas ante la evidente rapacidad de los flamencos que acompañaron a Carlos tras su desembarco en 1517, quejas ante el injusto reparto de los cargos y prebendas (Padilla no obtuvo la tenencia de Peña de Martos (Jaén) que le hubiera debido corresponder a la muerte de su tío el Comendador), quejas por los excesivos fondos solicitados por Carlos para pagar su marcha a Alemania y una evidente situación injusta. Padilla se unió en 1519 a Avalos y a Lasso de la Vega, promotores de las protestas toledanas. El pueblo toledano impidió el 16 de abril de 1520 que Avalos y Padilla, regidores de Toledo, acudieran a Santiago llamados por Carlos, y esa fecha se considera el inicio del movimiento de las Comunidades de Castilla.

Dice Elliott el movimiento de los comuneros "era un movimiento contra un objetivo determinado y no por un objetivo determinado ... por el mantenimiento de la antigua Castilla ... la rebelión había sido provocada por el ataque a la independencia de las Cortes, y el deseo de los nobles de conservar esta independencia le dio, en parte, el carácter de un movimiento constitucional...". Indica que el movimiento inicial "no daba idea de la profundidad de los sentimientos que yacían bajo la revuelta ni la forma violenta que muy pronto iba a adoptar "... las quejas de los municipios "se veían aumentadas entre la masa del pueblo por otras quejas de tipo más general". Pero el incendio en agosto de 1520 de Medina del Campo, centro económico castellano, por los imperiales provocó la indignación y avivo el levantamiento, que se transformo en las ciudades en una guerra civil entre enemigos tradicionales y poco a poco " estaba asumiendo muchos de los aspectos de una revolución social". "Los comuneros se iban haciendo cada vez mas antiaristocráticos en sus manifestaciones y actos ... transformándose en una revolución social. Al adoptar este nuevo cariz, fue condenada al fracaso", pues la aristocracia se asustó y apoyó en bloque al bando imperial.

Domínguez Ortiz dice "hay predominio de factores políticos... los dirigentes, en gran proporción nobles y clérigos, solo habían pretendido defender sus privilegios ... aunque Maravall y Pérez se inclinan por una interpretación "moderna" y en cierto modo democrática del movimiento comunero. Lo que dificulta su comprensión es su complejidad". El bando comunero era el de algunos conversos, el de los artesanos de Segovia, los burgueses de Medina del Campo, el bajo clero de Toledo, etc apoyados por gran parte del pueblo llano, en una "guerra civil" en la que un soldado, la noche antes de la batalla de Villalar, escribía a un primo que militaba en el bando opuesto que era la hora de luchar fuerte, pues "los que mañana vencieren, esos serían los leales". Militaron también en el bando comuneros algunos miembros de la baja nobleza y segundones. Las excepciones al "Perdón de 1522 muestran los estratos sociales de los comuneros que aún vivían.

En estos complejos años del levantamiento debemos mencionar que también había una gran inquietud religiosa, en Alemania Lutero comenzó su reforma quemando las bulas y en el reino de Toledo (y en lugares como Guadalajara, controlado por los Mendoza, o en Escalona dónde vivía el longevo marqués de Villena, tío de María) se desarrolló el iluminismo religioso, "los Alumbrados". Aunque la actividad urbana era grande y economía castellana se consideraba entonces floreciente por los historiadores, hubo una crisis agrícola en 1505, hambre en 1506 y gran peste en 1507. En 1518 hubo peste en Valladolid, en 1519 en Valencia y en 1524 en Sevilla y Córdoba. La industria textil toledana sufrió una fuerte recesión al levantar Carlos las medidas proteccionistas que perjudicaban a sus dominios flamencos.

Volviendo a María Pacheco, ésta apoyó vehementemente en abril de 1520 que su pacífico y enamorado marido ("Padre de la patria") fuera parte activa en Toledo del movimiento de las Comunidades, según algunos "por querer mandar en lo que no le venía por herencia", diciendo de Padilla Luis Vives que "fue él castigado del Rey por no haberlo sido él de su mujer". Hemos leído estos comentarios negativos hacia María y contaremos luego otros, todos ellos escritos bajo el dominio del vencedor, el Emperador Carlos.

Padilla dijo en el concejo de Toledo que "jamás consentiré yo que la nobleza de Castilla y León sea hecha tributaria .. y yo estoy pronto a morir en defensa de nuestros derechos" Su padre le contestó que "tu has hablado como un noble digno de una estirpe como la tuya, pero mucho me temo que el rey nuestro señor te ha de pagar malísimamente el servicio". Ese día muchos miembros del concejo y una gran multitud del pueblo acompañó a Padilla a su casa. Nótese en esta, como en otras situaciones, que las ideas eran diferentes en los siglos XVI y XXI.

Resumiendo muy brevemente la lucha castellana, Padilla acude con las milicias toledanas en auxilio de Segovia y fue nombrado el 29 de julio jefe de las tropas comuneras aunque luego debe ceder el mando a Pedro Girón, volviendo a Toledo. Este hecho prueba la falta de ambición (y por tanto, prueba la nobleza) de Padilla. Los comuneros intentan el apoyo de la reina Juana, madre de Carlos, sin éxito. Girón deserta en diciembre al bando real y Padilla regresa a Valladolid el 31 de diciembre de 1520 con un nuevo ejército toledano.

En el entorno familiar, en enero de 1521 muere el flamenco Croy, arzobispo de Toledo, y el Cabildo toledano (en sus atribuciones de sede vacante) nombra adelantado de Cazorla (que dependía de Toledo) a Juan de Padilla, pero su cuñado Luis Hurtado de Mendoza ordena a los de Cazorla que no le admitan, guardando la fortaleza hasta septiembre

Tras los avatares sobradamente conocidos, en los que mencionaremos sólo la toma de Torrelobatón por Padilla el 28 de febrero de 1521 y los incomprensibles tres meses de espera en esta villa del ejército comunero, Padilla es derrotado y decapitado en Villalar el 24 de abril de 1521 junto con Juan Bravo y Francisco Maldonado. Fue con gran entereza al patíbulo, habiendo dejado antes escritas unas cartas a su esposa y a la ciudad de Toledo que merecen ser leídas.

En ausencia de Padilla, María había gobernado sola Toledo hasta la llegada el 29 de marzo del obispo de Zamora Antonio de Acuña (más soldado que sacerdote), viéndose obligada a compartir con él el poder en la ciudad, aunque Acuña estaba siempre más preocupado en dirigir actividades militares. Al recibir las malas nuevas sobre Villalar, María cayó en el lecho y luego se vistió de luto y cubrió su cabeza con un capuz.

Es entonces cuando María entra realmente en la historia como enérgico soporte de la última resistencia de las Comunidades de Castilla en Toledo, ocupando el Alcázar con sus fieles el 28 de abril y dirigiendo, primero desde su casa y luego desde allí, la resistencia al emperador, colocando tropas en las puertas toledanas, mandando traer la artillería desde Yepes, implantando contribuciones y nombrando capitanes de las tropas comuneras toledanas. Lasso de la Vega y Avalos se inclinaban por capitular, pero ella logró evitar la rendición. Incluso el obispo Acuña huye el 25 de mayo intentando llegar a Francia. Parte de la rivalidad con Acuña se debía a su intención de lograr la mitra toledana que María deseara para su hermano Francisco de Mendoza, que entonces estaba en Roma. Como se ve, la mitra era muy codiciada.

María llegaría a mantener la causa comunera nueve meses después de Villalar aunque el largo lapso que Toledo resistió se deba en parte a que el ejército real fue a Navarra para combatir la invasión francesa que comenzara el 10 de mayo, oportunidad que muchos ex-comuneros aprovecharon para lograr el perdón luchando contra Francia. Medina, Segovia, Valladolid y Burgos enviaron tropas a Navarra. María contactó con los franceses durante agosto de 1521.

Tras rendirse Madrid el 7 de mayo, solo resistía Toledo. El segundo marqués de Villena Diego López Pacheco, tío de María, intentó inútilmente actuar de mediador entre los toledanos y las tropas reales, a finales de mayo. Desde al 15 de junio María Pacheco controló totalmente la situación en Toledo. Para mantener el orden María llegó a apuntar los cañones del Alcazar contra los toledanos y entrar el 6 de octubre en el Sagrario de la Catedral para, de rodillas, coger la plata que allí había para pagar a los soldados. Sandoval dice que en Toledo (tras la muerte de Padilla) iba enlutada por la calle, "para mover compasión traia a su hijo en una mula...".

Con ira, mandó matar a los hermanos Aguirres, quienes se habían quedado los caudales que llevaban a Padilla. Sin embargo salvó al hijo del duque de Medina Sidonia, prisionero de los comuneros durante el asedio, dándole la libertad a cambio su promesa de que, al llegar a filas reales, liberara algunos prisioneros toledanos. María liberó a sus esclavos, renunció a las alcábalas que recibía de la ciudad de Toledo y vendió sus joyas para mantener la causa. Tras la rendición toledana, Juan de Zumel solo encontraría en su casa una pulsera y una gargantilla.

Su hermano mayor Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, firme partidario y luego amigo de Carlos V, escribe al cardenal Adriano de Utrecht en junio de 1521 que la principal causa del fracaso que tuvo al intentar convencer a su hermana "debe ser remediar la hacienda de sus hijos... y para hacer merced a mi y a los otros deudos mios que le hemos servido ... suplico a vuestra señoría reverendísima que a mi se me haga merced de procurar que questo de la hacienda de sus hijos de mi hermana se provea". Como vemos, su hermano intentó entonces salvarla, incluso suplicó, lo cual era difícil en los orgullosos Mendoza.

Mientras tanto las tropas reales al mando del Prior de San Juan siguieron su lucha contra los toledanos, con diversos combates sangrientos desde abril a agosto, hasta que se cercó Toledo. Aunque el bombardeo de Toledo empezó el 1 de septiembre, los toledanos realizaban salidas con distinto éxito para avituallarse.

El 16 de octubre sufrieron una seria derrota frente a las tropas del Prior de San Juan en una de estas salidas, cundiendo el desánimo y favoreciendo la firma de una tregua favorable a los sublevados, el llamado armisticio de la Sisla, logrado gracias a la mediación del obispo de Bari. La cercanía del invierno y las dificultades monetarias en las tropas reales también influyeron en el acuerdo. El 25 de octubre de 1521 los comuneros evacuaron el Alcazar toledano aunque conservaron sus armas y el control parcial de la ciudad. De hecho María fortificó y artilló su casa.

No gustó este armisticio en la corte ni entre los gobernantes castellanos y, sólo aparentemente, convivían realistas y comuneros en paz en Toledo. En cuanto a la salud, María estaba "doliente y flaca", por su dificultad al caminar era llevada en silla de manos. En el convenio María logró permiso para trasladar los restos de su esposo a Toledo y conservar su herencia para su hijo, garantizó el perdón a los toledanos y el mantenimiento de los privilegios y de la calificación de "muy leal" para la ciudad. Carlos V no confirmó el acuerdo alcanzado y las sospechas de los toledanos por esta actitud fueron en aumento.

Al celebrar los "realistas" en Toledo la elección del regente Cardenal Adriano de Utrech como Papa, se produjeron disturbios aprovechados para pedir la rendición total en diciembre, así como de la entrega de María, por lo que los toledanos se alzaron el 3 de febrero de 1522, fracasando ante las tropas del prior de San Juan y el ex-comunero Juan de Zumel, ahora mas "realista" que ninguno. Gutierre López de Padilla (hermano menor de Juan de Padilla, fue partidario del emperador Carlos V) y María de Mendoza "la santa", condesa consorte de Monteagudo y hermana mayor de María Pacheco, lograron de los combatientes una tregua al acabar el día.

Hay sospechas de que una hermana ayudó a huir a la otra con la ayuda de Gutierre López de Padilla y la connivencia incluso del Obispo de Bari. María Pacheco se fugó de noche disfrazada de aldeana. Pidió ayuda en el palacio de su tío el segundo marqués de Villena en Escalona (su tía la marquesa le envió una mula, trescientos ducados de oro y conservas para el camino) y logró llegar a Portugal. Anglería en sus cartas es el primero que menciona acerca de que "no se sabe hacia adonde escapó doña María con su hermana la condesa de Monteagudo. Se supone que fue a Portugal". De hecho el alcaide de Almazán (señorío de los condes de Monteagudo) le sirvió de guía.

