Jose, ya contaré algo que merezca la pena, que estoy harto de mirar la pantalla y darle al teclado.
Ahora sólo he visto marranchones y hembras con crías y no he apretado el gatillo. No quiero trabajar más. Pero he visto unas huellas que, si las llego a ver en otro sitio y menos claras no sé si las hubiera confundido con las de algún ciervo. De marranazo.
Pero su cuerpo serrano no lo he apreciado en directo, está claro, si no estaría contando otra cosa

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En uno de los cebaderos me entran por lo menos dos tribus distintas (o eso me parece a mí) y la grande (o el grande) a altas horas de la madrugada, a partir de las 12:00 h. y de momento no estoy por el sacrificio, puesto que tampoco tengo claro que ese verraco me obsequie con su presencia con regularidad.
El inconveniente es que ahora el terreno ese está más duro que el cemento y las huellas ahora se me hacen ilegibles. Para colmo, ya empieza a haber frutos que asolar y buscarles la vuelta es complicado. Van por aquí y por allá y hay que dedicarles un tiempo que ahora no tengo.
Por eso voy un poco a la ventura, a ver qué pasa. Pero sí que veo, aunque chusmilla.
Cabo, con el rifle que te gastas, el visor debió salir casi como la bala, menos mal que no te sacudió a ti.
Suerte, campeones.
P,D. Esta tarde hace un ventarrón de la leche por los pagos levantinos (poniente), granizadas en algunos sitios, chubascos en otros, en fin, que mejor tranquilo cotilleando por el ordenador, mientras la mujer corrige exámenes. Con este tiempo no me hace salir a pasear

. Pero mañana una ración de gimnasio, que la caminata de una hora me aburre un montón, porque hay demasiados jubilatas y pocas tiazonas
