JotaErre escribió:leica escribió:siempre he pensado que los que mandan en los ayuntamientos etc son los funcionarios
por otro lado si eres ministro de algo.....pues tendrías que currártelo o no aceptes el puesto
a mi me dicen mañana que soy ministro agrario o de economia y lo primero que diría....NO TENGO IDEA DE ESE TEMA..paassoo....claro que con mentalidad de político....me pagan un buen dinero, estoy bien visto, luego hago unas conferencias a precio de noos, algún libro, y pension vitalicia por estar un año y medio en el puesto....pues cojo el puesto no?????
me dicen ser ministro de defensa....TENGO ALGO DE IDEA PERO VOY A EMPEZAR A CURRARMELO Y A ESTUDIAR ESTA MISMA NOCHE...y que dios me coja confesao...
a veces da la impresión que cualquier político puede ser ministro de cualquier cosa.... te lo dan...escuchas a los asesores al partido y a los funcionarios y decides lo que te parece mejor o lo deciden otros
también había oído que los de los ministros es un papel mas de representación en la mayoría de los caso...que los que curran y mueven los temas son los secretarios de estado de cada ministerio o campo...
en fin...reconozco que no tengo idea....y perdón por el desvio del tema
Aunque no siento una gran simpatía por los políticos, déjame defenderlos en este sentido: incluso anunque seas un experto en el tema para el que te nombran Ministro (sea Sanidad, Educación, Economía, Defensa...), es imposible que conozcas a fondo todos los temas que aborda tu Ministerio. Por ejemplo, aunque estés versado en temas de Defensa, piensa que están en tu jurisdicción temas tan distintos como el Reglamento Disciplinario de las Fuerzas Armadas, las especificaciones de un nuevo buque logístico para la Armada, la coordinación de la defensa aérea con los países de la OTAN... ¡es imposible que conozcas a fondo todos estos temas! No te queda más remedio que confiar en tus subordinados...
... y precisamente para eso se crearon los funcionarios, para tener un personal estable en la Administración, de forma que haya gente que esté al día de cada uno de esos aspectos y pueda ir llevando las gestiones ordinarias y asesorando a los cargos políticos (generalmente, de Director General para arriba).
El problema es que esos funcionarios pueden acabar pensando cosas como "los Ministros van y vienen, yo estoy aquí siempre" o "el que de verdad sabe sobre este tema soy yo, así que es lógico que las decisiones las tome yo, y no ese tío que hoy está de Ministro de Defensa, mañana puede ser Ministro de Fomento y pasado mañana estar en la oposición", e intentar imponer su criterio a los políticos, sin darse cuenta de que los políticos (con todos sus defectos) han sido elegidos por el pueblo, y el funcionario está a sus órdenes, y no al revés.
En algunos "negociados" se acaba creando una especie de "cultura", con ideas a priori sobre lo que está bien y lo que mal, y esa línea sobrevive a los cambios de gobierno e impone su parecer a los políticos, especialmente si los funcionarios de alto rango pueden ir seleccionando al personal, y van creando una estructura a la que moldean de acuerdo a sus propias ideas. A su vez, cuando uno nuevo llega al máximo rango del funconariado, lleva muchos años "mamando" de toda esa cultura y está totalmente imbuído por ella.
Fijaos en la cantidad de Ministros del Interior y de Defensa que llevamos desde que murió Franco. Pero la ICAE (y quien dice la ICAE se puede referir también a otras muchas estructuras de nuestra Administración) ha ido funcionando en base a unos mismos criterios, con unas mismas ideas, formando a un personal al que se le han ido enseñando e inculcando esas ideas, de manera que, aunque cambie su jefe por jubilación, ascenso o cambio de destino, el nuevo jefe va a provenir del mismo entorno y tener las mismas ideas.
Has puesto el dedo en la llaga: tecnocracia sin control, endogamia administrativa, permanencia de ideas y prejuicios mantenidos e indiscutidos, resortes de poder hurtados al control de la soberanía popular... éstos, amigo mío, sí son "una casta", y prepotentes hasta la exasperación. Se echa de menos una dirección firme en el sentido de salvaguardar los derechos de los ciudadanos que, en definitiva, son la base en que todo poder se sustenta y a quienes en última instancia se debe servir. Alguien confunde "función" con atribución, potestad con majestad y servicio con capricho y opinión. Mal vamos, pero sobre todo porque nadie ha puesto ni pone límite con decisión y razón a tanta arbitrariedad e imposición.