Unos cronistas mencionan que huyo con su hijo de corta edad, otros no lo mencionan. Desconozco si María tuvo más de un hijo, los escritos mencionan "hijos" cuando la concordia de la Sisla en 1521, "hijo" en 1522 y luego nada. Ciertamente, cuando su madre huyó de Toledo, el niño Pedro López de Padilla fue llevado por el otro hermano de su padre, llamado asimismo Pero López de Padilla, a Alhama (Granada) siendo cuidado por el regidor Alvaro Maldonado hasta su muerte por landre (unas bubas, posiblemente peste) en 1523. En 1526 Zumel (tras arrasar en Toledo la casa de Juan y María) logra del emperador una carta (por si las tornas cambian) para protegerse de la venganza de "los hermanos de Juan de Padilla e otras personas que le suceden o han de suceder al dicho mayorazgo de Pero Lopez de Padilla, padre de Juan de Padilla..." No se mencionan a los hijos.

Exceptuada en el perdón general del 1 de octubre de 1522 y condenada a muerte en rebeldía en 1524, María subsiste con dificultades. Juan III de Portugal no hace caso de las peticiones de expulsión que le llegan desde Castilla, y tras tres meses de errar es ayudada por Diego de Sosa, arzobispo de Braga, y luego por el obispo de Oporto Pedro de Acosta. Vivió, delicada de salud, en la casa del dicho Pedro de Acosta que era el capellán mayor de la esposa de Carlos V, Isabel de Portugal. Su hermano menor Diego Hurtado de Mendoza (cronista, poeta y embajador de Carlos V) menciona en una carta que la visitó en Oporto antes de morir, y su familia intentó repetidamente lograr su perdón.

Murió de un dolor de costado en marzo de 1531, fue enterrada en el altar de San Jeronimo (su padre tenía un monasterio jeronimo en Tendilla) de la catedral de Oporto y no le concedieron tras morir el traer su cuerpo junto al de su marido a Villalar, donde inicialmente estuvo enterrado. Cuenta un secretario que en Portugal tuvo, que durante su dolencia "cualquiera letrado (por "médico") que viniera a platicar con ella, había menester de venir bien apercibido, que en todo platicaba muy sotil e inteligentemente".

Respecto al perdón general de 28 de octubre de 1522, los 287 exceptuados del mismo y la severa represión, José Quevedo dijo que "tal vez me equivoque, más veo que perdono a los que no podía castigar sino degollando a ciudades enteras, proscribiendo a millones de familias y, en una palabra, convirtiendo a la España en un espantoso desierto cubierto de cadáveres". Similar actitud vengativa tuvo Carlos V ente la rebelión de Gante, su ciudad natal, en 1540.

Los restos de Bravo y de Maldonado fueron llevados a Segovia y Salamanca, respectivamente, pero los de Padilla fueron trasladados "provisionalmente" al monasterio de La Mejorada (Olmedo), a la espera de que se normalizara la situación en Toledo, y nunca volvieron allí. Los restos de Juan Bravo fueron finalmente trasladados a Muñoveros (Segovia).

Denostada de los siglos XVI a XVIII, María empezó a ser alabada por los liberales en el reinado de Isabel II. Ciertamente tuvo un fuerte carácter. Sus contemporáneos hablaron de ella admirativamente como "leona de Castilla", "brava hembra" y "centella de fuego" aunque también "era más propensa a los excesos que a la moderación". Intentaban explicar sus obras achacándoselas a la influencia de un demonio familiar o a las predicciones que recibió en Granada de una morisca sirvienta suya.

El Padre Sandoval en su "Historia del emperador Carlos V" menciona por dos veces la curiosa profecía, pero en una dice que se lo predijeron unas hechiceras moriscas en Granada y en otra que se lo dijo una mora hechicera, que "le predijeron que su marido seria rey o cerca de ello". Por eso, dicen, en la emotiva carta que Padilla le escribe antes de morir le habla de "no querría mas dilación en recibir la corona que espero". También Guevara menciona la "esclava hechicera" de doña María que "os ha dicho y afirmado que en breves días os llamarán señoría y a vuestro marido alteza". Sin embargo, la lectura de la última carta de Padilla permite otra interpretación de la misma, más parece una corona de martirio, o gloria, que de realeza.

Antonio Martín Gamero en su "Historia de la Ciudad de Toledo" cuenta que "el pueblo la veneraba por ser buena esposa, solícita madre y esposa excelente". ¿Cómo era realmente María Pacheco?. ¿Era realmente como la describen los vencedores, sus enemigos?

No todos están de acuerdo en esta pintura negativa del carácter de María: su hermano menor Diego Hurtado de Mendoza escribió un epitafio, en claro desacuerdo con las opiniones anteriores:


[i] Si preguntas mi nombre fue María
si mi tierra, Granada; mi apellido
de Pacheco y Mendoza, conocido
el uno y el otro más que el claro día
si mi vida, seguir a mi marido;
mi muerte en la opinión que él sostenía
España te dirá mi cualidad
que nunca niega España la verdad.
[/i]


(en versión de A. González Palencia y E. Mele, 1941)
Ella nunca escribió una carta al Emperador Carlos V solicitando el perdón. Sabía que no se lo concedería.

Como curiosidad citaremos que el comunero Juan Bravo era hijo de Gonzalo Bravo de Laguna, alcaide de Atienza, y de María de Mendoza, hija de Pedro de Mendoza y Enríquez "el fuerte", señor de Almazán y Monteagudo. Dicha María era hermanastra de Pedro González de Mendoza y Luna, primer conde de Monteagudo, y con Catalina y Antonio, hijos de este primer conde, se casaron Luis y María, hermanos de María Pacheco. Bravo ("primo", pues, de María Pacheco) nació probablemente en Atienza hacia 1484 y se avecindó en Segovia en 1504, participando notablemente en la sublevación segoviana y muriendo decapitado con Padilla y Francisco Maldonado en Villalar.

Casó primero con Catalina del Río hacia 1504 teniendo a Gonzalo Bravo de Mendoza, María de Mendoza y Luis Bravo de Mendoza del Rio, y luego casó con María Coronel en 1519 teniendo a Andrea Bravo de Mendoza y Juan Bravo de Mendoza y Coronel. El arbol genealógico indicando su nacimiento y sus descendientes segovianos, a partir de los "Expedientes de Nobleza", esta impreso por primera vez en el libro "Nobiliario de Segovia" de Jesús Larios Martín, CSIC (1956) tomo I , pag 262 (árbol en pag 310). Los datos fueron verificados por Luis Fernández en su biografía "Juan Bravo" (Segovia, 1981).

Addenda: En noviembre de 2005 ha aparecido la primera biografía extensa dedicada a ella, "María Pacheco", escrita por el profesor de la UCLM Fernando Martínez Gil y publicada por Ediciones de Castilla-La Mancha en la colección Almud.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 16 Ene 2018 13:52

D. Antonio de LEYVA Militar Español


Antonio de Leyva, I príncipe de Áscoli, I marqués de Atela y I conde de Monza (Leiva, La Rioja, 1480 – Aix-en-Provence, 7 de septiembre de 1536), fue un militar español destacado en las guerras italianas.

Perteneciente a una familia de Navarra, nació en la villa riojana de Leiva, hijo de Juan Martínez de Leyva, señor de Leyva, y de su mujer Constanza Hurtado de Mendoza. Comenzó su carrera militar en las Alpujarras en 1502, derrotando a los mudéjares, últimos combatientes del reconquistado Reino de Granada.

En marzo de 1503 llegó a Calabria, en el sur de la península itálica, con la armada de Luis Portocarrero enviada desde Cartagena en apoyo del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, que estaba enfrentado con las fuerzas francesas en la guerra de Nápoles. A las órdenes de Fernando de Andrade, sucesor de Portocarrero tras la muerte de éste, combatió al ejército francés de Bérault Stuart d'Aubigny, que fue derrotado en Seminara. Más tarde estuvo en Milán y en la desafortunada campaña contra la Provenza (1524) en el transcurso de la Guerra Italiana de 1521-1526.

Su posterior destino fue de gobernador de Pavía, ciudad que fue asediada por los ejércitos franceses de Francisco I entre octubre de 1524 y febrero de 1525 durante el cual Leyva dio tiempo a las fuerzas imperiales a reorganizarse y atacar a los franceses en la famosa batalla de Pavía.

En 1525 sucedió a Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, como general en jefe de los ejércitos imperiales en el ducado de Milán y en 1535 cuando el último duque de Milán, Francisco II Sforza, murió sin descendencia, el emperador Carlos I designó a Leyva como gobernador de Milán.

Posteriormente luchó contra los turcos frente a Viena y junto al Emperador, en África. Se ha dicho de él que tuvo una gran experiencia militar, era valiente, enérgico, tan acostumbrado a mandar como a obedecer, fecundo en recursos y capaz de intentarlo todo y sufrirlo todo por salir airoso en sus empresas.

Murió de gota durante la campaña en Provenza del año 1536, pero fue enterrado en la ahora destruida iglesia de San Dionigi.

Sus descendientes vivieron en Milán, llegando a ser una de las más prominentes familias. Una de sus descendientes fue la denominada Monja de Monza, Virginia María de Leyva.

Casó con Castellana de Vilaragut de Fabra, siendo padres de:

Luis de Leyva, II príncipe de Áscoli, II marqués de Atela, II conde de Monza, casado con Mariana de la Cueva y Cabrera, hija de Fernando de Cabrera y Bobadilla, I conde de Chinchón, y de Teresa de la Cueva y Toledo, hija de los II duques de Alburquerque. Hubo:
Antonio Luis de Leyva (?-1569), III príncipe de Áscoli, III marqués de Atela y II conde de Monza, casado con Eufrasia de Guzmán, sin descendencia
Constanza de Leyva, que casó con Francisco Fernández de la Cueva y Girón, IV duque de Alburquerque.

En Madrid una calle lleva su nombre. Se trata del trazado de la antigua carretera de Toledo entre la glorieta del Marqués de Vadillo y la Plaza de Fernández Ladreda (conocida como Plaza Elíptica), donde enlaza con la actual carretera de Toledo. Recibió este nombre en 1921.​ En Zaragoza, también tiene una calle dedicada, concretamente en el popular barrio Oliver. En Salamanca cuenta con un medallón en la Plaza Mayor.


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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 17 Ene 2018 01:43

D. Machin DE MUNGUIA Capitan de los Tercios Españoles


Natural de Munguía, Vizcaya, donde nació a principios del siglo XVI, Machín de Munguía combatió a las órdenes de Andrea Doria contra los turcos en las batallas de Previsa, en 1538. Allí se distinguió defendiendo con valor y arrojo una galera veneciana averiada y acosada por varias naves turcas.

Destacó en la defensa de Castelnuovo, en 1539, donde cayó preso a manos de Barbarroja. Este último le ofreció abrazar la fe musulmana y servir a Soleimán en su ejército pues le admiraba mucho por su acción en la batalla de Previsa. Prefirió la muerte y Barbarroja ordenó que fuera degollado sobre el espolón de la galera almiranta.

Se ha escrito mucho sobre las hazañas del valeroso marino de Machín de Munguía, desde su época hasta la actualidad. Así, desde el siglo XVI se enfatizó su valor en la lucha, su coraje y su bravura al enfrentarse en inferioridad de condiciones a un poderoso enemigo, como era la Armada del temido Barbarroja. Y, tras ser capturado, se puso de manifiesto su fidelidad a su religión cristiana y a su rey Carlos I de España, algo típico de los vascongados.

Según una relación del siglo XVI conservada en el Museo Naval de Madrid, el capitán Machín de Munguía y los soldados de su compañía, la mayor parte vascongados, pelearon como fieras durante todo un día contra tres galeras turcas, en La Prevesa.

Según relató el historiador Esteban de Zaldivia, causó admiración entre sus compañeros y entre el propio Andrea Doria, que envidiaba las hazañas protagonizadas en los combates de Previsa. Pero sobre todo, durante este siglo se le caracterizó por su negativa a volverse "turco", lo que habría significado abrazar la fe musulmana, abandonando la católica, y traicionar su lealtad hacia el emperador de la Monarquía hispánica Carlos V (señor de Vizcaya) al hacerse súbdito del Gran Turco Soleimán.

