Pero donde se alcanzó la máxima cota de incompetencia fue en este otro horror: el A38 Valiant.
La idea, en 1943, era conseguir otro “assault tank” pero a propuesta de Vickers de mejorar el Valentine. La idea era crear un superblindado Valentine para su uso en Extremo Oriente (Birmania, vamos), pero manteniéndolo dentro del peso más reducido posible.
Así que Vickers encargó la fabricación y desarrollo del mismo a su filial: la Birmingham Railway&carriage Co, que ya producía el Valentine. Al final el prototipo lo fabricaría Ruston & Hornsby, que tenía a su vez experiencia en la fabricación del Matilda II.
Pues esta gente logró mantener la misma protección del Excelsior, pero en unas discretas 27 toneladas 810 más que el Valentine)…pero…¿a qué precio?
De entrada, el casco se fabricó por fundición, estilo Matilda II, y la torreta una mejora de la de los Valentine VIII y IX, con provisión para el típico 6 libras o del 75 mm. Sin embargo, para ahorrar peso, el mantelete del cañón era una chapa escasamente blindada, férreamente atornillada con cinco masivos remaches a cada lado, algo que cualquier veterano podía contarles que se transformarían en hasta 10 proyectiles dentro de la torreta si recibían un impacto de HE…además algo parecido al mantelete estaba por dentro, no ofreciendo mas que una buena forma de desviar cualquier proyectil anti-tanque al interior de la misma.
Los horrores continuaban con el motor. Al no estar disponible el famoso meteor, se optó al principio por el sufrido GMC. Pero cuando se fue a instalar el Meteor V12 se vio, con espanto…que no cabía!!! Así que se pusieron manos a la obra con una chapuza que retrasó aún más el proyecto: “cortarlo” de 12 a 8 cilindros (y llamarlo Meteorite). Es decir, rediseñaron el motor entero. Pero no había problema, pues se esperaban grandes cosas de la suspensión mejorada que montaba…jejeje, la suspensión…
Finalmente se logró probar, no con el meteorite, sino con el GMC de 210CV. Sólo recorrió unos 12 kilómetros, parte por carretera, y otra parte por terreno llano, antes que un fallo catastrófico de la suspensión arruinase la prueba. Al darla por finalizada, con alarma advirtieron que el conductor no abría su escotilla…la razón: no podía, pues estaba completamente exhausto. Los mandos eran tan duros que manejarlos exigía una fuerza tremenda, y además con grave riesgo de heridas y contusiones…
Por cierto, no he comentado que la prueba de “esto” fue en MAYO DE 1945!! Y para entonces, en Birmania actuaban, con notable éxito, los de siempre: los americanos Lee/Grant y el Sherman… así que el Valiant…se lo podían haber ahorrado…
El prototipo sigue conservándose en Bovington, aunque durante muchos años tuvo un destino bien curioso: en la School of Tank Technology, en la postguerra, para enseñar a los alumnos COMO NO se debe diseñar un tanque. Se comenta que uno de los exámenes más largos y difíciles era ponerlos a inspeccionar el Valiant, y tener que señalar sus fallos y posibles soluciones…

