1.- La primera ya ha sido corregida por algunos compañeros con buen juicio: la pretensión de que una bala muy rápida no tiene tiempo de expandir porque pasa muy rápido al animal, se desmonta a poco que uno haga una sencilla prueba en un laboratorio de calidad golpeando un mismo objeto a diferentes velocidades. Cuanto más rápido se golpea, antes y más se deforma.
2.- Otra creencia es una deducción precipitada: las balas que salen dejando un agujero pequeño no han expandido correctamente. Puesssss... Según y cómo. Una bala que ha expandido correctamente en el interior del cuerpo puede que al salir, ya con escasa energía, haga un agujero no más grande que su diámetro expandido, aunque es más frecuente que en su efecto de cabitación y vacío y en su empuje, arrastre el efecto del destrozo hasta la salida.
3.- Supongo que Irbis se rifiere a las discusiones sobre la insuficiente expansión de las balas de aleación de cobre por debajo de cierta velocidad y que en su día ilustré con la fotografía de un proyectil 308 que apenas había expandido después de atravesar ¡UNA CEBRA!... cosa que ocurrió a gran distancia y por tanto a baja velocidad (lo que refuerza la teoría del punto 1) y del caso de una munición (yo tampoco recuerdo cual) que recomendaba su uso por encima de cierta velocidad.
4.- Sería pretencioso decir que el caso que se nos presenta no hubiera ocurrido con otros calibres. Referencias similares tenemos en todos los calibres y no tardan en aparecer quienes le echan la culpa al calibre.
Recuerdo el caso de unos valencianos que vinieron a una de mis batidas y hablaban antes de empezar de lo contentos que estaban con haber cambiado el 30.06 semiautomático por el 7 RM de cerrojo. Al final llegó uno cabreado como una mona porque había tirado a una cierva cruzada a huevo y se marchó tan pancha... Y pensé: a ver si ahora tiene las pelotas bien puestas y le echa la culpa al calibre y al rifle.
En mi caso sería vil practicar esa forma de actuar y aprovechar la ocasión sencillamente porque el 7 RM no es un calibre de mi agrado para su uso a corta distancia. Así que es mejor ser objetivos.
– Una bala tan ligera como 150 grains golpeando a casi 1.000 metros por segundo puede deformarse en la primera fase del impacto y hacer una herida superficial con insuficiente penetración que desemboque en el caso descrito; pero prefiero otras teorías más plausibles puesto que los casos de sobreexpansión que conozco han acabado en la junta de carne. Quizá ocurra que los que no he visto ha sido precisamente porque se han ido.
– Fallo al apuntar: yo también tengo el caso de un jabalí a huevo al que recuerdo tener fotografiado en mi memoria con el punto rojo de la retícula iluminada sobre la piel, al final del cuello... Pero mira por dónde, aquel primer disparo no lo tocó; cosa que pude comprobar después de abatirlo con el segundo. ¡Y la cara de tonto que se me quedó cuando vi que corría tan fresco! Lo que ocurre es que en tu caso no ha habido un segundo disparo que corrobore si el primero no estuvo tan centrado como se pretendía.
– Una bala, y más si es tan rápida, tocando un objeto antes de llegar al jabalí puede preexpandirse y desviarse. Que se lo pregunten a Cansino, que tras una espera llevaba ya su jabalí en la furgoneta por el camino hacia casa, presuntamente muerto, cuando lo vio parpadear. Bah! Que me habrá parecido a mí... Nuevo parpadeo. Ay joéeeee que la liamos. Una cuchillada dejó la cosa en un susto para el cazador y en muerte para el jabalí.
Después, con luz, pudo ver que la bala había tocado algo antes (en este caso otro jabalí) y la bala expandida le atizó detrás de la oreja con el correspondiente traumatismo craneal... Pero más vivo que yo. ¡Mira que si se le pone de pié en la furgo! ¡Menudo copiloto!

Al hilo de esto, en una de mis batidas alguien falló un jabalí con la suerte de rebotarle una piedra en toda la cabeza y tumbarlo entre convulsiones. Mi amigo Gerardo, veterinario él, debió darse cuenta: ¡corre a por él que está vivo! Aún con el baile de San Vito lo ataron y echaron al patrol de Carlos. Ay amigo cuando volvimos del segundo ojeo! El bicho se había desatado, cagado y meado por todo el coche y más cabreado que una mona amenazaba a cualquiera que fuera a abrir la puerta.

Estas cosas pasan... No todos los días, pero pasan.
dameunton escribió:Me pregunto, de donde o como, o porqué, o que sustrato anatomo-morfológico más o menos vital, subyace, y justifica por tanto, eso de que si le das en la parte superior de la columna, en el "erizado dorsal", que no es otra cosa que las apófisis espinosas de las vertebras, (pero el estuche óseo, que encapsula y protege a la médula, sigue intacto), digo, yo, si la médula, que rige a ese nivel, autonomamente , (por circuitos involuntarios), el movimiento, sigue intacta, ¿porque ha de quedarse el bicho?, podrá, es verdad, trastabillar, caer momentaneamente, y poco más, pero no existe lesion suficiente para impedirle que se vaya tan pancho.
De ahí que me atreva, humildemente, a preguntaros a los que decis que debería haberse afectado significativamente la movilidad del bicho, que me digais las razones de ello, yo, las desconozco.
Saludos.
Hombre! un shock es un shock! No hace falta tampoco que te hundan el cráneo para que te quedes grogui. Con la médula espinal y su nervio pasará lo mismo pero teniendo en cuenta que el efecto de una bala a 900 m/s y girando a 180.000 rpm cuando afecte a las crestas producirá una interferencia electrica que se transmitirá también al sistema nervioso central. No me parece extraño que "duerma un rato".