Sandoval mostró en 1620 esta imagen del marino que se niega a volverse turco, añadiendo un nuevo ingrediente, la bravuconería y arrogancia del cautivo ante Barbarroja. Así lo escribió en el siguiente pasaje:

[b][i]"Que como rogasen mucho a Machín de Munguia, que se tornase Turco, y él blasonase arrogantemente, contando, como avia defendido su nao; Barbarroja, ayrandose contra el, le hizo cortar la cabeza."[/i][/b]

Arturo Pérez Reverte le rinde homenaje en la entrega de Corsarios de Levante de la saga de Alatriste con el personaje llamado Machín de Gorostiola, también al frente de una compañía de Vizcaínos; un personaje inventado este de Machín de Gorostiola, pero inspirado en otro real Machín de Munguía. Y a este personaje se refiere en el artículo titulado Cortos de razones, largos de espada, publicado en El Semanal.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 17 Ene 2018 22:58

D. Francisco DE ORELLANA Descubridor del Amazonas





Francisco de Orellana (Trujillo, España, 1511 - ?, 1546) Explorador y conquistador español, descubridor de la selva amazónica y primer navegante del río más caudaloso de la Tierra.

Poco conocido y eclipsado por nombres de la talla de Hernán Cortés o Francisco Pizarro, Orellana protagonizó, sin embargo, uno de los episodios más brillantes de la historia española en el Nuevo Mundo, siendo su vida un ejemplo de heroísmo y honestidad.

La abuela materna de Francisco de Orellana pertenecía a la familia Pizarro, de modo que tanto por su patria chica como por su linaje no le eran ajenos los aromas americanos. Nada se sabe de su infancia, pero no hay duda de que desde niño quiso emular las gestas de sus paisanos, ya que en 1527, siendo sólo un mozalbete, se trasladó al Nuevo Mundo para integrarse en la reducida hueste de su pariente, Francisco Pizarro.

Junto a él participó en la conquista del imperio de los incas, revelando ser un soldado hábil y sobre todo fogoso, tanto que en cierta ocasión pecó de temerario y perdió un ojo luchando contra los indios manabíes. Antes de cumplir los treinta años, Orellana había tomado parte en la colonización del Perú, había fundado la ciudad de Guayaquil y era, según los cronistas, inmensamente rico.

Al estallar la guerra civil entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, Orellana no dudó en decantarse a favor de su pariente. Organizó un pequeño ejército e intervino en la batalla de Las Salinas, donde Almagro fue derrotado. Luego se retiró a sus tierras ecuatorianas y desde 1538 fue gobernador de Santiago de Guayaquil y de la Nueva Villa de Puerto Viejo, etapa en la que se distinguió por su carácter emprendedor y por su generosidad.

Además, hizo algo verdaderamente encomiable y singular: puesto que deseaba ligar su existencia a aquellos territorios, juzgó necesario aprender las lenguas indígenas y se dedicó concienzudamente a su estudio. Este afán, que le honra y distingue de sus rudos pares, iba a contribuir en gran medida a que alcanzase la ansiada gloria, como veremos más adelante.

Aun cuando podía haber terminado sus días rodeado de paz y prosperidad, ni las riquezas ni el bienestar podían calmar su sed de aventuras y nuevos horizontes. Por este motivo, cuando supo que el gobernador de Quito, Gonzalo Pizarro, estaba organizando una expedición al legendario País de la Canela, Orellana no vaciló ni un momento y se ofreció a acompañarlo.

[b]El País de la Canela[/b]

Las noticias acerca de la abundancia de la preciada especia en las tierras del oriente ecuatoriano se remontaban a una época anterior a la llegada de los españoles, y eran tan prometedoras como las que daban cuenta del fabuloso reino de El Dorado. El hermano pequeño del conquistador del Perú estaba decidido a encontrar la gloria en el descubrimiento de aquel fructífero País de la Canela y con ese propósito salió de Quito en febrero de 1541 al frente de 220 españoles y 4.000 indígenas. Por su parte, Orellana intentó reunirse con él, pero al llegar a la capital tuvo conocimiento de que Gonzalo ya había partido dejando el encargo de que siguiera sus pasos.

A la cabeza de un reducido grupo de 23 hombres, Orellana se dispuso a atravesar los temibles Andes ecuatorianos. Tras recorrer la altiplanicie, comenzó una lenta y fatigosa ascensión sorteando profundas quebradas, laderas pobladas de una maleza impenetrable y pendientes rocosas desprovistas de toda vegetación. En las cumbres andinas, los expedicionarios padecieron a causa del viento gélido y sobrecogedor; más tarde, tras un penoso descenso, el calor tórrido y la atmósfera asfixiante de la selva volvieron a quebrantarles. Al fin, macilentos y diezmados, llegaban al campamento de Gonzalo con un rayo de esperanza brillándoles en los ojos.

La decepción fue enorme. El campamento no se encontraba en ningún fragante bosque de árboles de la canela, sino en una zona pantanosa e inhabitable. Hundiéndose en las ciénagas y tropezando continuamente con las gruesas raíces que alfombran la jungla, los hombres buscaron por los alrededores el codiciado producto, encontrando tan solo pequeños arbustos silvestres escuálidos y desparramados entre el follaje, de una canela casi sin aroma.

La situación se hizo insostenible. Los víveres escaseaban y los supervivientes estaban extenuados. Ante la imposibilidad de avanzar por la selva, Gonzalo Pizarro resolvió seguir el curso de un río cercano con el auxilio de un bergantín que, por supuesto, deberían construir en aquel mismo sitio. Famélicos y empapados de sudor, los hombres se apresuraron a cortar árboles, preparar hornos, hacer fuelles con las pieles de los caballos muertos y forjar clavos con las herraduras. Cuando la improvisada nave estuvo lista, comprobaron con alborozo que flotaba sobre las aguas. Había sido una tarea ímproba pero sus esfuerzos se veían, por fin, recompensados.

Gonzalo Pizarro pidió a Orellana que se embarcase con sesenta hombres y fuese río abajo en busca de alimentos, considerando que su lugarteniente podría entenderse directamente con los indígenas en caso de encontrarlos, pues conocía a la perfección sus dialectos. Navegando por los ríos Coca y Napo, el grupo de aventureros continuó la marcha durante días y días sin encontrar poblado alguno.

El hambre atenazaba sus estómagos y hubieron de devorar cueros, cintas y suelas de zapatos cocidos con algunas hierbas. Durante estas jornadas dramáticas, Orellana supo mostrarse firme y logró mantener la moral y la disciplina de sus hombres predicando con el ejemplo antes que con las palabras. Al fin, el día 3 de enero de 1542, llegaron a las tierras de un cacique llamado Aparia, que los recibió generosamente y les ofreció grandes cantidades de comida.

Cumplida la primera parte de su misión, Orellana dio las órdenes pertinentes para emprender el regreso río arriba con objeto de ir en busca de Gonzalo Pizarro, quien, según lo acordado, iba a descender lentamente por la orilla hasta encontrarse con su lugarteniente. No obstante, sus hombres se resistieron. Juzgaban que era materialmente imposible remontar la briosa corriente con su insegura nave, y que, aun cuando lo consiguiesen, no podrían cargar víveres, pues el húmedo calor de la selva los echaba a perder en pocas horas. Se negaban a sacrificar estérilmente sus vidas por obedecer una orden suicida. Orellana, convencido por estos razonamientos, se sometió a sus hombres, poniendo como condición que esperasen en aquel lugar dos o tres semanas para dar tiempo a que Gonzalo pudiese alcanzarlos.

Transcurrido un mes y puesto que no había noticias de Gonzalo Pizarro, los exploradores embarcaron de nuevo. Descendieron por las cada vez más turbulentas aguas y el 11 de febrero vieron que "el río se partía en dos". En realidad, habían llegado a la confluencia del río Napo con el Amazonas, al que bautizaron con este nombre después de tener un sorprendente encuentro con las legendarias mujeres guerreras.

Puesto que se desvanecía toda esperanza de reunirse con Gonzalo Pizarro, verdadero jefe de la expedición, Orellana fue elegido de forma unánime capitán del grupo. Se decidió construir un nuevo bergantín, al que se puso por nombre Victoria, y continuar por el río hasta mar abierto. Durante el trayecto, los heroicos exploradores arrostraron mil peligros, fueron atacados varias veces por los indígenas y dieron muestras de un valor extraordinario.

El viaje les deparó continuas sorpresas: árboles inmensos, selvas de lujuriosa vegetación y un río que más bien parecía un mar de agua dulce y cuyos afluentes eran mayores que los más caudalosos de España. Cuando dejaron de divisar las orillas de aquel grandioso río, Orellana ordenó que se navegara en zigzag para observar ambas riberas.

En la mañana del 24 de junio, día de San Juan, fueron atacados por un grupo de amerindios encabezado por las míticas amazonas. Los españoles, ante aquellas mujeres altas y vigorosas que disparaban sus arcos con destreza, creyeron estar soñando. En la refriega consiguieron hacer prisionero a uno de los hombres que acompañaban a las aguerridas damas, quien les relató que las amazonas tenían una reina que se llamaba Conori y poseían grandes riquezas. Maravillados por el encuentro, los navegantes bautizaron el río en honor de tan fabulosas mujeres.

El 24 de agosto, Orellana y los suyos llegaron a la desembocadura de aquella impresionante masa de agua. Durante dos días lucharon contra las olas que se formaban al chocar la corriente del río con el océano y, al fin, consiguieron salir a mar abierto. El 11 de septiembre llegaban a la isla de Cubagua, en el mar Caribe, culminando uno de los más apasionantes periplos de la historia de los descubrimientos.

Frente a la acusación de traición

Orellana aún regresaría a España en mayo de 1543, después de rechazar en Portugal una tentadora oferta de someter las regiones que había explorado en nombre del rey Juan III. Tuvo que responder ante el Consejo de Indias de las acusaciones formuladas contra él por Gonzalo Pizarro, que había conseguido salir de la selva ecuatoriana y volver a Quito. Los cargos de abandono, alzamiento y traición fueron desestimados ante las exhaustivas declaraciones de sus hombres, que dieron cuenta de su rectitud y de la honradez de sus actos.

Al año siguiente, Orellana contrajo matrimonio con una joven sevillana de buena familia llamada Ana de Ayala, fue nombrado adelantado de la Nueva Andalucía y firmó con el príncipe Felipe las capitulaciones para una nueva expedición al Amazonas. Sin embargo, en sus negociaciones con mercaderes, intermediarios y prestamistas, entabladas al efecto de preparar el viaje, Orellana fue víctima de su nobleza y su buena fe.

Quien había superado todas las dificultades en el mundo manifiestamente hostil de la selva no fue capaz de vencer las que le planteaba el mundo aparentemente amistoso de la urbe. En la primavera de 1545 había conseguido reunir cuatro naves, pero estaba arruinado y no podía dotarlas de lo más necesario. Se le comunicó que, dado que no había cumplido lo estipulado en las capitulaciones, la expedición quedaba anulada.

Orellana no pudo aceptar esta deshonra y partió a pesar de la prohibición expresa de las autoridades y del precario estado de sus naves. Durante la travesía cometió incluso actos de piratería para conseguir lo imprescindible. El 20 de diciembre llegaba de nuevo a la desembocadura del Amazonas y, sin escuchar los consejos de sus tripulantes, decidió lanzarse inmediatamente río arriba a la aventura.

Sus sueños de gloria terminaron en el mes de noviembre de 1546 en algún punto de la selva amazónica, a orillas del río al que había dado lo mejor de sí mismo. Las fiebres dieron cuenta de la existencia de aquel hombre indomable en medio del silencio de la jungla, roto tan sólo por los gritos de los pájaros. Su tumba fue una cruz más al pie de un árbol, en el escenario más grandioso que pueda concebirse.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 18 Ene 2018 15:02

Excmo. Sr. D. Cristóbal de MONDRAGON Y OTALORA
Capitán General del Ejército de Flandes, Capitán General de las Provincias de Zelandia y de Limburgo, Consejero de Guerra y Presidente del Consejo de los Países Bajos



Natural de Mondragón, Guipúzcoa, donde nació en 1503. Cristóbal marchó a servir a Italia con 18 o 19 años, siendo probable que asistiera más tarde a la empresa de Túnez (1535) y, de regreso en Lombardía, a las operaciones contra los franceses para la liberación de los Estados saboyanos. Cristóbal era entonces un simple soldado.

