
¡Hay que dejar de cazar...!
No nos duelen prendas en gritarlo y en ponerlo en nuestra portada. La situación de la caza, y de los cazadores, está sobrepasando muchos límites y agotando muchas paciencias. Desde eurodiputados que se permiten pedir su prohibición, a la situación de la caza chica, que se muere de desidia... pasando por toda una gama de abandonos –eternos abandonos–, y de ataques que, en ocasiones, rozan lo delictivo. Ante el panorama que se nos viene encima –nos van a inspeccionar hasta los beneficios del arroz con liebre que nos comemos– y la desunión que presenta nuestro sector, nosotros nos atrevemos a proponerlo: hay que dejar de cazar y, por supuesto, de pagar... y, ahora, ¡que cacen ellos!
Puede sonar fuerte el titular elegido para un artículo en una revista de ámbito cinegético, quizás hasta sensacionalista, pero nada más lejos de la realidad; más bien es un anhelo, un deseo que va tomando más y más fuerza entre algunos de nosotros y que, ojalá, algún día se pudiese cumplir, para que una buena parte de nuestra urbanizada y confundida sociedad se pudiese dar cuenta de la importancia que tiene el sector, tanto de forma directa como indirecta en sus vidas, en los ecosistemas o en la economía.
¿Sorprendido? Esperamos que no. Simplemente, intentamos hacerte ver la situación en la que nos encontramos y, sobre todo, hacia dónde queremos que se dirija la caza en los próximos años e, incluso, meses.
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