Llegó a Flandes en 1544 para participar en las guerras del emperador Carlos V contra Francisco I. Guerras que saldaría su hijo Felipe II al derrotarle en la batalla de San Quintín, en 1557, y en la de Gravelinas, en 1558; batallas a las que asistió como capitán de infantería valona. Cristóbal dominaba ya la lengua y, casado con una flamenca, estaba plenamente integrado en el país. Entonces, fue designado gobernador de aquella plaza, en 1561; su título sería "Gouverneur, prévôt et capitaine de Damvillers pour le roi d’Espagne".

En enero de 1568, el duque de Alba le expidió una patente para levar un tercio de 6 compañías de infantería valona, que tras la victoriosa campaña de aquel año, en que fue rechazada la invasión de Luis de Nasau, quedó de guarnición en Deventer.

En 1569, con todo su tercio se embarcó en Flessinga, formando la guardia de honor de la princesa Ana, hija del emperador Maximiliano, que viajaba a España para casar con Felipe II. La expedición desembarcó en Laredo y de allí marchó a la Corte. Visitó después Mondragón, antes de regresar a Flandes.

El duque de Alba le encargó levantar otro regimiento de infantería valona, también de 6 compañías, tras la toma de Brille por los confederados, más tarde aumentaría a 10 y 15 compañías.

En 1575, eran ya 18 banderas, repartidas entre Breda, Berg-op-Zoom (Bergas), Sevenberghe, Steenberg (Estrembergue), la isla de Tholen (Tola), St. Martin, el dique Huesden y los fuertes frente a Gertruidenberg; totalizando dichas compañías unos efectivos de 2.620 hombres. En septiembre de 1575 tomaron parte en el asedio y toma de Zierickzée; poco antes, el habían pasado revista 2.992 oficiales y soldados, agrupados en 19 compañías.

Se distinguió en el sitio de Maastrich, tomada al asalto en 1579, razón por la que Mondragón fue enviado a España para informar al rey.

Felipe II le proveyó la importante castellanía de Gante, poco después, el duque de Alba le designaría capitán general de Zelanda. Cristóbal partió inmediatamente al socorro Middelburg, la capital de su gobierno, confiando la castellanía de Gante a su teniente Antonio Dávalos Maldonado, quien tras brava defensa, habría de rendirla a los rebeldes que la sitiaban en 1576.

Cristóbal se había visto comprometido a firmar otra capitulación: la suya, ante Guillermo de Orange, la primera que concedieron los españoles en Flandes, en la isla de Walcheren (Zelanda). Logró mantener la capital de la isla y de su gobierno, así como el castillo costero de Rammekens, hasta que la falta absoluta de bastimentos le obligó a capitular en 1574.

Al año siguiente, reconquistan las islas de Duiveland y Schouwen, también pertenecientes a su gobierno zeelandés, sublevadas en junio de 1574, que daría lugar a una de las más celebradas gestas de su tiempo: el vado del Escalda, el día de San Miguel de 1575.

En 1578, dirigió la toma de Limburgo y el castillo de Dalhem. Al año siguinte, participó en las tropas de Alejandro Farnesio en la toma de Maastricht después de 4 meses de asedio, que permitió a España recuperar el sur de los Países Bajos. Por ello, fue miembro del consejo de Alejandro Farnesio durante los años 1580-1581.

En 1582, fue nombrado maestre de campo del Tercio Viejo de Sicilia, conocido después como Tercio de Mondragón, participó en la batalla de Gante contra el ejército del duque de Alençón así como en el sitio de Ninove, tomando el castillo de Linquerque.

Pero la mayor de las operaciones militares de esta época fue el sitio de Amberes, en 1584. Consiguió recuperar esta ciudad, con 20 bajas frente a las 1.600 del enemigo. Gracias a estas victorias, en 1585, la Monarquía hispánica volvía a dominar todo Flandes y Valonia.

En 1592, Mondragón retomó la lucha en Flandes, pero con un ejército muy escaso ya que el grueso estaba destinado en Francia, siendo nombrado gobernador de los Países Bajos, capitán general del ejército del Brabante y maestre de campo general de todo el Ejército de Flandes. En esta época toma los castillos de Verló y Turnahaut.

En octubre de 1595, el escaso ejército de Mondragón se enfrentó a orillas del río Lippe a las mucho más numerosas tropas de Mauricio de Nassau. Después de varios meses atrincherados y gracias a las labores de espionaje, Mondragón tendió una emboscada y sorprendió al ejército holandés, perdiendo la vida el conde Felipe de Nassau (primo de Mauricio) y capturando al conde Ernesto de Nassau. Esta derrota obligó a Mauricio a retirarse hacia Holanda.

Un mes después, Mondragón se retiró al castillo de Amberes, donde falleció al año siguiente después de 64 años de servicio en los Reales Tercios de Infantería española.

La estirpe vizcaína del coronel Mondragón se prolongó al casarse su nieta Catalina con Juan de la Barrera y Mondragón, emparentando así sus descendientes con la muy antigua casa nobiliaria vizcaína de Murga, notoria en el señorío desde tiempos medievales.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 18 Ene 2018 15:15

Excmo. Sr. D. Sancho DAVILA y DAZA Maestre de Campo de los Tercios Españoles


Sancho Dávila y Daza1​ (Ávila, 21 de septiembre de 1523-Lisboa, 1583), apodado el «Rayo de la Guerra»,​ fue un militar español participante destacado en varias contiendas de su época en los que estuvo involucrado el Imperio español.

Fue hijo de Antonio Blázquez Dávila, militar que participó en el asedio de la fortaleza de Fuenterrabía (1521-1524), y de Ana Daza. En su juventud viajó a Roma para estudiar la carrera eclesiástica, que pronto abandonó para dedicarse a la vida militar.

Inicio de su carrera militar

Comenzó su carrera militar en 1545, luchando con las tropas del emperador Carlos V contra los protestantes alemanes de la Liga de Esmalcalda en Alemania.

Luchó también contra los turcos de Dragut en el norte de África, y posteriormente en Italia, junto al duque de Alba, contra el papa Paulo IV y los Duques de Guisa durante la última fase de las guerras italianas.

En el año 1560, ya bajo el reinado de Felipe II, participó en la defensa de la isla de los Gelves, donde fue hecho prisionero por los turcos y liberado en 1561. El 15 de julio de este mismo año fue nombrado capitán de infantería,​ aunque por demoras burocráticas su cargo no fue reconocido oficialmente hasta febrero de 1563. En 1562 se le nombró castellano de Pavía, en Italia.

Servicio en Flandes

Durante la guerra de Flandes sirvió como maestre de campo de los tercios españoles, primero bajo el mando del III duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo, en cuyas funciones prendió al Conde de Egmont, y posteriormente de Luis de Requesens. En 1569 fue nombrado gobernador de la ciudadela de Amberes. En enero de 1570, por sus servicios en Flandes y mediante la intermediación del duque de Alba, Felipe II le concedió el hábito de la Orden de Santiago.

En el transcurso de esta guerra participó entre otras en las batallas de Dalen (1568), Goes (1572), Flesinga (1573), Borsele, Reimerswaal (1574), Mook (1574) y el Saqueo de Amberes (1576).

El saqueo de Amberes


El 3 de octubre de 1576, las tropas holandesas entraron en la ciudad de Amberes, cuyos gobernadores les habían abierto las puertas, y tomaron posiciones para asaltar el castillo defendido por tropas españolas al mando de Sancho Dávila. A pesar de que las tropas rebeldes eran mucho más numerosas, la guarnición del castillo y los españoles que vinieron a socorrerles el día 4 del mismo mes, se lanzaron al ataque por las calles de la ciudad haciendo huir a los holandeses. Algunos de ellos se refugiaron en el ayuntamiento de Amberes, que los soldados españoles incendiaron, propagándose las llamas por la ciudad. Acto seguido procedieron a saquear la ciudad durante tres días, contándose los muertos por millares.

Este trágico suceso es conocido como Furia Española en los países protestantes y en Amberes mismo, donde una placa en la entrada del mismo Ayuntamiento comemora dicha matanza.

Guerra en Portugal

General de las tropas de Felipe II de España durante la campaña de la anexión de Portugal, como maestre de campo del duque de Alba, participó en 1580 en la batalla de Alcántara donde fue vencido Antonio, prior de Crato; el 24 de octubre de ese mismo año conquistó Oporto.

Murió durante la campaña de Portugal en mayo de 1583 como consecuencia de una herida recibida por la coz de un caballo. Sus restos, originalmente dispuestos en el convento de San Francisco de Lisboa, fueron posteriormente trasladados a la capilla mayor de la iglesia de San Juan Bautista de la ciudad de Ávila.

Uno de sus descendientes, Gerónimo Manuel Dávila, publicó en Valladolid en 1713 El rayo de la guerra, hechos de Sancho de Ávila, y sucesos de aquellos tiempos.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 18 Ene 2018 20:40

Excmo. Sr. D. Julian ROMERO DE IBARROLA Maestre de Campo de los Tercios Españoles


Julián Romero de Ibarrola (Huélamo, 1518 - Alessandria o Solero, 13 de octubre de 1577) fue un militar español del siglo XVI que alcanzó el grado de maestre de campo, fue caballero de Santiago y miembro del Consejo de guerra en Flandes.


Fue hijo de Pedro de Ibarrola, hidalgo maestro de obras natural de Puebla de Aulestia en Vizcaya y de Juana Romero, natural de Torrejoncillo de Huete en Cuenca.
Soldado en los tercios

En 1534, a la edad de 15 o 16 años, partió de Torrejoncillo con unos soldados que habían de embarcarse para la Jornada de Túnez, haciéndose popular años más tarde que había servido allí como mozo del atambor, del soldado que toca dicho instrumento.

¡ Mentís
vos, y vos, y quien creyó
que yo fui tamborinero !
Mozo de atambor sí fui,
y soy también caballero,
y agora verás aquí
quién es Julián Romero.

Se asume que durante unos años sirvió como soldado en Italia y solo se vuelve a tener noticia de él cuando regresaban las tropas por mar tras el asedio de Saint-Dizier en 1544 recién licenciadas y tomaron tierra en Dover y después en Plymouth, donde pasaron al servicio del rey Enrique VIII de Inglaterra como mercenarios.

Mercenario y caballero en Inglaterra

Con Pedro de Gamboa como maestro de campo, los soldados españoles y Julián Romero entre ellos, acudieron a la frontera de Escocia en 1545; allí brillaron en la batalla de Pinkie Cleugh, catastrófica para los escoceses, quienes la llamaron "Sábado negro" al dejarse casi 15.000 muertos y 2.000 prisioneros. Sin embargo, la guerra con la corona francesa hizo que se trasladaran prontamente al territorio que la corona inglesa tenía en Francia y se alojasen en el campamento que los ingleses tenían en el puerto de Calais. Desde allí participarán en diversos encuentros que contra las tropas de Francisco I de Francia hubo en la zona de Boulogne-sur-Mer y Ardres, hoy en la región de Norte-Paso de Calais, hasta que se firmó la paz entre ambos monarcas el 7 de junio de 1546.

Duelo con Antonio Mora

Antonio Mora, capitán español que servía a Francisco I de Francia, había retado en duelo a Pedro de Gamboa, y Julián Romero se ofreció para disputar el combate en nombre de este último. Como ambos capitanes, Mora y Romero, servían a los dos monarcas, Francisco y Enrique, el duelo tuvo mayor trascendencia que una simple disputa personal y se organizó un campo en Fontainebleau para que las personalidades, entre ellos, el rey y su heredero, así como los embajadores ingleses, pudieran presenciarlo. Julián Romero resultó vencedor y, siendo premiado por el rey de Francia como ganador, recibió del rey inglés la distinción de Sir.

Guerra en Escocia

En Escocia, el 11 de septiembre de 1547, tras la batalla de Pinkie Cleugh, Romero recibió la distinción de knight banneret, como caballero que sirve bajo su propia bandera («knight having vassals under his banner»). En 1549 es nombrado maestre de campo en sustitución de Gamboa. Tras la caída en desgracia de William Paget, la mayoría de soldados españoles que se hallaban en Gran Bretaña pasaron a Flandes y allí Romero se integró en las tropas del Emperador Carlos V, reconociéndosele el grado de capitán alcanzado por sus servicios en Inglaterra.

Capitán de los Tercios
Guerras con Francia

Romero se hallaba en Gante en 1552 y pasó a defender las tierras del Principado de Lieja. En 1554 participó en la campaña de Picardía, hallándose en la defensa de Dinant; fue hecho prisionero por los franceses después de que capturaran la plaza. Se especula si acompañó a Felipe II de España durante su estancia en Inglaterra tras su matrimonio con María Tudor.

En 1557 se distingue en la batalla de San Quintín, donde le será amputada una pierna tras ser herido por bala de mosquete. En 1558, Felipe II le concede el hábito de la Orden de Santiago y ese mismo año participa en la Batalla de Gravelinas

Castellano en Flandes

En 1559 es castellano de Damvillers y asimismo se le hace castellano de Douai. Establecida con la corona francesa la Paz de Cateau-Cambrésis, se produce la repatriación de las tropas españolas residentes en Flandes, partiendo el 10 de enero de 1561 desde Zelanda.

Capitán en La Goleta

En abril de 1561, el capitán Romero se halla en Málaga para embarcarse con tres compañías para reforzar la guarnición de La Goleta, a donde llega a finales de mayo. En septiembre de ese mismo año pide el traslado a Felipe II, regresando a España en 1562, donde visita a sus parientes maternos en Torrejoncillo. Después, marchó a Madrid.

[b]Socorro de Malta[/b]

Al ser asediada Malta por los turcos en 1565, Felipe II envió los tercios de Italia en su socorro y entre ellos se hallaba Julián Romero, cuya compañía se hallaba guardando Siracusa, con rango de capitán. A causa del fallecimiento de Melchor de Robles en septiembre, Romero lo sustituyó en el cargo de maestre de campo del Tercio de Sicilia.

Maestre de campo del Tercio de Sicilia
Guerra de Flandes

Romero marchó a Flandes en 1567 encabezando el tercio de Sicilia y participó en diversas acciones en los primeros años de guerra, como la Batalla de Jemmingen.

En otoño de 1569 regresó licenciado a España y allí estuvo residiendo una temporada hasta que en 1572 partió desde Laredo con el IV Duque de Medinaceli y 6 compañías de infantes bisoños que llegaron a Ostende en junio de 1572.

Romero participó en el asedio de Mons y perdió un brazo al ser herido por un tiro de arcabuz; dirigió una encamisada en el campamento de Guillermo de Orange. A finales de 1572 participó en el asedio de Haarlem y perdió un ojo también por herida de arcabuz. Recuperado rápidamente, continuó en el asedio hasta que plaza capituló en julio de 1573. Tras el asedio, tuvo que lidiar con el amotinamiento de las tropas españolas, sublevadas por el atraso acumulado de las pagas, viendo amenazada su propia vida. En ese mismo año se halló en el asedio de Alkmaar.

En 1574, Luis de Requesens le encargó socorrer con una armada de bajeles a las tropas cercadas en Middelburg y tuvo que llegar a la costa a nado al perder su nave. En ese mismo año participó además en la Batalla de Mook y luego acudió al asedio de Leiden. Reducido su tercio a 12 compañías por la comisión de reforma de Requesens, y viéndose cansado y mutilado, con su familia en España, y apreciando que no se reconocían adecuadamente sus méritos, dio aviso al gobernador de los Países Bajos de que renunciaría a su cargo, aunque continuó sin embargo en el mismo hasta el final del conflicto.

En 1575 participó en el asedio a Zierikzee, prolongado hasta junio de 1576 y, tras unirse a los soldados amotinados en Aalst, trabajó en el socorro a las tropas españolas cercadas en Amberes.

Tras el Edicto perpetuo de 1577, las tropas españolas se vieron obligadas a abandonar los Países Bajos y fueron conducidas a Italia. Se alojaron en Liguria y se les ordenó embarcarse para España en junio de ese año. Julián Romero fue nombrado castellano de Cremona; pero don Juan de Austria solicitó después el regreso de los tercios y a Julián Romero se le encargó que dirigiera a las tropas que debían marchar desde Italia a Flandes con rango de Maestre de Campo General.

En el trayecto entre Alessandria della Paglia y Solero le sorprendió la muerte mientras conducía las tropas montando a caballo. ​Tenía 59 años y había perdido un ojo, una pierna, un brazo, tres hermanos y un hijo en combate, viviendo como militar toda su vida.

El ultimo Maestre de la Orden de Santiago Alonso de Cárdenas padre del descubridor del Cañón del colorado García López de Cárdenas, trajo junto con el Jesuita Farronius el chocolate al monasterio de Ucles (Cuenca) centro de la orden de Santiago, primer sitio de Europa donde se probó el chocolate que al ver las virtudes de tan prodigioso brevaje y por orden de Carlos I (V) fue llevado a Flandes y sobre todo al camino español, enseñado a preparar para las tropas de los tercios, donde cuenta la tradición fué llevado por el conquense Julián Romero Ibarrola cuando fué nombrado Caballero de Santiago y fué Julian Romero el que con su tropas y la logística de los Tassimo, que durante más de 100 años enseñaron a hacer chcolate a los Alemanes Suizos y especialmente a los belgas y Suizos aunque estos perfeccionaran las tecnicas que apredieron de los reposteros Castellanos: Conquenses Leoneses y también Aragoneses, fue en el monasterio de piedra tras el periplo desde Uclés y Jábaga (Cuenca) por Molina de Aragón (caminos de la historia, ruta del hierro, camino de Santiago, ruta del cacao) en el monasterio de piedra en Nuevalos donde se fundo el primer obrador de chocolate de Europa.

[b]Consejero real[/b]

En agosto de 1572, Romero es designado por Felipe II miembro del Consejo de Guerra en Flandes, destacando en esta labor en el periodo comprendido entre la muerte de Luis de Requesens, y la llegada de Juan de Austria como nuevo gobernador de los Países Bajos.
Matrimonio y descendencia

Contrajo matrimonio con María Gaytán, con la que tuvo una única hija, Francisca Romero, bautizada en mayo de 1571. En Flandes había tenido, al menos, tres hijos ilegítimos, un joven, que murió siendo soldado en 1574, una hija llamada Juliana Romero, y un hijo llamado Pedro de Ibarrola.4​

La figura de Julián Romero en el mundo de la cultura

Julián Romero fue pintado por El Greco por encargo de la hija del militar, Francisca Romero, para colgarse en sala del capítulo del Convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid, del cual doña Francisca fue fundadora. Dicho cuadro se conserva en el Museo del Prado.

Literatura

Lope de Vega, autor teatral, compuso una comedia basada en la figura del personaje, que fue publicada por la Real Academia de la Historia en 1916, en el Volumen VII de las obras de Lope de Vega.
Pierre de Bourdeille, señor de Brantôme, quien conoció personalmente a Julián Romero durante la estancia de ambos en Mesina en 1566, le dedicó algunos pasajes en sus obras.
*Michel de Montaigne menciona a Julián Romero en sus Essais ("Ensayos", lib I, cap. 6.º) a propósito de lo peligroso que puede ser el momento de parlamentar durante una guerra o asedio. Comenta Montaigne que Julián Romero cometió un error de aprendiz al salir de la ciudad asediada de Dinant a parlamentar con el enemigo porque a la vuelta se encontró la plaza conquistada.
Además, el poeta Diego Jiménez de Ayllón, en su ciclo dedicado a los soldados más destacados de su época, compuso para Romero un soneto.
El dramaturgo dieciochesco José de Cañizares tomó su vida como inspiración para su comedia Ponerse hábito sin pruebas y el valor como ha de ser, el guapo Julián Romero (1739), también conocida como El valor como ha de ser, El valiente como ha de ser o El guapo Julián Romero, simplemente.5​

Referencias

Lope de Vega, Comedia famosa de Julián Romero, jornada III. En dicha comedia se recrea en el primer acto cómo Julián Romero entró al servicio del tambor. Aunque la obra es de ficción, el biógrafo de tan célebre soldado, Antonio Marichalar, le otorga a la misma cierta credibilidad en algunos de sus pasajes. Marichalar indica que esta comedia es "pródiga en errores anacrónicos" y "algunos de los acontecimientos que refiere no corresponden a la realidad biográfica de Julián".
Diversos soldados profesionales españoles pasaron a servir al rey inglés por entonces: Pedro de Gamboa, Pedro Negro, Cristóbal Díaz, Alonso de Villasirga, Luis de Noguera y otros que obtuvieron reconocimientos por sus servicios en forma de títulos y pensiones.
El contador del ejército de Flandes e historiador Antonio Carnero indicó que murió súbitamente por apoplejía, mientras otros autores dejaron escrito que murió al caer del caballo.
"Sir Julián de Romero, el temido «mediohombre» de los Tercios de Flandes", César Cervera en Abc de Madrid, 18 de diciembre de 2015.
Juan Fernando Fernández Gómez, "Sobre la comedia El guapo Julián Romero de José de Cañizares", en Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, vol. IV, 1979, ISBN 84-7468-021-2, págs. 407-418.


ARTICULO EN ABC 18-12-2015

Sir Julián de Romero, el temido «mediohombre» de los Tercios de Flandes

Cuando murió tenía 59 años, había perdido un ojo, una pierna y un brazo, tres hermanos y un hijo en combate. Al embalsamarlo hallaron que tenía el corazón sumamente grande y con pelo

No existía en su tiempo otro medio más democrático de ascender en la escala social que el ejército castellano. Hasta que la corrupción terminó por quebrar el sistema en el siglo XVII, los Tercios de Flandes permitían una oportunidad en igualdad de condiciones para voluntarios, nobles, hidalgos o campesinos. Natural de Torrejoncillo del Rey (Cuenca), Julián Romero de Ibarrola se lanzó en 1534 –el año en el que Carlos V reorganizó las coronelías para crear los tercios– a la captura de esa oportunidad.

Con dieciséis años, Julián ingresó en los tercios como mochilero y mozo de tambor. En el entonces manso Flandes, que años después se convertiría en un fango de turbulencias, el castellano sirvió en los ejércitos de Carlos V hasta el año 1543. Por entonces, ya convertido en capitán, Julián Romero acudió a Inglaterra en condición de mercenario del monarca Enrique VIII Tudor, cuya alianza con España se mantenía aún impertérrita. En las islas inglesas, el capitán castellano participó en la célebre batalla de Pinkie. La contienda es hoy en día recordada por ser la última batalla campal entre escoceses e ingleses y, quizá, la primera moderna en suelo británico. La derrota escocesa fue de entidad: casi 15.000 muertos y 2.000 prisioneros. Sobre los méritos del Romero debieron ser elevados, puesto que Enrique VIII le ascendió con presteza: de maestre de campo a sir y banneret. Lejanas sonaban entonces las miserias en Torrejoncillo del Rey para un caballero inglés con vasallos bajo su bandera («knight having vassals under his banner»).

Sir Julián al servicio de Felipe II
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Julián Romero no podía continuar al servicio de la casa Tudor, cuya escisión con la Iglesia de Roma cada vez resultaba más honda. Al fin y al cabo, el castellano solo había acudido a Inglaterra por orden de su verdadero monarca, Carlos V. Tras más de una década al servicio de los intereses ingleses –lo cual sería de provecho, ante su conocimiento de la lengua y la cultura, para planear ataques contra la pérfida Isabel I–, Julián Romero fue recibido con los brazos abiertos en España. Felipe II, inmerso en otro episodio de las guerras contra Francia, le designó maestro de campo y caballero de Santiago.

No era Felipe II, ni mucho menos, de aquellos que dieran algo sin esperar recibir el doble a cambio. Julián Romero se situó a la cabeza de la infantería española e italiana, que, alineada en el centro, venció a los franceses en San Quintín. Pocos años después, en Gravelinas, otra derrota francesa, Romero lideró a los arcabuceros españoles en su empeño por rebajar a la altura del betún la moral francesa. Durante un periodo estuvo preso de los franceses, lo cual no le impidió batirse en duelo en Fontainebleau con un caballero español al servicio de Francia, al que acusó de traidor.

En 1563, el Gran Duque de Alba convocó a lo más granado de las tropas y oficiales españoles para ahogar la rebelión de Flandes; y allí acudió Julián Romero como Sargento Mayor General de los 1.500 soldados del Tercio de Sicilia. Flandes, convertido en un lodazal para los intereses hispanos, fue un laberinto de glorias y derrotas para muchos de aquellos capitanes. Pese a que el Duque de Alba desinfló sin dificultad las aspiraciones militares del principal líder de la rebelión, Guillermo de Orange, el castellano fue incapaz de comprender la situación política del país y, ante la ausencia de Felipe II –que había anunciado su llegada una vez terminada la represión–, el veterano general sumergió el conflicto en un punto de no retorno.

Del descrédito militar de la familia Orange participó, con gran empeño, Julián Romero en la batalla de Jemmingen. La frontera alemana con los Países Bajos fue testigo de una guerra de desgaste entre el Duque y Luis de Nassau –hermano de Guillermo de Orange– que, en contra de la intención del castellano, terminó en un choque frontal. Luis de Nassau, junto a un ejercito de 12.000 hombres, cometió el error de encerrarse en una península entre los ríos Ems y Dollar. Su escasa ventaja era que controlaba un puente de amplia senda que le brindaba la posibilidad de una retirada limpia. Pero cuando los españoles cargaron contra los rebeldes, poco pudo hacer Nassau mas que ordenar la destrucción del puente. No en vano, la sorpresa llegó cuando los españoles se abalanzaron a través del armazón en llamas con las barbas y ropajes en ascuas.

Tras reconstruir el puente, el Duque de Alba ordenó avanzar al resto de tropas. El enemigo quedó acorralado cerca de la localidad de Jemmingen. A falta del grueso del ejercito, los maestres de campo Julián Romero y Sancho de Londoño se dirigieron, con los Tercios de Sicilia y el de Lombardía, respectivamente, hacia la vanguardia enemiga. Las tropas de Nassau frenaron por varias veces las acometidas de los tercios de Romero y Londoño. Incluso se atrevieron a contraatacar. Julián Romero pidió refuerzos al verse superado en tres ocasiones al Duque de Alba, quien negó las tres veces como San Pedro. Cuando los españoles comenzaron a retroceder y el ejercito rebelde reveló su grueso, el Duque de Alba ejecutó su auténtico plan y precipitó todo el ejército sobre los rebeldes con un desenlace de 7.000 bajas entre las tropas de Nassau. Una carnicería.

No era el marinero que se necesitaba en el norte


El sustituto del Duque de Alba, Luis de Requesens –lugarteniente de Don Juan de Austria en la batalla de Lepanto– no gozaba del talento militar de su predecesor, uno de los grandes generales de su tiempo, pero la debilidad de la hacienda real obligaba a buscar una solución pacífica a la rebelión local contra su soberano, el Rey Felipe II. Así, antes de partir para Bruselas, el nuevo gobernador publicó una amnistía general, la abolición del Tribunal de Tumultos, símbolo de la represión española y la derogación del impuesto de las alcabalas. No obstante, el cambio de estrategia de la Monarquía hispánica fue interpretado entre las filas rebeldes como un síntoma de flaqueza y, a finales del otoño de 1573, Requesens tuvo que recurrir nuevamente a las armas para imponer su autoridad.

En el mapa militar heredado del Gran Duque de Alba, aunque se mantenía bajo control la mayor parte de Flandes, se habían perdido las ciudades norteñas en la zona de Holanda y de Zelanda. En febrero de 1574 se extravió el importante puerto de Middelburg, lo cual obligó a Requesens a redoblar los esfuerzos navales, pero sin obtener apenas resultados.

«Vuestra excelencia bien sabía que yo no era marinero, sino infante; no me entregue más armadas, porque si ciento me diese, es de temer que las pierda todas»


Requesens reunió una precaria flota para auxiliar dos lejanas guarniciones (Ramua y Middlegurgo) en la provincia de Zelanda, que era una de las más hostiles a la autoridad real. Julián Romero partió al mando de 62 navíos de guerra, cuya estabilidad era como poco cuestionable. La flota rebelde, mayor en número y calidad, desarmó la escuadra española al primer encuentro. Tras resistir el ataque simultaneo de cuatro navíos, Julián Romero y diez soldados se echaron al agua. Al llegar a la orilla donde se situaba Requesens, el maestre de campo se dirigió al comendador de Castilla en palabras gruesas: «Vuestra excelencia bien sabía que yo no era marinero, sino infante; no me entregue más armadas, porque si ciento me diese, es de temer que las pierda todas». El Imperio español no tenía una flota adaptada a las características de las costas del norte de Europa y su auténtico poder manaba de la superioridad de su infantería, los Tercios Castellanos.

Por orden del general catalán, otro ilustre oficial, Sancho Dávila, hizo valer esa superioridad de los Tercios en la batalla de Mook, que tuvo lugar en el valle del Mosa. Allí perecieron dos hermanos de Guillermo de Orange, pero se obtuvieron pocas ventajas militares a consecuencia de lo que ocurrió tras la batalla. Cuando las tropas españolas avanzaban hacia Zelanda, se extendió un motín generalizado entre los ejércitos hispánicos por el retraso en las pagas de la soldada. El 1 de septiembre de 1575, Felipe II declaró la suspensión de pagos de los intereses de la deuda pública de Castilla y la financiación del Ejército de Flandes quedó en punto muerto. Sin fondos, sin tropas, y cercado por el enemigo, que contraatacó al oler la sangre, Luis de Requesens trató de cerrar un pacto con las provincias católicas durante el tiempo que su salud se lo permitió. Enfermizo desde que era un niño, el catalán falleció en Bruselas el 5 de marzo de 1576, a causa posiblemente de la peste, dejando por primera vez inacabada una tarea que le había encomendado su Rey y amigo Felipe II.

El fallido regreso del castellano de Flandes


La rapidez con la que se propagó la enfermedad imposibilitó que el Comendador de Castilla pudiera dejar orden de su sucesión. Fue el conde de Mansfeld quien se hizo cargo temporalmente del mando del disperso ejército de 86.000 hombres, que llevaban más de dos años y medio sin cobrar. Sancho Dávila, junto a otros veteranos capitanes como Julián Romero, Mondragón, Bernardino de Mendoza y Hernando de Toledo, trataron sin éxito de convencer a los amotinados para permanecer unidos ante el enemigo común: los rebeldes, que aprovecharon las disensiones para medrar terreno. En noviembre de 1576, Sir Romero fue uno de los que acudió a Amberes, acompañado de 600 soldados, para defender a las tropas españolas acorraladas por los rebeldes. Por desgracia, el rescate devino en masacre, en lo que ha venido a conocerse como el saqueo de Amberes.

Felipe II no saldó su gran deseo, pero si convino cederle la castellanía de Hedín en Flandes
La imagen dada por los españoles en Amberes convenció a católicos y calvinistas de la necesidad de expulsar al invasor. Pero no iban a tardar en darse cuenta de que el problema iba más allá de una invasión extranjera, en realidad, era una guerra civil que daría forma a lo que hoy son los territorios de Bélgica, Luxemburgo y Holanda. Tras el fracaso del Edicto Perpetuo que había obligaba a las tropas españolas a abandonar Flandes, Don Juan de Austria –remplazo del fallecido Requesens– reclamó, una vez más, la vuelta de los españoles en 1577. Julián Romero, de 59 años, falto de un brazo, una pierna y un ojo –perdido durante el asedio a Haarlem–, falleció mientras adiestraba a jóvenes soldados en Italia a la espera de su nueva aventura en Flandes. Al embalsamarlolo hallaron que tenía el corazón sumamente grande y con pelo.

En los últimos años de vida, sus mayores ambiciones fueron regresar a España, donde llevaba nueve años ausente, y la concesión de una castellanía –gobernador de una fortaleza–. Felipe II no saldó su gran deseo, pero si convino cederle la castellanía de Hedín en Flandes. Difícilmente los sueños de aquel humilde mozo de Torrejoncillo del Rey sopesaron algún día convertirse en sir inglés o en castellano de una hostil tierra llamada Flandes.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 14:21

D. Alonso DE GUILLEN CONTRERAS Capitan de los Tercios Españoles (Capitán Contreras


Madrid, (1582-1641) Militar y aventurero español. De origen humilde, se alistó siendo adolescente en las tropas de Flandes. Posteriormente se enroló en las galeras de Pedro de Toledo, con quien pronto ascendió a capitán de fragata, y como tal llevó a cabo durante algunos años campañas de corso contra los turcos. Regresó a España para llevar una vida de retiro como ermitaño en el Moncayo, donde residía cuando cayó sobre él la acusación de ser el rey secreto de los moriscos en Hornachos.

Fue procesado y absuelto, pero su azarosa existencia lo convirtió en fuente de inspiración de Lope de Vega, que le dedicó la comedia El rey sin reino. Más tarde participó en nuevas batallas en Flandes e Italia, y viajó hasta Puerto Rico. En 1630 inició la redacción de su autobiografía, Discurso de mi vida, que fue publicada casi tres siglos más tarde, en el año 1900, con el título de Vida del capitán Alonso de Contreras.

«Cristianos viejos, sin raza de moros ni judíos, ni penitenciados por el Santo Oficio»


VICISITUDES

...El 7 de septiembre de 1597, salí de Madrid tras las trompetas del Príncipe Cardenal, el archiduque Alberto de Austria, sobrino de Felipe II, gobernador de los Países Bajos desde febrero de 1596.

Fuimos a Milán, donde nos estuvimos algunos días, y de allí tomamos el camino de Flandes, por Borgoña, donde hallamos muchas compañías de caballos y de infantería española.

En 1598 Senté la plaza en la compañía del capitán Mejía, y caminando por nuestras jornadas, ya que estábamos cerca de Flandes, mi cabo de escuadra, a quien yo respetaba como al rey, me dijo una noche que le siguiera, que era orden del capitán, y nos fuimos del ejército. Cuando amaneció estábamos lejos cinco leguas del ejército. Yo le dije que dónde íbamos; dijo que a Nápoles, con lo cual me cargó la mochila y me llevó a Nápoles, donde estuve con él algunos días, hasta que me huí en una nave que iba a Palermo...

Vida del Capitan Contreras. En PDF en el siguiente enlace

https://www.oocities.org/es/capitancontreras/index.html

"... Sobre un mundo cobarde y avaro, sin justicia, belleza ni Dios, imponemos nosotros la garra del Imperio solar español..."


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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 14:38

Coronel VERDUGO, Maestre de Campo de los Tercios Españoles


Corría el año 1.536 cuando en la ciudad de Talavera de la Reina D. Alonso Núñez de Prado y Catalina Verdugo tuvieron un vástago que con el tiempo no sería ni cantante ni torero bragado y valiente, pero que igualmente nos daría muchas tardes de gloria. Desde muy joven le dio por el tema militar, aunque todo hay que decirlo, en esa época, todavía no había que pedir perdón por lucir con orgullo el uniforme ni tener que demostrar que no eres un genocida consumado ni un asesino de niños en potencia.

A la tierna edad de 19 años, en vez de tirarles pellizcos y mohines a las mozalbetas de la zona, sentó plaza en la bandera del capitán Bernardino de Ayala y se marchó a pelearse con los enemigos de España, que en esa época todo hay que decirlo, no eran pocos.

Ya en san Quintín, el 10 de octubre de 1.557, a la inocente edad de 21 años despachó franceses con la misma tranquilidad de quien se desayuna una docena de churros un soleado domingo. Lo debió hacer bastante bien, debido a que, a pesar de lo austeras de las arcas españolas de la época, amén de unos gobernantes con el puño más apretado que una pelea de sumo, se le concedieron 8 escudos de ventaja, por su arrojo, valor y valentía.

Un año más tarde, el 13 de julio de 1.558, en Gravelinas, y siguiendo en la edad en la que muchos, lo más valiente que hubieran hecho habría sido desmayarse por una caída de párpados y batir de pestañas de una buena moza, el aguerrido mozo fue uno de los que dejaron tan solo 1.300 franceses supervivientes de los 15.000 que empezaron a enfrentarse a nuestras tropas, que dejaron 400 muertos y quizás alrededor de 1.000 heridos.

Durante los años siguientes, siguió en la noble tarea de aquel entonces, de machacar franceses y rebeldes holandeses estando su compañía bajo el tercio de Cristóbal de Mondragón. Parece ser que tenía tal tino y maña en esta cuestión que en seguida fue visto por los avispados ojos de los ojeadores militares españoles de la época.

Entró al servicio de Margarita de Parma y bajo orden directa suya, reprimió los levantamientos y tumultos de Amberes el 4 de julio de 1.566. El mismo Duque de Alba, el 22 de agosto de 1.567 le nombró Sargento Mayor.

Este valiente soldado que había salido a los 19 años de su Talavera, dejando atrás juegos y cerámicas, había llegado hasta el grado de coronel de Infantería Valona, llegando a desempeñar el cargo de gobernador en Haarlem, y como además en esa época aquellos hombres valían para todo y lo mismo daba ocho que ochenta, el mismo Duque de Alba que ya le había nombrado Sargento Mayor tras la derrota del Conde Bossut, la hace Almirante.

Ya con Requesens, hay que hacer notar la pléyade de protectores que tuvo esta joya, (Ayala, Mondragón, Duque de Alba, ahora Requesens y luego Juan de Austria y Farnesio...), por lo que no extraña que fuera valorado y así, volvió a sofocar las revueltas de Amberes y fue nombrado gobernador de Breda en el interregno entre la llegada del vencedor de Lepanto y la muerte de Requesens acaecida en 5 de marzo de 1.576.

Ya con Juan de Austria, participó en Gembloux ostentando el cargo de Maestre de Campo.

En los años sigientes, con los franceses muy alicaidos y todavía lamiendose las heridas y el orgullo, le tocó a ingleses y holandeses sufrir a este caballero, y por lo que se cuenta, lo debieron pasar realmente mal. Primero le tocó a Norris en Nordhoon el 1 de octubre de 1.581, perdiendo no solo la batalla los ingleses que además salieron despavoridos a las primeras de cambio, sino que su comandante perdió una mano. Un año más tarde, el 27 de octubre de 1.582 le tocó en infausta suerte al Conde de Holac batallar en Locchtum con este Maestre de Campo que había empezado de soldado en la Talavera de la Reina, aunque quien en verdad dirigía era Guilermo de Nassau. Le dio exactamente igual, pasó por encima de ellos como una apisonadora en un campo de golf. Por cierto, en las filas holandesas había un Coronel llamado Baptista de Tassis, hermano de un Correo Mayor de Felipe II.

Con Farnesio fue también Maestre de Campo y siguiendo en su tradición de dar estopa a los luteranos holandeses, recuperó las ciudades de Zutphen, Deventer y Utrecht, además de sofocar algunos motines en Güeldres y Mastrique, (ahora aquí en España es más famosa por que gracias al Tratado firmado en ella, ya todos somos europeos, y nos olvidamos que fue nuestra muchos años).

Todavía en 1.597, aprovechando que los franceses habían invadido el Luxemburgo, y seguro que recordando las gratas gestas de juventud de San Quintín y Gravelinas, les derrotó una y otra vez, echándoles más allá de Sedán, además de acudir a apoyar el asedio que el Conde de Fuentes estaba sometiendo a Chatelet, junto con el capitán artillero Cristóbal Lechuga.

Cuando murió un año después, unos cuantos franceses y holandeses, y seguro que más de un inglés también, debieron respirar y más de uno no pudo disimular su alegría con unos cuantos saltos. No era para menos.

Tuvo tiempo además de casarse bien, con doña Dorotea, a la sazón hija del Conde de Mansfeld, con quien tuvo dos hijas, una de ellas se casó con D.Francisco Juan de la Torre, hijo a su vez de D. Juan de la Torre El Viejo, uno de los 13 de la fama de la isla del Gallo cuando Pizarro empezó la conquista de Perú. Las biografías hablan que su yerno era a la vez un sobrino lejano de nuestro protagonista. La otra retoña casó con, me parece, aquí no lo aseguro con el gobernador de Frisia.

Incluso alguna flamenca obtuvo sus favores puesto que también tuvo un hijo natural que llegó a ser capitán del ejército español. Le llamaron Guillermo Verdugo Vandeyik. Más de un holandés y más de un francés volvieron a ver la sombra de su padre, estoy seguro.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 14:43

Excmo Sr. D. Luis DE REQUESENS Almirante y Gobernador de los Paises Bajos


Don Luis de Requesens tuvo por padres a D. Juan de Zúñiga y Avellaneda, hijo del segundo Conde de Miranda, y a Dª Estefanía de Requesens, de la rica y noble familia catalana de este nombre, señora de la villa de Molinos de Rey, de la villa y baronía de Martorell, con los lugares de Sasroviras, Castellbisbal y Castellví de Rosanes, y del antiguo Palacio menor de los Reyes de Aragón en Barcelona, llamado el Palau. Nació el 25 de agosto de 1528, en la cámara rica del paramento de aquel palacio, fue bautizado a los 28 del mismo mes en la parroquia de dicha casa, la iglesia ahora derruida de San Miguel.

Crióse delicado y enfermo; teniéndole una vez casi por muerto, su madre le dejó en el altar de Nuestra Señora en Montserrat, donde visiblemente comenzó a cobrar salud. Tuvo por preceptor a Juan de Arteaga y Avendaño, que había sido uno de los primeros compañeros de San ignacio, cuando comenzó a juntarlos en España. Habiendo sido nombrado su padre ayo del Príncipe D. Felipe (al principio del año 1535), comenzó a servir al Príncipe de paje y fué uno ,de los niños que con él estudiaban; él llevó su guión mientras fué paje. En 1537 hízole merced el Emperador del hábito de Santiago. Entendiendo su padre que el estudio que se hacía con el Príncipe no era de mucho provecho, le dió por maestro particular al humanista Cristóbal Calvete de Estrella. Corría la sortija y justaba con el Príncipe y sus pajes con gentileza; con esto su carácter irritable y áspero se dulcificó.

Acompañó al Príncipe en su casamiento (1543) con Doña María de Portugal; y habiendo muerto ésta de sobreparto, el 12 de julio de 1545, asistió a Don Felipe en su retiro en el Monasterio del Abrojos. Al morir su padre (27 de junio de 1546), le hizo merced el Emperador Don Carlos V de la encomienda mayor de Castilla, que había tenido aquél. Estuvo gravemente enfermo y sufrió una peligrosa herida; fué en compañía (1547) del Príncipe a Monzón, ya con capa y espada. Desde allí se partió para Barcelona a hallarse en el entierro de su padre, cuyo cuerpo habían traído de Madrid, donde estaba depositado; enterróse en la Capilla del Palau, que en compañía de su mujer había reedificado y dotado.

Su madre le mandó a la Corte del Emperador, que se hallaba en Alemania. Partió de Barcelona el 11 de diciembre de 1547, y llegado a la Corte, entonces en Augusta, fué muy bien recibido por el Emperador Don Carlos. Siguióle en su ida a Flandes, en donde, durante los obsequios que se hicieron a la hermana del Emperador, la Reina de Francia Doña Leonor, frecuentó y organizó fiestas y torneos; en una de ellas sacó dos cuadrillas, una de su persona, en que entraban caballeros deudos y amigos suyos, armados de caballos ligeros para escaramuzar, y otra de sus criados, vestidos a la húngara. Llegado el Príncipe Felipe, no pudo conseguir que le hiciera su gentilhombre de cámara, aunque el Emperador se había empeñado en ello. Estando en Bruselas y continuándose las fiestas, quiso el Príncipe justar en un ensayo con el Comendador Mayor, el cual, por ser la primera vez que justaba con Su Alteza, le alzó la lanza y, volviendo a correr la segunda, pensó que justaba con otro y acertó a ser el Príncipe; encontróle en la celada y, por ser poco estofada, le amorteció y derribó en tierra.

Al otro de esta fiesta le llegó la nueva de la muerte de su madre en Barcelona (25 abril 1549); con que se volvió a su ciudad. En ella recibió al Príncipe al desembarcar de vuelta a España (12 julio 1551), y de orden suya hospedó en el Palau al Príncipe del Piamonte Manuel Filiberto de Saboya, que venía en su compañía. Comenzóse entonces a tratar de su matrimonio con Dª Jerónima, hija del maestro racional de Cataluña D. Francisco Gralla y Desplá y Dª Guiomar de Estalrich, que por no tener hijo varón sus padres, había de heredar toda su herencia, que era mucha. Opúsose el padre tenazmente, por querer casar a su hija con el Conde de Aytona, al matrimonio con Requesens, que, por otra parte, era vivamente apoyado por la madre, D. Guiomar; de aquí la discordia familiar; de nada valió la intercesión del Príncipe. Partió éste de Barcelona; el Comendador Mayor se fué a Madrid, adonde se había pasado la Corte y estaba ya convocado Capítulo general de la Orden de Santiago, en el cual fué elegido por uno de los trece, no teniendo más de veintitrés años. Por este tiempo, el maestro nacional, no pudiendo.persuadir a Dª Jerónima, la desheredó, y casó a su hija segunda, Dª Lucrecia, con el Conde de Aytona; Dª Jerónima se fué con su madre, cuyo apellido tomó.

En el Capítulo de la Orden, aún duraba, se resolvió quedando el Emperador cuatro galeras armadas a la orden, ella las sustentase por tres años con intención de proseguirlo, si el negocio sucedía bien; y hecho el asiento entre el Emperador y la Orden, y aceptado y confirmado por el Príncipe, como gobernador de España, fué propuesto por todo el Capítulo el Comendador Mayor para Capitán General de estas galeras, y el Príncipe lo proveyó luego. El aceptó a instancia de toda la Orden; también, viéndose excluído de la casa del Prínicipe, quiso probar el camino del mar. Por varios estorbos y rivalidades, llegóse al mes de mayo (1552) sin que se pudiesen armar las galeras, y desconfiados los del Capítulo, nombraron al Comendador Mayor para que fuese a Alemania a tratar con el Emperador los negocios que del Capítulo habían resultado.

Partió de Madrid para Alemania el 12 de junio de 1552, por la posta, a embarcarse en Barcelona; allí, después de varios dares y tomares y pesadumbres, y aun porfías de Dª Jerónima, se resolvió a efectuar el matrimonio; y porque habían ya partido las galeras en que el Comendador Mayor se había de embarcar y quedaba una fragatá con qúe las había de alcanzar, comenzaron a medianoche a hacerse los capítulos, y antes de amanecer se desposó y dentro de una hora se fué a embarcar.

Desembarcó en Génova y de allí pasó a Milán, donde se puso en orden para la empresa que el Emperador quería hacer, y siguiendo su camino hallóle mientras estaba juntando el ejército para la reducción de los rebeldes de Alemania; con él pasó al sitio de Metz, en Lorena, a mediados de octubre, y habiéndose tenido que retirar el Emperador, apretado por la gota, y dejado el ejército al Duque de Alba, que era Capitán General, el Comendador contínuó en la lucha, hallándose en todas las escaramuzas que tuvieron con los de dentro.

Fué desgraciado aquel cerco y hubo en el ejército grandes enfermedades. El día de Navidad, acabando de comulgar con los caballeros de la Orden, le dió una calentura, de que estuvo desahuciado; antes que estuviese fuera de peligro, se retiró el campo de sobre Metz, y él, con un viaje penoso, llegó a Bruselas, donde estaba ya el Emperador, con el cual trató los negocios de su Orden. Partió de Bruselas el ,3 de abril de 1553, y en las galeras del Duqúe de Alba llegó a Barcelona.

Al día siguiente se veló y consumó el matrimonio. En Valladolid dio cuenta al Capítulo del despacho que traía del Emperador sobre las pretensiones que la Orden tenía, y habiéndole remitido los del Capítulo la solicitud de este negocio, nombró por abogado al licenciado, Andrés Ponce de León, que años adelante fue su consejero en el gobierno de Milán. Llegada Navidad, se fué al Villarejo y habiendo acaecido la muerte de la Duquesa de Calabría, su parienta, se marchó a Valencia, donde supo que se había hallado un testamento de la Duquesa del año 1535, cuando estaba casada con el Duque de Nassau, en que dejaba por universal heredero de todos sus bienes libres a su primo D. Juan de Zúñiga, padre de Requeséns, y después de sus días y de su mujer, a la hija mayor que tuviese, con condición de hacer cierto casamiento, y que si esto no se hacía, los heredase el hijo mayor de D. Juan de Zúñiga; de manera que en el caso que sucedió venía él a ser heredero.

Tuvo sobre esto varios pleitos con D. Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Saldaña, hijo mayor del Duque del Infantado, que estaba casado con Dª María de Mendoza hermana de la Duquesa difunta Dª Mencía y su sucesora en el marquesado de Cenete y en su mayorazgo. También tuvo pleito con su hermana Dª Hipólita, recién casada con don Pedro Gilabert de Centellas, cuarto Conde de Oliva; la cual alegaba que había sido llamada primero que su hermano, y que no estaba obligada a cumplir la condición del casamiento que se le había impuesto, pues la testadora la había casado de su mano. Finalmente vino la herencia en poder de D. Luis de Requeséns.

Estando en Valladolid llególe noticia de que el menor de los dos hermanos que tenía, D. Diego, estudiante en Alcalá, se había hecho franciscano; opúsose al principio a que continuara en su vocación; luego, asegurado de su firme voluntad, le dejó en paz. Acabado el Capítulo de la Orden y embarcado el Príncipe en La Coruña (12 julio 1554) para ir a casarse en Inglaterra, él se volvió a Barcelona con el fin de acabar de armar las galeras de la Orden, cuyo Comandante era.

Aquí tuvo el primer, encuentro serio y la primera explosión ruidosa de su ira. Andába paseándose un día (el 20 de septiembre de 1554) por delante del mar, en una mula, con el Marqués de Tarifa, D. Perafán Enríquez de Ribera, que era Virrey de Cataluña, cuando vio embestir su galera y quitar su estandarte. Rojo de ira arremetió por la lengua de tierra para meterse en el agua; el Marqués de Tarifa picó duro al caballo y siguióle y prendióle y llevóle preso a su misma posada. Era que había llegado al puerto D. Bernardino de Mendoza, Capitán General de las galeras de España. con cuatro galeras reforzadas que pasaban a Italia, y estando las galeras de la Orden con solos los marineros, se saludaron los Capitanes pero viendo D. Bernardino que no se le abatía el estandarte de la Capitana del Comendador, la embistió con furia, echando cincuenta o sesenta soldados dentro, que quitaron el estandarte , y llevaron presos al patrón y al sotocómitre. Alborotóse toda la ciudad; llegó la noticia a Don Juan, hermano del Comendador Mayor, y salió en seguida con la gente que pudo para irse a pie a la marina y esperar a D. Bérnardino y vengar la ofensa. Avisado éste por el Virrey, se cuidó bien de desembarcar en Barcelona ni en alguna otra parte de Cataluña, donde D. Juan le esperara, y siguió su viaje a Italia con toda presteza.

Envió el Comendador Mayor a dar cuenta a Dª Juana, Princesa de Portugal, gobernadora de España, con D. Lope de Francia, señor de Bureta, y escribió asimismo cartas sobre ello al Emperador y al Rey, que estaban en Flandes e Inglaterra.

Informado el Consejo de órdenes de lo hecho por D. Bernardino, ordenó que se procediera rigurosamente contra él, y mandó al fiscal a Barcelona a tomar información del caso. En el Consejo de Estado y Guerra no se tomó ninguna provisión siempre lo remitieron todo al Emperador y al Rey.

Llegó de Flandes a Valladolid (febrero de 1556) la declaración hecha por el Rey, en quien el Emperador había renunciado ya sus Estados; y era que D. Bernardino, como Capitán General de las galeras de España, había podido hacer lo que hizo, sin ofender en ello al Comendador Mayor. Resentido, dimitió el cargo.

Estando en Valladolid, le escribió Juan de Vega, Presidente del Consejo real, que S.M. le había nombrado Asistente de Sevilla, y aunque era cargo de mucha honra y autoridad, Requeséns, que estaba aún ofendido, no quiso aceptarlo. El mismo año de 1557, en 27 de septiembre, nació su primera hija, a la cual llamaron Mencía de Mendoza, del nombre de la difunta Duquesa de Calabria, a la cual heredaba. En 1559, a los 19 de abril, nació su único hijo, que recibió nombre de Juan de Zúñiga, según lo estipulado. El tercer día de Navidad del mismo año asistió en Toledo a la primera misa de su hermano, fray Diego. Cantóse la misa en San Juan de los Reyes y concurrió toda la Corte, pues estaba allí otra vez S.M.

La Corte se mudó a Madrid, y siguióla el Comendador Mayor. Allí, en diciembre de 1561, recibió la visita de fray Bernaldo de Fresneda, franciscano, confesor del Rey, que le participó haber sido nombrado por S.M. para Embajador ante el Papa Pío IV; después de consultarlo con su mujer y hermano, aceptó. Señaláronle 8.000 ducados de oro, pagaderos en Nápoles, y 10.000 ducados de ayuda de costa, por una vez, para el camino. Enfermó otra vez gravemente.

Partió de Madrid el 22 de diciembre de 1562 para el Villarejo; allí estuvo hasta la Pascua, pasada la cual se trasladó a Valencia y de allí a Barcelona. En todo aquel verano no pasaron galeras para Italia, que todas, se ocuparon en el socorro de Orán. Las primeras que zarparon fueron las de la Religión de San Juan y las del Duque de Florencia. Embarcóse en la capitana de las sanjuanistas, cuyo Capitán General era Juan Vicente de Gonzaga, el que fué más adelante Cardenal Gonzaga; desembarcó en Civitavecchia; de allí pasó a Bracciano, donde adoleció su hija, y con ella quedó su mujer. Hizo su entrada en Roma el 25 de septiembre de 1563, con grande solemnidad.

El principal negocio que tuvo en esta embajada fue la cuestión de la precedencia con el Embajador de Francia en las capillas papales. Como el Papa, después de mil incidentes desagradables, diera el lugar de preferencia al francés, el de_ España dió de ello cuenta a S.M. En señal de protesta, Felipe II mandó al Comendador Mayor que se saliese de Roma y dijese a Su Santidad que le revocaba de Embajador suyo, aunque no de la Sede Apostólica.

Cumplió su Embajador lo que se le ordenaba, y el último día de agosto de 1564 se partió por la posta; pero de orden del Rey Católico se fué entreteniendo en Italia disimuladamente, porque quería que, si el Papa moría, el Embajador volviese a Roma. Quedóse en Génova, desde donde envió a su mujer a los baños de Luca, donde llegó a punto de muerte. Estando en Luca el Comendador Mayor, vínole licencia para volver a España; licencia que él había pedido con grande instancia.

Teniendo noticia de que el Papa estaba malo, se encamino con disimulo hacia Roma; pero antes de que llegase, Pío IV había muerto; su llegada fué el mismo día en que el Conclave se cerró. Comenzó a trabajar por la exclusión de los franceses y del Cardenal de Ferrara, Luis de Este, protector de los asuntos de Francia cabe la Santa Sede, y en favor del Cardenal Alejandrino; lo que consiguió, pues fué elegido con el nombre de Pío V.

Esta elección fué de grandísimo contentamiento de Felipe II, quien luego envió orden al Comendador Mayor que se quedase por Embajador en Roma. Desempeñó esta Embajada a satisfacción del Papa y del Rey. En ella lo que le dio más trabajo fue lo del Cardenal Arzobispo de Toledo, fray Bartolomé Carranza, procesado por la lnquisición española. Entendiendo que el conocimiento de esta causa tocaba al Papa, se afanó por que el Rey enviase a Roma al Cardenal y su proceso, y el Papa prometiese que hasta la terminación de la causa le tendría preso, que en la administración del arzobispo no se haría novedad y que Su Santidad sólo tendría voto decisivo, admitiendo por votos consultivos todos los que enviase S. M.

En esta sazón llegó a Madrid D. García de Toledo, que era entonces Virrey de Nápoles y Capitán General de la mar, y viendo el Rey su poca salud, le descargó y nombró Capitán General de la mar a su hermano, D. Juan de Austria. Pero siendo D. Juan de pocos años y experiencia, quiso poner a su lado a una persona de entera confianza que le rigiese y aconsejase. El nombramiento recayó en la persona del Comendador Mayor D. Luis de Requesens; el documento lleva la fecha de Madrid, 22 de marzo de 1568. En él se le dan amplios poderes; en su Embajada fue sustituido por su hermano don Juan de Zúñiga. Mientras navegaban, hacíalo el Comendador. Mayor en la galera real y comía con Don Juan de Austria, por disposición del Rey; de dos galeras que le habían señalado para su casa, hizo Capitán a Don Alejandro Torrellas, y en ellas traía muchos parientes y amigos, a quienes hacía el plato.

Tuvieron por entonces pesadas diferencias Pío V y Felipe II, en materias de jurisdicción, el caballo de batalla de aquel tiempo. Felipe II mandó al Comendador Mayor a Roma con una larga instrucción refiriendo todas las quejas que tenía de Su Santidad en esta materia, añadiendo que aunque hijo devoto de la Santa Sede, no quería perder ninguna preeminencia de las que por privilegio de la Santa Sede o por permisión se habían usado en sus reinos en tiempo de sus predecesores.

Llegó el Comendador Mayor a Roma el 20 de septiembre de 1568, e hizo con tanta eficacia y fuerza su embajada, que el Papa quedó resentido y comenzó a entibiarse en el amor que hasta ahora le había tenido. Terminada su comisión, el Rey mandole otra vez, al mar, y antes que pudiesen estar en orden las galeras en que había de ir, se rebelaron los moriscos del reino de Granada. Para asentar aquello quiso el Rey que llevase parte de los tercios de la infantería española de Nápoles y de Milán, y ordenase lo que debían hacer las demás galeras que estaban en Italia; dejando a su mujer gravemente enferma, salió de Roma a los 23 de marzo de 1569, se embarcó el 24 en Civitavecchia y en Liona tomó las galeras del Duque de Florencia, que estaban; entonces a sueldo de S.M., y en Génova las de particulares genoveses. Llegado a Marsella, le dió una recia calentura que le obligó a estar en cama con peligro de la vida. Como estaban las cosas en Francia muy revueltas, no desembarcó reanudaron el viaje el 18 de abril de 1569, en el que corrieron gran fortuna por una deshecha tempestad que dividió la flota: su galera vino a parar a Mahón, donde desembarcó a dar gracias a Dios de haberle librado de tan gran peligro. Las demás corrieron hacia Cerdeña, y dos de ellas se hundieron antes de llegar a la isla y cuatro dieron de través; las demás aportaron a salvamento. El Comendador Mayor llegó a Palamós en su galera el 28 de abril; pasó a Barcelona, y luego, continuando el viaje, llegó a la playa de Vélez Málaga el 3 de junio. De allí mandó a su primo Don Miguel de Moncada a Granada, a ponerse bajo el mando de D. Juan de Austria.

La primera empresa en que se ocupó fue en sujetar a los moriscos sublevados de la sierra de Ventamis, que se habían retirado al fuerte de la sierra de Giras. Tomóse el fuerte; pero Felipe II no aprobó la acción, escribiendo a D. Juan de Austria: «no hizo lo que había de hacer, teniendo a su cargo las galeras»

Don Juan de Austria, en toda la tierra de las Alpujarras, tuvo a D. Luis de Requesens al lado, puesto por Felipe II como mentor, cuyo consejo había de seguir sin poderse apartar de él.

Vuelto D. Juan de Austria al mar, siguióle D. Luis de Requeséns como lugarteniente general suyo y con Las mismas amplísimas facultades; las cuales fueron causa de resentimientos y reyertas entre el pundonoroso y ardiente joven y el integérrimo y celoso consejero.

Como Lugarteniente general de D. Juan de Austria en la mar, intervino muy eficazmente, al lado del Generalísimo, en la batalla de Lepanto; después de la cual pasó a Milán de Gobernador de aquellos Estados por Felipe II (1571-1573). Nombrado Gobernador de los Países Bajos, partió para allá, mal de su grado, sucediendo al Duque de Alba. A pesar de sus esfuerzos inauditos, de trabajos abrumadores y de algún éxito en la guerra, sucumbió en la empresa de la pacificación de aquellos Estados, en que había fracasado el Duque de Alba, y en la que tampoco había de triunfar su sucesor D. Juan de Austria. Murió como ferviente católico en Bruselas, el 5 de marzo de 1576. Su cuerpo fué trasladado a Barcelona y enterrado en la tumba familiar de su capilla del Palau(1577).


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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.


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